viernes, 26 de julio de 2024

Mejores días para Venezuela

José Leonardo Rincón Contreras
José Leonardo Rincón, S. J.

Este domingo habrá elecciones presidenciales en nuestro hermano país y debo decir desde la barrera, el estar a la distancia y desconocer al detalle de lo que allí pasa, que la incertidumbre es muy grande. Por un lado, el régimen chavista está anclado, inquistado, en el poder desde hace más de dos décadas y quisiera perpetuarse allí. Por otro lado, la oposición, a pesar de todos los obstáculos que les han puesto, parece encontrar en esta ocasión la mejor oportunidad para recuperar la democracia.

Cuando yo era niño, Venezuela, para muchos, no solo era un atractivo destino turístico y comercial, sino que muchos compatriotas emigraron hacia allá queriendo encontrar un mejor futuro. Era un país rico y pujante. La exportación del petróleo lo convertía en un país poderoso. Los colombianos allí, para muchos, no éramos bien vistos y la xenofobia se enfocaba contra nosotros: estábamos invadiendo masivamente el país, estábamos quitándole el empleo a los nacionales, la inseguridad se incrementó por delincuentes criollos que fueron a robar… Nunca nadie imaginó que décadas después la torta se voltearía.

Y si hoy afirmamos taxativamente que el paso del chavismo ha sido una desgracia para Venezuela, sería insensato ignorar que tamaña desgracia se dio porque el capitalismo rampante, los partidos políticos tradicionales, ignoraron la pobreza y miseria de muchos, alimentaron la corrupción en el Estado, enriquecieron a pocos a costa del hambre de las mayorías y generaron una desigualdad social que fue el perfecto caldo de cultivo para la así llamada revolución bolivariana. Estuve en Caracas en los primeros años de Hugo Chávez y el júbilo y el optimismo que se transpiraban en las calles eran generalizados. Las intenciones primeras fueron buenas, sus primeros resultados también, pero el poder que endulza y gusta, termina corrompiendo y dañando los corazones. Les pasa a todos, a los de derecha y a los de izquierda. Con razón, la historia demuestra que esas grandes ideologías, tan opuestas por fuera, son la misma cosa por dentro. Al fin y al cabo, son ideas, constructos mentales, discursos, teorías, detrás de los cuales están seres humanos igualmente equívocos y falibles que las gestionan y que sucumben ante las mieles tentadoras del propio confort por encima del bienestar común.

Aquí en Colombia mirábamos con espanto aquel devenir, aquella desgracia, pero imaginamos que eso era problema de ellos. El asunto es que, poco a poco, con esa arrogancia, con esa indolencia, con esa corrupción, con esa falta de empatía, se ha allanado el camino para que la historia pueda repetirse. Y ahora, cuando estamos sintiendo los pasos de animal grande, nos miramos desconcertados, porque, aunque algunos quieran negarlo, la historia puede repetirse. Y se dirá: “se le dijo, se le advirtió, se le recomendó…”.

Venezuela está ad-portas de sacudirse de un régimen nefasto que hizo emigrar a ocho millones de sus ciudadanos de todas las clases sociales, que huyeron buscando un mejor mañana. Si los patriotas con dignidad, la frente en alto y aguerrida decisión esta vez logran superar con sus votos a los manipuladores de siempre, estoy seguro, vendrán mejores días para Venezuela.

jueves, 25 de julio de 2024

La seguridad: valor democrático

Félix Alfazar González Mira
Félix Alfazar González Mira

El concepto de seguridad ha evolucionado desde la protección física frente a amenazas externas e internas, como invasiones y delincuencia, hasta incluir aspectos económicos, sociales y ambientales. En estados democráticos, también abarca la protección de los derechos humanos y las libertades civiles, garantizando que el poder del Estado no se utilice arbitrariamente. La relación entre democracia y seguridad es intrínseca, ya que asegura el ejercicio de derechos y fortalece la democracia misma. En este contexto, es fundamental para el desarrollo y estabilidad de la sociedad, y debe ser integral, abordando tanto amenazas tradicionales como nuevas, como el crimen organizado, la corrupción, el terrorismo, las amenazas cibernéticas y el cambio climático.

