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viernes, 12 de septiembre de 2025

Esos jóvenes italianos

José Leonardo Rincón, S. J.
José Leonardo Rincón, S. J.

La muerte del papa Francisco retrasó unos meses la canonización de estos dos jóvenes italianos, nuevos santos de nuestra iglesia. Lo llamativo no es eso, lo que me llama muchísimo la atención es que los santos jóvenes que tenemos, en su mayoría son de esta nacionalidad y se han distinguido por sus peculiares virtudes.

Luis Gonzaga, jesuita, ha sido reconocido hasta la exageración por la virtud de la pureza, pero lo que no se cuenta casi es que su temprana muerte acaeció porque lejos de ser un angelito sin malos pensamientos, en realidad su celo apostólico lo llevó a cuidar enfermos de la peste hasta que lo contagiaron y falleció heróicamente.

María Goretti, una niña de apenas once años, murió asesinada por un abusador que no logró cumplir sus perversos propósitos. Morir antes que pecar fue la ejemplar convicción de esta mártir de la castidad. Admirable.

Domingo Savio, con tan solo 15 años, alumno de Don Bosco, ha sido un ejemplar referente de que la santidad no es algo imposible de alcanzar.

Y ahora dos Santos muy interesantes: Pier Georgio Frassati, al igual que Carlo Acutis, compañeros de canonización, ambos exalumnos de los jesuitas, con comunes denominadores, jóvenes y laicos. Los dos, de comienzos de siglo, uno del XX y el otro del XXI. Ambos bastante normalitos en su vida de jóvenes: inquieto escalador de montañas uno, milenial encarretado con internet y los videojuegos; el otro, le daban un sentido trascendente a su cotidianeidad: hay que ascender en la vida para ganar a Cristo, decía Pier Giorgio, hay que comunicar por las redes sociales el maravilloso valor y sentido de la eucaristía, afirmaba Carlo.

Tanto Frassati como Acutis llamaban la atención a sus respectivos padres, indiferentes o alejados de la Iglesia, porque eran fieles devotos de la eucaristía diaria, práctica que no se quedaba en un intimísimo pietista, sino que se traducía en una cercanía a los más pobres y desvalidos de la sociedad. El rico papá de Frassati quien siempre lo criticó por vago y holgazán, dice que vino a conocer a su hijo cuando a raíz de su muerte por poliomelitis el templo se abarrotó de pobres y mendigos a quienes cuidaba. Por su parte, Carlo quien morirá de 15 años por leucemia, un genuino influencer que creó páginas web multilingües para promover la eucaristía, como narra Antonia su mamá, también: «Vivíamos en el centro de Milán, en un edificio rodeado de mendigos. Él quería ayudarlos, hablar con ellos, llevarles comida y mantas».

En su canonización, el papa León dijo de ellos: “son una invitación para todos nosotros, especialmente para los jóvenes, a no desperdiciar nuestras vidas, sino a encaminarlas hacia lo alto”. Así las cosas, tenemos estos jóvenes italianos, modelos verdaderamente inspiradores que nos evidencian que se puede ser santo viviendo auténtica y coherentemente la vida, amando a Dios y sirviendo a los demás. Amar y servir, ¡ese es el lema!

viernes, 5 de septiembre de 2025

Por tierras guaraníes

José Leonardo Rincón S. J.
José Leonardo Rincón S. J.

Estoy como producciones JES: “hoy desde aquí, mañana desde cualquier lugar del mundo”. Y no es por chicanear sino porque este mes, preciso, se juntaron al tiempo todos estos viajes de trabajo. Para no cansarlos les prometo que estaré más casero en adelante, aunque también hay que decirlo: estas crónicas de viaje resultan siempre interesantes e inspiradoras.

En Paraguay había estado solo por los laditos: Ciudad del Este y Encarnación que son limítrofes con Argentina. Nunca en Asunción, su famosa capital. Y aquí vine a parar porque ha sido la sede de nuestro encuentro anual de administradores provinciales, experiencia que me ha resultado realmente maravillosa en medio de la sobriedad de estas jornadas de trabajo. Les cuento por qué me ha gustado:

1. Para nosotros los jesuitas estas tierras fueron un referente muy importante durante la colonización española. Aquí y en sus alrededores brasileros, argentinos, bolivianos y hasta colombianos, se instalaron las famosas reducciones guaraníes. Los que vieron la película La Misión y los que han estudiado el fenómeno, saben que fue una experiencia sin igual que, de no haber sido por la extinción de la Compañía de Jesús, seguramente hubiese significado otra historia en este continente.

2. Aquí murió mártir San Roque González de Santacruz y compañeros. Conocí el relicario que conserva su corazón traspasado. Impactante.

3. Nos invitaron a un restaurante-casa de la cultura que rinde homenaje explícito a los jesuitas misioneros que junto con los guaraníes hicieron frente a los bandeirantes portugueses en la batalla de Mborore a punto de derrotarlos y no permitirles más sus abusos en estas tierras.

