lunes, 18 de marzo de 2024

Editorial: sucesos de la semana No. 40

En este nuevo editorial de Antonio Montoya H. para El Pensamiento al Aire, se analizan los sucesos de la semana empezando por Gustavo Petro quien manifestó en Cali que hace parte de la primera línea y lanzó la propuesta de hacer un llamado a una asamblea constituyente para encontrar una salida a sus propuestas de reforma; comenta además el caso de los senadores que solicitaron el archivo de la reforma a la salud; sobre la autonomía de las regiones; sobre la nueva fiscal general del país; sobre Salvatore Mancuso; sobre la contracción en la construcción de vivienda; sobre cómo continúan los escándalos de la administración de Daniel Quintero, y sobre la infraestructura que tiene paralizada en Antioquia y que es de interés nacional. No dejes de verlo.

viernes, 15 de marzo de 2024

Pecados no confesados

José Leonardo Rincón Contreras
Por José Leonardo Rincón, S. J.

En ocho días estaremos en la recta final de la cuaresma y a las puertas mismas de Semana Santa. Indudablemente, el entorno ha cambiado y lo que era antes de modo generalizado un tiempo fuerte de prácticas religiosas: ayuno, oración, limosnas, liturgias largas, procesiones, sermones, ahora son solo, para muchos, tiempo de vacaciones.

Sin embargo, las muchedumbres fervorosas siguen existiendo y la efervescencia religiosa de temporada no ha desaparecido. Las ceremonias gozan de alta concurrencia y no deja de haber largas filas para buscar el sacramento de la reconciliación. En el colectivo existe la convicción de que son días santos que ayudan a ponerse en paz consigo mismo y con Dios.

En el acto de contrición, esa oración pública en la que uno se reconoce pecador, se dice que hemos fallado de cuatro maneras posibles: de pensamiento, palabra, obra y omisión. La del pensamiento es muy personal y totalmente inédita en tanto no se haga explícita. Uno puede pensar muchas cosas, imaginarse otras tantas, darle vueltas y vueltas a algo. Solo uno lo sabe y en su conciencia valora qué tan complejo o delicado es eso que ha pensado. Eso que realmente se piensa puede estar muy distante del decir y el hacer: uno piensa algo, pero no dice lo que piensa. Uno puede pensar muchas cosas, pero no hacerlas, es decir, no materializarlo en acciones concretas.

Otra cosa es la palabra pronunciada. Lo dicho, dicho está. Se lo tenía que decir y se lo dijo. Ya salió, ya se expresó. Una cosa es qué dijo y otra es cómo se lo dijo. La palabra expresada ya no tiene vuelta, es como la flecha disparada, la piedra lanzada. Por eso es tan importante lo que se dice, como la forma como se dice. Y muchas veces fallamos porque decimos cosas que no debíamos decir y lo decimos de mal modo. La lengua se vuelve incontrolable en algunos y peligrosa arma que divide y destruye.

Ahora bien, del dicho al hecho hay mucho trecho. Se puede hablar mucho, decir las cosas elocuentemente, predicar muy bonito, pero quedarse allí. Dicen, pero no hacen, es la crítica de Jesús a los fariseos. Predican, pero no aplican, es lo que nos critica la gente al clero. Prometen, pero no cumplen, el reproche del pueblo a la clase política. Ahora bien, se puede pensar algo, no decirlo y menos hacerlo. O se puede pensar y decir, pero no hacer. Cuando se pasa a la acción el calibre del asunto está en su tope. Lo hecho, hecho está. En derecho se dice que las cosas se deshacen como se hacen, y es verdad que hay cosas que se pueden cambiar, mejorar o enmendar, otras no. Son irreversibles. Ese impacto es el que evaluamos. El alcance o efectos de nuestro proceder.

Pero se nos olvida que también se puede pecar por no hacer cuando se debía hacer. Generalmente, de estos pecados pocos, casi ninguno, se confiesa. Y pueden ser pecados recurrentes. La gente omite hacer el bien por pereza, por descuido o dejadez. Pudo ayudar en los oficios de la casa, pudo haber ayudado al anciano a pasar la calle, pudo ayudarle a esa persona a cargar pesados paquetes, pudo haber ido a visitar el familiar enfermo, pudo haberle dicho muchas gracias o que lo amaba, pudo haberlo defendido, pudo, pudo, pudo… y no lo hizo. En todos los ámbitos de la vida se peca por omisión. Es un pecado delicado, sensible, que puede tornarse grave. No hacer lo que se sabe se debe hacer. Hacerse el tonto, el de la vista gorda, eludir responsabilidades, sacarle el cu… erpo a ciertas obligaciones. Pecados no confesados que pueden tener consecuencias impredecibles.