Durante su gestión como alcalde de Medellín, el Dr. Álvaro Uribe Vélez creó el Fondo Metropolitano de Seguridad, conocido como "Metroseguridad", financiado mediante una sobretasa a la telefonía fija de los 10 municipios que conforman el Valle de Aburrá. Esta medida fue implementada a través del acuerdo municipal 025 de 1982, que lo autorizó para tal propósito.

Recordemos que en esa época existían organismos con dudosa institucionalidad y legalidad que ofrecían servicios de seguridad a la ciudadanía desde el ámbito civil. Un ejemplo de ello es el Departamento de Orden Ciudadano (DOC), encargado de la vigilancia y seguridad ciudadana. Todo ello se consolidó en la institución Metroseguridad, que aún existe bajo el nombre de ESU, Empresa de Seguridad Urbana. Las iniciativas con impactos positivos en las comunidades logran sostenibilidad debido a la evidente y persistente necesidad que satisfacen.

Durante su mandato en el Gobierno nacional, y en medio de la crisis económica más grave que enfrentaba el país, se recurrió al impuesto al patrimonio para fortalecer el Plan Colombia con recursos propios. Este enfoque permitió iniciar la recuperación de territorios controlados por el terrorismo, transformando al país de un "estado fallido" en 2002 a una destacada "estrella latinoamericana" en 2010, en gran medida gracias a la Política de Seguridad Democrática.

El señor gobernador Andrés Julián Rendón, con buen juicio, con la necesidad sentida ante la ausencia total de articulación integral con el Gobierno nacional y ante el incremento permanente de actos y hechos delictivos en el territorio; ha propuesto un esfuerzo regional colectivo para asegurar recursos hacia el propósito superior de la seguridad, que garantice mayores y mejores condiciones para la inversión alentadora del empleo y el ingreso de los antioqueños. En el entendido que la seguridad es de efecto transversal que rebota sobre todos los sectores económicos, además de la convivencia ciudadana y la violencia intrafamiliar. No se comente por sabido en la nueva economía que representa el turismo en ascenso, necesario para que por todas las venas y arterias viales se inunden todos los municipios de Antioquia de nacionales y extranjeros, en su aspiración de conocer todas estas tierras arrugadas con sus historias, sus gentes y costumbres.

En ese sentido el señor gobernador requiere, en estos momentos de abandono del Gobierno nacional y de dificultades en ascenso todo el apoyo y aliento de la totalidad de la sociedad antioqueña, todos sus sectores y gremios, para avanzar en el plan de seguridad que busca fortalecer las instituciones, promover la participación ciudadana, prevenir el crimen, combatir el crimen organizado, derrotar al narcoterrorismo, proteger los derechos humanos, mejorar la seguridad cibernética, apoyar los organismos de justicia y gestionar los riesgos de manera efectiva, asegurando así un entorno seguro y democrático para todos los habitantes de Antioquia.

¿Cucos rosados? ¡Qué buen primor!

Luis Alfonso García Carmona
Luis Alfonso García Carmona

En medio de la batahola que se armó por el incumplimiento del presidente al llegar con más de dos horas de retraso a la ceremonia oficial más importante del año, la parada militar del Día de la Independencia apareció por fin con facha de amanecido y enguayabado, y con el ropaje más inadecuado para una ceremonia de homenaje a nuestros símbolos patrios y a nuestras fuerzas militares. La ajada y casi transparente guayabera permitía ver que usaba unos interiores femeninos o “cucos” de color rosáceo, seguramente acordes con su reciente confesión de heterosexualidad.

Para nada nos interesa la nada edificante vida del mandatario, pero sí las ofensas que su actuación causa al pueblo colombiano, a sus soldados y a su bandera. Coincide este desaguisado con su confesión ante el Congreso de que fueron sus funcionarios los responsables del multimillonario ilícito cometido en la UNGRD para pagar el apoyo de los parlamentarios que están votando a favor de los proyectos del Gobierno y en contra de la investigación que se le adelanta por indignidad en la Comisión de Acusaciones. Reconoce su responsabilidad política por haberlos designado, pero nada más. Como es obvio, quienes delinquieron, lo hicieron a cambio del dinero que la administración Petro les pagó para que votaran según sus instrucciones. Por si acaso lo ha olvidado, es el propio art. 198 de la Constitución que dispone:

El presidente de la República, o quien haga sus veces, será responsable de sus actos u omisiones que violen la Constitución o las leyes.” Es, ni más ni menos, una nueva violación a la Constitución que juró defender y lo convierte en reo por indignidad en el cargo.