4. Recordé a mi amigo Guillermo Salerno, ya difunto, propietario de la editorial Kapeluz quien me invitó a prologar al lado de Borges el libro “El Imperio Jesuítico” de Leopoldo Lugones, quien hace un análisis crítico muy interesante sobre las reducciones.

5. Evoqué dos canciones paraguayas que desde niño me han fascinado: El pájaro campana y Recuerdos de Ipacaraí.

6. Hice memoria que Paraguay y Colombia son países hermanos desde que nuestro presidente Eustorgio Salgar decidió apoyar a Paraguay cuando en la guerra de la triple alianza Brasil, Argentina y Uruguay casi los borran del mapa. Fuimos el único país que se puso de su lado y este gesto, aún hoy día, no lo olvida el pueblo paraguayo.

7. Aquí en Limpio, cerca de Asunción, en esta misma casa donde estoy, hace 25 años se aprobó mi nombramiento como primer presidente de la FLACSI. ¿Cómo no emocionarse? Preciso aquí encontré ya anciano a mi jefe en la CPAL, el padre Jesús Montero Tirado, a quien pude darle un fuerte abrazo y agradecerle todo su apoyo y afecto en aquellos años.

8. Estando anoche en el Colegio de Cristo Rey, comienzan a sonar pitos, pólvora, tambores, sirenas y de pronto el bus de la selección paraguaya de fútbol rodeado de decenas de motos, carros de policía y frenética fanaticada se dirige al cercano estadio al partido decisivo contra Ecuador que le permitirá después de 16 años volver al campeonato mundial de fútbol y una vez concluido el partido saltar de alegría con este pueblo emocionado y feliz que este viernes tendrá feriado por decisión presidencial precisamente porque el motivo lo amerita.

¿Qué más les cuento? No fue poco. Ya mañana regreso a casa mas no olvidaré este paso grato por estas queridas tierras guaraníes, tan distantes geográficamente hablando y a la vez tan cercanas por los vínculos del afecto y tantos acontecimientos históricos que han marcado nuestras vidas.

viernes, 29 de agosto de 2025

Cachacos en la playa

José Leonardo Rincón Contreras, S. J.
José Leonardo Rincón Contreras, S. J.

Por aquí he escrito sobre varias de nuestras regiones patrias a propósito de mis viajes y estadías por ellas. El denominador común, además del afecto por sus paisajes bellos y su gente maravillosa ha sido resaltar, para admirar y agradecer, el poder tener un país extraordinario por disfrutar, a pesar de las sombras que quieren oscurecerlo.

Como ando de reunión en reunión, el turno ha sido nuestra costa norte, más exactamente, Barranquilla, la arenosa, la Puerta de Oro, ciudad que junto con Santa Marta y Cartagena conforman, como dice la canción, “tres perlas que brotaron de la arena”, cada una con sus particularidades específicas, cada una con su encanto.

Estoy recordando con gratitud que mi madre, cuando apenas tendría yo 8 o 9 años me llevó por primera vez a conocer el mar. Lo hicimos en el Expreso del Sol, el tren que partía de la estación del ferrocarril en la calle 13 de la capital hacia la lejana Santa Marta en un viaje que duró 24 horas. Toda una aventura realmente inolvidable a pesar de lo intensa. La verdad, no recuerdo nada el viaje de regreso, claro, toda la expectativa estaba en la ida. ¡Qué emoción tan indescriptible aquella que sentí cuando vi por primera vez el mar esa tarde soleada! Qué sensación de pequeñez ante la majestuosidad de ese mar tranquilo tan respetable como imponente. Para viajar por él en mi primer chapuzón marino llevé una pequeña barca plástica de juguete. La encallé en la arena mientras me zambullía y qué trauma cuando al volver ya no estaba. Obvio, las suaves olas del mar lo habían arrastrado de manera irrecuperable. Aprendí que una cosa es una piscina y otra el viejo mar.

Por aquellos años, Barranquilla, sin dejar de ser la ciudad más grande de las tres, no era atractiva. Grande, compleja, sin muchas playas bonitas y más bien descuidada, no era turísticamente seductora. Tenía sí el privilegio de estar en esa esquina estratégica donde desembocaba el Magdalena, nuestra mayor artería fluvial, para juntarse con el mar Caribe. Puerta de acceso ciertamente con el interior del país y cuna de grandes emprendimientos, como el de la aviación con Scadta, la precursora de Avianca, la segunda aerolínea comercial del mundo por orden de fundación. Y según se cuenta, del fútbol, que por derecho propio la convierte en la casa de nuestra selección nacional. En fin…

Cartagena, finalmente, no menos relevante desde el punto de vista histórico, tiene además un embrujo único. No sé qué es, pero su casco histórico, Bocagrande, La Popa, entre muchos rincones, encierran tanta historia que se transpira una energía única, un encanto, un placer particular. Allí trabajó San Pedro Claver como primer precursor de los derechos humanos, particularmente de la población afro que llegaba a nuestras tierras en condiciones lamentables. Visitar su santuario es siempre un homenaje a este jesuita catalán que por algo hizo declarar a León XIII que “después de la vida de Jesucristo, la vida que más me ha impactado es la de San Pedro Claver”.

