viernes, 4 de julio de 2025

Crisis en los colegios privados

José Leonardo Rincón, S. J.
José Leonardo Rincón, S. J.

Diferentes medios de comunicación han registrado esta semana la dramática situación que atraviesan muchos colegios privados. Recordarán ustedes que hace unos meses se hablaba del cierre de centenares de colegios en todo el país. Pues bien, la curva descendente está ahora más pronunciada que nunca debido a los nuevos factores que entraron en escena.

La crisis comienza a hacerse evidente a mediados de los años 90 cuando se clasificaron los centros educativos en tres grupos: libertad regulada, libertad vigilada y régimen de control. Los primeros, gracias a su perfil y proyecto educativo institucional podrían tener incrementos más altos en sus matrículas y pensiones, pero con tope previamente definido por el ministerio. A los segundos, con algunas prebendas se le autorizaba un determinado incremento, en tanto los del régimen de control efectivamente estaban totalmente limitados. Como quien dice que los que tenían mayores posibilidades tuvieron más oportunidades y los que no las tenían nunca pudieron aspirar a mejorarlas. Eso los puso contra las cuerdas y muchos fueron cerrando sus puertas por ser totalmente inviables.

Por su parte, comenzó a darse una recuperación de la calidad en la educación pública tanto con el mejoramiento de su infraestructura como en la ampliación de cobertura y su gratuidad, lo que hizo atractiva la oferta para las clases sociales más desfavorecidas o de clase media venidas a menos por las sucesivas crisis económicas que hemos vivido.

Pero simultáneamente comenzaba a darse un fenómeno que afectaría a ambos sectores: la tasa de natalidad comenzó a descender vertiginosamente. El DANE daba cuenta de cómo las familias colombianas dejaron de ser numerosas a tener uno o no tener hijos. Eso se reflejó en la caída de la matrícula y fue notorio el efecto porque, aunque había capacidad instalada, la realidad fue que quedó subutilizada y ociosa.

A diferencia de la educación pública que es sostenida 100 % por el Estado con los impuestos de los colombianos, la privada no goza de prebendas ni subsidios. Debe pagar todos los costos fijos anuales: los impositivos como predial, IVA, ICA, a las transacciones bancarias, servicios públicos, los de sostenimiento y mantenimiento, los de ineludible cumplimiento que son las asfixiantes nóminas con su carga prestacional del 51 % adicional al salario base y que sobrepasan el 65 o 70 % del presupuesto anual, sin incluir los costos asociados a la calidad y la innovación.

No es todo. La educación privada, además de afrontar estos retos, se enfrenta a una mala práctica que aún hoy no ha encontrado solución: las familias, amparadas en el derecho a la educación se refugian en él para propiciar la mal llamada "cultura de no pago" que hace que las carteras morosas sean de decenas y cientos de millones prácticamente irrecuperables porque por tutelar ese derecho, desampara al colegio que no puede recuperar esos dineros.

A este panorama se suma la justa sentencia de la Corte Constitucional que reza que "a trabajo igual, salario igual" pero que en la práctica es desigual en las condiciones dadas porque el Estado que es el que decreta anualmente los incrementos salariales y en el escalafón, da a sus oficiales educadores porcentajes adicionales que un colegio privado no puede asumir, generando una absurda e injusta brecha que afecta obviamente a los trabajadores. Esa es una de las noticias de esta semana, el Gobierno concertó un incremento adicional del 3 % para los próximos tres años y advierte que los colegios privados deben hacer lo propio.

Muchos piensan que la educación privada es un lucrativo negocio. La verdad es que sí ha habido mercaderes de la educación que así lo han convertido para vergüenza del gremio, pero no es la suerte de la mayoría. Soy de los que cree que la educación pública debería ser de excelente calidad. No lo es actualmente, al menos en la educación inicial, básica y media. En los resultados de las pruebas de Estado son los colegios privados los que en mayoría abrumadora sobresalen. Apenas unos cuantos públicos sacan la cara.

