miércoles, 30 de noviembre de 2022

Entrevista con Alberto León Mejía Zuluaga

Nuestra entrevista de la semana es con el doctor Alberto León Mejía Zuluaga, ingeniero mecánico y empresario, con una gran experticia en distintos sectores de la economía, quien además de contarnos sus experiencias en el campo laboral, nos habla del manejo de tierras y la importancia que tiene para su apropiada explotación el acceso al agua.


Culminando sus estudios se vinculó con Tejicóndor y luego con Bancolombia. También se ha desempeñado como asesor independiente, director ejecutivo de Tierras y Ganados S. A., director de Unión de Bananeros de Urabá, de Simesa, asesor para el Banco de la República de Colombia en Medellín, delegado colombiano para el Comité Binacional Siderúrgico entre Colombia y Venezuela, miembro del grupo negociante colombiano del G3 (Colombia, México y Venezuela), director del equipo colombiano en el Instituto Latinoamericano del Fierro y el Acero (ILAFA) en Chile y director en Landers S. A.


Hacia el KGB criollo

José Alvear Sanín
Por José Alvear Sanín*

La designación de Alberto Casanova, guerrillero del movimiento terrorista M-19, como director de la Central de Inteligencia, que reemplazó al antiguo DAS, no mereció comentarios. Sus antecedentes deberían infundir pavor…, pero como su jefe también es del M-19…

Hace pocos días Casanova viajó a Venezuela y no ocultó su propósito de hacer contacto con el tenebroso SEBIN.

No olvidemos que el programa de Petro es de corte revolucionario radical, y que no se puede hacer revolución sin espionaje interno, control ideológico de la población, delación recompensada e información pormenorizada sobre todos y cada uno de los habitantes.

A continuación serán escogidos y señalados “los enemigos” (reales o suspectos), y de ahí se pasa a la fabricación de las indispensables “pruebas”, antes de enviarlos a reeducación, reclusión, hospitales psiquiátricos o ejecución, sea “judicial” (cuando se puede), o extrajudicial…

Mi preocupación no es exagerada, porque ya Casanova ha solicitado la “renuncia protocolaria” a 400 entre agentes, analistas y funcionarios. Ese personal, hasta ahora, ha sido profesional. Muchos han sido entrenados en Gran Bretaña y los Estados Unidos. Probablemente serán reemplazados por agentes especializados también en el exterior, en Cuba y Venezuela, supongo, las nuevas y mejores “potencias” amigas.

Desde antes del 7 de agosto hemos dicho que el programa de Petro combinaba los propósitos explícitos (para ganar votos), y los implícitos (para hacer la revolución).

Entre los propósitos explícitos figuraba la reforma pensional, es decir, la conversión del ahorro de los cotizantes en piñata demagógica, pero en general el gobierno se ocupa, más que de lo prometido, de su agenda oculta. Así, hemos visto cómo se están atacando el gas y el petróleo, y propiciando los narcocultivos. La reforma tributaria aplastante jamás fue prometida, ni se amenazó al electorado con destruir el sistema de salud.

Por eso creo que tanto la reforma tributaria como la sanitaria y la laboral, emergen de lo implícito con el propósito de destruir el modelo económico y social. De tal manera, cuando el gobierno saca de la sombra sus verdaderos planes, me estremezco. Por ejemplo, de “la negociación” con el ELN (entre guerrilleros en el gobierno y sus colegas en el monte) se puede esperar el descarte de “la compra” de millones de hectáreas, en favor de la ocupación de miles de haciendas agropecuarias, para que “se dialogue” sobre su propiedad y “la reforma agraria” sea bien expedita.

No olvidemos que muchos de los descaches del candidato Petro fueron omitidos en su programa electoral, pero siguen agazapados en su psique profunda, siniestra y oscura, listos para convertirse en las políticas necesarias para establecer la República Bolivariana de Colombia. No en vano Petro fue el mentor económico de Chávez.

Ahora bien, con la asesoría del G-9 cubano y del Servicio Bolivariano de Investigación (SEBIN), preparamos el KGB criollo, primer peldaño operativo del inevitable Gulag, inseparable de toda revolución leninista.

Fascismo y conservatismo

José Alvear Sanín
Por José Alvear Sanín*

Este título posiblemente no sea el mejor para el comentario que me suscita el impresionante libro La amante del populismo”, de Marcos Aguinis. Primera edición colombiana: Bogotá; Plaza Janés / Penguin Random House; 2022; 283 páginas.

Estamos en presencia de una original novela en forma de reportaje imaginario, que Aguinis, novelista y ensayista argentino, autor de dos docenas de libros importantes en su país, le hace a Margherita Sarfatti (1880-1961), brillante historiadora de arte y periodista, de rica familia judía, que desde antes del ascenso al poder de Mussolini (1922), se convierte en una de las pocas amantes duraderas del obseso sexual, que se ufanaba de haber poseído 500 o más mujeres.

Como el centenario de “la marcha sobre Roma” se celebra por estos días con numerosas publicaciones acerca del fundador del fascismo, el libro que comentamos cobra actualidad como retrato del dictador italiano, bien evocado a través de las memorias de la Sarfatti, recreadas vigorosamente por el escritor.

En la década de 1930 Margherita escribió una historia de la pintura moderna, un ensayo, Giorgione, el pintor misterioso, y una biografía de Benito Mussolini. Su relación con el Duce dura casi veinte años y llega a su término con la tardía aceptación del antisemitismo por parte del italiano, cuando este se deja arrastrar por Hitler hasta el extremo de acompañarlo en la guerra. Entonces Margherita huye de Italia hasta recalar en Argentina, y en una serie de libros revela las miserias del dictador, la violencia de sus seguidores, la corrupción del régimen y la codicia, promiscuidad y vulgaridad de su entorno familiar.

Ágil, bien documentado (a pesar de los errores en la página 147 sobre ciertos visitantes a la villa de la Sarfatti, en Como), y mejor escrito, el libro merece amplia recomendación. Ofrece detalles muy interesantes sobre la triste infancia, la indigencia del hogar, la juventud vergonzante y los años del revolucionario marxista, que convertido en hábil político, da la espalda a sus copartidarios socialistas, asciende al poder supremo y, transformado en enemigo del comunismo, organiza el primer gran movimiento populista, el fascismo.

Mussolini llega al poder, llamado por el rey, dentro de la legitimidad parlamentaria, con el fin de solucionar una crisis profunda, para luego apoderarse de todos los resortes del Gobierno y ejercer una dictadura totalitaria.

De las páginas del libro emerge el dictador como depravado sexual, resentido, demagogo oportunista, sanguinario déspota, que, gracias a la propaganda incesante y a la censura de los medios, lo sigue fanáticamente, hasta el despropósito de la humillante alianza con Hitler, que conduce a su país a la guerra y la miseria.

Las izquierdas han acuñado la palabra fascista como el segundo insulto y el más frecuente para quienes no piensan como ellos, reservando el calificativo de neonazi para justificar la violencia verbal o física contra sus principales opositores. Olvidan que el origen de comunismo, nacional-socialismo y fascismo se encuentra en las doctrinas de Marx, en la praxis subversiva y en el propósito destructivo de todas las instituciones para la creación, en cada caso, de su respectivo “orden nuevo”. El “hombre nuevo” que de allí surge estará sometido a la voluntad de un Estado, cuyo líder infalible le indica cómo creer, pensar y actuar. Il Duce ha sempre raggione…

Las similitudes entre comunismo y fascismo no escapan al demoledor análisis de ambas formaciones que hizo en 1935, cuando Mussolini y Stalin estaban en el apogeo, Laureano Gómez en un libro memorable, El cuadrilátero”, donde también despedaza a Hitler y, en cambio, exalta la figura de Gandhi.

