Nuestra entrevista de la semana es con el doctor Alberto León Mejía Zuluaga, ingeniero mecánico y empresario, con una gran experticia en distintos sectores de la economía, quien además de contarnos sus experiencias en el campo laboral, nos habla del manejo de tierras y la importancia que tiene para su apropiada explotación el acceso al agua.
miércoles, 30 de noviembre de 2022
Entrevista con Alberto León Mejía Zuluaga
Hacia el KGB criollo
Por José Alvear Sanín*
La designación de Alberto Casanova, guerrillero
del movimiento terrorista M-19, como director de la Central de Inteligencia,
que reemplazó al antiguo DAS, no mereció comentarios. Sus antecedentes deberían
infundir pavor…, pero como su jefe también es del M-19…
Hace pocos días Casanova viajó a Venezuela y no
ocultó su propósito de hacer contacto con el tenebroso SEBIN.
No olvidemos que el programa de Petro es de
corte revolucionario radical, y que no se puede hacer revolución sin espionaje
interno, control ideológico de la población, delación recompensada e
información pormenorizada sobre todos y cada uno de los habitantes.
A continuación serán escogidos y señalados “los
enemigos” (reales o suspectos), y de ahí se pasa a la fabricación de las
indispensables “pruebas”, antes de enviarlos a reeducación, reclusión,
hospitales psiquiátricos o ejecución, sea “judicial” (cuando se puede), o
extrajudicial…
Mi preocupación no es exagerada, porque ya
Casanova ha solicitado la “renuncia protocolaria” a 400 entre agentes,
analistas y funcionarios. Ese personal, hasta ahora, ha sido profesional.
Muchos han sido entrenados en Gran Bretaña y los Estados Unidos. Probablemente
serán reemplazados por agentes especializados también en el exterior, en Cuba y
Venezuela, supongo, las nuevas y mejores “potencias” amigas.
Desde antes del 7 de agosto hemos dicho que el
programa de Petro combinaba los propósitos explícitos (para ganar votos), y los
implícitos (para hacer la revolución).
Entre los propósitos explícitos figuraba la
reforma pensional, es decir, la conversión del ahorro de los cotizantes en
piñata demagógica, pero en general el gobierno se ocupa, más que de lo
prometido, de su agenda oculta. Así, hemos visto cómo se están atacando el gas
y el petróleo, y propiciando los narcocultivos. La reforma tributaria
aplastante jamás fue prometida, ni se amenazó al electorado con destruir el
sistema de salud.
Por eso creo que tanto la reforma tributaria
como la sanitaria y la laboral, emergen de lo implícito con el propósito de
destruir el modelo económico y social. De tal manera, cuando el gobierno saca
de la sombra sus verdaderos planes, me estremezco. Por ejemplo, de “la
negociación” con el ELN (entre guerrilleros en el gobierno y sus colegas en el
monte) se puede esperar el descarte de “la compra” de millones de hectáreas, en
favor de la ocupación de miles de haciendas agropecuarias, para que “se
dialogue” sobre su propiedad y “la reforma agraria” sea bien expedita.
No olvidemos que muchos de los descaches del
candidato Petro fueron omitidos en su programa electoral, pero siguen
agazapados en su psique profunda, siniestra y oscura, listos para convertirse
en las políticas necesarias para establecer la República Bolivariana de
Colombia. No en vano Petro fue el mentor económico de Chávez.
Ahora bien, con la asesoría del G-9 cubano y
del Servicio Bolivariano de Investigación (SEBIN), preparamos el KGB criollo,
primer peldaño operativo del inevitable Gulag, inseparable de toda revolución
leninista.
Fascismo y conservatismo
Por José Alvear Sanín*
Este título posiblemente no sea el mejor para
el comentario que me suscita el impresionante libro “La amante del populismo”, de Marcos Aguinis.
Primera edición colombiana: Bogotá; Plaza Janés / Penguin Random House; 2022; 283
páginas.
Estamos en presencia de una original novela en
forma de reportaje imaginario, que Aguinis, novelista y ensayista argentino,
autor de dos docenas de libros importantes en su país, le hace a Margherita
Sarfatti (1880-1961), brillante historiadora de arte y periodista, de rica
familia judía, que desde antes del ascenso al poder de Mussolini (1922), se
convierte en una de las pocas amantes duraderas del obseso sexual, que se
ufanaba de haber poseído 500 o más mujeres.
Como el centenario de “la marcha sobre Roma” se
celebra por estos días con numerosas publicaciones acerca del fundador del
fascismo, el libro que comentamos cobra actualidad como retrato del dictador
italiano, bien evocado a través de las memorias de la Sarfatti, recreadas
vigorosamente por el escritor.
En la década de 1930 Margherita escribió una
historia de la pintura moderna, un ensayo, Giorgione,
el pintor misterioso, y una biografía de Benito Mussolini. Su relación con
el Duce dura casi veinte años y llega a su término con la tardía aceptación del
antisemitismo por parte del italiano, cuando este se deja arrastrar por Hitler
hasta el extremo de acompañarlo en la guerra. Entonces Margherita huye de
Italia hasta recalar en Argentina, y en una serie de libros revela las miserias
del dictador, la violencia de sus seguidores, la corrupción del régimen y la
codicia, promiscuidad y vulgaridad de su entorno familiar.
Ágil, bien documentado (a pesar de los errores
en la página 147 sobre ciertos visitantes a la villa de la Sarfatti, en Como),
y mejor escrito, el libro merece amplia recomendación. Ofrece detalles muy
interesantes sobre la triste infancia, la indigencia del hogar, la juventud
vergonzante y los años del revolucionario marxista, que convertido en hábil
político, da la espalda a sus copartidarios socialistas, asciende al poder
supremo y, transformado en enemigo del comunismo, organiza el primer gran
movimiento populista, el fascismo.
Mussolini llega al poder, llamado por el rey,
dentro de la legitimidad parlamentaria, con el fin de solucionar una crisis
profunda, para luego apoderarse de todos los resortes del Gobierno y ejercer
una dictadura totalitaria.
De las páginas del libro emerge el dictador
como depravado sexual, resentido, demagogo oportunista, sanguinario déspota,
que, gracias a la propaganda incesante y a la censura de los medios, lo sigue
fanáticamente, hasta el despropósito de la humillante alianza con Hitler, que
conduce a su país a la guerra y la miseria.
Las izquierdas han acuñado la palabra fascista como el segundo insulto y el más
frecuente para quienes no piensan como ellos, reservando el calificativo de neonazi para justificar la violencia
verbal o física contra sus principales opositores. Olvidan que el origen de
comunismo, nacional-socialismo y fascismo se encuentra en las doctrinas de
Marx, en la praxis subversiva y en el propósito destructivo de todas las instituciones
para la creación, en cada caso, de su respectivo “orden nuevo”. El “hombre
nuevo” que de allí surge estará sometido a la voluntad de un Estado, cuyo líder
infalible le indica cómo creer, pensar y actuar. Il Duce ha sempre raggione…
Las similitudes entre comunismo y fascismo no
escapan al demoledor análisis de ambas formaciones que hizo en 1935, cuando
Mussolini y Stalin estaban en el apogeo, Laureano Gómez en un libro memorable, “El cuadrilátero”, donde también
despedaza a Hitler y, en cambio, exalta la figura de Gandhi.
En esa obra el doctor Gómez reivindicaba la
doctrina conservadora, que se basa en el respeto de las creencias y en la
libertad de los ciudadanos y busca el bien común para mejorar gradualmente los
países. Así concluía:
Es un signo de miopía política ver oposición entre estas
dos formas de Estado, en lugar de casos sucesivos de la misma tendencia. Y es
erróneo ensalzar el fascismo como remedio y escudo contra el bolcheviquismo; ni
a este último como la defensa contra el ímpetu reaccionario del primero.