Pareciera el gobierno querer desaparecer la educación privada, estrategia errónea que atenta contra la libertad de enseñanza, pues de ninguna manera podría ser monopolio del Estado. Eso solo se da en los regímenes dictatoriales de derecha o de izquierda porque saben que es la manera como se garantiza su perpetuidad, indoctrinando sus ideologías a la niñez y la juventud, volviéndolas borregos alienados que no piensan críticamente. Y la pluralidad y el derecho a la divergencia y al pensar diferente se sepultan. Equívoco también sería concluir que la educación privada es para los ricos y la pública para los pobres. Falso. Los padres de familia deberían gozar el derecho de escoger la educación que quieren para sus hijos. Y el Estado que sostenemos todos con nuestra tributación, debería subsidiar a unos y a otros. Ahí habría igualdad en el derecho a la educación.

Finalmente, no tenemos ley estatutaria de la educación. Quiso hacerse al antojo de los intereses de turno y así no puede ser. Debe construirse de manera concertada y participativa. En tanto eso ocurre, todos perdemos. Y eso es lo que muchos quieren, porque en tanto más embrutecidos estemos, más fácilmente podrán manipularnos. Y esto vale para todas las ideologías. Es la verdad, gústenos o no.

jueves, 3 de julio de 2025

Nuevos continentes

Fredy Angarita
Fredy Angarita

Seguro todos recuerdan esas clases de sociales en el colegio, cuando nos hablaban de la Pangea, ese supercontinente del que nacieron lo que hoy conocemos como América, Asia, África, Europa, Oceanía y la Antártida. Nos explicaban cómo se separaron y cómo flotan sobre la corteza terrestre, pero lo que nunca nos dijeron, porque ni en sus libros cabía, es que la humanidad terminaría creando nuevos continentes.

¿Nuevos continentes? Sí. No por el movimiento de placas tectónicas, sino por algo mucho más humano: la basura.

En redes, revistas y noticieros ya no es raro ver imágenes de islas que crecen día a día, pero no por sedimentos o actividad volcánica, sino por millones de fragmentos de plástico que flotan, se acumulan y se pegan.

Son Islas invisibles que no se registran en los mapas escolares, pero son más reales que nunca. En este Día Internacional Libre de Bolsas Plásticas, quiero hablarte de un lugar que parece salido de una novela distópica, pero existe:

Henderson Island[1]: una isla remota en el Pacífico Sur. Según la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, en Henderson hay entre 37 y 38 millones de fragmentos de plástico, con un peso estimado de 17 a 20 toneladas. Cada día, solo en tramos de 10 metros de costa, llegan hasta 268 nuevos fragmentos. Más del 40 % de estos desechos son de uso único. Es decir, objetos que usamos una vez… y que no se deteriora en siglos.

¿Recuerdan a Matt Groening, el creador de Los Simpson y Futurama? Es un Nostradamus moderno que, entre bromas animadas, parece leer el futuro. En un capítulo de Futurama, titulado “A Big Piece of Garbage[2] (1999), Nueva York resuelve su crisis de residuos lanzando una bola gigante de basura al espacio. Años después, esa bola vuelve amenazando caer sobre la Tierra. ¿La solución? Hacer otra bola de basura para desviar la primera. Repetir el error. Con más basura.

No es la fecha (2052) lo que me preocupa. Es la metáfora: no sabemos qué hacer con tanto desperdicio, y si no cambiamos, no es que mandemos basura al espacio, es que vamos a vivir sobre ella. Las predicciones no se cumplen solas, se cumplen porque alguien decide no hacer nada. Ojalá nunca tengamos que fabricar esa esfera, ojalá no tengamos que cartografiar nuevos continentes plásticos, ojalá comencemos a despertar la conciencia sobre la dificultad del plástico antes de hundirnos en él. Porque cada bolsa, cada tapa, cada fragmento suma, pero también puede sumar cada gesto que evite que llegue al mar.

Que el futuro no flote sobre basura, depende de nosotros.


miércoles, 2 de julio de 2025

Conversatorio con Daniel y Victor Rodríguez Ruiz

Antonio Montoya H.
Daniel y Víctor Rodríguez Ruiz, dos hermanos antioqueños forjados en la adversidad y guiados por la fe, el arte y la resiliencia son los convocados a este nuevo conversatorio de El Pensamiento al Aire y nos cuentan sus experiencias de vida, ejemplo para muchos ya que a tan temprana edad han logrado grandes objetivos. No dejes de verlo.