Lo de menos es lo de los cucos. Lo grave es que quienes tienen la capacidad decisoria para terminar con este calvario no actúen y continúen tan campantes. Ahora, ¿quién podrá defendernos?

La Selección Colombia al poder

Luis Alfonso García Carmona
Luis Alfonso García Carmona

En medio de las terribles vicisitudes que vivimos en Colombia, fue un bálsamo de relax, de optimismo y esperanza, la heroica actuación de nuestra selección de fútbol profesional en el torneo de la Copa América.

Pero fue, además, la oportunidad para extraer conclusiones aplicables a nuestro diario vivir y a los problemas que enfrentamos.

¿Qué nos hizo llegar tan alto y llamar la atención mundial sobre nuestro valor en un deporte tan popular como el fútbol? Me atrevería a señalar dos factores determinantes: una impecable dirección técnica y un desempeño extraordinario por parte de la plantilla seleccionada de jugadores. Se demostró, una vez más, que, en el fútbol, como en los deportes en general, el trabajo constante, la disciplina, la entrega a la hora de participar, el coraje, el profesionalismo, el trabajo en equipo, la lealtad, la generosidad, son las que cuentan para dar resultados. Estoy seguro de que hoy, después de la Copa, el valor de nuestros jugadores ha subido de precio, el respeto por Colombia deportivamente hablando, por lo menos en el fútbol, va en ascenso y nos esperan para el futuro grandes satisfacciones que apenas empezamos a imaginar.

Contrasta este panorama con el de nuestro futuro en los campos de la democracia, el Estado de derecho, la economía, la justicia, la lucha contra el crimen, la protección de los colombianos en sus vidas y en sus bienes, la educación, la seguridad social y otros aspectos vitales para la convivencia y el bienestar de los asociados.

Si tenemos al frente el modelo de nuestra Selección Colombia, ¿por qué hacemos lo contrario en temas tan fundamentales? En lugar de una dirección técnica ejemplar, elegimos un secuestrador y terrorista como presidente. Ahora, en vez de celebrar sus éxitos como mandatario tenemos que maldecir la hora en que fue elegido. Y, para mayor vergüenza nuestra, lo posesionamos a pesar de que no podía ser elegido por haber sido condenado por delito doloso y existir evidencia de que estuvo preso y salió por pena cumplida.

Por supuesto, en el poder, en lugar de llamar a los mejores hombres y mujeres para el manejo de los problemas del país, se rodeó de delincuentes, corruptos, narcotraficantes, guerrilleros y los aliados de estos. Para ministro de Defensa no designó una persona experta en seguridad que pudiera manejar los graves problemas de desorden y criminalidad que existen en el país. Prefirió traer a Iván Velásquez, un oscuro personaje que solo se ha distinguido por su odio contra el ejército y la policía, y su enfermiza persecución contra quienes se opongan a la ideología marxista-leninista que practica. Tal como lo hizo en Guatemala donde fue expulsado del país y declarada persona non grata. ¿A quién se le ocurre nombrar como ministro de Defensa a un enemigo declarado de las fuerzas del orden? Es como si Lorenzo hubiera escogido un “tronco”, pagado por sus rivales, para que pierda los partidos, como centro delantero de la selección.

Y así sucesivamente, quienes en esta aciaga hora para Colombia llegaron a los más altos puestos del ejecutivo y el legislativo, no llenan las más mínimas exigencias de probidad y capacidad de gestión. Basta con leer el siguiente informe sobre el escándalo de la UNGRD para adivinar hacia donde se dirige nuestra amada patria en manos de quienes tienen el mando.[1]