Nada más contrario al fascismo que el
conservatismo, amenazado por aquellos años de infiltración fascista, mientras
el liberalismo aceptaba con simpatía la influencia comunista.
Leyendo las revelaciones de la Sarfatti no he
podido dejar de pensar en cierto paralelismo con personajes de la actualidad
colombiana, y recordando a Laureano he cavilado sobre la naturaleza del régimen
que puede sobrevenirnos si se tuercen deliberadamente las instituciones, para
establecer un nuevo orden totalitario mediante la combinación de la mermelada
parlamentaria, la demagogia y la entrega del gobierno a los grupos violentos
afines a él.
martes, 29 de noviembre de 2022
De cara al porvenir: primeros 100 días
Por Pedro Juan González Carvajal*
Los medios de comunicación se encargan de inventar
paulatinamente programas, eventos o circunstancias para poder justificar su
existencia y cómo mantener entretenido al gran auditorio poco ilustrado.
Uno de estos últimos desarrollos es generar la expectativa
de cómo va un nuevo gobierno durante sus primeros 100 días de ejercicio en el
poder.
Nada fácil la tarea, pues 100 días es poco para todo lo que
hay que hacer y mucho para lo que se debió haber preparado con anterioridad.
Los saludos al interior y al exterior del país, los
nombramientos de los distintos funcionarios en los altos niveles, el
establecimiento de relaciones con los distintos poderes públicos y con las fuerzas
armadas y de policía, el establecer puentes con los representantes del sector
privado y de los otros sectores, el establecimiento de la coalición de gobierno
a nivel legislativo, la atención permanente a los medios de comunicación, la atención
a situaciones cotidianas y de coyuntura, entre otros varios asuntos, hacen que
el tiempo pase vertiginoso y pareciera que no alcanzara.
Como es apenas natural por la prevención que este
nuevo Gobierno origina en casi la mitad de la población y la esperanza
que motiva en la otra mitad, este no ha sido un arranque fácil.
Casi milagroso haber conseguido armar un grupo de coalición
de Gobierno en el Congreso en los primeros 15 días, asunto que requiere un
análisis más juicioso. Exitosa presentación de proyectos de ley estratégicos para
el nuevo Gobierno y conseguir la aprobación de varios de ellos en estos
primeros 100 días.
Excelente conformación representativa del equipo
ministerial más inclusivo de la historia.
Acertado manejo de comunicación directa entre el presidente
de la República y algunos de los expresidentes que aún están metidos y tienen
injerencia en la vida pública.
Adecuada la definición de líneas claras con respecto a
temas neurálgicos como las relaciones con Venezuela, el tema de las drogas, el
proyecto de paz total y el entendimiento con Fedegán con respecto a la
compra de tierras que despejó las dudas sobre la expropiación de tierras para
este subsector económico, lo cual parecía imposible, entre otros.
Imperdonable improvisación y desacierto en varios
nombramientos, tanto en el orden procedimental como con respecto a la idoneidad
profesional y la experiencia de algunas de las personas.
Pésima coordinación de comunicaciones entre ministros y entre
altos funcionarios del gobierno.
A los presidentes se les debería aconsejar que no emplearan
herramientas tecnológicas como Twitter, pues no se aguantan las ganas de
escribir bobadas que muchas veces, en vez de dar claridad, confunden.
Posturas justificables en términos ambientales, pero mal
presentadas, y mal estudiadas, con respecto a la suspensión en el tiempo, del
uso de hidrocarburos, sin tener en cuenta los impactos en el corto plazo.
Desorden e improvisación ante la apertura fronteriza con
Venezuela.
Como coincide la instalación del nuevo Gobierno con el
calendario de asambleas gremiales, cada presidente de gremio quiere llevar al presidente
de la República o al ministro asociado a sus intereses como invitado principal
para mostrar ante sus afiliados su nivel de influencia, poniendo entre los
palos a los invitados que están apenas tratando de aterrizar en sus cargos.
Enfrentamientos estériles con Estados Unidos y Nicaragua,
con quienes tenemos que seguir mínimo, coexistiendo, sobre todo con Nicaragua
con quien tenemos cita en La Corte Internacional de la Haya por estos días.
Regular manejo de la incertidumbre económica que se
presenta a nivel planetario. Muchas de las declaraciones internas, pareciera
que atizaran el fuego.
El presidente no debe intervenir en el manejo de la capital
Bogotá, D.E. Debe actuar como presidente y no como alcalde de la ciudad. Cada
época trae su afán.
Mucho esfuerzo mediático, muchas declaraciones, lo cual
muestra y demuestra ansiedad, pues así no se gobierna. Se gobierna es con
realizaciones y no con anuncios.
Acertado manejo comunicacional de la emergencia invernal. Oportuno
cambio de representantes y apoderados ante la Corte Internacional de La Haya
para el tema con Nicaragua.
Exitoso trámite del proyecto de reforma tributaria cuyo
contenido, sea cual sea y sea quien sea el Gobierno que lo presente, jamás será
del agrado de las personas y de las instituciones.
Todavía se esperan estrategias contundentes contra la
corrupción, la inseguridad, la generación de empleo, entre otros asuntos.
Por ser un asunto de interés estratégico nacional, espero
una postura más contundente con respecto a Hidroituango.
También se espera, pues este Gobierno se ha autoproclamado
como el “Gobierno del Cambio”, qué se va a hacer con la justicia, la
salud, la educación, las pensiones, las relaciones internacionales y la
productividad, la competitividad y la promoción del comercio exterior en el
país, entre varios asuntos que llevan decenios esperando alguna intervención modernizadora
por parte de un Gobierno con voluntad para sacar adelante las transformaciones
necesarias.
De igual manera espero un manejo responsable y respetuoso
de la carrera diplomática y no llenar de lagartos las embajadas, los
consulados y los cargos medios pagando favores políticos.
Al menos se pueden considerar como simpáticas las primeras
manifestaciones contra el gobierno en los primeros 100 días y ridícula la
aparición fugaz y la desaparición del escenario político nacional del candidato
que quedó de segundo.
De los 1.460 días que dura un gobierno en Colombia, pues ya
van un poco más de 100 días. Demasiado pronto, pero dicen por ahí que ya desde
el desayuno se sabe más o menos como van a ser el almuerzo y la comida.
Como ciudadano le deseo muy buena suerte al Gobierno
actual. Si al Gobierno le va mal, a todos nos va mal.
Espero ingenuamente que, ante el primer escándalo de
corrupción en este Gobierno, la respuesta sea ejemplarizante.
Personalmente estoy de acuerdo con muchos de los QUÉ,
expectante con respecto a los posibles CÓMO y muy atento a los con QUIÉN,
que es en donde fallamos tradicionalmente en todos los gobiernos.
lunes, 28 de noviembre de 2022
Se perdieron los mecanismos de partición ciudadana (Editorial)
Uno duda de la realidad de nuestra democracia cuando una funcionaria de la Registraduría Civil desconoce los fallos de los jueces de la República que le ordenan continuar los trámites exigidos para proceso de revocatoria contra el alcalde Daniel Quintero. Sobre este tema versa el nuevo editorial para El Pensamiento al Aire del doctor Antonio Montoya H. Lo(a) invitamos a verlo.
viernes, 25 de noviembre de 2022
De todos y de nadie
Por José Leonardo Rincón, S. J.*
Bogotá,
como capital de la República, acoge a todos, propios y extraños. Es de todos y
a la hora de la verdad: ¡de nadie! Muchos han querido y han logrado ser sus
alcaldes, más como trampolín político para su carrera hacia la presidencia que propiamente
porque les conmueva o interese su suerte. Saben que si lo hacen bien se les despeja
el camino hacia la casa de Nariño.