En esa obra el doctor Gómez reivindicaba la doctrina conservadora, que se basa en el respeto de las creencias y en la libertad de los ciudadanos y busca el bien común para mejorar gradualmente los países. Así concluía:

Es un signo de miopía política ver oposición entre estas dos formas de Estado, en lugar de casos sucesivos de la misma tendencia. Y es erróneo ensalzar el fascismo como remedio y escudo contra el bolcheviquismo; ni a este último como la defensa contra el ímpetu reaccionario del primero.

Nada más contrario al fascismo que el conservatismo, amenazado por aquellos años de infiltración fascista, mientras el liberalismo aceptaba con simpatía la influencia comunista.

Leyendo las revelaciones de la Sarfatti no he podido dejar de pensar en cierto paralelismo con personajes de la actualidad colombiana, y recordando a Laureano he cavilado sobre la naturaleza del régimen que puede sobrevenirnos si se tuercen deliberadamente las instituciones, para establecer un nuevo orden totalitario mediante la combinación de la mermelada parlamentaria, la demagogia y la entrega del gobierno a los grupos violentos afines a él.

martes, 29 de noviembre de 2022

De cara al porvenir: primeros 100 días

Pedro Juan González Carvajal
Por Pedro Juan González Carvajal*

Los medios de comunicación se encargan de inventar paulatinamente programas, eventos o circunstancias para poder justificar su existencia y cómo mantener entretenido al gran auditorio poco ilustrado.

Uno de estos últimos desarrollos es generar la expectativa de cómo va un nuevo gobierno durante sus primeros 100 días de ejercicio en el poder.

Nada fácil la tarea, pues 100 días es poco para todo lo que hay que hacer y mucho para lo que se debió haber preparado con anterioridad.

Los saludos al interior y al exterior del país, los nombramientos de los distintos funcionarios en los altos niveles, el establecimiento de relaciones con los distintos poderes públicos y con las fuerzas armadas y de policía, el establecer puentes con los representantes del sector privado y de los otros sectores, el establecimiento de la coalición de gobierno a nivel legislativo, la atención permanente a los medios de comunicación, la atención a situaciones cotidianas y de coyuntura, entre otros varios asuntos, hacen que el tiempo pase vertiginoso y pareciera que no alcanzara.

Como es apenas natural por la prevención que este nuevo Gobierno origina en casi la mitad de la población y la esperanza que motiva en la otra mitad, este no ha sido un arranque fácil.

Casi milagroso haber conseguido armar un grupo de coalición de Gobierno en el Congreso en los primeros 15 días, asunto que requiere un análisis más juicioso. Exitosa presentación de proyectos de ley estratégicos para el nuevo Gobierno y conseguir la aprobación de varios de ellos en estos primeros 100 días.

Excelente conformación representativa del equipo ministerial más inclusivo de la historia.

Acertado manejo de comunicación directa entre el presidente de la República y algunos de los expresidentes que aún están metidos y tienen injerencia en la vida pública.

Adecuada la definición de líneas claras con respecto a temas neurálgicos como las relaciones con Venezuela, el tema de las drogas, el proyecto de paz total y el entendimiento con Fedegán con respecto a la compra de tierras que despejó las dudas sobre la expropiación de tierras para este subsector económico, lo cual parecía imposible, entre otros.

Imperdonable improvisación y desacierto en varios nombramientos, tanto en el orden procedimental como con respecto a la idoneidad profesional y la experiencia de algunas de las personas.

Pésima coordinación de comunicaciones entre ministros y entre altos funcionarios del gobierno.

A los presidentes se les debería aconsejar que no emplearan herramientas tecnológicas como Twitter, pues no se aguantan las ganas de escribir bobadas que muchas veces, en vez de dar claridad, confunden.

Posturas justificables en términos ambientales, pero mal presentadas, y mal estudiadas, con respecto a la suspensión en el tiempo, del uso de hidrocarburos, sin tener en cuenta los impactos en el corto plazo.

Desorden e improvisación ante la apertura fronteriza con Venezuela.

Como coincide la instalación del nuevo Gobierno con el calendario de asambleas gremiales, cada presidente de gremio quiere llevar al presidente de la República o al ministro asociado a sus intereses como invitado principal para mostrar ante sus afiliados su nivel de influencia, poniendo entre los palos a los invitados que están apenas tratando de aterrizar en sus cargos.

Enfrentamientos estériles con Estados Unidos y Nicaragua, con quienes tenemos que seguir mínimo, coexistiendo, sobre todo con Nicaragua con quien tenemos cita en La Corte Internacional de la Haya por estos días.

Regular manejo de la incertidumbre económica que se presenta a nivel planetario. Muchas de las declaraciones internas, pareciera que atizaran el fuego.

El presidente no debe intervenir en el manejo de la capital Bogotá, D.E. Debe actuar como presidente y no como alcalde de la ciudad. Cada época trae su afán.

Mucho esfuerzo mediático, muchas declaraciones, lo cual muestra y demuestra ansiedad, pues así no se gobierna. Se gobierna es con realizaciones y no con anuncios.

Acertado manejo comunicacional de la emergencia invernal. Oportuno cambio de representantes y apoderados ante la Corte Internacional de La Haya para el tema con Nicaragua.

Exitoso trámite del proyecto de reforma tributaria cuyo contenido, sea cual sea y sea quien sea el Gobierno que lo presente, jamás será del agrado de las personas y de las instituciones.

Todavía se esperan estrategias contundentes contra la corrupción, la inseguridad, la generación de empleo, entre otros asuntos.

Por ser un asunto de interés estratégico nacional, espero una postura más contundente con respecto a Hidroituango.

También se espera, pues este Gobierno se ha autoproclamado como el “Gobierno del Cambio”, qué se va a hacer con la justicia, la salud, la educación, las pensiones, las relaciones internacionales y la productividad, la competitividad y la promoción del comercio exterior en el país, entre varios asuntos que llevan decenios esperando alguna intervención modernizadora por parte de un Gobierno con voluntad para sacar adelante las transformaciones necesarias.

De igual manera espero un manejo responsable y respetuoso de la carrera diplomática y no llenar de lagartos las embajadas, los consulados y los cargos medios pagando favores políticos.

Al menos se pueden considerar como simpáticas las primeras manifestaciones contra el gobierno en los primeros 100 días y ridícula la aparición fugaz y la desaparición del escenario político nacional del candidato que quedó de segundo.

De los 1.460 días que dura un gobierno en Colombia, pues ya van un poco más de 100 días. Demasiado pronto, pero dicen por ahí que ya desde el desayuno se sabe más o menos como van a ser el almuerzo y la comida.

Como ciudadano le deseo muy buena suerte al Gobierno actual. Si al Gobierno le va mal, a todos nos va mal.

Espero ingenuamente que, ante el primer escándalo de corrupción en este Gobierno, la respuesta sea ejemplarizante.