Nos viene bien hacer un buen examen de conciencia que, a modo de auditoría interna, nos ayude a evidenciar lo que hay que mejorar. Para eso es es este tiempo cuaresmal. ¡Aprovechémoslo!

martes, 12 de marzo de 2024

Entrevista con Pedro Juan González Carvajal, segunda parte


Antonio Montoya H.
En esta segunda entrega de la entrevista con Pedro Juan González Carvajal para El Pensamiento al Aire la educación sigue siendo protagonista, al igual que la geopolítica, la historia, los recursos y la posibilidades del país que mantienen el toque de interés. No te lo pierdas.

Ingeniero de Sistemas, especialista en Gerencia Logística, magíster en Ciencia Política, doctor en Filosofía, profesor de pregrado y postgrado, miembro de varias juntas directivas, columnista del periódico El Mundo, exsecretario de Hacienda del Municipio de Medellín, exdirector de la Cámara de Comercio de Medellín para Antioquia, exsecretario de productividad y competitividad, exdirector de planeación del Departamento de Antioquia, exrector de la Corporación Universitaria Remington, fue gerente general de Ilimitada y es autor de varios libros sobre el tema geopolítico. Fue rector de la Corporación Universitaria Lasalle y ahora goza de un merecido retiro.

De cara al porvenir: ¿dónde están los sociólogos?

Pedro Juan González Carvajal
Por Pedro Juan González Carvajal

Se dice que Colombia es rico por su diversidad y por su multiculturalidad, lo cual nos ha generado enormes potencialidades y gravísimos problemas cuando queremos pretender mirarnos como sociedad y mucho más como nación.

Casi doscientos años sin saber instrumentar el concepto de independencia, un poco más de 60 guerras internas y externas como República, más de una docena de Constituciones Políticas, más de medio siglo de violencia interna declarada y varios decenios padeciendo el flagelo del narcotráfico han dado pie para que seamos o podamos ser vistos como un observatorio social donde todos los problemas, todas las complejidades y todas las inconsecuencias hacen parte de nuestro día a día, sin que hoy se vea con seriedad y sin que alguien esté estudiando, entendiendo y proponiendo nuevas formas de enfrentar la realidad, realidad que entre otras cosas nos está consumiendo como sociedad.

Un muy dilecto amigo me llama la atención sobre el papel actual de los sociólogos, lo cual da origen a la siguiente reflexión:

La sociología es la ciencia que trata de la estructura y el funcionamiento de las sociedades humanas.

El objetivo fundamental de la sociología es comprender, explicar y diagnosticar el entorno de la vida social en todas sus manifestaciones, utilizando una combinación de datos. Dicho conocimiento permite elaborar diagnósticos para la toma de decisiones.

Esta ciencia convoca a un extraordinario grupo de profesionales a que se deleiten esculcando lo que acontece en nuestro país, un país donde pasa de todo permanentemente y donde muchas veces por acción o por omisión son profesionales de otras disciplinas quienes se encargan de llenar los vacíos con buena intención, pero sin la suficiente preparación y sin el criterio propio de la sociología.

Hoy vemos como algunos periodistas son quienes, con una mayor visibilidad comunican, hablan, opinan y hasta proponen soluciones sobre temas que pertenecen a otras áreas de conocimiento.

¿Cuál universidad, cuál centro de estudios, cuál profesional se destaca hoy por estudiar y hacer planteamientos serios con respecto, por ejemplo, a este sinnúmero de temas y/o problemas que hoy nos aquejan como sociedad?

  • El conflicto de tierras.
  • Lo urbano versus lo rural.
  • El desplazamiento masivo urbano y rural.
  • La inmigración.
  • Las drogas y el consumo interno.
  • Los procesos de reinserción.
  • El problema carcelario.
  • La iniquidad educativa.
  • El incumplimiento al mandato constitucional de la descentralización y de la participación.
  • La crisis institucional y su pérdida de credibilidad y reconocimiento por parte de los ciudadanos.
  • La crisis de justicia.
  • La crisis educativa.
  • La universidad y su divorcio de la sociedad.
  • La inexistencia de una verdadera oposición.
  • La crisis de los partidos políticos.
  • El impacto de la tecnología en nuestro esquema productivo y sus implicaciones en lo laboral.
  • El futuro de la juventud.
  • La crisis de la familia tradicional.
  • La crisis de la democracia.