Pero
Bogotá es una cosmópolis enorme e inmanejable que a muy pocos les duele. Rolos,
rolos, de esos cachacos auténticos originarios de esta sabana, pocos, pocos. Sus
habitantes son en su mayoría la resultante de una simbiosis o, si se quiere,
una amalgama de culturas y tradiciones de todas partes. Aquí hay de todo como
en botica. Todos quieren usufructuarla, pero pocos están decididos a cuidarla. La
modélica cultura ciudadana que uno viera en antaño en otras ciudades aquí ha
brillado por su ausencia. La gente despotrica de su desorden, su inseguridad,
sus basuras, su caos vehicular, su inclemente clima, todo lo que quieran, pero
muy pocos estarían dispuestos a contribuir para sacarla adelante y hacerla
bella y grata.
La
pared y la muralla son el papel de la canalla, decían los ancestros con razón, sin
embargo, una gaminería que pide se les respete ha pintorroteado muros y
monumentos. No hay ninguna obra de arte, no hay expresión más allá de su afán
de dejar constancia del querer marcar territorios y ensuciar más la ya mugrosa cara
que tiene. Se colocan canecas de costoso aluminio para que se depositen allí
las basuras y si no se las roban, tiran los desechos por fuera para contribuir
a hacer más grotesco el espectáculo. Las torres de señalización se vuelven el
tablero de pelafustanes desocupados que borran cualquier vestigio de
información. Las estaciones del Transmilenio se vandalizan descaradamente
cuando la turba se enardece y sus torniquetes de acceso son ridiculos
monumentos que solo utilizan unos pocos, porque todos quieren colarse gratis en
sus artículados.
Me
impacta ver el multimillonario gasto haciendo ciclorutas, estrechando aún más
las angostas calles, colocando miles de costosos taches que las demarcan, separadores
y columnas verticales, hectolitros de pintura derramados en el piso con colores
diferenciados, todo eso para que los intrépidos ciclistas sigan raudos haciendo
cabriolas entre los carros o asustando gente en los andenes y esas lujosas vías
que les hicieron, de adorno y a merced de ladrones que se roban lo que pueden. Millones
de millones para artefactos inútiles y ni un solo peso para tapar los huecos de
la destrozada malla vial. En estos días decían que diariamente se accidentan y
mueren motociclistas victimas de caídas en cráteres abísmales. Prefieren pagar
las autoridades miles de millones en SOAT, pólizas de seguros y abarrotadas
salas de urgencias con jóvenes lisiados de por vida, que gastar en mejorar las
vías. Pareciera que cada funcionario quiere lucirse con sus obras, pero que no
hay planeación ni coordinación a la hora de ejecutarlas.
Sepultado
Carreño y sus normas básicas de urbanidad. Olvidado Mockus el único alcalde que
luchó por rescatar esas elementales normas de comportamiento ciudadano.
Desterrada la educación cívica de las aulas. Ignorada desde la cuna por padres
de familia y desde la escuela por amedrentados educadores… La caótica vorágine
capitalina está a la deriva del sálvese quien pueda. Decía el popular Gómez
Bolaños en sus libretos: “Y, ahora, ¿quién podrá defendernos?” ¿Algún
torpe Chapulín o alguien con coraje, tenacidad y pantalones bien puestos?
jueves, 24 de noviembre de 2022
Vigía: de Caracas, amor
Por John Marulanda*
Desde el pasado domingo, se han
venido encontrando en reuniones preparatorias las delegaciones del Gobierno y
del ELN en Caracas, escenario cargado a la izquierda, como que el Gobierno de
Venezuela es afín a la ideología anti imperialista del grupo narcoterrorista,
entre otras convergencias políticas.
¿Espíritu yihadista?
Al mejor estilo oriental
yihadista, el ELN promueve la Teología de la Liberación, creada por monseñor
Gerardo Valencia Cano en Golconda, finca de Viotá, Cundinamarca, en julio de
1968. Algo de espíritu místico debe tener esa estructura que ha resistido cinco
intentos de negociación. Sacerdotes como Camilo Torres, muerto en 1966, José
Antonio Jiménez en 1970, Domingo Laín Sáenz en 1974 y Manuel Pérez Martínez
alias “Poliarco” en 1998, sin olvidar el activismo del jefe de la Comisión de
la Verdad, el cura Francisco de Roux, que impregnan de religiosidad el
movimiento, a pesar de su crueldad.
Masacres como la de Carababo en
febrero de 1995, Machuca en octubre de 1998, Táchira en octubre de 2009,Tumeremo
en octubre de 2018, Escuela Santander en enero de 2019 y el secuestro masivo
más grande de la historia del país en la parroquia La María en Cali, Valle, en
mayo de 1999, son una buena carta de presentación de la gerontocracia del
Comando Central (COCE), mientras su jefe militar, alias “Pablito”, autónomo e
independiente, fue responsable del fusilamiento del obispo de Arauca, monseñor Jesús
Emilio Jaramillo, en octubre de 1989.
En la actualidad, en Arauca, 293
es el total de homicidios por armas de fuego, 97.2 por cada 100.000 habitantes,
con un incremento el 56 % comparado con 2021, estadística agravada si se tiene
en cuenta que desde el 1° de enero hasta el 8 de noviembre de este año, se han
reportado 306 homicidios con arma de fuego, la gran mayoría producto de
enfrentamientos entre las FARC y el ELN, a lo que se agregan durante este
último mes por lo menos 12 desapariciones forzadas.
El ELN no solo reparte bolsas
clap con su propaganda en los hogares pobres de Venezuela, distribuye cartillas
a los niños de las escuelas de los Estados fronterizos, instala alcabalas y
confronta a sus enemigos farianos con el apoyo de la FNB, sino que está en el
último renglón de simpatía entre los colombianos según todas las encuestas
vigentes. Simplemente nadie lo quiere en Colombia. Y, además, es considerado un
grupo terrorista no solo por la Unión Europea sino también por los Estados
Unidos.
Las cuadrillas elenas que
delinquen en el andén Pacífico colombo-ecuatoriano como en la frontera
colombo-venezolana (Catatumbo) narcotrafican con intensidad y mercadean la
minería ilegal, especialmente de oro, coltán y diamantes extraídos del arco
minero del Orinoco en los Estados Bolívar y Amazonas.
La sexta negociación
Venezuela
“…ya no es solo un santuario. El ELN y los
elementos de las disidencias de las FARC han echado raíces profundas en los Estados
fronterizos de Zulia, Táchira, Apure y Amazonas. Se han adentrado en el sur de
Venezuela acercándose a la frontera con Guyana y dominando gran parte de la
frontera con Brasil”, nos dice un
experto. El
panameño alias “Nort” hacía parte de una red de grupos de delincuencia
organizada transnacional, con nexos con el ELN, mientras el grueso de los
miembros del ELN son jóvenes colombianos, aunque también existe un alto
porcentaje de venezolanos, ecuatorianos, bolivianos y guyaneses, repartidos en ocho frentes de guerra que operan en
23 de los 32 departamentos de Colombia.