Personalmente estoy de acuerdo con muchos de los QUÉ, expectante con respecto a los posibles CÓMO y muy atento a los con QUIÉN, que es en donde fallamos tradicionalmente en todos los gobiernos.

lunes, 28 de noviembre de 2022

Se perdieron los mecanismos de partición ciudadana (Editorial)

Uno duda de la realidad de nuestra democracia cuando una funcionaria de la Registraduría Civil desconoce los fallos de los jueces de la República que le ordenan continuar los trámites exigidos para proceso de revocatoria contra el alcalde Daniel Quintero. Sobre este tema versa el nuevo editorial para El Pensamiento al Aire del doctor Antonio Montoya H. Lo(a) invitamos a verlo.

viernes, 25 de noviembre de 2022

De todos y de nadie

José Leonardo Rincón Contreras
Por José Leonardo Rincón, S. J.*

Bogotá, como capital de la República, acoge a todos, propios y extraños. Es de todos y a la hora de la verdad: ¡de nadie! Muchos han querido y han logrado ser sus alcaldes, más como trampolín político para su carrera hacia la presidencia que propiamente porque les conmueva o interese su suerte. Saben que si lo hacen bien se les despeja el camino hacia la casa de Nariño.

Pero Bogotá es una cosmópolis enorme e inmanejable que a muy pocos les duele. Rolos, rolos, de esos cachacos auténticos originarios de esta sabana, pocos, pocos. Sus habitantes son en su mayoría la resultante de una simbiosis o, si se quiere, una amalgama de culturas y tradiciones de todas partes. Aquí hay de todo como en botica. Todos quieren usufructuarla, pero pocos están decididos a cuidarla. La modélica cultura ciudadana que uno viera en antaño en otras ciudades aquí ha brillado por su ausencia. La gente despotrica de su desorden, su inseguridad, sus basuras, su caos vehicular, su inclemente clima, todo lo que quieran, pero muy pocos estarían dispuestos a contribuir para sacarla adelante y hacerla bella y grata.

La pared y la muralla son el papel de la canalla, decían los ancestros con razón, sin embargo, una gaminería que pide se les respete ha pintorroteado muros y monumentos. No hay ninguna obra de arte, no hay expresión más allá de su afán de dejar constancia del querer marcar territorios y ensuciar más la ya mugrosa cara que tiene. Se colocan canecas de costoso aluminio para que se depositen allí las basuras y si no se las roban, tiran los desechos por fuera para contribuir a hacer más grotesco el espectáculo. Las torres de señalización se vuelven el tablero de pelafustanes desocupados que borran cualquier vestigio de información. Las estaciones del Transmilenio se vandalizan descaradamente cuando la turba se enardece y sus torniquetes de acceso son ridiculos monumentos que solo utilizan unos pocos, porque todos quieren colarse gratis en sus artículados.

Me impacta ver el multimillonario gasto haciendo ciclorutas, estrechando aún más las angostas calles, colocando miles de costosos taches que las demarcan, separadores y columnas verticales, hectolitros de pintura derramados en el piso con colores diferenciados, todo eso para que los intrépidos ciclistas sigan raudos haciendo cabriolas entre los carros o asustando gente en los andenes y esas lujosas vías que les hicieron, de adorno y a merced de ladrones que se roban lo que pueden. Millones de millones para artefactos inútiles y ni un solo peso para tapar los huecos de la destrozada malla vial. En estos días decían que diariamente se accidentan y mueren motociclistas victimas de caídas en cráteres abísmales. Prefieren pagar las autoridades miles de millones en SOAT, pólizas de seguros y abarrotadas salas de urgencias con jóvenes lisiados de por vida, que gastar en mejorar las vías. Pareciera que cada funcionario quiere lucirse con sus obras, pero que no hay planeación ni coordinación a la hora de ejecutarlas.

Sepultado Carreño y sus normas básicas de urbanidad. Olvidado Mockus el único alcalde que luchó por rescatar esas elementales normas de comportamiento ciudadano. Desterrada la educación cívica de las aulas. Ignorada desde la cuna por padres de familia y desde la escuela por amedrentados educadores… La caótica vorágine capitalina está a la deriva del sálvese quien pueda. Decía el popular Gómez Bolaños en sus libretos: “Y, ahora, ¿quién podrá defendernos?” ¿Algún torpe Chapulín o alguien con coraje, tenacidad y pantalones bien puestos?

jueves, 24 de noviembre de 2022

Vigía: de Caracas, amor

Coronel John Marulanda (R)
Por John Marulanda*

Desde el pasado domingo, se han venido encontrando en reuniones preparatorias las delegaciones del Gobierno y del ELN en Caracas, escenario cargado a la izquierda, como que el Gobierno de Venezuela es afín a la ideología anti imperialista del grupo narcoterrorista, entre otras convergencias políticas.

¿Espíritu yihadista?

Al mejor estilo oriental yihadista, el ELN promueve la Teología de la Liberación, creada por monseñor Gerardo Valencia Cano en Golconda, finca de Viotá, Cundinamarca, en julio de 1968. Algo de espíritu místico debe tener esa estructura que ha resistido cinco intentos de negociación. Sacerdotes como Camilo Torres, muerto en 1966, José Antonio Jiménez en 1970, Domingo Laín Sáenz en 1974 y Manuel Pérez Martínez alias “Poliarco” en 1998, sin olvidar el activismo del jefe de la Comisión de la Verdad, el cura Francisco de Roux, que impregnan de religiosidad el movimiento, a pesar de su crueldad.

Masacres como la de Carababo en febrero de 1995, Machuca en octubre de 1998, Táchira en octubre de 2009,Tumeremo en octubre de 2018, Escuela Santander en enero de 2019 y el secuestro masivo más grande de la historia del país en la parroquia La María en Cali, Valle, en mayo de 1999, son una buena carta de presentación de la gerontocracia del Comando Central (COCE), mientras su jefe militar, alias “Pablito”, autónomo e independiente, fue responsable del fusilamiento del obispo de Arauca, monseñor Jesús Emilio Jaramillo, en octubre de 1989.

En la actualidad, en Arauca, 293 es el total de homicidios por armas de fuego, 97.2 por cada 100.000 habitantes, con un incremento el 56 % comparado con 2021, estadística agravada si se tiene en cuenta que desde el 1° de enero hasta el 8 de noviembre de este año, se han reportado 306 homicidios con arma de fuego, la gran mayoría producto de enfrentamientos entre las FARC y el ELN, a lo que se agregan durante este último mes por lo menos 12 desapariciones forzadas.

El ELN no solo reparte bolsas clap con su propaganda en los hogares pobres de Venezuela, distribuye cartillas a los niños de las escuelas de los Estados fronterizos, instala alcabalas y confronta a sus enemigos farianos con el apoyo de la FNB, sino que está en el último renglón de simpatía entre los colombianos según todas las encuestas vigentes. Simplemente nadie lo quiere en Colombia. Y, además, es considerado un grupo terrorista no solo por la Unión Europea sino también por los Estados Unidos.

Las cuadrillas elenas que delinquen en el andén Pacífico colombo-ecuatoriano como en la frontera colombo-venezolana (Catatumbo) narcotrafican con intensidad y mercadean la minería ilegal, especialmente de oro, coltán y diamantes extraídos del arco minero del Orinoco en los Estados Bolívar y Amazonas.

La sexta negociación

Venezuela “…ya no es solo un santuario. El ELN y los elementos de las disidencias de las FARC han echado raíces profundas en los Estados fronterizos de Zulia, Táchira, Apure y Amazonas. Se han adentrado en el sur de Venezuela acercándose a la frontera con Guyana y dominando gran parte de la frontera con Brasil”, nos dice un experto. El panameño alias “Nort” hacía parte de una red de grupos de delincuencia organizada transnacional, con nexos con el ELN, mientras el grueso de los miembros del ELN son jóvenes colombianos, aunque también existe un alto porcentaje de venezolanos, ecuatorianos, bolivianos y guyaneses, repartidos en ocho frentes de guerra que operan en 23 de los 32 departamentos de Colombia.