Criados en el barrio Aures, su historia familiar está marcada por la enfermedad de su padre, la pérdida de hermanos por la violencia, y una fuerza interior que los llevó a superar lo impensable. Daniel es exseminarista y artista, y Víctor, arquitecto y emprendedor. Juntos transformaron el dolor en propósito.

martes, 1 de julio de 2025

Editorial: sucesos de la semana No. 103

 


En su nuevo editorial de la semana para El Pensamiento al Aire, Antonio Montoya H. analiza los principales titulares de las noticias de la semana, entre estos: los delincuentes que subió Petro a su tarima en un acto público que ofendió a los antioqueños; la tragedia en Granizal, Antioquia, por deslizamiento; el reporte de ONU sobre la producción de droga en el que indica que Colombia la incrementó en un 53 %; la rebaja en la calificación crediticia de Colombia; la decisión de la Corte Constitucional que establece que sólo la Cámara puede investigar al presidente; las dificultades con la expedición de pasaportes; la sanción presidencial a la reforma laboral, la suspención de las extradiciones de guerrilleros gestores de paz, la aprobación de la reforma pensional, y concluye con las guerras que afectan al mundo y el rechazo de la demanda sindical contra la investidura de Miguel Uribe Turbay. No dejes de verlo.

El país de la fábula Petrofarsante

Luis Guillermo Echeverri Vélez
Luis Guillermo Echeverri Vélez

No es lo que se nos puede venir, es lo que ya nos pasó. Estamos controlados por un gobierno confabulado con el crimen organizado y que tiene el firme propósito de destruir nuestra democracia. Dicen que el Petro-Santismo no existe. Llámenlo como quieran, pero estamos sufriendo las consecuencias de la fábula Petrofarsante que empezó con la traición de Santos al electorado, en 2010, y su intento de hacer acuerdos clandestinos con todo el crimen organizado, al haber negociado una falsa paz con las FARC-EP amparado por el Castro-Chavismo y acolitado por el mismo elenco con que desconoció el resultado del referendo de 2016, compró el parlamento en 2017, y luego llevó ilícitamente a Petro y al Pacto Histórico con criminales al poder en 2022.

Esa fábula Petrofarsante hoy le alcahuetea a Petro llevar adelante su objetivo de cambiar la institucionalidad democrática por un narcoestado que favorezca la criminalidad y restrinja la soberanía y las libertades de los colombianos, una farsa ideológica disfrazada de democracia que hoy controla un narcoestado neocomunista, modelo socialismo siglo XXI.

Petro en medio de cada traba, hace daños irreparables. Es como el bazuquero que le saquea la billetera al papá, se roba y vende las joyas de la mamá, vende la licuadora y el microondas, y le abre la puerta de la casa a los jíbaros para que se paguen con el fogón y la nevera.

Bandera de la muerte y espada robada en mano, presenciamos el monólogo de Petro con un pueblo alquilado e imaginario. Sigue el libreto de odio y resentimiento con el cual comanda a su cleptocracia para implementar el caos, instaurar el terror, y acometer la destrucción institucional de la nación como en Venezuela. Y ahora convoca una Asamblea “Popular” Constituyente.

Petro al ceder fronteras y territorios al crimen organizado deteriora la seguridad ciudadana, la justicia y las fuerzas armadas. Está consolidando una nueva extensión del “pacto de la picota” con toda suerte de delincuentes que llaman “gestores de paz y rehabilitados”. Quiere cambiar la doctrina de las fuerzas armadas, crear una guardia nacional con civiles, y cambiar el marco conceptual del orden constitucional y el Estado de derecho.

La historia se repite, y cada vez vuelve con más fuerza a reclamar los errores cometidos al negociar la justicia por una falsa ilusión de paz. Estuvo Pablo Escobar en el Congreso y Santos llevó allí delincuentes de lesa humanidad. Regresamos a 1985 y los tétricos acuerdos con el M-19 y el Cartel de Medellín que acribillaron los magistrados de la Corte Suprema para luego exigir bajo amenaza terrorista un indulto y la nueva constituyente garantista y económicamente insostenible en 1991.