Los riesgos de la nueva causa
política en Caracas giran alrededor del desgaste de los tiempos tanto del
político como del que legitima el proceso, de los recursos y de la falta de una
estrategia comunicacional hacia la sociedad. El gobierno tiene además que
lidiar con dos métodos simultáneos: seducir a los viejos del Comando Central (COCE)
para que se avengan a un sistema de consumo occidental y convencer a sus
cuadrillas desplegadas a lo largo de las fronteras, inclusive las de Panamá,
Perú y Brasil de reducir, y, en lo posible, parar el narcotráfico.
En una reunión informativa del alto
comisionado para la paz con miembros de la Junta Directiva de Acore (*) en
las instalaciones de la Asociación de Oficiales Retirados, se aclaró la
necesidad de seguir con detenimiento los intereses fronterizos de Venezuela, no
aceptar un cese bilateral al fuego, hacer concesiones simétricas de justicia
para elenos y uniformados, no debilitar las capacidades castrenses del Estado y
recuperar el fuero militar. Sin embargo, a estas alturas, podemos asegurar que
ninguno de los militares en retiro nombrados para la negociación, son
representativos del gremio.
Con el diálogo político que se
inició con la suspensión por tres meses de las órdenes de captura de los 17
ahora negociadores, arranca una nueva posibilidad de paz para Colombia. Sobresalen
la presencia, que esperamos sea equilibrante, del presidente de Fedegan, José
Félix Lafaurie y de la directora de Acopi, Rosemary Quintero. En su momento, lo
mismo pensamos del general Mora y las FARC en La Habana, otro escenario cargado
a la izquierda.
Acore (*) Asociación Colombiana de Oficiales de las Fuerzas
Militares en Retiro
miércoles, 23 de noviembre de 2022
Entrevista con Gianluca Gardini
El doctor Gianluca Gardini es docente de la Universidad de Ferrara y asesor jurídico. Invitado especial al Consejo de Medellín, aprovechó el espacio para concederle esta entrevista a El Pensamiento al Aire en la que nos habla de las experiencias de autonomía en Italia y España, países que han escogido este camino para la administración de sus territorios. No dejes de verla.
Es catedrático de Derecho Administrativo en la Facultad de Derecho de la Universidad de Ferrara; subdirector del Departamento de Ciencias Jurídicas, Universidad de Ferrara, profesor permanente de Derecho de los Gobiernos Locales en la Escuela de Especialización en Estudios de Administración Pública (SP.ISA), Universidad de Bolonia; director científico de la revista "Las Instituciones del Federalismo"; presidente del Comité Regional de Comunicación (Corecom) de Emilia Romagna de 2008 a 2013; defensor del pueblo de la Región de Emilia Romagna, y actualmente fue invitado como docente por la Universidad de Barcelona durante un año.¿Negociación o simulacro?
Por José Alvear Sanín*
La entrega parcial
del país a las FARC estaba convenida, incluso desde antes de que Santos se
posesionara. No hubo negociación entre gobierno y guerrilla. En cambio, el país
fue sometido a un simulacro de seis interminables años, con el fin de hacer
creer que había habido un difícil tira y afloje para llegar a compromisos
mutuos y “lograr la paz”.
A través de esos
largos años se organizó una operación para eliminar la posible resistencia de
las fuerzas armadas a la entrega del país, para lo cual se decapitaron seis
sucesivas cúpulas militares, hasta lograr una débil y complaciente, mientras se
completaba la ocupación del poder judicial por conjurados y los medios eran
amansados con copiosa mermelada. Cumplidos esos procesos no fue difícil robarse
el plebiscito.
En resumen: una
parte lo cedió todo y la otra lo ganó todo, porque el “acuerdo final” es una
supraconstitución que somete al país al monitoreo de las FARC. Ellas disponen
del sigiloso Cesivi, para autorizar o vetar las decisiones del gobierno. La
impunidad la garantiza la JEP, que además ejerce vindicta contra el ejército.
La Comisión de la Verdad falsifica la historia y su versión se impartirá en
todas las escuelas y colegios, donde también imperará la ideología de género.
Curules sin votos. Eliminación de antecedentes judiciales. Enormes partidas
para el sostenimiento del Secretariado. Docenas de emisoras. Salarios y
“emprendimientos” para los “exguerrilleros”. Eliminación de la erradicación
aérea y del glifosato, amén de estímulos para los narcocultivos. Inhibición de
la fuerza pública para intervenir. Nula reparación de las víctimas, a las que
además se ignora, etcétera, etcétera, etcétera.
Es claro que el ELN
entrará a gozar de todo lo ya concedido a las FARC, dentro de lo que podríamos
llamar “la cláusula de la guerrilla más favorecida”. ¿Qué más pueden
pedir?
Para negociar se
requieren partes enfrentadas en sus posiciones y pretensiones, lo que no se
dará en la pretendida confrontación Gobierno-ELN.
El Pacto Histórico
se presenta públicamente como una organización de fachada formada por una
coalición de matices de extrema izquierda, pero en realidad es un mecanismo
político dirigido desde Cuba a través del partido comunista clandestino, cuyo
“politburó” ha ejecutado metódicamente, durante largos años, el plan estratégico
que ha llevado al poder a Petro con el fin de cambiar el modelo económico,
jurídico y social. El ELN y las FARC son elementos primordiales dentro del
engranaje que actualmente ejerce la totalidad del poder político en Colombia.
En esas condiciones
es claro que entre Petro y Gabino no hay discrepancia. Con el ELN, entonces, ya
todo está convenido, y por lo tanto veremos un nuevo simulacro de negociación,
que avanzará sincronizadamente con el Gobierno hasta que “estalle otra paz”, no
sabemos dentro de cuántos meses.
El ELN seguramente
exigirá más decisión en lo del decrecimiento de la industria extractiva, del
cual han sido precursores volando oleoductos y anegando en crudo tantos ríos.
También reclamará mayor rapidez en la “reforma agraria integral”, presionando
por un más amplio componente colectivista en ella y exigiendo tolerancia y
estímulo de las invasiones de haciendas productivas, para lograr la más
expedita forma de desposeer a los odiados terratenientes.
El odio del ELN por
la ganadería, la inversión extranjera, las compañías petroleras y la libre
empresa, es virulento, mientras en el ejecutivo es solapado, como su titular.
En el fondo, Gobierno
y ELN están identificados ideológicamente, sin fisuras, y en consecuencia, a
todo lo que pida esa guerrilla se accederá frente a su convidado de piedra.
La entrega será
total. Esa, y no otra, será la “paz total”.
martes, 22 de noviembre de 2022
Colombianos: ¿Cómo salimos de este laberinto?
Por Epicteto, el opinador*
Me llegan, como
seguramente también a ustedes, mis apreciados contertulios, frecuentes
preguntas sobre la manera más eficaz para enderezar el entuerto en que nos
colocaron los politiqueros de siempre, y sobre cómo revertir el desastre
electoral al que nos condujo el monstruoso fraude perpetrado con anuencia de
los gobernantes de turno.
Tarea nada fácil,
si queremos acertar en la respuesta. Ya se escuchan voces llamando a conformar
una oposición unida para presentarle cara en los próximos comicios regionales al
populismo socialista, ahora enquistado en el gobierno. Pretender que los
políticos se unan a esta lucha es como buscar el ahogado aguas arriba. Quienes
buscaron nuestros votos en las pasadas elecciones para enfrentar la amenaza de
la extrema izquierda ahora son sus aliados en el Congreso, sin que se les caiga
la cara de vergüenza.
Mientras tanto, en
el gobierno nacional y en las alcaldías controladas por los amigos del castrochavismo,
que son la mayoría, se aplican los recursos humanos y económicos del Estado a
montar la aplanadora gubernamental en favor de sus propios candidatos.