Los riesgos de la nueva causa política en Caracas giran alrededor del desgaste de los tiempos tanto del político como del que legitima el proceso, de los recursos y de la falta de una estrategia comunicacional hacia la sociedad. El gobierno tiene además que lidiar con dos métodos simultáneos: seducir a los viejos del Comando Central (COCE) para que se avengan a un sistema de consumo occidental y convencer a sus cuadrillas desplegadas a lo largo de las fronteras, inclusive las de Panamá, Perú y Brasil de reducir, y, en lo posible, parar el narcotráfico.

En una reunión informativa del alto comisionado para la paz con miembros de la Junta Directiva de Acore (*) en las instalaciones de la Asociación de Oficiales Retirados, se aclaró la necesidad de seguir con detenimiento los intereses fronterizos de Venezuela, no aceptar un cese bilateral al fuego, hacer concesiones simétricas de justicia para elenos y uniformados, no debilitar las capacidades castrenses del Estado y recuperar el fuero militar. Sin embargo, a estas alturas, podemos asegurar que ninguno de los militares en retiro nombrados para la negociación, son representativos del gremio.

Con el diálogo político que se inició con la suspensión por tres meses de las órdenes de captura de los 17 ahora negociadores, arranca una nueva posibilidad de paz para Colombia. Sobresalen la presencia, que esperamos sea equilibrante, del presidente de Fedegan, José Félix Lafaurie y de la directora de Acopi, Rosemary Quintero. En su momento, lo mismo pensamos del general Mora y las FARC en La Habana, otro escenario cargado a la izquierda.

Acore (*) Asociación Colombiana de Oficiales de las Fuerzas Militares en Retiro

miércoles, 23 de noviembre de 2022

Entrevista con Gianluca Gardini

El doctor Gianluca Gardini es docente de la Universidad de Ferrara y asesor jurídico. Invitado especial al Consejo de Medellín, aprovechó el espacio para concederle esta entrevista a El Pensamiento al Aire en la que nos habla de las experiencias de autonomía en Italia y España, países que han escogido este camino para la administración de sus territorios. No dejes de verla.

Es catedrático de Derecho Administrativo en la Facultad de Derecho de la Universidad de Ferrara; subdirector del Departamento de Ciencias Jurídicas, Universidad de Ferrara, profesor permanente de Derecho de los Gobiernos Locales en la Escuela de Especialización en Estudios de Administración Pública (SP.ISA), Universidad de Bolonia; director científico de la revista "Las Instituciones del Federalismo"; presidente del Comité Regional de Comunicación (Corecom) de Emilia Romagna de 2008 a 2013; defensor del pueblo de la Región de Emilia Romagna, y actualmente fue invitado como docente por la Universidad de Barcelona durante un año.

¿Negociación o simulacro?

José Alvear Sanín
Por José Alvear Sanín*

La entrega parcial del país a las FARC estaba convenida, incluso desde antes de que Santos se posesionara. No hubo negociación entre gobierno y guerrilla. En cambio, el país fue sometido a un simulacro de seis interminables años, con el fin de hacer creer que había habido un difícil tira y afloje para llegar a compromisos mutuos y “lograr la paz”.

A través de esos largos años se organizó una operación para eliminar la posible resistencia de las fuerzas armadas a la entrega del país, para lo cual se decapitaron seis sucesivas cúpulas militares, hasta lograr una débil y complaciente, mientras se completaba la ocupación del poder judicial por conjurados y los medios eran amansados con copiosa mermelada. Cumplidos esos procesos no fue difícil robarse el plebiscito.

En resumen: una parte lo cedió todo y la otra lo ganó todo, porque el “acuerdo final” es una supraconstitución que somete al país al monitoreo de las FARC. Ellas disponen del sigiloso Cesivi, para autorizar o vetar las decisiones del gobierno. La impunidad la garantiza la JEP, que además ejerce vindicta contra el ejército. La Comisión de la Verdad falsifica la historia y su versión se impartirá en todas las escuelas y colegios, donde también imperará la ideología de género. Curules sin votos. Eliminación de antecedentes judiciales. Enormes partidas para el sostenimiento del Secretariado. Docenas de emisoras. Salarios y “emprendimientos” para los “exguerrilleros”. Eliminación de la erradicación aérea y del glifosato, amén de estímulos para los narcocultivos. Inhibición de la fuerza pública para intervenir. Nula reparación de las víctimas, a las que además se ignora, etcétera, etcétera, etcétera.

Es claro que el ELN entrará a gozar de todo lo ya concedido a las FARC, dentro de lo que podríamos llamar “la cláusula de la guerrilla más favorecida”. ¿Qué más pueden pedir?

Para negociar se requieren partes enfrentadas en sus posiciones y pretensiones, lo que no se dará en la pretendida confrontación Gobierno-ELN.

El Pacto Histórico se presenta públicamente como una organización de fachada formada por una coalición de matices de extrema izquierda, pero en realidad es un mecanismo político dirigido desde Cuba a través del partido comunista clandestino, cuyo “politburó” ha ejecutado metódicamente, durante largos años, el plan estratégico que ha llevado al poder a Petro con el fin de cambiar el modelo económico, jurídico y social. El ELN y las FARC son elementos primordiales dentro del engranaje que actualmente ejerce la totalidad del poder político en Colombia.

En esas condiciones es claro que entre Petro y Gabino no hay discrepancia. Con el ELN, entonces, ya todo está convenido, y por lo tanto veremos un nuevo simulacro de negociación, que avanzará sincronizadamente con el Gobierno hasta que “estalle otra paz”, no sabemos dentro de cuántos meses.

El ELN seguramente exigirá más decisión en lo del decrecimiento de la industria extractiva, del cual han sido precursores volando oleoductos y anegando en crudo tantos ríos. También reclamará mayor rapidez en la “reforma agraria integral”, presionando por un más amplio componente colectivista en ella y exigiendo tolerancia y estímulo de las invasiones de haciendas productivas, para lograr la más expedita forma de desposeer a los odiados terratenientes.

El odio del ELN por la ganadería, la inversión extranjera, las compañías petroleras y la libre empresa, es virulento, mientras en el ejecutivo es solapado, como su titular.

En el fondo, Gobierno y ELN están identificados ideológicamente, sin fisuras, y en consecuencia, a todo lo que pida esa guerrilla se accederá frente a su convidado de piedra.

La entrega será total. Esa, y no otra, será la “paz total”.

martes, 22 de noviembre de 2022

Colombianos: ¿Cómo salimos de este laberinto?

Epicteto, el opinador
Por Epicteto, el opinador*

Me llegan, como seguramente también a ustedes, mis apreciados contertulios, frecuentes preguntas sobre la manera más eficaz para enderezar el entuerto en que nos colocaron los politiqueros de siempre, y sobre cómo revertir el desastre electoral al que nos condujo el monstruoso fraude perpetrado con anuencia de los gobernantes de turno.

Tarea nada fácil, si queremos acertar en la respuesta. Ya se escuchan voces llamando a conformar una oposición unida para presentarle cara en los próximos comicios regionales al populismo socialista, ahora enquistado en el gobierno. Pretender que los políticos se unan a esta lucha es como buscar el ahogado aguas arriba. Quienes buscaron nuestros votos en las pasadas elecciones para enfrentar la amenaza de la extrema izquierda ahora son sus aliados en el Congreso, sin que se les caiga la cara de vergüenza.