Toda área de conocimiento en la modernidad requiere de especialistas y requiere de trabajos multidisciplinarios.

Es necesario que la intelectualidad, los pensadores, los críticos y los analistas propongan y exhiban sus visiones y sus recomendaciones, ojalá con altura y dentro de un completo espíritu de tolerancia.

El arte de conversar está en crisis. Ante la ignorancia y la desinformación se fortalece el fanatismo y el caudillismo, sin que recordemos las nefastas consecuencias que ha tenido para la humanidad y para nuestro país, en diferentes momentos de la historia, es una situación que finalmente deviene en caos.

Es la hora no solamente de actuar como humanos de bien y ciudadanos civilizados, si no, además, de ser profesionalmente responsables.

Recordemos que el hombre analítico ve diferencias, mientras el hombre de talento ve relaciones.

lunes, 11 de marzo de 2024

Editorial: sucesos de la semana No. 39


En el editorial de esta semana para El Pensamiento al Aire, Antonio Montoya H., reseña los siguientes hechos: aplaude el llamado que le hace el gobernador de Antioquia al presidente en el que solicita la autonomía fiscal para que se puedan concluir las obras que tiene en el limbo y que son de interés nacional; del éxito de las marchas en contra de las reformas de Petro; de que todavía no se haya nombrado la fiscal general de la nación, y del choque que tiene Gustavo Petro con el presidente del Senado, Iván Name, por la reforma pensional. En el campo internacional se refiere a las elecciones de Estados Unidos y a las guerras que se viven en el mundo. No dejes de verlo.
 

Respecto a las manifestaciones por el Día Internacional de la Mujer

María Cristina Isaza
Hermana… ¡no te creo!

Por: Cristina Isaza

Esta semana, en Colombia, celebramos dos marchas: la del 6 de marzo contra Petro y la del 8 de marzo.

Una vez más se demuestran las diferencias intrínsecas, en valores y cultura, de quienes participan en unas y otras. En la del 6 de marzo hubo orden, limpieza, no se extendió más de lo programado, hubo respeto por el bien público y privado, por la policía y el Esmad. En cambio, el 8 de marzo, todo lo contrario: caos, suciedad, daño, torsos desnudos de personas que carecen de sentido común y de amor propio; así se constata que el 8 de marzo, representa hoy, la hipocresía del feminismo moderno.

Top 10 de incoherencias vistas en este 8 de marzo

1.     Pintar el monumento en honor a la Pola: las que hablan de cultura, salen a vandalizar el patrimonio cultural de Bogotá y el homenaje que se hace a la vida de la heroína de nuestra independencia, asesinada a los 22 años por servir a la causa patriota de la libertad y por la dignidad.

2.     Vandalizar estaciones de Transmilenio y Metro de Medellín: las que abogan por la justicia social, salen a dañar sistemas de transporten que facilitan la vida y movilidad de millones de mujeres. Son los medios de transporte más usados por mujeres, en mayor proporción de lo que lo hacen los hombres. Además, Transmilenio emplea a más de 5.000 mujeres y en el Metro más de la mitad de las conductoras son mujeres jóvenes, estudiantes de carrera universitaria. Otro punto importante, es que quienes vandalizaron el Metro, usualmente tan amigas del discurso de la justicia ambiental, atacan un sistema que es bajo en emisiones.

3.     Profanar los templos de la Iglesia católica: “coherentemente” la tienen emprendida en contra de la religión tradicional que más venera a las mujeres. La figura de la Virgen María es de gran relevancia y respeto para los católicos y es la mujer más venerada en la historia. Incluso, en el arte, María tiene mayor representación que su hijo. Los católicos también celebran y veneran el legado de miles de mujeres santas y beatas. Además, no olvidemos el papel de las monjas y misioneras, muchas de las cuales han sido perseguidas y asesinadas.