Se acabó el espacio cuando apenas comenzaba a narrar experiencias únicas de vida… toca como en las telenovelas o en las sagas por temporadas … (continuará)

viernes, 15 de agosto de 2025

En Manizales hay un colegio...

José Leonardo Rincón, S. J.
José Leonardo Rincón, S. J.

De visita en Manizales, la ciudad de las puertas abiertas, estuve en el colegio San Luis Gonzaga, el último de los grandes colegios en ciudades capitales, fundado por los jesuitas en 1954, a pesar de que desde comienzos del siglo pasado ya habían hecho presencia con residencia y templo.

Vi la galería de rectores y creo que ya estoy mayorcito porque los conocí prácticamente a todos: desde Roberto Martínez, el primero, hasta Aurelio Castañeda, el actual. Y paseando por sus enormes instalaciones que honran muy bien la falduda por no decir quebrada tierra caldense, porque hay que subir y bajar y volver a subir para volver a bajar, fui haciendo homenaje a esa docena de hombres que a su paso dejaron huella… esta capilla la hizo Jaime Salazar, el coliseo lo construyó Horacio Botero, fue Luis Carlos Herrera quien hizo el preuniversitario, y así… cada rincón, cada edificio, expresa el celo jesuítico de cada uno de ellos por buscar siempre lo mejor para las familias y sus estudiantes.

La emoción me embarga porque la última vez que vine, buena parte de su edificio central estaba vacío y lúgubre, y el resto de las instalaciones, aunque bien conservadas parecían condenadas a desparecer. Habían dado acogida a 1700 alumnos y en aquel momento 700 descendiendo, entre otras cosas porque la tasa de natalidad en la capital de Caldas en cuestión de 30 años bajó de tener 6.5 hijos promedio por familia a menos de uno hoy día. Sin embargo, hoy tiene más de mil estudiantes que ayer regresaron a formarse con una alegría similar a la de un carnaval.

Mas este colegio, en sus 70 años de historia, ha luchado por supervivir y lo ha logrado cuando ya estaba en los estertores finales. De hecho, a finales de los 70, un ejercicio de planeación lo había condenado al cierre, pero el rector que vino a cumplir la tarea concitó a los padres de familia y la institución pudo recuperarse y salir adelante. Y ahora, cuando la espada de Damocles está sobre las testas de cientos de colegios privados en todo el país, este coloso, ha logrado lo imposible: su planta física lejos de abandonarse se renueva y embellece: la horrorosa explanada de arena que dizque era la cancha de fútbol, ahora está vestida de verde sintético, con pista de atletismo, graderías y el balcón de una modernizada cafetería; su coliseo de rústicas y frías escalinatas de cemento para sentarse cuenta con cómodas sillas individuales como en los mejores escenarios deportivos. El alegre colorido de la pintura de sus edificios los hace ver jóvenes. Hay obras por todo lado y la positiva energía habla de que está más vivo que nunca.

Pero no es lo arquitectónico lo único que cautiva, la innovación pedagógica se ha hecho presente. La oferta educativa abarca desde el año y medio que tienen los caminadores hasta los que se aprestan a entrar en la universidad. El humanismo es la vocación basal y el bilingüismo la opción por convicción. La auténtica formación integral permea todo el currículo, de modo que cualquier manizaleño que quiera crecer armónicamente en todas sus dimensiones: espiritual, cognitiva, afectiva, sociopolítica, estética, corporal, etcétera, encuentra allí espacios para lograrlo. Me consta, por ejemplo, que cuentan con una banda musical preciosa que nos ha deleitado con conciertos de lujo. Y los resultados del Icfes lo ubican como el primer colegio de Calendario B tanto en la ciudad, como el departamento y en el ámbito nacional, entre los colegios que tiene la Compañía de Jesús. Lo administrativo-financiero se ha organizado al detalle. Por donde se le mire, el colegio está en el top de sus pares y todo gracias a un rector líder que cuenta con un equipo cualificado de profesionales de la educación que creen y aman con pasión lo que hacen.

Hay un colegio en Manizales que tiene mucho qué ofrecerle a la calidad educativa de nuestro país y se llama San Luis Gonzaga. ¡Congratulaciones!

viernes, 8 de agosto de 2025

Un Metro que avanza

José Leonardo Rincón, S. J.
José Leonardo Rincón, S. J.

A propósito del cumpleaños de Bogotá el pasado 6 de agosto, escribo con alegría y esperanza estas líneas al observar que el deseado metro para la capital del país es, por fin, una realidad que avanza.