Mientras tanto, en el gobierno nacional y en las alcaldías controladas por los amigos del castrochavismo, que son la mayoría, se aplican los recursos humanos y económicos del Estado a montar la aplanadora gubernamental en favor de sus propios candidatos.

No existe, pues, mis queridos y bien intencionados amigos, ninguna posibilidad de éxito por la vía democrática, con un régimen que para mantenerse en el poder utilizará todas las formas de lucha, como lo enseña su estrategia marxista-leninista y como se evidenció, para infortunio de esta sufrida Patria, en las pasadas elecciones.

Nos queda un recurso mucho más contundente: apelar directamente a los colombianos de bien, que somos la mayor parte de la población, sin intermediación de la desprestigiada clase política. Ya ha empezado a anunciar su incontrastable fuerza en las multitudinarias manifestaciones de protesta que los medios han tratado inútilmente de desconocer o minimizar. Contrastan estas espontáneas expresiones con las pobrísimas celebraciones de los primeros cien días del actual gobierno, a las que no acudieron ni sus promotores.

Si se trata, como me han preguntado, de romper el nudo gordiano que nos ahoga, no podemos desperdiciar estas marchas, plenas de coraje e indignación contra las reformas del régimen social-comunista. No nos conformemos con denunciar los daños que se están causando a los colombianos ni con pedir la renuncia al presidente, pues no lo va a hacer: su propósito es perpetuarse en el poder.

Hay que dar un sentido inteligente y productivo a las protestas. ¿Cómo lograrlo? Transformando esa masa improvisada en un movimiento organizado con una estructura que represente a sus participantes sectorizados por regiones, municipios, y actividades personales de cada uno. Con ese principio de organización, establezcamos una estrategia para derrocar el régimen de la infamia mediante un paro nacional e indefinido, una desobediencia civil y una resistencia generalizada en la que militemos colombianos sin distingos de clase o partido. Solamente dejaremos por fuera a los venales y corruptos politiqueros que nos condujeron al abismo. He allí la fórmula eficaz que requiere el país.

Una salvedad sí tengo la obligación de hacer: no esperemos resultados a la vuelta de la esquina. Esta cruzada puede prologarse mucho más allá de lo que todos deseamos. Pero no nos es permitido pensar a corto plazo, como lo han hecho nuestros dirigentes. Siempre pensaron en ganar unas elecciones, no en los intereses de las futuras generaciones. Por eso entregaron el país a los más ineptos, los más corruptos, los más malvados que pudieron encontrar. Sesenta años le tomó al comunismo llegar al poder. Podemos resistir también lo que sea necesario para recuperarlo.

De cara al porvenir: tiempos complejos

Pedro Juan González Carvajal
Por Pedro Juan González Carvajal*

La educación superior en el planeta vive, después de la pandemia, uno de los momentos más complejos de su historia. Y no es que los hábitos de los humanos, especialmente de los estudiantes actuales o potenciales, haya cambiado, así como el de los docentes, sino que existe un replanteamiento con respecto a la justificación de invertir cinco años de vida para prepararse en algún área de conocimiento sin que ello asegure oportunidad laboral alguna, frente a otras alternativas lícitas como obtener rápidas certificaciones en temas puntuales que permiten un rápido y rentable acceso al mercado.

No todos tienen espíritu emprendedor y por ello buscan alternativas a través de certificaciones de “proveedores o fabricantes” como se los denomina ahora, sobre todo en las áreas de tecnología informática con todas sus aristas. Por no mencionar a reconocidos y exitosos empresarios en el ámbito mundial que se ufanan de haber obtenido el éxito, entre otras razones, por haber abandonado a tiempo la educación superior, en la cual se sentían limitados en sus aspiraciones.

Para nuestro caso colombiano, otro elemento que entra a jugar es la distinción que se hace con respecto a la universidad pública y la privada, en el entendido de que ambas prestan un servicio público regido por un maremágnum de legislaciones y normatividades a través de instituciones absolutamente pesadas como lo son el Ministerio de Educación Nacional y sus oficinas satélites.

Trámites para los trámites, plataformas no estables, procesos y procedimientos bien intencionados pero que en poco han contribuido a mejorar la calidad de la educación superior en el país y que dejan como simple enunciado aquello de lo de la “autonomía universitaria”. Por ejemplo, es dramática la manera como una institución tiene que paralizar sus procesos para atender visitas de pares académicos algunos muy profesionales y otros, cargados de subjetividades. Resulta problemático que se pretenda apalancar la calidad de las instituciones a través de un sistema de aseguramiento de dudosa calidad.

En números redondos, existen 300 instituciones de educación superior en Colombia, entre universidades e instituciones universitarias, de las cuales 50 están acreditadas en alta calidad. Para esta acreditación, que es válida y necesaria, se aplican iguales condiciones (estándares, aunque se le saque el cuerpo al uso de esta palabra), para todas las instituciones, lo cual no es del todo equitativo, ya que el aspecto económico para soportar las inversiones necesarias es un condicionante de carácter estructural, por no hablar del contexto social y hasta geográfico en el que desarrolle su actividad una institución.

Ahora bien, personalmente no acepto la denominación peyorativa de “instituciones o universidades de garaje”, pues todas, absolutamente todas son vigiladas por el Ministerio de Educación nacional, y en caso de desvíos, el propio Ministerio sería un complaciente cómplice. Además, todas las instituciones tuvieron un inicio y tienen un proceso evolutivo y algunas de las más importantes del país, nacieron en un “garaje”.

Para la clase política, el foco de la intervención en la educación superior sigue girando alrededor del tema de la cobertura. Esto no está mal del todo, pero debe entenderse que cobertura sin calidad es una simple dejada de constancia y que, en términos prácticos, la mayor cobertura se logrará de manera efectiva es a través de las otras 250 instituciones de carácter privado que despliegan su accionar en todo el territorio nacional.

La universidad pública, a la que debemos rodear y fortalecer, tiene demasiadas ataduras internas para ser ágil y poder comprometerse con temas de impacto y volumen, que impliquen aumento de cobertura.

Ahora bien, debe haber respeto y coherencia con respecto a roles, funciones y actuaciones. Partiendo del principio de buena fe, considero que ni el SENA ni las cajas de compensación tienen por qué ofrecer de manera directa programas de educación superior. Esto podría entenderse como una forma de competencia desleal y aún más, como en el caso del SENA, una desviación de su misión original desarrollada excelentemente a lo largo de décadas, como lo es la formación para el trabajo.

Hoy hay que ayudarle a las IES a salir del bache y eso requiere apoyo financiero. Existen estrategias de financiación, de matrícula cero, de subsidios (en parte forzadas por la pandemia y por el estallido social), que no han sido suficientes.

Es por eso por lo que la figura del Icetex debe mirar a todos los actores del proceso, incluyendo Instituciones, estudiantes y profesores.

Hay que mirar también de manera integral a lo que pretendidamente se la ha querido denominar sistema educativo, que cubre todos los niveles y perfeccione los intentos que se han realizado de articulación entre ellos.

Una buena educación primaria. Una buena educación secundaria que sirva de insumo para la educación superior, lo cual es defendido por los rectores de los colegios y criticada por las universidades.

Resulta por lo menos simpático ver cómo, ante la urgencia de buscar fuentes de ingreso alternativas a las matrículas, muchas universidades están montando hoy institutos técnicos para la oferta de programas de corta duración. Lo que antes se miraba por encima del hombro, hoy aparece como alternativa.