No existe, pues,
mis queridos y bien intencionados amigos, ninguna posibilidad de éxito por la vía
democrática, con un régimen que para mantenerse en el poder utilizará todas las
formas de lucha, como lo enseña su estrategia marxista-leninista y como se
evidenció, para infortunio de esta sufrida Patria, en las pasadas elecciones.
Nos queda un recurso
mucho más contundente: apelar directamente a los colombianos de bien, que somos
la mayor parte de la población, sin intermediación de la desprestigiada clase
política. Ya ha empezado a anunciar su incontrastable fuerza en las
multitudinarias manifestaciones de protesta que los medios han tratado
inútilmente de desconocer o minimizar. Contrastan estas espontáneas expresiones
con las pobrísimas celebraciones de los primeros cien días del actual gobierno,
a las que no acudieron ni sus promotores.
Si se trata, como
me han preguntado, de romper el nudo gordiano que nos ahoga, no podemos
desperdiciar estas marchas, plenas de coraje e indignación contra las reformas
del régimen social-comunista. No nos conformemos con denunciar los daños que se
están causando a los colombianos ni con pedir la renuncia al presidente, pues
no lo va a hacer: su propósito es perpetuarse en el poder.
Hay que dar un
sentido inteligente y productivo a las protestas. ¿Cómo lograrlo? Transformando
esa masa improvisada en un movimiento organizado con una estructura que
represente a sus participantes sectorizados por regiones, municipios, y
actividades personales de cada uno. Con ese principio de organización,
establezcamos una estrategia para derrocar el régimen de la infamia mediante un
paro nacional e indefinido, una desobediencia civil y una resistencia generalizada
en la que militemos colombianos sin distingos de clase o partido. Solamente
dejaremos por fuera a los venales y corruptos politiqueros que nos condujeron
al abismo. He allí la fórmula eficaz que requiere el país.
Una salvedad sí
tengo la obligación de hacer: no esperemos resultados a la vuelta de la
esquina. Esta cruzada puede prologarse mucho más allá de lo que todos deseamos.
Pero no nos es permitido pensar a corto plazo, como lo han hecho nuestros
dirigentes. Siempre pensaron en ganar unas elecciones, no en los intereses de
las futuras generaciones. Por eso entregaron el país a los más ineptos, los más
corruptos, los más malvados que pudieron encontrar. Sesenta años le tomó al
comunismo llegar al poder. Podemos resistir también lo que sea necesario para
recuperarlo.
De cara al porvenir: tiempos complejos
Por Pedro Juan González Carvajal*
La educación superior en
el planeta vive, después de la pandemia, uno de los momentos más complejos de
su historia. Y no es que los hábitos de los humanos, especialmente de los
estudiantes actuales o potenciales, haya cambiado, así como el de los docentes,
sino que existe un replanteamiento con respecto a la justificación de invertir cinco
años de vida para prepararse en algún área de conocimiento sin que ello asegure
oportunidad laboral alguna, frente a otras alternativas lícitas como obtener
rápidas certificaciones en temas puntuales que permiten un rápido y rentable
acceso al mercado.
No todos tienen espíritu
emprendedor y por ello buscan alternativas a través de certificaciones de “proveedores
o fabricantes” como se los denomina ahora, sobre todo en las áreas de
tecnología informática con todas sus aristas. Por no mencionar a reconocidos y
exitosos empresarios en el ámbito mundial que se ufanan de haber obtenido el
éxito, entre otras razones, por haber abandonado a tiempo la educación
superior, en la cual se sentían limitados en sus aspiraciones.
Para nuestro caso
colombiano, otro elemento que entra a jugar es la distinción que se hace con
respecto a la universidad pública y la privada, en el entendido de que ambas
prestan un servicio público regido por un maremágnum de legislaciones y normatividades
a través de instituciones absolutamente pesadas como lo son el Ministerio de
Educación Nacional y sus oficinas satélites.
Trámites para los
trámites, plataformas no estables, procesos y procedimientos bien intencionados
pero que en poco han contribuido a mejorar la calidad de la educación superior
en el país y que dejan como simple enunciado aquello de lo de la “autonomía
universitaria”. Por ejemplo, es dramática la manera como una institución tiene
que paralizar sus procesos para atender visitas de pares académicos algunos muy
profesionales y otros, cargados de subjetividades. Resulta problemático que se
pretenda apalancar la calidad de las instituciones a través de un sistema de
aseguramiento de dudosa calidad.
En números redondos,
existen 300 instituciones de educación superior en Colombia, entre universidades
e instituciones universitarias, de las cuales 50 están acreditadas en alta
calidad. Para esta acreditación, que es válida y necesaria, se aplican iguales condiciones
(estándares, aunque se le saque el cuerpo al uso de esta palabra), para todas
las instituciones, lo cual no es del todo equitativo, ya que el aspecto
económico para soportar las inversiones necesarias es un condicionante de
carácter estructural, por no hablar del contexto social y hasta geográfico en
el que desarrolle su actividad una institución.
Ahora bien, personalmente
no acepto la denominación peyorativa de “instituciones o universidades de
garaje”, pues todas, absolutamente todas son vigiladas por el Ministerio de
Educación nacional, y en caso de desvíos, el propio Ministerio sería un
complaciente cómplice. Además, todas las instituciones tuvieron un inicio y
tienen un proceso evolutivo y algunas de las más importantes del país, nacieron
en un “garaje”.
Para la clase política, el
foco de la intervención en la educación superior sigue girando alrededor del
tema de la cobertura. Esto no está mal del todo, pero debe entenderse que
cobertura sin calidad es una simple dejada de constancia y que, en términos
prácticos, la mayor cobertura se logrará de manera efectiva es a través de las
otras 250 instituciones de carácter privado que despliegan su accionar en todo
el territorio nacional.
La universidad pública, a
la que debemos rodear y fortalecer, tiene demasiadas ataduras internas para ser
ágil y poder comprometerse con temas de impacto y volumen, que impliquen
aumento de cobertura.
Ahora bien,
debe haber respeto y coherencia con respecto a roles, funciones y actuaciones. Partiendo
del principio de buena fe, considero que ni el SENA ni las cajas de
compensación tienen por qué ofrecer de manera directa programas de educación
superior. Esto podría entenderse como una forma de competencia desleal y aún
más, como en el caso del SENA, una desviación de su misión original
desarrollada excelentemente a lo
largo de décadas, como lo es la formación para el trabajo.
Hoy hay que ayudarle a las
IES a salir del bache y eso requiere apoyo financiero. Existen estrategias de
financiación, de matrícula cero, de subsidios (en parte forzadas por la
pandemia y por el estallido social), que no han sido suficientes.
Es por eso por lo que la
figura del Icetex debe mirar a todos los actores del proceso, incluyendo
Instituciones, estudiantes y profesores.
Hay que mirar también de
manera integral a lo que pretendidamente se la ha querido denominar sistema
educativo, que cubre todos los niveles y perfeccione los intentos que se han
realizado de articulación entre ellos.
Una buena educación
primaria. Una buena educación secundaria que sirva de insumo para la educación
superior, lo cual es defendido por los rectores de los colegios y criticada por
las universidades.
Resulta por lo menos
simpático ver cómo, ante la urgencia de buscar fuentes de ingreso alternativas
a las matrículas, muchas universidades están montando hoy institutos técnicos para
la oferta de programas de corta duración. Lo que antes se miraba por encima del
hombro, hoy aparece como alternativa.