Ver lo que estamos viendo se tomó décadas. Aunque hay quienes se remontan a los años 40 es solo hasta los 60 cuando comenzó a hablarse seriamente de esta posibilidad, de este sueño. Vimos muchas veces titulares en los periódicos capitalinos anunciando con bombos y platillos que ahora sí el consorcio tal del país cual adelantaría las obras. Puro blof, mucha carreta, solo cuento. Eso sí, multimillonarios gastos en estudios, factibilidades, propuestas. Vana ilusión. Así que cuando hablaron de que ahora sí y que lo harían los chinos, no lo creímos. Cuento chino, pensamos. Y pasó lo del pastorcito mentiroso que cuando fue cierto nadie creyó, o lo del apóstol Tomás: que hasta cuando no vio no creyó.

Londres tiene Metro desde 1863 y por estos lares latinoamericanos Buenos Aires desde 1913. Increíble. Medellín, gracias al empuje paisa, lo disfruta desde 1995. Y aquí en rololandia un alcalde dejaba listos los estudios y llegaba otro para botarlos a la basura y contratar los propios. Los inflados egos no podían permitir que otros tuviesen el honor y la gloria. Cada cual quería ser el nuevo Adán. Que si subterráneo, que sí elevado, discusiones interminables. Mucho tilín tilín y nada de paletas. Ya en obra y no faltan los oportunistas politiqueros que no hacen nada, pero todo lo critican, quieren atravesar palos en la rueda y buscan sabotear su progreso. La envidia es enorme.

Mas el Metro avanza con un porcentaje de ejecución del 60%. Los chinos han tomado en serio el encargo y con eficiencia y disciplina, además de juiciosa organización, vienen demostrando con hechos que la obra evoluciona. Personalmente creo que, aunque estéticamente un Metro elevado no es lo más bello paisajísticamente hablando, por los impactos que genera, si lo hubiesen querido hacer subterráneo, quizás los bisnietos de nuestros hijos podrían disfrutarlos. Esa construcción sí que hubiese sido demorada y traumática, además de muy costosa, porque el subsuelo de Bogotá es realmente complejo.

El Metro elevado avanza a buen ritmo y va a cambiar en mucho la calidad de vida de nuestra gente.

En contraste con el Metro de Medellín, me preocupa seriamente que a estas alturas no se esté promoviendo una "cultura Metro". Eso toma años de pedagógica motivación y los resultados son admirables. Podrán decir lo que quieran, pero el Metro de Medellín, de lejos, es un Metro modelo. Sus estaciones bellas y siempre aseadas. Sus vagones relucientes como nuevos. Su gente respetuosa del ingreso y acceso a las estaciones y a los coches mismos. Si esto no se promueve a tiempo el metro será un caos. Lo qué vergonzosamente vemos en Transmilenio todos los días, nunca debería darse en el nuevo sistema de transporte masivo y esa formación de la cultura ciudadana sí que les corresponde a las autoridades locales. Tenemos menos de tres años para hacerlo.

viernes, 18 de julio de 2025

En las exequias del padre Jorge Eduardo Serrano, S. J.

José Leonardo Rincón Contreras, S. J.
José Leonardo Rincón Contreras, S. J.

Muchas gracias por estar aquí esta mañana. Nos convoca a todos el Señor Jesús muerto y resucitado, el mismo que con amor apasionado siguió Jorge Eduardo, nuestro gordito o exgordito. Hago un rápido paneo visual y encuentro aquí a su querida familia Serrano Ordóñez, compañeros jesuitas y exjesuitas, amigos de toda la vida, desde el colegio y quienes a lo largo de su fructífera existencia gozamos y compartimos en comunidades y obras apostólicas, aquí en Colombia y, sin exagerar, en medio mundo, su amistad y compañía.

Acabamos de escuchar el texto de Lucas que nos cuenta la parábola del buen samaritano y yo quiero que sea Jorge Eduardo quien nos ofrezca un minuto de homilía, la misma que preparó para el domingo de su pascua y que lo haga desde este que fue su púlpito del templo donde hoy hace exactamente un año asumió formalmente su misión apostólica: https://youtu.be/u9RuV7nH8mk

Así lo vimos, lo escuchamos y lo sentimos, con sencillez y cercanía, pero también con la fuerza profética del que no solo anuncia, sino que también denuncia y con su testimonio creíble nos evangeliza con hechos, no con discursos. No hay que ponderarlo: todos sabemos que su gran corazón y enorme sensibilidad por los débiles, los excluidos, los vulnerables, los más pobres, estuvieron en el foco de su existencia.

Como bien lo anotó alguno, se ha ido uno de los grandes de esta provincia, no sólo por su extraordinaria huella misional sino también por su singular personalidad, la de esos que desde que nacieron rompieron el molde y se convirtieron en personajes únicos, irrepetibles, verdaderamente auténticos.