Y es que, para no utilizar la desgastada palabra “reinvención”, el sistema educativo, específicamente en la educación superior (o postsecundaria) debe repensarse: se habla de las carreras del futuro pero se siguen ofreciendo los mismos programas de siempre, con estructuras curriculares tradicionales, porque son los que generan matrículas hoy; se promueve el discurso de la movilidad y la internacionalización, pero es un martirio lograr la convalidación de un título obtenido en el exterior; se habla de flexibilidad curricular pero el sistema de aseguramiento de la calidad frena la posibilidad de que las instituciones tomen decisiones ágiles que les permita responder rápidamente a los requerimientos del entorno; se habla de desarrollar el pensamiento crítico en los estudiantes pero, con el argumento de la limitación en el número de créditos académicos, cada vez se recorta más la formación humanística y quien lo creyera, en esta formación humanística podría estar el diferencial de la formación universitaria respecto de la formación en otros niveles.

A propósito de los créditos académicos: después de más de 20 años de su instauración y de hablar sobre sus bondades pedagógicas, no ha pasado de ser un criterio numérico que se traduce de la aplicación de una fórmula para convertir horas en créditos.

En fin, la Universidad, así con mayúscula y en singular, desde Bolonia hasta nuestros días, es una institución milenaria y seguro seguirá existiendo, pero en su actual situación, debe replantearse para que su impacto siga siendo el que la sociedad requiere.

lunes, 21 de noviembre de 2022

Sentido de nación es lo que falta (Editorial)

El doctor Antonio Montoya H., en esta nueva editorial, enfoca su análisis sobre la unidad nacional entendida como el sentimiento que nos une. Debemos respetar y aprovechar con responsabilidad los recursos que cada región nos ofrece, enmarcados en la legalidad y entender la importancia de la familia como el gran motor para continuar construyendo las bases de una gran nación gracias a una educación de calidad, que mire nuestra historia, nuestra geografía y nuestros valores.

viernes, 18 de noviembre de 2022

Llegó el estrés

José Leonardo Rincón Contreras
Por José Leonardo Rincón, S. J.*

Amigos: llegó el estrés de fin de año. Todo el mundo a correr. Pareciera que el mundo se va a acabar y puede ser que sí. En tal caso, me imagino que ese corre, corre, sería para presentar un balance positivo al Padre Eterno, porque aquí quedaría muy poco o nada.

Hablando en serio, unido al encanto del tiempo de Navidad con sus fiestas, celebraciones y también vacaciones, nunca he podido entender por qué a la par se da un fenómeno generalizado de estrés: hay que rendir cuentas, presentar balances con números en negro, entregar informes de gestión, cerrar procesos, concluir tareas pendientes, mejor dicho, un acelere infinito. Y yo creo que sí, que es importante cerrar ciclos, que hay que hacer cortes, que es importante y necesario realizar evaluaciones periódicas, pero eso no es sinónimo de juicio final sino de la dinámica misma de la vida y que, por tanto, no es para infartarse y morir en el intento, sino que de lo que se trata es mirar cómo van las cosas, felicitarnos o exigirnos, pero, igualmente, continuar adelante.

Y yo me pregunto si en todas las latitudes de este mundo, esta época se asume de la misma manera, con ansiedad, angustia y desesperación, como canta el bolero, o si es parte del paisaje y la rutina ordinaria. Alguna vez lo dije: ¿qué diferencia hay entre la noche del 31 de diciembre y la mañana del primero de enero fuera de cambiar la hoja del almanaque?, ¿Será la misma que existe entre el 30 de junio y el primero de julio, o es una cuestión anímica, mental, psicológica?

Por supuesto que es un asunto mental y se me dirá que es necesario y hasta saludable hacer esos cortes, tener esos cierres. Entonces, si es saludable, si es necesario, ¿para qué estresarse? Si las cosas se hacen bien desde el comienzo, si hay un cotidiano y constante esfuerzo, ¿cuál es la razón para somatizar y enfermarse? Claro, si no lo haces así, si dejas todo para última hora, si eres mediocre, apoltronado y perezoso, si te relajas cuando no debías hacerlo entonces, ahí sí, ¡a correr! Pasa como al estudiante vago que hizo locha todo el año y en el último periodo académico quiere aprobar el curso, o el equipo de fútbol que jugó con desgano y cuando se acerca el minuto 90 anhela que le den unos minutos de tiempo extra a ver si se hace el milagro de hacer un gol para empatar y no perder.

Entonces, pareciera ser también un tema cultural, de entorno organizacional, de cómo nos lo han enseñado a vivir. Y así, después de ese estrés, de ese desfogue de cansancio, de unas merecidas vacaciones, llega el nuevo año y… hay que volver a prender motores, arrancar de nuevo, comenzar otra vez. Por eso los tiempos muertos, cierres obligados, recesos ineludibles, bajones en el rendimiento y la productividad, ¿por qué? La verdad, no le encuentro sentido al estrés de estas épocas. Al menos de estrés extraordinario que pareciera de verdad el del fin del mundo… y, bueno, pues no quisiera que se acabara todavía, pero hay que decírselo al hijo de Putin para que no lo haga antes de tiempo, baje el estrés y deje a Ucrania en paz.

jueves, 17 de noviembre de 2022

De cara al porvenir: desatinos

Pedro Juan González Carvajal
Por Pedro Juan González Carvajal*

Y vuelve y juega. O mejor, vuelve y no juega. Ya son cinco años en los que Nacional no juega a nada, a pesar de dos títulos de copa y uno de liga, desde el final del exitoso ciclo Osorio – Rueda, de 2012 a 2017, con doce títulos, dos de ellos internacionales, dos clasificaciones a la final de la Copa Sudamericana, el desorden administrativo y deportivo se ha apoderado de la institución deportiva más grande de Colombia.

Y es que la cadena de desatinos ha sido larga. Desde la salida por la puerta de atrás del profesor Reinaldo Rueda, gestor de la segunda Copa Libertadores ganada por el club, hasta la ridícula gestión del 2022 con cuatro directores técnicos en un año, dos de ellos castigados por salir campeones.

Resulta por lo menos desconcertante que en un club que hace parte de una de las organizaciones empresariales más sólidas del país, que se caracterizan por la seriedad y el acierto en la toma de decisiones, se ajuste más de un lustro de tumbos y desaciertos.

Pero ¿qué pasa? ¿Será que Nacional ya no es importante para la organización? ¿Será que la pasantía diplomática del doctor Antonio José Ardila lo hizo desconectar del manejo del club y otros, entre ellos su hija, hicieron fiesta durante su ausencia?

Realmente no es consecuente con la gran historia verdolaga el desfile de directores técnicos desde la salida de Rueda. Juan Manuel Lillo, gran teórico y mal práctico; Jorge Almirón, quien lo mejor que tiene es el empresario que luego de sus fracasos en Colombia y Argentina, lo tiene dirigiendo en Europa; la primera etapa del Arriero Herrera con título de copa y su salida súbita para ser reemplazado por Paulo Autuori quien debutó y se despidió de la liga en un solo partido, y al año siguiente, en pocas semanas, eliminó el equipo de los Libertadores y de la Sudamericana. Luego, el mal regreso de Osorio con más pena que gloria, su salida, el paso fugaz e inaportante de Guimaraes, el encargo de Alejandro Restrepo con título en la Copa del 2021 y, ahora el traumático 2022, con la salida de Restrepo, el regreso de Herrera con título de Liga, su salida por el pésimo manejo de los directivos a lo sucedido con él y con Gio Moreno en una rueda de prensa, la interinidad de Pedro Sarmiento y, finalmente en un doloroso deja vu, el regreso de Autuori para mejorar su gesta del 2019, pues ya se demoró dos partidos para eliminar al equipo.