Y es que, para no utilizar
la desgastada palabra “reinvención”, el sistema educativo, específicamente en
la educación superior (o postsecundaria) debe repensarse: se habla de las
carreras del futuro pero se siguen ofreciendo los mismos programas de siempre,
con estructuras curriculares tradicionales, porque son los que generan
matrículas hoy; se promueve el discurso de la movilidad y la
internacionalización, pero es un martirio lograr la convalidación de un título
obtenido en el exterior; se habla de flexibilidad curricular pero el sistema de
aseguramiento de la calidad frena la posibilidad de que las instituciones tomen
decisiones ágiles que les permita responder rápidamente a los requerimientos
del entorno; se habla de desarrollar el pensamiento crítico en los estudiantes
pero, con el argumento de la limitación en el número de créditos académicos,
cada vez se recorta más la formación humanística y quien lo creyera, en esta
formación humanística podría estar el diferencial de la formación universitaria
respecto de la formación en otros niveles.
A propósito de los
créditos académicos: después de más de 20 años de su instauración y de hablar
sobre sus bondades pedagógicas, no ha pasado de ser un criterio numérico que se
traduce de la aplicación de una fórmula para convertir horas en créditos.
En fin, la Universidad,
así con mayúscula y en singular, desde Bolonia hasta nuestros días, es una
institución milenaria y seguro seguirá existiendo, pero en su actual situación,
debe replantearse para que su impacto siga siendo el que la sociedad requiere.
lunes, 21 de noviembre de 2022
Sentido de nación es lo que falta (Editorial)
El doctor Antonio Montoya H., en esta nueva editorial, enfoca su análisis sobre la unidad nacional entendida como el sentimiento que nos une. Debemos respetar y aprovechar con responsabilidad los recursos que cada región nos ofrece, enmarcados en la legalidad y entender la importancia de la familia como el gran motor para continuar construyendo las bases de una gran nación gracias a una educación de calidad, que mire nuestra historia, nuestra geografía y nuestros valores.
viernes, 18 de noviembre de 2022
Llegó el estrés
Por José Leonardo Rincón, S. J.*
Amigos:
llegó el estrés de fin de año. Todo el mundo a correr. Pareciera que el mundo
se va a acabar y puede ser que sí. En tal caso, me imagino que ese corre, corre,
sería para presentar un balance positivo al Padre Eterno, porque aquí quedaría
muy poco o nada.
Hablando
en serio, unido al encanto del tiempo de Navidad con sus fiestas, celebraciones
y también vacaciones, nunca he podido entender por qué a la par se da un
fenómeno generalizado de estrés: hay que rendir cuentas, presentar balances con
números en negro, entregar informes de gestión, cerrar procesos, concluir
tareas pendientes, mejor dicho, un acelere infinito. Y yo creo que sí, que es
importante cerrar ciclos, que hay que hacer cortes, que es importante y
necesario realizar evaluaciones periódicas, pero eso no es sinónimo de juicio
final sino de la dinámica misma de la vida y que, por tanto, no es para
infartarse y morir en el intento, sino que de lo que se trata es mirar cómo van
las cosas, felicitarnos o exigirnos, pero, igualmente, continuar adelante.
Y
yo me pregunto si en todas las latitudes de este mundo, esta época se asume de
la misma manera, con ansiedad, angustia y desesperación, como canta el bolero,
o si es parte del paisaje y la rutina ordinaria. Alguna vez lo dije: ¿qué
diferencia hay entre la noche del 31 de diciembre y la mañana del primero de
enero fuera de cambiar la hoja del almanaque?, ¿Será la misma que existe entre
el 30 de junio y el primero de julio, o es una cuestión anímica, mental,
psicológica?
Por
supuesto que es un asunto mental y se me dirá que es necesario y hasta
saludable hacer esos cortes, tener esos cierres. Entonces, si es saludable, si
es necesario, ¿para qué estresarse? Si las cosas se hacen bien desde el
comienzo, si hay un cotidiano y constante esfuerzo, ¿cuál es la razón para
somatizar y enfermarse? Claro, si no lo haces así, si dejas todo para última
hora, si eres mediocre, apoltronado y perezoso, si te relajas cuando no debías
hacerlo entonces, ahí sí, ¡a correr! Pasa como al estudiante vago que hizo
locha todo el año y en el último periodo académico quiere aprobar el curso, o
el equipo de fútbol que jugó con desgano y cuando se acerca el minuto 90 anhela
que le den unos minutos de tiempo extra a ver si se hace el milagro de hacer un
gol para empatar y no perder.
Entonces,
pareciera ser también un tema cultural, de entorno organizacional, de cómo nos
lo han enseñado a vivir. Y así, después de ese estrés, de ese desfogue de
cansancio, de unas merecidas vacaciones, llega el nuevo año y… hay que volver a
prender motores, arrancar de nuevo, comenzar otra vez. Por eso los tiempos
muertos, cierres obligados, recesos ineludibles, bajones en el rendimiento y la
productividad, ¿por qué? La verdad, no le encuentro sentido al estrés de estas
épocas. Al menos de estrés extraordinario que pareciera de verdad el del fin
del mundo… y, bueno, pues no quisiera que se acabara todavía, pero hay que
decírselo al hijo de Putin para que no lo haga antes de tiempo, baje el estrés
y deje a Ucrania en paz.
jueves, 17 de noviembre de 2022
De cara al porvenir: desatinos
Por Pedro Juan González Carvajal*
Y vuelve y juega. O mejor, vuelve y no juega. Ya son cinco
años en los que Nacional no juega a nada, a pesar de dos títulos de copa y uno
de liga, desde el final del exitoso ciclo Osorio – Rueda, de 2012 a 2017, con doce
títulos, dos de ellos internacionales, dos clasificaciones a la final de la Copa
Sudamericana, el desorden administrativo y deportivo se ha apoderado de la
institución deportiva más grande de Colombia.
Y es que la cadena de desatinos ha sido larga. Desde la
salida por la puerta de atrás del profesor Reinaldo Rueda, gestor de la segunda
Copa Libertadores ganada por el club, hasta la ridícula gestión del 2022 con
cuatro directores técnicos en un año, dos de ellos castigados por salir campeones.
Resulta por lo menos desconcertante que en un club que hace
parte de una de las organizaciones empresariales más sólidas del país, que se
caracterizan por la seriedad y el acierto en la toma de decisiones, se ajuste
más de un lustro de tumbos y desaciertos.
Pero ¿qué pasa? ¿Será que Nacional ya no es importante para
la organización? ¿Será que la pasantía diplomática del doctor Antonio José
Ardila lo hizo desconectar del manejo del club y otros, entre ellos su hija,
hicieron fiesta durante su ausencia?
Realmente no es consecuente con la gran historia verdolaga
el desfile de directores técnicos desde la salida de Rueda. Juan Manuel Lillo,
gran teórico y mal práctico; Jorge Almirón, quien lo mejor que tiene es el
empresario que luego de sus fracasos en Colombia y Argentina, lo tiene
dirigiendo en Europa; la primera etapa del Arriero Herrera con título de copa y
su salida súbita para ser reemplazado por Paulo Autuori quien debutó y se
despidió de la liga en un solo partido, y al año siguiente, en pocas semanas,
eliminó el equipo de los Libertadores y de la Sudamericana. Luego, el mal
regreso de Osorio con más pena que gloria, su salida, el paso fugaz e
inaportante de Guimaraes, el encargo de Alejandro Restrepo con título en la
Copa del 2021 y, ahora el traumático 2022, con la salida de Restrepo, el
regreso de Herrera con título de Liga, su salida por el pésimo manejo de los
directivos a lo sucedido con él y con Gio Moreno en una rueda de prensa, la
interinidad de Pedro Sarmiento y, finalmente en un doloroso deja vu, el regreso
de Autuori para mejorar su gesta del 2019, pues ya se demoró dos partidos para
eliminar al equipo.