4.     Arengas y avisos que rezan “la dieta es patriarcal”: esta arenga, anecdótica, la vi en videos sobre las marchas del 8 de marzo en México… Resulta que es malo que “el patriarcado” te quiera sana y viva, entonces una dieta sana, es opresión… ¡hermana! Opresión la que sufren tus rodillas y articulaciones, por tu sobrepeso. ¡Cuidemos de nosotras!

5.     Abajo el capitalismo: es el sistema económico que nos ha permitido desarrollar libremente nuestros talentos, diversos proyectos de vida, ser profesionales, emprendedoras, tener dinero en nuestro bolsillo para no depender de un maltratador. En este sistema se han desarrollado millones de innovaciones que nos han facilitado la vida.

6.     Aborto libre: quieren aborto en cualquier momento y por cualquier motivo. Miles de niñas colombianas son asesinadas al año en el vientre materno. ¿El “ni una más” no aplica para las niñas que se están gestando? ¿Quién aboga por la vida del ser en estado de indefensión? Para quienes protestan, son insuficientes las tres causales contempladas por ley colombiana y toda la red de apoyo de Profamilia, comenzando por los métodos anticonceptivos gratuitos… vidas truncadas en muchas ocasiones por la irresponsabilidad, el facilismo y una cultura de muerte que desprecia la vida del ser en gestación.

Además, ese lema de “mi cuerpo, mi decisión” o ser “Pro Choice”, niega la biología básica y niega el logro de la declaración de los derechos humanos, cuando se estipuló a los hijos como individuos con derechos propios y no como propiedad de los padres. El primer derecho de toda mujer es a nacer, es el derecho de la vida.

7.     Rostros cubiertos – torsos descubiertos: quienes se tapan la cara para “protestar”, sabemos que sus intenciones son vandalizar y atacar. Y las que recurren al exhibicionismo como forma de protesta, deberían recordar que el 8 de marzo es para conmemorar las luchas de las mujeres por la igualdad de derechos. Las mujeres de comienzos del siglo XX en USA que abogaban por el sufragio, organizaban desfiles imponentes, dignos, estéticamente agradables, los cuales llenaban las calles.

“Las mujeres que han cambiado el mundo no han necesitado mostrar otra cosa además de su inteligencia” Rita Levi Moltancini.

8.     Niños en manifestaciones: es un poco de sentido común, creo yo, el no exponer a niños a este tipo de eventos que suelen volverse violentos y que cuentan con muchos torsos descubiertos.

9.     Las congresistas incoherentes: Jennifer Pedraza aboga por Palestina Libre. Cathy Juvinao, muy al estilo del nefasto “Pinturita”, minimizó el vandalismo perpetrado y no condenó que en horas de la noche aun hubiera niños en las protestas, ni el ataque con aerosol y fuego a gestoras de convivencia y policía.

Sandra Ramírez (Comunes), como siempre en su papelón de feminista, hablando como “faro de la moral” de los derechos que negaron las FARC a miles de mujeres y niñas que fueron reclutadas, violadas, secuestradas, asesinadas y obligadas a abortar.

La cereza del pastel:

10. Ondear la bandera de Palestina abogando por su liberación: múltiples apoyos a Palestina… Cero voces por las mujeres y niñas asesinadas, torturadas, violadas el pasado 7 de octubre en Israel y por las 19 que aún permanecen cautivas por Hamas. Ni un solo listón amarillo por la masacre terrorista que perpetraron en Israel.

Debemos abogar por una Palestina libre, pero libre del terrorismo de Hamas y del yugo del fundamentalismo islámico, que, bajo los preceptos de la ley de la Sharia, está en contra de los derechos y libertades por las que hemos luchado las mujeres. Nosotras que tenemos voz en Occidente, hablemos por las mujeres en Palestina que no la tienen. Por ejemplo, exijamos al presidente Petro que deje de respaldar a un grupo terrorista que oprime hasta a sus propias mujeres con leyes retrógradas y machistas, que las castiga si no se cubren el pelo, que no tienen libertad sexual, que son consideradas ciudadanas de segunda categoría, propiedad de sus padres o esposos, sin igualdad de derechos (incluyendo matrimoniales, de herencia y de custodia de los hijos), sin libertad de movilidad. No gozan de las mismas oportunidades para acceder a educación y/o empleo. Esas mujeres si padecen al verdadero Estado opresor, patriarcal y machista.