Es fácil hablar con el retrovisor y sobre hechos cumplidos, pero me consta que hinchas, periodistas y personas del fútbol sensatas advirtieron sobre el grave error que implicaba prescindir de manera tan inoportuna de Pedro Sarmiento quien tenía al equipo entre los ocho, y dejar los últimos partidos en manos de quien apenas llegaba. Error directivo y torpeza del DT a quien ya habían castrado y se dejó castrar de nuevo.

Pero finalmente el penal fallado por Duque y la eliminación son solo una anécdota que se borra con el título de junio y la clasificación a la Copa Libertadores del 2023. Lo realmente preocupante son los palos de ciego en contratación de jugadores, la mala confección de las nóminas de los últimos torneos en los que son evidentes las fallas y desequilibrios en líneas como el arco, bien cubierto por Mier pero con una alternativa poco confiable; los centrales, pues ya son varios años en los que cada semestre se venden los que surgen y no se reemplazan; los volantes, ya que ni amasando a Jarlan, Andrade y Guzmán y haciendo uno solo de los tres, se lograrían tener a alguien de la jerarquía de un Macnelly Torres o un Lobo Guerra y por supuesto el “nueve” pues ya Duque siente el peso de los años y aunque sigue haciendo goles tampoco es ya el goleador confiable que aparecía en los momentos decisivos.

Y si vamos más al fondo, es notoria la falta de claridad en todos los estamentos sobre cuál es el propósito de la institución: ¿coleccionar títulos nacionales, ligas, copas, superligas para adornar más las vitrinas? ¿Sacar jugadores de la cantera para venderlos sin dejarlos consolidar (Cuesta, Reyes, Mosquera, Cabal, etc.)? ¿Reenganchar veteranos que nos dieron glorias en otras épocas pero que ya no son los mismos? ¿Apuntarle a un proyecto ganador como el de 2012 a 2017, sosteniendo una idea, un técnico, unos jugadores para apuntarle a nuevos logros internacionales?

El cielo que se tocó cuando en 2016 Nacional fue considerado como el mejor equipo del mundo por la Federación Internacional de Fútbol y estadísticas (reconocimiento que se obtiene por datos objetivos como títulos y puntos) quedó muy lejos, luego de llegar a lo más alto el descenso fue vertiginoso, pero se pueden recuperar buenas prácticas probadamente exitosas para no dejar de ser el más grande de Colombia y uno de los más grandes del continente.

Vigía: las ambivalencias de Petro y Los Estados Unidos

Coronel John Marulanda (R)
Por John Marulanda*

Con el procedimiento del manual político tradicional –100 días– lo que tiene que mostrar el nuevo gobernante de Colombia con referencia a los Estados Unidos es agridulce, pues proclama que la salvación de la humanidad pasa por acabar con el capitalismo que está destruyendo a las economías del mundo, según su versión moderna del apocalipsis.

A pocas horas de proclamarse presidente, Joe Biden llamó a Gustavo Petro, el 21 de junio, para felicitarlo por su logro. Por supuesto que no pudo saludarlo en la cena de la ONU en New York, el 20 de septiembre, debido a la ausencia del colombiano.

Tan temprano como el 26 de agosto el subsecretario de Estado Todd Robinson, Rahul Gupta director de la Oficina de Política Nacional para el Control de las Drogas (ONDCP) y el administrador adjunto de USAID, Peter Natiello, se reunieron con el presidente, la vicepresidenta, el canciller y varios ministros para destacar el enfoque holístico de US sobre la política de drogas, que incluye un énfasis en la salud pública, la protección del medio ambiente y la seguridad.

El 3 de octubre Anthony Blinken, pragmático secretario de Estado visitó el país y escuchó las propuestas de Petro de un viejo-nuevo relacionamiento de corresponsabilidad con el primer comprador de una de nuestras producciones estrellas: cocaína. 1.400 toneladas métricas anuales del estupefaciente, que suplen el 93 % de los consumidores de todos los estratos y sobre lo cual Biden ha anunciado una campaña educativa para prevenir a niños y jóvenes. Este “enfoque integral” sobre la droga, concitó el interés de ambos personajes. La incertidumbre fue, con todo, un sentimiento predominante.

William Burns, director de la CIA, lo visitó el 21 de octubre. De qué hablaron, es un secreto de Estado, aunque el asunto del narcotráfico debió estar en el centro de la conversación. Las viejas-nuevas propuestas del recién electo primer mandatario salieron a la luz, con el remozado anuncio del fracaso de la guerra contra las drogas y una propuesta velada de legalización de estas, que campea a lo largo de todos los discursos presidenciales. Al diplomático, le obsequió panela y una hamaca. Este importante encuentro ha sido uno de los más sensibles que ha sostenido el gobierno colombiano con funcionarios estadounidenses.

La comandante del Comando Sur, general Laura Richardson, está actualmente de visita por segunda vez en nuestro país, con motivo de la llegada de la misión médica Promesa Continua 2022. Recorrió el buque hospital USNS Comfort en Cartagena, que fondea por 8ª vez en la región. China no es ajena a este humanitarismo naval: el buque hospital Daishan Dao o Arca de la Paz, fue construido expresamente para diferenciarse del Comfort y del Mercy estadounidenses y estuvo en el 2018 en La Guaira, Venezuela, aunque el verdadero poder oriental en la región es el económico. Petro se reunió ayer con el representante para América Latina, Qiu Xiaoqui.

El nuevo gobierno petrista, designó como su embajador en Washington por primera vez a un hombre de color, Luis Guillermo Murillo, quien está empeñado en construir una nueva agenda conjunta contra las drogas entre Colombia y Los Estados Unidos. La metanfetamina siria Captagón, se asoma en el horizonte como próxima amenaza, pero la narcotización de las relaciones colombo-americanas está más vigente de nunca.

El principal Hegemón global no cesa de producir tecnologías de punta, licencias por montones, premios nobel, campeones mundiales en todos los deportes y mantiene una economía capitalista que desafía a países con riquezas de cualquier tipo; el patrón moneda dólar sigue imperando, apoyado en el oro de Fort Knox. El nuevo gobierno colombiano ofrece a US, que mantiene 11 portaaviones desplegados a lo largo del mundo y el ejército más eficaz del orbe, unos planteamientos, repito, ambivalentes.

miércoles, 16 de noviembre de 2022

Descentralización y autonomía

Félix Alfázar González Mira
Por Félix Alfázar González Mira*

La frase permanentemente vieja y fresca, como las fuentes de agua, de hacer las cosas siempre de la misma manera no se obtienen resultados diferentes, se aplica a la arquitectura fiscal de nuestra organización estatal.

Los 34 años de la elección popular de alcaldes y los 30 de la de gobernadores nos ha traído experiencias necesarias de renovar y valorar; y otras de revisar y transformar en la interpretación de los nuevos acontecimientos que demandan los tiempos modernos.

La Constitución Nacional en su artículo primero señala que Colombia es un Estado unitario, descentralizado y con autonomía de sus entidades territoriales. Estas son departamentos, municipios, distritos y resguardos indígenas. Pues bien, estas tres categorías se vienen cumpliendo de manera desigual. En teoría podemos decir que lo del Estado unitario está funcionando bien; en la realidad lo de descentralizado ya cumplió su ciclo transicional; y la realidad profunda que se siente y palpita en cada centímetro de la geografía nacional es que la autonomía territorial no existe ni se ha desarrollado en la Colombia citadina ni en el territorio profundo de sus departamentos y municipios.