Es fácil hablar con el retrovisor y sobre hechos cumplidos,
pero me consta que hinchas, periodistas y personas del fútbol sensatas
advirtieron sobre el grave error que implicaba prescindir de manera tan
inoportuna de Pedro Sarmiento quien tenía al equipo entre los ocho, y dejar los
últimos partidos en manos de quien apenas llegaba. Error directivo y torpeza
del DT a quien ya habían castrado y se dejó castrar de nuevo.
Pero finalmente el penal fallado por Duque y la eliminación
son solo una anécdota que se borra con el título de junio y la clasificación a
la Copa Libertadores del 2023. Lo realmente preocupante son los palos de ciego
en contratación de jugadores, la mala confección de las nóminas de los últimos
torneos en los que son evidentes las fallas y desequilibrios en líneas como el
arco, bien cubierto por Mier pero con una alternativa poco confiable; los
centrales, pues ya son varios años en los que cada semestre se venden los que
surgen y no se reemplazan; los volantes, ya que ni amasando a Jarlan, Andrade y
Guzmán y haciendo uno solo de los tres, se lograrían tener a alguien de la
jerarquía de un Macnelly Torres o un Lobo Guerra y por supuesto el “nueve” pues
ya Duque siente el peso de los años y aunque sigue haciendo goles tampoco es ya
el goleador confiable que aparecía en los momentos decisivos.
Y si vamos más al fondo, es notoria la falta de claridad en
todos los estamentos sobre cuál es el propósito de la institución: ¿coleccionar
títulos nacionales, ligas, copas, superligas para adornar más las vitrinas?
¿Sacar jugadores de la cantera para venderlos sin dejarlos consolidar (Cuesta,
Reyes, Mosquera, Cabal, etc.)? ¿Reenganchar veteranos que nos dieron glorias en
otras épocas pero que ya no son los mismos? ¿Apuntarle a un proyecto ganador
como el de 2012 a 2017, sosteniendo una idea, un técnico, unos jugadores para
apuntarle a nuevos logros internacionales?
El cielo que se tocó cuando en 2016 Nacional fue
considerado como el mejor equipo del mundo por la Federación Internacional de Fútbol
y estadísticas (reconocimiento que se obtiene por datos objetivos como títulos
y puntos) quedó muy lejos, luego de llegar a lo más alto el descenso fue
vertiginoso, pero se pueden recuperar buenas prácticas probadamente exitosas
para no dejar de ser el más grande de Colombia y uno de los más grandes del
continente.
Vigía: las ambivalencias de Petro y Los Estados Unidos
Por John Marulanda*
Con el procedimiento del manual
político tradicional –100 días– lo que tiene que mostrar el nuevo gobernante de
Colombia con referencia a los Estados Unidos es agridulce, pues proclama que la
salvación de la humanidad pasa por acabar con el capitalismo que está
destruyendo a las economías del mundo, según su versión moderna del
apocalipsis.
A pocas horas de proclamarse
presidente, Joe Biden llamó a Gustavo Petro, el 21 de junio, para felicitarlo
por su logro. Por supuesto que no pudo saludarlo en la cena de la ONU en New
York, el 20 de septiembre, debido a la ausencia del colombiano.
Tan temprano como el 26 de
agosto el subsecretario de Estado Todd Robinson, Rahul Gupta director de la
Oficina de Política Nacional para el Control de las Drogas (ONDCP) y el administrador
adjunto de USAID, Peter Natiello, se reunieron con el presidente, la
vicepresidenta, el canciller y varios ministros para destacar el enfoque
holístico de US sobre la política de drogas, que incluye un énfasis en la salud
pública, la protección del medio ambiente y la seguridad.
El 3 de octubre Anthony Blinken,
pragmático secretario de Estado visitó el país y escuchó las propuestas de
Petro de un viejo-nuevo relacionamiento de corresponsabilidad con el primer
comprador de una de nuestras producciones estrellas: cocaína. 1.400 toneladas
métricas anuales del estupefaciente, que suplen el 93 % de los consumidores de
todos los estratos y sobre lo cual Biden ha anunciado una campaña educativa
para prevenir a niños y jóvenes. Este “enfoque integral” sobre la droga,
concitó el interés de ambos personajes. La incertidumbre fue, con todo, un
sentimiento predominante.
William Burns, director de la
CIA, lo visitó el 21 de octubre. De qué hablaron, es un secreto de Estado,
aunque el asunto del narcotráfico debió estar en el centro de la conversación.
Las viejas-nuevas propuestas del recién electo primer mandatario salieron a la
luz, con el remozado anuncio del fracaso de la guerra contra las drogas y una
propuesta velada de legalización de estas, que campea a lo largo de todos los
discursos presidenciales. Al diplomático, le obsequió panela y una hamaca. Este
importante encuentro ha sido uno de los más sensibles que ha sostenido el
gobierno colombiano con funcionarios estadounidenses.
La comandante del Comando Sur, general
Laura Richardson, está actualmente de visita por segunda vez en nuestro país,
con motivo de la llegada de la misión médica Promesa Continua 2022. Recorrió el
buque hospital USNS Comfort en Cartagena, que fondea por 8ª vez en la región.
China no es ajena a este humanitarismo naval: el buque hospital Daishan Dao o Arca
de la Paz, fue construido expresamente para diferenciarse del Comfort y del
Mercy estadounidenses y estuvo en el 2018 en La Guaira, Venezuela, aunque el
verdadero poder oriental en la región es el económico. Petro se reunió ayer con
el representante para América Latina, Qiu Xiaoqui.
El nuevo gobierno petrista,
designó como su embajador en Washington por primera vez a un hombre de color,
Luis Guillermo Murillo, quien está empeñado en construir una nueva agenda
conjunta contra las drogas entre Colombia y Los Estados Unidos. La
metanfetamina siria Captagón, se asoma en el horizonte como próxima amenaza,
pero la narcotización de las relaciones colombo-americanas está más vigente de
nunca.
El principal Hegemón global no
cesa de producir tecnologías de punta, licencias por montones, premios nobel,
campeones mundiales en todos los deportes y mantiene una economía capitalista
que desafía a países con riquezas de cualquier tipo; el patrón moneda dólar
sigue imperando, apoyado en el oro de Fort Knox. El nuevo gobierno colombiano
ofrece a US, que mantiene 11 portaaviones desplegados a lo largo del mundo y el
ejército más eficaz del orbe, unos planteamientos, repito, ambivalentes.
miércoles, 16 de noviembre de 2022
Descentralización y autonomía
Por Félix Alfázar González Mira*
La frase permanentemente vieja y fresca, como
las fuentes de agua, de hacer las cosas siempre de la misma manera no se
obtienen resultados diferentes, se aplica a la arquitectura fiscal de nuestra
organización estatal.
Los 34 años de la elección popular de
alcaldes y los 30 de la de gobernadores nos ha traído experiencias necesarias
de renovar y valorar; y otras de revisar y transformar en la interpretación de
los nuevos acontecimientos que demandan los tiempos modernos.
La Constitución Nacional en su artículo
primero señala que Colombia es un Estado unitario, descentralizado y con
autonomía de sus entidades territoriales. Estas son departamentos, municipios,
distritos y resguardos indígenas. Pues bien, estas tres categorías se vienen
cumpliendo de manera desigual. En teoría podemos decir que lo del Estado
unitario está funcionando bien; en la realidad lo de descentralizado ya cumplió
su ciclo transicional; y la realidad profunda que se siente y palpita en cada
centímetro de la geografía nacional es que la autonomía territorial no existe
ni se ha desarrollado en la Colombia citadina ni en el territorio profundo de
sus departamentos y municipios.