No todos en la franja de Gaza estarán igual de radicalizados, pero muchos habitantes sí lo están y gracias a eso, Hamas, ganó electoralmente el control sobre la zona. Además, no olvidemos los videos de civiles celebrando la llegada de rehenes israelíes, maltratando sus cuerpos sin vida, escupiéndolos… ¿De qué dignidad sales a hablar?

Mientras que musulmanes pueden vivir en Israel, los judíos no lo pueden hacer en Gaza.

¿Sabes que cantar “From the river to the sea Palestine will be free” se refiere a borrar a Israel y los valores de libertad y de la ilustración que representa? Ellos no quieren convivir con los judíos, no son tolerantes, no quieren libertades.

Además, Hamas es financiado por el Gobierno de Irán, bajo el mando del Ayatola, otro régimen teocrático, que mina todas las libertades. Un régimen que llegó al poder, en gran parte gracias a un lobby internacional, muy “inclusivo”, apoyado por los intelectuales post modernistas de los años 70 (que son similares a los progresistas de hoy) como Michael Focault.

En estas sociedades las mujeres sufrimos un “gender apartheid”.

¿Qué pido?

Respeto por la vida, seguridad, controles a la corrupción, acceso al sistema de salud, oportunidades de educación, empleo y emprendimiento; un sistema judicial eficiente que nos proteja, en el que la impunidad no sea la regla, castigos ejemplares a violadores, maltratadores y asesinos para que las mujeres podamos vivir seguras, en libertad. Educación basada en valores y respeto que abrace las diferencias de cada género, una verdadera inclusión que no está en tergiversar el castellano, ni en que pretenda afeminar a los hombres (“deconstruyéndolos” y haciéndolos unos pusilánimes) y en que las mujeres tengamos que adoptar actitudes típicas masculinas. Hombres que reconozcan y fomenten el talento femenino, que respeten su palabra, que valoren nuestras cualidades innatas.

Y flores, ¡muchas flores!

¿Qué me preocupa?

La cantidad, en aumento, de mujeres dedicadas a la prostitución, la inseguridad (principalmente en los territorios del país dominado por grupos terroristas), el aumento de reclutamiento infantil y de drogadicción de niños y jóvenes. Necesitamos soluciones de fondo, no burocracia y “chiringuitos”.

Reflexiones finales

El vandalizar no salva vidas, no visibiliza el maltrato, no disminuye la brecha; solo perjudica a otras mujeres (a las que dicen representar y defender), que deben limpiar al otro día el desastre, y desprestigia la causa. Quejarse de la violencia machista, mientras se imita los comportamientos primarios y violentos que critican, tampoco es muy coherente.

Pienso que muchos jóvenes caen en ideas progresistas y en estos colectivismos ideologizados, por unos padres ausentes y/o son chicos a quienes no les falta nada, que todo se los dan, sin que se les enseñe de esfuerzo, de trabajo, de que las cosas se ganan, de que debemos ser responsables de nuestras vidas y decisiones y dar un buen uso al libre albedrío. Tampoco aplican preceptos mínimos de convivencia como “no hagas a otros lo que no quieras que te hagan a ti” y “mis libertades terminan donde comienzan las del otro”.

En la ideología y los colectivismos feministas de tercera y cuarta ola, veo un afán por destruir la esencia de la naturaleza femenina y de “borrarnos” al desdibujar el significado de palabras como mujer y madre. Además, hay una completa desconexión con las primeras loables luchas. Un “Día de la Mujer” que al parecer ha sido cooptado por el “Día de la Feminista”.

Falta ética, faltan principios, falta respeto, falta amor, falta unión; hay debilidad, afán por el logro, deseo de reconocimiento, mucha victimización, poco amor propio, mucho resentimiento… caldo de cultivo perfecto para que las usen, adoctrinen y manipulen con fines políticos. Por el afán de sentirse “parte de un grupo” son usadas por agendas como la proaborto y de ideología de género. No las quieren felices, ni realizadas; necesitan que sean por siempre víctimas con rencor, para venderles la ilusión del empoderamiento.

¡Salgan de ahí!

viernes, 8 de marzo de 2024

Deber la vida dos veces

José Leonardo Rincón Contreras
Por José Leonardo Rincón, S. J.