Hoy parece que los nuevos mafiosos de Medellín compraron la cartera de Justicia, el Inpec y tienen congresistas. Los grandes criminales mandan a acribillar candidatos, amenazan alcaldes, mientras los ministros prevarican ante la indolencia de la mal llamada Justica y los gremios que observan impávidos cómo un asesor clandestino de criminales y terroristas vuele a vender la Constitución.

De nuevo quieren impunidad y prohibir la extradición como pago por apoyar el cambio del orden constitucional, bajo las mismas teorías alemanas que avalaron la supremacía del nazismo, la constitución del chavismo, y ahora proponen desaparecer la independencia de poderes y la legítima oposición democrática, para lograr la perpetuidad de “Adolfito Petro” en el poder, circunscribiendo los poderes judicial y legislativo a su representación como la voz del pueblo.

La economía estatal está en la inopia, se perdió la confianza inversionista y la capacidad de formación de capitales contributivos mientras el Gobierno, mediante la concesión de impunidad al delito y al narcotráfico, alienta la formación de capitales ilícitos. Nos volamos la regla fiscal, se ha multiplicado la cleptocracia, la corrupción, el gasto estatal y los costos, generando carestía en la movilidad, el gas y la energía. Los ingresos de Ecopetrol cayeron más del 70 %, cada día hay más fuga de talentos y capitales, la tasa de recaudo va en picada, la economía negra creciendo y la calificación del riesgo país y el nivel de deuda apuntan al default. La inseguridad y el dominio territorial y fronterizo del crimen organizado impiden la inversión en el sector minero energético y la financiación de la producción agrícola, la manufacturera y el comercio. La tasa de interés final es 18 %, un negocio lícito no rinde ni el 12 % y la inflación es del 7 %, y se pagan la nómina y los impuestos con sobregiros. En cambio, es astronómico el margen de utilidad de los que trabajan sin carga impositiva: narcotráfico, lavado, extorsión, chantaje desde las cárceles, el ELN, las FARC-EP, el Clan del Golfo, muchos contratistas del Estado y los corruptos que se roban el erario.

Ilusiona la esperanza de algunos en las próximas elecciones. Digamos que los mismos políticos reelegidos van a salvar al país en el 2026, pero ignoramos cuál es la garantía de que, si llega el mejorcito de los 74 candidatos, va a tener un equipo capaz de recuperar una hacienda famélica, pues esto ya no se arregla con embajadas y con cupos indicativos. Esperemos que alguien tenga verdadera comprensión de cuánto se necesita sacrificar para recuperar la libertad democrática.

De cara al porvenir: grandes magnicidios de Colombia

Pedro Juan González Carvajal
Pedro Juan González Carvajal

Adjunto algún breve recorrido histórico de la situación de violencia endémica que vive Colombia desde sus albores como República.

Quien insista en argumentar que Colombia es un país de vocación pacifista, pues tiene todo el derecho a seguir equivocado.

Asesinatos

1. José María Córdoba (octubre 17, 1829) Tropas del General Daniel Florencio O”Leary.

2. Antonio José de Sucre (junio 04,1830) Crimen de Berruecos. Coronel Apolinar Morillo y otros.

3. Rafael Uribe Uribe (octubre 15, 1914). Leovigildo Galarza y Jesús Carvajal. Impunidad.

4. Jorge Eliécer Gaitán (abril 09, 1948) Juan Roa Sierra. Impunidad.

5. Rodrigo Lara Bonilla (abril 30, 1984). Cartel de Medellín. Impunidad.

6. Jaime Pardo Leal (octubre 11, 1987). Impunidad.

7. Luis Carlos Galán (agosto 18, 1989). Impunidad.

8. Guillermo Cano (septiembre 2, 1989). Impunidad.

9. Bernardo Jaramillo (marzo 22,1990). Impunidad.

10. Carlos Pizarro Leongómez (abril 26,1990). Impunidad.

11. Manuel Cepeda (agosto 09,1994). Impunidad.

12. Álvaro Gómez Hurtado (noviembre 2, 1995). Impunidad.