¿Por qué no decidimos ya conformar una gran Selección Colombia que se tome el poder por la vía constitucional y cambie este entable de mediocres y corruptos por un equipo independiente de las viejas castas políticas, respaldado por los millones de colombianos que gritan “fuera Petro” en estadios y en las vías públicas? ¿Por qué no llevamos al poder nuestra Selección Colombia con los mejores hombres y mujeres para manejar al país por los senderos del orden, la democracia, la justicia, el crecimiento económico, el respeto a la familia y a la vida, la protección de la propiedad, la generación de empleo, la protección a los enfermos y a los ancianos con adecuados sistemas de salud y de pensiones, la guerra al narcotráfico y a la corrupción, la ayuda solidaria a los más vulnerables y la gestión pública al servicio del bien común y no de los intereses políticos de la extrema izquierda?

miércoles, 24 de julio de 2024

Entrevista con Luis Guillermo Suárez Navarro


Antonio Montoya H.
En la entrevista de la semana para El Pensamiento al Aire nuevamente conversamos con el empresario y líder cívico Luis Guillermo Suárez Navarro y hablamos sobre el reto de reconstruir Medellín en parte reconstruyendo el enfoque del vínculo entre sector público, empresa privada y academia. No dejes de verlo.

En Eafit obtuvo su título en administración y dirección de empresas, y su carrera profesional la ha desarrollado en áreas de la construcción, la energía y la iluminación.

Es propietario de la empresa Propymex, organización que ha dirigido desde 2001 y que está dedicada al suministro de eléctricos, principalmente en el campo de la iluminación, lo que le permite estar muy vinculado al sector de la construcción.

Desarrolló proyectos de iluminación en Coper Lighting; se vinculó con EYPO Colombia S.A.S., empresa colombo mexicana de productos de iluminación y eléctricos; fue profesor del taller de iluminación, Universidad Pontificia Bolivariana UPB y asesor del alcalde de Medellín. Se ha desempeñado como miembro de juntas directivas de EPM TICSA de México, EPM ENSA de Panamá y EPM Adasa de Chile y de sus comités de auditoría. También ha sido miembro de la junta de la Cámara de Comercio de Medellín, presidente y miembro de la junta de Camacol, Tecnova, SENA, Auteco, Asciende Inmobiliaria, Restrepo Hermanos, Propymes S.A.S., Bodecol, Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín, Zoológico Santa Fe y Fundación Ferrocarril de Antioquia.

Además, ha sido columnista de opinión en el periódico El Colombiano. En Eafit obtuvo su título en administración y dirección de empresas, y su carrera profesional la ha desarrollado en áreas de la construcción, la energía y la iluminación. Miembro de juntas directivas de carácter público y privado, también ha ejercido como columnista de opinión en el periódico El Colombiano. 

¡Escandaloso hasta en Sodoma y Gomorra!

José Alvear Sanín
José Alvear Sanín

A quienes no estén familiarizados con la historia de “las ciudades de la planicie” (que desde un punto de vista no bíblico han merecido dos tomos de A la recherche du temps perdu), me permito ofrecerles un modesto recuento:

Pues bien, Sodoma —de los gays—, y Gomorra —de las lesbianas—, eran unas ciudades tan invertidas como ahora puede ser San Francisco (California). El castigo merecido había sido puesto en suspenso porque Lot había obtenido merced si en Sodoma se encontrasen 50 justos.

Pero como este patriarca no los hallase, obtuvo rebaja: primero hasta 45, y así sucesivamente, hasta que Lot dijo a Yahvé: “Tenga a bien no enojarse mi Señor, que aún hable esta sola vez: ¡Quizá se encuentren allí diez!” Y respondió el Señor: “No la destruiré, por amor a los diez” (Génesis, 18, 26-33).

Mientras Lot seguía buscando justos, recibió la visita de dos ángeles. Deslumbrados por su belleza, los sodomitas le exigieron la entrega de los visitantes, para lo que sabemos.

A continuación, el capítulo 19 de este primer libro de la Biblia narra los desesperados esfuerzos de Lot por defender a sus visitantes, la intervención milagrosa de estos y la huida de Lot y su familia, antes de que cayera la lluvia de fuego que consumió la planicie.

Ahora bien, no faltaría hoy, en Colombia, quién esté interesado en hacer contacto con ángeles, para invitarlos a un lujurioso balneario isleño..., según nos permiten intuir recientes acontecimientos ocurridos en nuestro país, que serían escandalosos aún en Sodoma y Gomorra.