Lo conocí siendo novicio, pero fue en el juniorado cuando me enviaron a Cúcuta a ayudarle en Semana Santa en la Parroquia de San Pío X, en Atalaya, donde retrasada su ordenación, primero ejerció como diácono y yo tuve la fortuna de estrenarlo como párroco, moviéndose por todos esos barrios, construyendo comunidades de fe y solidaridad. Todavía no se había inventado las ollas comunitarias y ya su liderazgo apostólico social era evidente. De ese viaje le debo, entre muchas enseñanzas prácticas que me dejó la tarea de aprender a manejar vehículos pues, precisamente, porque teniendo en la casa moto y vehículo no pude movilizarme a atender unos requerimientos que él me pedía. Entonces me insistió que los medios son para usarlos y para atender las necesidades de la misión.

Con esa pinta tropical multicolor que escandalizaba a criollos, porque al decir de algunos era más propia de conductor de camión, no lo fue menos en los ámbitos curiales romanos de estricto collar negro. Con todo, quizás a regañadientes, aprendió también a vestirse elegante y como sacerdote honesto de la región cuando la ocasión lo ameritaba o exigía.

Su lenguaje subido y reiterativo hacía sonrojar a adultos al principio porque casi simultáneamente les arrancaba risotadas y a los niños arrepentidos por el uso de su vocabulario los excusaba: ¡si el padre las dice...!

Esa creatividad siempre fue desbordante, inquieto, insatisfecho, desde las ya mencionadas ollas comunitarias, pasando por la configuración de la Fundación Amar y Servir como estrategia de fundraising, emprendimientos de respetable envergadura, hasta llegar a motivar al gobierno general a llevarlo a Roma por una década para desde allí replicar en la universal Compañía las que hoy se llaman oficinas de desarrollo que buscan recaudar fondos para nuestra misión apostólica. Lo era para tamañas empresas, pero también para toda suerte de estrategias: mensajes por diferentes redes sociales y el minuto de homilía donde congregó predicadores de todas las latitudes y que propagaba masivamente, el WhatsApp para comunicarse con los feligreses, códigos QR para evaluar las actividades litúrgicas, buzones de sugerencias para saber qué hacer en las celebraciones especiales, carteles, festones, grupos, reuniones, eventos. Aquí este templo, en poco tiempo, logró revivirlo y darle vida, litúrgicamente movilizó coros, grupos de laicos para organizar las principales fiestas: Semana Santa, Pentecostés, mayo para Nuestra Señora y junio para el Sagrado Corazón, Navidad para arreglar las imágenes del pesebre y cuando no había fiestas: entonces hagamos una rampa para mejorar el acceso de quienes tienen problemas de movilidad, ¡Por Dios! Un apóstol incansable que se gastó y desgastó dándose felizmente a los demás.

Algún día le dije: gordito todos los días te inventas cosas, cuando faltes ¿quién va a seguir tu ritmo?

Nuestro simpático Jorge se relacionaba con todos, poderosos y débiles, ricos y pobres. Pastor misericordioso y acogedor con abrazos sinceros y afectuosos y a la vez muy exigente y trancado, a veces sorprendentemente duro e implacable. Se entiende: santandereano de carácter recio por fuera y tierno por dentro. Frentero para decir las cosas sin anestesia, como veíamos en Isaías, llamando las cosas por su nombre. Honesto y humilde para reconocer sus equivocaciones cuando fraternalmente se le hacían caer en cuenta. De verdad, admirable en esto.

En un país cargado de violencia, dolor y muerte fue un defensor apasionado de la vida, compromiso que le iba pasando factura cuando fue amenazado de muerte y por orden del provincial tuvo que salir del país. Hombre abierto y plural que respetaba y amaba la diversidad. De mirada global, amplia y visionaria, de 73 años en su cédula, en realidad joven de espíritu al 100 %. Cuántos corazones se acercaron de nuevo a Dios gracias a sus prédicas, a sus tomaduras de pelo y constante buen humor. Hacía calar la palabra del Señor con sus mensajes. Sus eucaristías eran bien concurridas. Indiscutiblemente en muchos dejó huellas profundas.

Esa proverbial capacidad histriónica la tuvo siempre y con sus ocurrencias, historias y cuentos inventados por su mente brillante en tiempo real, narradas con tal seriedad y convicción, una y mil veces nos engañó lo que nos hacía reír a carcajadas. Su presencia en Canisio contribuyó a construir un ambiente comunitario alegre y grato.