Conocí a Jeremías Bohórquez en el año 80 cuando de candidato a la Compañía fui a visitar nuestro Noviciado en Medellín. Recuerdo su rostro sonriente bajo un enorme sombrero que se había puesto para no quemarse bajo el sol. Era el ministro de casa y los novicios lo llamaban el Ché Jeremías porque había estado muchos años en Argentina trabajando al lado de Jorge Mario Bergoglio, el joven y controvertido provincial del país austral.

Ya novicio lo volví a ver al año siguiente, pero esta vez de ministro en la comunidad jesuita del Colegio Berchmans de Cali. Habíamos hecho en el IMCA de Buga una necesaria escala antes de continuar a nuestro destino final, la parroquia de Toribio (Cauca) donde tendríamos nuestro mes de misión al lado de Álvaro Ulcué Chocué, el primer indígena páez en ser ordenado sacerdote.

Esa tarde el itinerario era claro: dirigirse a la estación de buses de Buga, tomar una flota a Cali para desde su terminal proseguir a Santander de Quilichao, pernoctar allí esa noche en la casa de las Hermanas Lauritas y al otro día madrugar a Toribio. Pero Jeremías llegó al IMCA para cargar un pedido de huevos y nos ofreció llevarnos. Excelente propuesta que alteró los planes pues llegamos más rápido a Cali y cuando fuimos a comprar los tiquetes ya el bus estaba saliendo para Santander. Al llegar allí otra coincidencia: el último bus para Toribio saldría en 10 minutos, luego podríamos adelantar nuestra llegada. Todo resultó perfectamente cronometrado, como si así estuviese previsto.

Al anochecer ya estábamos en el resguardo indígena. Por supuesto, no nos esperaban y las habitaciones en la parroquia no estaban listas, así que nos llevaron a otro pueblito cercano, San Francisco, donde pasamos la noche. A la mañana siguiente de pronto se oyó un alboroto y varias personas entre gritos y lágrimas llegaron a avisarnos que el bus escalera de la mañana se había ido a un abismo y habían muerto 26 de sus ocupantes. Ese era nuestro bus, en el que debíamos haber viajado. Sin saberlo, la providencial aparición de Jeremías en Buga nos había salvado la vida. ¿Cómo olvidarlo?

Después, muchas veces, me encontré con Jere. Le gustaba visitarme para conversar largos ratos sobre su vida de Hermano Coadjutor en la Compañía y sus muchas experiencias como ministro de nuestras casas tanto en Colombia como en Argentina. Hacia parte de una generación bisagra de Hermanos que habían vivido la transición entre la tradicional figura, acostumbrada a oficios humildes y al no tener mayores aspiraciones de estudios y responsabilidades y los nuevos, ahora prácticamente extinguidos, que gozan de un estatus completamente distinto. Una evolución compleja que no todos pudieron asimilar.

Quién se iba a imaginar que pasados unos años coincidiríamos en Buenos Aires, él, nuevamente allí prestando sus servicios donde lo conocían y querían, y yo, haciendo mi Tercera Probación, ese segundo noviciado que hacemos los jesuitas, años después de ordenados.

Alguna vez nos encontramos en La Esperanza, por los lados de La Mesa (Cund.) y al saber que subía a Bogotá después de almuerzo, me pidió transportarlo. ¡Por favor! El asunto es que, por los lados de Mondoñedo, en la recta que hay antes de Mosquera, me quedé dormido mientras conducía, eso que llaman microsueños. A mi lado, Jere agarró fuertemente el timón y con fuerte voz que me sacó de tan mortal letargo me dijo: ¿qué pasa? Al abrir los ojos, asustado, me di cuenta de que no solo estaba por el carril contrario, sino que ya estaba en el borde de la berma. Jere, por segunda vez, me había salvado la vida. Si hubiese viajado solo no estaría contándoles esto. A este amigo le debo la vida dos veces. ¿Cómo no contarlo?, ¿cómo no darle gracias a Dios por su vida de jesuita y su amistad?

Casi 40 años después, en Cartagena, el ahora Santo Padre, en su encuentro con los jesuitas colombianos, lo saludaría con un cariño particular: “Ché, gordo, cómo estás?”. Y Jere, hasta sus días finales en San Alonso, nuestra enfermería de Bogotá, sería el mismo, entre respetuoso y tímido, pero también alegre y feliz cuando con sus Hermanos jugaba dominó. Ahora goza de la presencia de Dios este siervo bueno y fiel a quien le debo la vida dos veces.