Solo nuestra es la responsabilidad

José Alvear Sanín
José Alvear Sanín

Es muy difícil que ocurra algo nuevo en la historia universal. Varían los actores. Los imperios poderosos declinan antes de desaparecer. Ascienden y descienden países. La guerra, siempre presente, pero con armas cada vez más letales... y así sucesivamente. ¡Por tanto, podemos decir que nada nuevo hay bajo el sol!

Las guerras sacan a flote lo peor de los humanos; y hasta en las justas (bien escasas, por cierto), las mejores causas se contaminan de salvajismo.

En las últimas décadas se ha tratado, sin mayor éxito, a través de organismos y tribunales internacionales bien intencionados, castigar los crímenes que en ellas se cometen, pero a esas instancias casi siempre llegan muy tarde y solo algunos líderes políticos y militares de los bandos derrotados. Ningún déspota, mientras esté en el poder, tiene nada que temer, con excepción de la desaprobación de críticos impotentes, nacionales o foráneos.

Pero si hay alguna posibilidad de juzgamiento para líderes derrotados en conflictos de guerra exterior o en extremos aterradores de genocidio, pocas hay para los tiranos que condenan sus países a la esclavitud, a la persecución de los inconformes, el destrozo de sus economías, el saqueo de sus recursos o a la entrega del Estado a grupos criminales.

Cavilando sobre esos asuntos me vienen a la cabeza personajes como Pol-Pot, el criminal más aterrador, que muere tranquilo en su cama; o Maduro, campeón mundial de la expulsión de sus conciudadanos, 25% de los cuales han tenido que salir a mendigar en otros países, mientras Castro apenas pudo expatriar al 10% de los cubanos.

La “comunidad internacional”, si alguna vez ha existido, es indiferente ante los monstruos que hacen atroz la vida en sus países. La posición triunfante siempre es la de la “no intervención” en los asuntos de países ajenos. Al fin y al cabo, los tiranos siempre pueden exhibir resultados de elecciones fraudulentas, que pasan siempre como credenciales de democracia. Además, las grandes potencias imperiales de todos los tiempos apoyan siempre los gobiernos de sus satélites, mientras favorezcan sus intereses o los negocios, sin importarles nada más. (No olvidemos nunca aquello de “our bastard”).

Ahora bien, hay un catálogo de delitos de lesa humanidad que no prescriben y reclaman la solidaridad de la comunidad internacional con los pueblos subyugados, esclavizados, empobrecidos o hambreados por gobiernos criminales... y bla, bla, bla...

¡Pura paja! Los tiranos más abominables, desde la más longeva y aterradora de las dictaduras, la de Norcorea, y las espantosas como las de Cuba, Venezuela y las incontables de África, perduran sobre la desgracia de sus pueblos. Y esta lista es bien incompleta.

En Colombia vamos rápidamente a ser convertidos en otra Venezuela, a menos que el 28 de julio suceda un milagro, la salida de Maduro, porque si este se roba las elecciones, la comunidad internacional mirará para otro lado.

Entretanto, a nadie le aterra cómo Petro va entregando el espacio aéreo y jirones del territorio a sus guerrillas o a los narcotraficantes. No podemos sorprendernos ante la indiferencia de los extraños, cuando en el país hay tanta complicidad de parte de fiscales, jueces, congresistas, columnistas y comunicadores de medios masivos, jefes políticos y centenares de bodegas bien pagadas.

Por todo lo que acabamos de considerar a vuelapluma, es conveniente que entendamos que, si no somos capaces ahora —sin esperar prodigios electorales dentro de dos años, cuando la mayor parte del país esté controlada por las guerrillas, y la Registraduría por la izquierda—, el país caerá en el abismo sin retorno.

Desde hoy debemos reconocer que, si no se soluciona el problema a través de los mecanismos constitucionales, incluyendo el mandato de la Carta que obliga a los militares a mantener y defender el Estado de derecho, nadie vendrá a salvarnos de la tiranía, la barbarie y el hambre.

***

¿Existirá mayor maldad que perjudicar a todos los enfermos actuales –como es ya inocultable— y a todos los venideros, con la destrucción del sistema sanitario? La obligación de todo gobernante es mejorarlo. Por eso, destruirlo es, quizá por fin, algo nuevo bajo el sol, hecho que hará la fama imperecedera de su ejecutor.