Me ha llamado la atención que la gente tan pronto supo la noticia lloró su humana partida, pero casi que inmediatamente también dijo: pero hay fiesta en el cielo, no solo porque perseveró sino porque de seguro debe tener a la Trinidad echándole carreta, convenciéndolos de que con la corte hay que recoger fondos para mejorar las estancias celestiales. El mago para recaudar recursos me contó alguna vez que cuando lo invitaban a la boda preguntaba cuánto les había costado todo: tantos millones. Pues bien, yo solo les cobro el 3 % de esa cifra y les explicaba que era para atender las necesidades de otros. Hoy mismo se hubiera emocionado de ver esta multitud y ya estaría pasando la ponchera, así que no se hagan los locos…

Amigos, Jorge quería que la celebración de sus exequias se celebrara alegremente, como él celebró la eucaristía con esa alegría que solo puede venir de un hombre con el Espíritu de Dios rebosando su corazón. Sigamos dando gracias al Señor por esa vida suya que dejó huella en tantas vidas nuestras y hagámosle caso según su última recomendación: el asunto es más de hacer que de quedarse en el pensar, sentir, decir o escribir. En su juicio final el Señor lo ha reconocido: tuve hambre, tuve sed, estuve enfermo, en la cárcel… eso que hiciste por los otros lo hiciste conmigo… así que siervo bueno y fiel, entra en el gozo de tu Señor.

viernes, 11 de julio de 2025

Matteo Balzano

José Leonardo Rincón Contreras, S. J.
José Leonardo Rincón Contreras, S. J.

Así se llamaba el joven sacerdote italiano de 35 años que hace unos días decidió quitarse la vida, suscitando con ello un sentimiento generalizado de sorpresa y consternación. No es común saber que alguien del mundo clerical opte por el suicidio, pero la realidad, para sorpresa de muchos, comenzando por el suscrito, es que son numerosos los casos en el mundo, solo que poco o nada se sabe de ellos porque o no se comenta. Frente a este tipo de decesos siempre hay discreción y misterio.

La diócesis de Novara a la cual pertenecía decidió contar claramente lo sucedido y expresar con un comprensivo mensaje que hay un "misterio impenetrable en el alma humana" que hace que no se descubran los motivos que lo llevaron a tal decisión. En efecto, Matteo era querido por gente y su jovial carácter nada haría sospechar que pudiese estar atravesando por situaciones difíciles en su vida. Este fenómeno suele darse con frecuencia y de ahí el impacto emocional que genera.

La Iglesia ha evolucionado en la comprensión del asunto. En el pasado, los suicidas no tenían derecho a ceremonia religiosa de exequias y eran sepultados fuera del cementerio. Se suponía que sus almas irían al infierno. Hoy, las cosas son distintas y una actitud de misericordia prevalece. Quien toma tan dolorosa alternativa, en realidad no ha estado bien y aunque las engañosas apariencias muestren que sí lo estaba, ese impenetrable misterio seguramente evidenciaría que había intensas convulsiones interiores. Por eso resulta tan sugestiva la historia de dos ángeles que no se ponen de acuerdo sobre si las almas de los suicidas van o no al infierno hasta que van donde el Padre eterno para que les defina y les concluye: "esa alma no va al infierno, viene del infierno".

Todavía, en el imaginario popular, los sacerdotes, hombres escogidos por Dios, son seres superiores al común de los mortales. Nada más equivocado: somos seres humanos, absolutamente humanos, frágiles como cualquier otro, falibles e imperfectos, pecadores y limitados. Tanto, que por eso se da lo que se da. Y esos reveses o errores golpean ese idealizado perfil que se tiene, porque se supone que, si no son santos, poco les falta. No es cierto, así sea cierto también que todos estamos llamados a la santidad.

La dolorosa por no decir traumática noticia ha tenido un componente positivo. Más allá de la puntual solidaridad con el caso de Matteo, se ha generado una invitación a adoptar espiritualmente un sacerdote para orar por él. También a hacer menos dura sus soledades mediante la cercanía y el afecto, el diálogo profundo que ayuda a liberar estreses y tensiones. Es verdad que la vocación sacerdotal se concibe como una entrega total hacia los demás, pero también es verdad que hay que cuidarse a sí mismos. Que el agobiante trabajo no seque la vida espiritual. Que ese exceso de labores no desemboque en la tediosa rutina y el desencanto. Las amistades leales y sinceras son auténticas bendiciones de Dios, lo digo por experiencia propia. Contar con un acompañamiento psicológico y espiritual ayuda a hacer catarsis, drenar las cargas interiores que saturan y enferman.

En una sociedad que supuestamente lo tiene todo y cacarea felicidades por doquier, deambula el vacío existencial y el sin sentido. Hay que estar atentos. El fenómeno sigue y las estadísticas crecen en todas las edades. Una auténtica tragedia existencial social de la cual no estamos exentos. Por eso hago también una invitación a quienes han sufrido este duro golpe en sus vidas para que no se culpabilicen, lacerándose sobre su posible cuota de responsabilidad en tan dolorosa decisión. Recuerden por favor que sólo Dios en su misericordia sabe de ese misterio que para el resto de nosotros es impenetrable e incomprensible. Descansa en paz, Matteo.

viernes, 4 de julio de 2025

Crisis en los colegios privados

José Leonardo Rincón, S. J.
José Leonardo Rincón, S. J.

Diferentes medios de comunicación han registrado esta semana la dramática situación que atraviesan muchos colegios privados. Recordarán ustedes que hace unos meses se hablaba del cierre de centenares de colegios en todo el país. Pues bien, la curva descendente está ahora más pronunciada que nunca debido a los nuevos factores que entraron en escena.