13. Jaime Garzón (agosto 13, 1999). Impunidad.

Guerras civiles y masacres

1. 10 guerras Civiles. En Colombia, se han identificado diez guerras civiles desde la creación de la República de la Nueva Granada, en 1832. Estas guerras civiles fueron: la Guerra entre Federalistas y Centralistas (1812 - 1815), la Guerra de los Supremos (1839 - 1842), la Guerra Civil de 1851, la Guerra Civil de 1854, la Guerra Magna (1860-1862), la Guerra de las Escuelas (1876 - 1877), la Guerra Civil de 1884 - 1885, la Guerra de 1895, y la Guerra de los Mil Días (1899-1902).

2. Masacre de las Bananeras (diciembre 5 y 6,1928).

3. Violencia partidista (1946 - 1966).

4. Toma del Palacio de Justicia (noviembre 6, 1985).

5. Vuelo 203 Avianca (noviembre 27, 1989).

6. Aniquilamiento Unión Patriótica (1986 - 1996).

7. Falsos positivos (2002 - 2008).

8. Atentados contra las Fuerzas Armadas, de Policía y población civil (1960 a hoy).

9. Asesinatos continuos de líderes sociales y ambientales.

Colombia ha padecido todo tipo de violencias: política, económica, religiosa, guerrillera, narcotráfico, terrorismo y todas las permutaciones de las anteriores.

viernes, 27 de junio de 2025

Ese corazón que tanto nos ama

José Leonardo Rincón Contreras S. J.
José Leonardo Rincón, S. J.

Este fin de semana estamos de puente gracias a la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, una fiesta que no era religiosa sino nacional y en la que el presidente de la República renovaba en la catedral primada la consagración del país al Sagrado Corazón, cumpliendo así con una ley que se promulgó en 1902 para dar gracias a Dios por el fin de la guerra civil que conocimos como la de los mil días. Coincidió el puente con la fiesta religiosa de San Pedro y San Pablo que no se fue a lunes porque preciso cayó en domingo.

Desde niño siempre escuché decir entre chiste y chanza "este país del Sagrado Corazón" y por décadas estuve convencido de que éramos el único país en el mundo que había asumido tan piadosa decisión. No es así: en el mundo hay 17 países que también lo están y el que primero lo hizo fue Ecuador en 1874, pero en el listado está España y Polonia, y la mayoría de los países latinoamericanos.

Esta devoción que podría remontarse al mismísimo Gólgota cuando a Jesús le atravesaron de una lanzada su costado y "al instante brotó sangre y agua", como lo evoca Pío XII en su encíclica Haurietis Aquas, en realidad cobró fuerza con las revelaciones que tuvo Santa Margarita María de Alacoque, religiosa francesa del monasterio de la Visitación y que fue acompañada espiritualmente por el jesuita San Claudio de La Colombiere. En efecto, es a partir de estas experiencias místicas cuando la Compañía de Jesús recibe el "Munus suavissimum" (encargo suavísimo) que la convierte en la principal propagadora, promotora, de esta devoción. No había hogar en Colombia, para hablar solo de nuestra propia experiencia, que no tuviese entronizada en su sala la imagen del corazón de Cristo.

Ese compromiso nuestro como jesuitas no ha cesado a pesar de los cuestionamientos y hasta caricaturizaciones del asunto. La cuarta y última encíclica del papa Francisco, Dilexit nos (Nos amó), publicada en octubre del año pasado alude al tema, un asunto, por cierto, que en el fondo jamás podrá pasar de moda sencillamente porque hablar de que el corazón de Cristo nos ama es una obvia perogrullada que, aun siéndola, toca estarla recordando. Y en un contexto global que por donde se le mire es realmente caótico, nos invita a mirar al que traspasaron, no para exhalar románticos hervores místicos, sino para inspirar y generar fuerzas transformadoras de renovación y de cambio.

Sentir el amor de Dios en nuestras propias vidas es una experiencia singular que generaría automáticamente gratitud y movería a dar los primeros pasos hacia la conversión y el auténtico deseo de una vida mejor vivida, una vida ordenada y conforme a lo que Dios quiere, esto es, una vida plena y feliz que es lo que todos quisiéramos vivir pero que no acertamos a definir cómo hacerlo porque ponemos el foco donde no es, distrayéndonos de lo esencial por valorar lo accidental, quedándonos en los medios y dejando de lado el fin u objetivo central. Valdría la pena reflexionar sobre esto.