martes, 29 de noviembre de 2022

De cara al porvenir: primeros 100 días

Pedro Juan González Carvajal
Por Pedro Juan González Carvajal*

Los medios de comunicación se encargan de inventar paulatinamente programas, eventos o circunstancias para poder justificar su existencia y cómo mantener entretenido al gran auditorio poco ilustrado.

Uno de estos últimos desarrollos es generar la expectativa de cómo va un nuevo gobierno durante sus primeros 100 días de ejercicio en el poder.

Nada fácil la tarea, pues 100 días es poco para todo lo que hay que hacer y mucho para lo que se debió haber preparado con anterioridad.

Los saludos al interior y al exterior del país, los nombramientos de los distintos funcionarios en los altos niveles, el establecimiento de relaciones con los distintos poderes públicos y con las fuerzas armadas y de policía, el establecer puentes con los representantes del sector privado y de los otros sectores, el establecimiento de la coalición de gobierno a nivel legislativo, la atención permanente a los medios de comunicación, la atención a situaciones cotidianas y de coyuntura, entre otros varios asuntos, hacen que el tiempo pase vertiginoso y pareciera que no alcanzara.

Como es apenas natural por la prevención que este nuevo Gobierno origina en casi la mitad de la población y la esperanza que motiva en la otra mitad, este no ha sido un arranque fácil.

Casi milagroso haber conseguido armar un grupo de coalición de Gobierno en el Congreso en los primeros 15 días, asunto que requiere un análisis más juicioso. Exitosa presentación de proyectos de ley estratégicos para el nuevo Gobierno y conseguir la aprobación de varios de ellos en estos primeros 100 días.

Excelente conformación representativa del equipo ministerial más inclusivo de la historia.

Acertado manejo de comunicación directa entre el presidente de la República y algunos de los expresidentes que aún están metidos y tienen injerencia en la vida pública.

Adecuada la definición de líneas claras con respecto a temas neurálgicos como las relaciones con Venezuela, el tema de las drogas, el proyecto de paz total y el entendimiento con Fedegán con respecto a la compra de tierras que despejó las dudas sobre la expropiación de tierras para este subsector económico, lo cual parecía imposible, entre otros.

Imperdonable improvisación y desacierto en varios nombramientos, tanto en el orden procedimental como con respecto a la idoneidad profesional y la experiencia de algunas de las personas.

Pésima coordinación de comunicaciones entre ministros y entre altos funcionarios del gobierno.

A los presidentes se les debería aconsejar que no emplearan herramientas tecnológicas como Twitter, pues no se aguantan las ganas de escribir bobadas que muchas veces, en vez de dar claridad, confunden.

Posturas justificables en términos ambientales, pero mal presentadas, y mal estudiadas, con respecto a la suspensión en el tiempo, del uso de hidrocarburos, sin tener en cuenta los impactos en el corto plazo.

Desorden e improvisación ante la apertura fronteriza con Venezuela.

Como coincide la instalación del nuevo Gobierno con el calendario de asambleas gremiales, cada presidente de gremio quiere llevar al presidente de la República o al ministro asociado a sus intereses como invitado principal para mostrar ante sus afiliados su nivel de influencia, poniendo entre los palos a los invitados que están apenas tratando de aterrizar en sus cargos.

Enfrentamientos estériles con Estados Unidos y Nicaragua, con quienes tenemos que seguir mínimo, coexistiendo, sobre todo con Nicaragua con quien tenemos cita en La Corte Internacional de la Haya por estos días.

Regular manejo de la incertidumbre económica que se presenta a nivel planetario. Muchas de las declaraciones internas, pareciera que atizaran el fuego.

El presidente no debe intervenir en el manejo de la capital Bogotá, D.E. Debe actuar como presidente y no como alcalde de la ciudad. Cada época trae su afán.

Mucho esfuerzo mediático, muchas declaraciones, lo cual muestra y demuestra ansiedad, pues así no se gobierna. Se gobierna es con realizaciones y no con anuncios.

Acertado manejo comunicacional de la emergencia invernal. Oportuno cambio de representantes y apoderados ante la Corte Internacional de La Haya para el tema con Nicaragua.

Exitoso trámite del proyecto de reforma tributaria cuyo contenido, sea cual sea y sea quien sea el Gobierno que lo presente, jamás será del agrado de las personas y de las instituciones.

Todavía se esperan estrategias contundentes contra la corrupción, la inseguridad, la generación de empleo, entre otros asuntos.

Por ser un asunto de interés estratégico nacional, espero una postura más contundente con respecto a Hidroituango.

También se espera, pues este Gobierno se ha autoproclamado como el “Gobierno del Cambio”, qué se va a hacer con la justicia, la salud, la educación, las pensiones, las relaciones internacionales y la productividad, la competitividad y la promoción del comercio exterior en el país, entre varios asuntos que llevan decenios esperando alguna intervención modernizadora por parte de un Gobierno con voluntad para sacar adelante las transformaciones necesarias.

De igual manera espero un manejo responsable y respetuoso de la carrera diplomática y no llenar de lagartos las embajadas, los consulados y los cargos medios pagando favores políticos.

Al menos se pueden considerar como simpáticas las primeras manifestaciones contra el gobierno en los primeros 100 días y ridícula la aparición fugaz y la desaparición del escenario político nacional del candidato que quedó de segundo.

De los 1.460 días que dura un gobierno en Colombia, pues ya van un poco más de 100 días. Demasiado pronto, pero dicen por ahí que ya desde el desayuno se sabe más o menos como van a ser el almuerzo y la comida.

Como ciudadano le deseo muy buena suerte al Gobierno actual. Si al Gobierno le va mal, a todos nos va mal.

Espero ingenuamente que, ante el primer escándalo de corrupción en este Gobierno, la respuesta sea ejemplarizante.

Personalmente estoy de acuerdo con muchos de los QUÉ, expectante con respecto a los posibles CÓMO y muy atento a los con QUIÉN, que es en donde fallamos tradicionalmente en todos los gobiernos.

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