El presidente de la República señaló en su discurso de posesión
que hará que se cumpla ese artículo primero de nuestra constitución.
En esa dirección la Comisión de Ordenamiento Territorial
(COT) del Senado de la República y la Corporación Colombia Autonómica realizamos
un evento el próximo jueves 3 de noviembre en la Universidad Pontificia
Bolivariana, UPB, en el que debatimos ese tema tan importante y pertinente para
el desarrollo del país. La COT con una sesión descentralizada y la Corporación
con un aporte académico que comprende desde la profundización del concepto
constitucional de la autonomía pasando por clarificación de conceptos de
descentralización y federalismo, clarificando sobre el agotamiento de la
descentralización, avanzando sobre la necesidad de un nuevo ordenamiento
territorial en Colombia y concluyendo sobre el caso exitoso de autonomía del
país vasco en España.
Gracias al senador Guido Echeverri Piedrahita
exgobernador de nuestro hermano departamento de Caldas y conocedor como el que
más de las angustias regionales, por carencia de recursos para atender las
necesidades crecientes de los ciudadanos; esta sesión descentralizada del Congreso
de Colombia se llevó a cabo en nuestra ciudad.
Esperamos que podamos avanzar en desarrollos legales que
permitan a las entidades territoriales desarrollar su verdadera autonomía en la
seguridad de que esa es la vía hacia el empleo, el ingreso y el bienestar como
lo demuestran los países que adoptan este tipo de políticas.
Volveremos sobre esta temática.
Entrevista con Héctor Quintero Arredondo
En este nuevo encuentro de El Pensamiento al Aire, el invitado es el reconocido abogado Héctor Quintero Arredondo, defensor de que las regiones tengan una mayor autonomía en el manejo de sus recursos y en esta entrevista explica sus razones. No dejes de verlo.
Héctor Quintero Arredondo es abogado de amplia trayectoria en el sector público y privado. Ha sido senador y representante, embajador de Colombia en el Perú, presidente de Findeter, y asesor del Ministerio de Comercio. De igual manera, desempeñó importantes cargos en la Gobernación de Antioquia. En el sector privado fue gerente general de Uniban y Augura, entre otras compañías. Como docente tiene una experiencia de más de 30 años, destacándose su vinculación con Universidades Pontificia Bolivariana, en las facultades de Derecho y Ciencias Políticas, y la de Medellín, en la Escuela de Economía.¡Francia la parlanchina!
Por José Alvear Sanín*
Los cien primeros
locuaces días de Petro acaparan titulares en Colombia, donde lo oímos como si
lloviera, mientras en el exterior sus trinos y desplantes se evalúan antes de
traducirse en análisis, percepciones y medidas relativas al riesgo-país en que
se viene convirtiendo el nuestro, por la palabrería gárrula y las alocadas
iniciativas.
En cambio, los
reflectores escasean para Francia, a pesar de sus numerosas francachelas,
opulentos viajes y generosa labia. En materia de poder, ella no parece hasta
ahora tener mucho, pero su soltura de lengua sí es notable. Se me dirá
entonces, que por lo primero no vale la pena ocuparse de lo segundo.
Discrepo de esa fácil
excusa para no fijarse en Francia, porque ella está en el centro de las
corrientes que, en procura de afirmación étnica, se preparan para disgregar el
país, sea desde el indigenismo o desde las negritudes.
Pocas cosas hay más
maravillosas, desde el punto de vista de la formación, integración y
consolidación de un gran país, que el mestizaje. A mayor escala, mejor. Quizá
Colombia ha sido el país donde este se ha dado de manera más amplia y exitosa,
con el resultado de un gran pueblo.
En cambio, los
movimientos woke que llegan de los Estados Unidos implican grandes
peligros porque comprometen el futuro de paz cívica hacia el cual ha avanzado el
país por los senderos del crecimiento y el progreso, que ahora tienen tantos
detractores.
Francia es woke,
y como tal acude a la reunión del COP27 en Sharm El Shek, con otra nutrida
comitiva. Allá la pilla la Deutsche Welle para un extenso reportaje, que se
inicia resaltando que ella es la “primera vicepresidente afro de Colombia”, así
que lo digno de acentuarse es la afirmación racista, no la condición de
colombiana al servicio de todos sus compatriotas.
La entrevista se
ocupará únicamente del “descender de esclavos” y de “poblaciones históricamente
excluidas por el colonialismo, la esclavitud y el racismo”.
La esclavitud fue
finalmente vencida cuando un líder cristiano, William Wilberforce, logró en 1797
que la Marina Real detuviese y destruyese los barcos que transportaban negros
hacia las Américas. El Libertador decretó en 1821 la libertad de los hijos de
los esclavos, y cuarenta años más tarde los pocos ancianos de esa condición que
quedaban vivos fueron liberados por José Hilario López.
Y si al colonialismo
vamos, desde 1819 Colombia logró la independencia, muchísimos años antes que
buena parte de los actuales Estados europeos y todos los africanos la
conquistaran.
Para no ir entonces más
lejos, lo malo que haya sucedido en los últimos dos siglos es culpa nuestra; y
lo muchísimo bueno se debe a nuestra gente, cosa que no se reconoce ni en la
ríspida izquierda, que quiere hacer creer a los jóvenes que este es el peor
país del mundo y el más injusto, ni en los pronunciamientos de Francia. Esta
insiste pues en achacar nuestros males a un número indeterminado de países, que
llama “sistema de mercado que esclavizó a nuestros ancestros y ancestras y
que sigue dominando al mundo”.
Su monótona monserga
sigue, hasta llegar a decir que “tenemos mucha legitimidad para levantar la voz
y demandar reparaciones históricas (…) en una ruta de condonación de la deuda
externa (…) que Colombia pueda condonar (sic) su deuda externa con varios
países que fueron responsables tanto del colonialismo como de la crisis
ambiental (…) que liberen los recursos en términos de deuda y que esos recursos
se inviertan de manera eficiente y eficaz en esas comunidades étnicas, tanto
indígenas como afrodescendientes”.
¡Nada pues para el
resto, los colombianos mestizos!
Ahora bien, qué bueno
sería que los daños que nos han causado otros países —España, Inglaterra y USA,
suponemos— se pudieran cuantificar y que esos Estados nos indemnizaran. Pero,
señora Francia, qué tal si esos países, a su turno, nos reclamaran por los
beneficios culturales, económicos, científicos y técnicos, como la lengua, la
religión, la medicina científica, el ganado, hortalizas, frutales, forrajes,
aves de corral, matemáticas, ingeniería, vacunas, higiene… Y si además
compensaran los beneficios de los saberes ancestrales, tan recomendados por usted,
contra lo que a ellos les costó, por ejemplo, la sífilis, que llevaron de
América y que se vino a curar apenas con los antibióticos, de innegable procedencia
blanca y heteropatriarcal.
Antes de considerar la
historia como un plano único e intemporal de lucha entre buenos y malos,
Francia debería recapacitar. Los afrodescendientes en América Latina no
estarían aquí si los caciques de las costas africanas, que vendían sus gentes a
los mercaderes árabes de esclavos, no hubieran ampliado su mercado a los
negreros europeos. Para ser consecuente, ella debería solicitar también
reparaciones históricas y económicas a los actuales Estados africanos, de cuyos
territorios fueron exportados tantos negros por, los antecesores y las antecesoras,
de los actuales gobernantes y gobernantas…