La crisis comienza a hacerse evidente a mediados de los años 90 cuando se clasificaron los centros educativos en tres grupos: libertad regulada, libertad vigilada y régimen de control. Los primeros, gracias a su perfil y proyecto educativo institucional podrían tener incrementos más altos en sus matrículas y pensiones, pero con tope previamente definido por el ministerio. A los segundos, con algunas prebendas se le autorizaba un determinado incremento, en tanto los del régimen de control efectivamente estaban totalmente limitados. Como quien dice que los que tenían mayores posibilidades tuvieron más oportunidades y los que no las tenían nunca pudieron aspirar a mejorarlas. Eso los puso contra las cuerdas y muchos fueron cerrando sus puertas por ser totalmente inviables.

Por su parte, comenzó a darse una recuperación de la calidad en la educación pública tanto con el mejoramiento de su infraestructura como en la ampliación de cobertura y su gratuidad, lo que hizo atractiva la oferta para las clases sociales más desfavorecidas o de clase media venidas a menos por las sucesivas crisis económicas que hemos vivido.

Pero simultáneamente comenzaba a darse un fenómeno que afectaría a ambos sectores: la tasa de natalidad comenzó a descender vertiginosamente. El DANE daba cuenta de cómo las familias colombianas dejaron de ser numerosas a tener uno o no tener hijos. Eso se reflejó en la caída de la matrícula y fue notorio el efecto porque, aunque había capacidad instalada, la realidad fue que quedó subutilizada y ociosa.

A diferencia de la educación pública que es sostenida 100 % por el Estado con los impuestos de los colombianos, la privada no goza de prebendas ni subsidios. Debe pagar todos los costos fijos anuales: los impositivos como predial, IVA, ICA, a las transacciones bancarias, servicios públicos, los de sostenimiento y mantenimiento, los de ineludible cumplimiento que son las asfixiantes nóminas con su carga prestacional del 51 % adicional al salario base y que sobrepasan el 65 o 70 % del presupuesto anual, sin incluir los costos asociados a la calidad y la innovación.

No es todo. La educación privada, además de afrontar estos retos, se enfrenta a una mala práctica que aún hoy no ha encontrado solución: las familias, amparadas en el derecho a la educación se refugian en él para propiciar la mal llamada "cultura de no pago" que hace que las carteras morosas sean de decenas y cientos de millones prácticamente irrecuperables porque por tutelar ese derecho, desampara al colegio que no puede recuperar esos dineros.

A este panorama se suma la justa sentencia de la Corte Constitucional que reza que "a trabajo igual, salario igual" pero que en la práctica es desigual en las condiciones dadas porque el Estado que es el que decreta anualmente los incrementos salariales y en el escalafón, da a sus oficiales educadores porcentajes adicionales que un colegio privado no puede asumir, generando una absurda e injusta brecha que afecta obviamente a los trabajadores. Esa es una de las noticias de esta semana, el Gobierno concertó un incremento adicional del 3 % para los próximos tres años y advierte que los colegios privados deben hacer lo propio.

Muchos piensan que la educación privada es un lucrativo negocio. La verdad es que sí ha habido mercaderes de la educación que así lo han convertido para vergüenza del gremio, pero no es la suerte de la mayoría. Soy de los que cree que la educación pública debería ser de excelente calidad. No lo es actualmente, al menos en la educación inicial, básica y media. En los resultados de las pruebas de Estado son los colegios privados los que en mayoría abrumadora sobresalen. Apenas unos cuantos públicos sacan la cara.

Pareciera el gobierno querer desaparecer la educación privada, estrategia errónea que atenta contra la libertad de enseñanza, pues de ninguna manera podría ser monopolio del Estado. Eso solo se da en los regímenes dictatoriales de derecha o de izquierda porque saben que es la manera como se garantiza su perpetuidad, indoctrinando sus ideologías a la niñez y la juventud, volviéndolas borregos alienados que no piensan críticamente. Y la pluralidad y el derecho a la divergencia y al pensar diferente se sepultan. Equívoco también sería concluir que la educación privada es para los ricos y la pública para los pobres. Falso. Los padres de familia deberían gozar el derecho de escoger la educación que quieren para sus hijos. Y el Estado que sostenemos todos con nuestra tributación, debería subsidiar a unos y a otros. Ahí habría igualdad en el derecho a la educación.

Finalmente, no tenemos ley estatutaria de la educación. Quiso hacerse al antojo de los intereses de turno y así no puede ser. Debe construirse de manera concertada y participativa. En tanto eso ocurre, todos perdemos. Y eso es lo que muchos quieren, porque en tanto más embrutecidos estemos, más fácilmente podrán manipularnos. Y esto vale para todas las ideologías. Es la verdad, gústenos o no.

viernes, 27 de junio de 2025

Ese corazón que tanto nos ama

José Leonardo Rincón Contreras S. J.
José Leonardo Rincón, S. J.