El presidente de la República señaló en su discurso de posesión que hará que se cumpla ese artículo primero de nuestra constitución.

En esa dirección la Comisión de Ordenamiento Territorial (COT) del Senado de la República y la Corporación Colombia Autonómica realizamos un evento el próximo jueves 3 de noviembre en la Universidad Pontificia Bolivariana, UPB, en el que debatimos ese tema tan importante y pertinente para el desarrollo del país. La COT con una sesión descentralizada y la Corporación con un aporte académico que comprende desde la profundización del concepto constitucional de la autonomía pasando por clarificación de conceptos de descentralización y federalismo, clarificando sobre el agotamiento de la descentralización, avanzando sobre la necesidad de un nuevo ordenamiento territorial en Colombia y concluyendo sobre el caso exitoso de autonomía del país vasco en España.

Gracias al senador Guido Echeverri Piedrahita exgobernador de nuestro hermano departamento de Caldas y conocedor como el que más de las angustias regionales, por carencia de recursos para atender las necesidades crecientes de los ciudadanos; esta sesión descentralizada del Congreso de Colombia se llevó a cabo en nuestra ciudad.

Esperamos que podamos avanzar en desarrollos legales que permitan a las entidades territoriales desarrollar su verdadera autonomía en la seguridad de que esa es la vía hacia el empleo, el ingreso y el bienestar como lo demuestran los países que adoptan este tipo de políticas.

Volveremos sobre esta temática.

Entrevista con Héctor Quintero Arredondo

En este nuevo encuentro de El Pensamiento al Aire, el invitado es el reconocido abogado Héctor Quintero Arredondo, defensor de que las regiones tengan una mayor autonomía en el manejo de sus recursos y en esta entrevista explica sus razones. No dejes de verlo.

Héctor Quintero Arredondo es abogado de amplia trayectoria en el sector público y privado. Ha sido senador y representante, embajador de Colombia en el Perú, presidente de Findeter, y asesor del Ministerio de Comercio. De igual manera, desempeñó importantes cargos en la Gobernación de Antioquia. En el sector privado fue gerente general de Uniban y Augura, entre otras compañías. Como docente tiene una experiencia de más de 30 años, destacándose su vinculación con Universidades Pontificia Bolivariana, en las facultades de Derecho y Ciencias Políticas, y la de Medellín, en la Escuela de Economía.

¡Francia la parlanchina!

José Alvear Sanín
Por José Alvear Sanín*

Los cien primeros locuaces días de Petro acaparan titulares en Colombia, donde lo oímos como si lloviera, mientras en el exterior sus trinos y desplantes se evalúan antes de traducirse en análisis, percepciones y medidas relativas al riesgo-país en que se viene convirtiendo el nuestro, por la palabrería gárrula y las alocadas iniciativas.

En cambio, los reflectores escasean para Francia, a pesar de sus numerosas francachelas, opulentos viajes y generosa labia. En materia de poder, ella no parece hasta ahora tener mucho, pero su soltura de lengua sí es notable. Se me dirá entonces, que por lo primero no vale la pena ocuparse de lo segundo.

Discrepo de esa fácil excusa para no fijarse en Francia, porque ella está en el centro de las corrientes que, en procura de afirmación étnica, se preparan para disgregar el país, sea desde el indigenismo o desde las negritudes.

Pocas cosas hay más maravillosas, desde el punto de vista de la formación, integración y consolidación de un gran país, que el mestizaje. A mayor escala, mejor. Quizá Colombia ha sido el país donde este se ha dado de manera más amplia y exitosa, con el resultado de un gran pueblo.

En cambio, los movimientos woke que llegan de los Estados Unidos implican grandes peligros porque comprometen el futuro de paz cívica hacia el cual ha avanzado el país por los senderos del crecimiento y el progreso, que ahora tienen tantos detractores.

Francia es woke, y como tal acude a la reunión del COP27 en Sharm El Shek, con otra nutrida comitiva. Allá la pilla la Deutsche Welle para un extenso reportaje, que se inicia resaltando que ella es la “primera vicepresidente afro de Colombia”, así que lo digno de acentuarse es la afirmación racista, no la condición de colombiana al servicio de todos sus compatriotas.

La entrevista se ocupará únicamente del “descender de esclavos” y de “poblaciones históricamente excluidas por el colonialismo, la esclavitud y el racismo”.

La esclavitud fue finalmente vencida cuando un líder cristiano, William Wilberforce, logró en 1797 que la Marina Real detuviese y destruyese los barcos que transportaban negros hacia las Américas. El Libertador decretó en 1821 la libertad de los hijos de los esclavos, y cuarenta años más tarde los pocos ancianos de esa condición que quedaban vivos fueron liberados por José Hilario López.

Y si al colonialismo vamos, desde 1819 Colombia logró la independencia, muchísimos años antes que buena parte de los actuales Estados europeos y todos los africanos la conquistaran.

Para no ir entonces más lejos, lo malo que haya sucedido en los últimos dos siglos es culpa nuestra; y lo muchísimo bueno se debe a nuestra gente, cosa que no se reconoce ni en la ríspida izquierda, que quiere hacer creer a los jóvenes que este es el peor país del mundo y el más injusto, ni en los pronunciamientos de Francia. Esta insiste pues en achacar nuestros males a un número indeterminado de países, que llama “sistema de mercado que esclavizó a nuestros ancestros y ancestras y que sigue dominando al mundo”.

Su monótona monserga sigue, hasta llegar a decir que “tenemos mucha legitimidad para levantar la voz y demandar reparaciones históricas (…) en una ruta de condonación de la deuda externa (…) que Colombia pueda condonar (sic) su deuda externa con varios países que fueron responsables tanto del colonialismo como de la crisis ambiental (…) que liberen los recursos en términos de deuda y que esos recursos se inviertan de manera eficiente y eficaz en esas comunidades étnicas, tanto indígenas como afrodescendientes”.

¡Nada pues para el resto, los colombianos mestizos!

Ahora bien, qué bueno sería que los daños que nos han causado otros países —España, Inglaterra y USA, suponemos— se pudieran cuantificar y que esos Estados nos indemnizaran. Pero, señora Francia, qué tal si esos países, a su turno, nos reclamaran por los beneficios culturales, económicos, científicos y técnicos, como la lengua, la religión, la medicina científica, el ganado, hortalizas, frutales, forrajes, aves de corral, matemáticas, ingeniería, vacunas, higiene… Y si además compensaran los beneficios de los saberes ancestrales, tan recomendados por usted, contra lo que a ellos les costó, por ejemplo, la sífilis, que llevaron de América y que se vino a curar apenas con los antibióticos, de innegable procedencia blanca y heteropatriarcal.

Antes de considerar la historia como un plano único e intemporal de lucha entre buenos y malos, Francia debería recapacitar. Los afrodescendientes en América Latina no estarían aquí si los caciques de las costas africanas, que vendían sus gentes a los mercaderes árabes de esclavos, no hubieran ampliado su mercado a los negreros europeos. Para ser consecuente, ella debería solicitar también reparaciones históricas y económicas a los actuales Estados africanos, de cuyos territorios fueron exportados tantos negros por, los antecesores y las antecesoras, de los actuales gobernantes y gobernantas…