Este fin de semana estamos de puente gracias a la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, una fiesta que no era religiosa sino nacional y en la que el presidente de la República renovaba en la catedral primada la consagración del país al Sagrado Corazón, cumpliendo así con una ley que se promulgó en 1902 para dar gracias a Dios por el fin de la guerra civil que conocimos como la de los mil días. Coincidió el puente con la fiesta religiosa de San Pedro y San Pablo que no se fue a lunes porque preciso cayó en domingo.

Desde niño siempre escuché decir entre chiste y chanza "este país del Sagrado Corazón" y por décadas estuve convencido de que éramos el único país en el mundo que había asumido tan piadosa decisión. No es así: en el mundo hay 17 países que también lo están y el que primero lo hizo fue Ecuador en 1874, pero en el listado está España y Polonia, y la mayoría de los países latinoamericanos.

Esta devoción que podría remontarse al mismísimo Gólgota cuando a Jesús le atravesaron de una lanzada su costado y "al instante brotó sangre y agua", como lo evoca Pío XII en su encíclica Haurietis Aquas, en realidad cobró fuerza con las revelaciones que tuvo Santa Margarita María de Alacoque, religiosa francesa del monasterio de la Visitación y que fue acompañada espiritualmente por el jesuita San Claudio de La Colombiere. En efecto, es a partir de estas experiencias místicas cuando la Compañía de Jesús recibe el "Munus suavissimum" (encargo suavísimo) que la convierte en la principal propagadora, promotora, de esta devoción. No había hogar en Colombia, para hablar solo de nuestra propia experiencia, que no tuviese entronizada en su sala la imagen del corazón de Cristo.

Ese compromiso nuestro como jesuitas no ha cesado a pesar de los cuestionamientos y hasta caricaturizaciones del asunto. La cuarta y última encíclica del papa Francisco, Dilexit nos (Nos amó), publicada en octubre del año pasado alude al tema, un asunto, por cierto, que en el fondo jamás podrá pasar de moda sencillamente porque hablar de que el corazón de Cristo nos ama es una obvia perogrullada que, aun siéndola, toca estarla recordando. Y en un contexto global que por donde se le mire es realmente caótico, nos invita a mirar al que traspasaron, no para exhalar románticos hervores místicos, sino para inspirar y generar fuerzas transformadoras de renovación y de cambio.

Sentir el amor de Dios en nuestras propias vidas es una experiencia singular que generaría automáticamente gratitud y movería a dar los primeros pasos hacia la conversión y el auténtico deseo de una vida mejor vivida, una vida ordenada y conforme a lo que Dios quiere, esto es, una vida plena y feliz que es lo que todos quisiéramos vivir pero que no acertamos a definir cómo hacerlo porque ponemos el foco donde no es, distrayéndonos de lo esencial por valorar lo accidental, quedándonos en los medios y dejando de lado el fin u objetivo central. Valdría la pena reflexionar sobre esto.

viernes, 20 de junio de 2025

Lo primero es lo primero

José Leonardo Rincón, S. J.
José Leonardo Rincón, S. J.

Saludos desde Armenia. Me volé estos días para darle oxígeno a mi ser de cura. Y no fue propiamente en plan de vacaciones para disfrutar de estos paisajes cafeteros que son realmente paradisíacos, sino que vine invitado por las hermanas Esclavas de Cristo Rey a dar ejercicios espirituales a un grupo de 35 religiosas de diferentes comunidades que trabajan en esta región.

Me siento como pez en el agua. Me hice cura y jesuita para disfrutar de estos espacios de trabajo pastoral. De hecho, mi oxígeno semanal me lo da la celebración eucarística en nuestro templo los domingos y cuando tengo la capellanía con las hermanas Bethlemitas. Y no es que no disfrute lo demás que hago, pues al fin y al cabo han sido décadas enteras al servicio de la educación y en roles de corte administrativo, pero es verdad que donde más me siento sacerdote y jesuita es en estos dos ministerios: dando ejercicios espirituales y celebrando los sacramentos con la gente.

Fue en la celebración de la eucaristía donde nació mi vocación. Tendría cinco años cuando sentí ese llamado a ser como ese padre que celebraba la misa. Y como nos ha pasado a tantos, el “jugar” de niño a celebrar la misa en casa era toda una pasión que, por cierto, me alcahueteaba mi mamá a quien le exigía estar atenta y devota al rito que estaba adelantando. ¿Se imaginan ustedes lo que significó para mí, a la vuelta de los años, ver convertido el sueño en realidad?

Ya miembro de la Compañía de Jesús, después de vivir los Ejercicios Espirituales como los concibió Ignacio de Loyola y que es la experiencia fundante y que nos moldea como jesuitas, sale uno de esos 30 días de retiro y oración en total silencio con unas ganas locas de compartir con otros tan maravilloso acontecimiento. Junto a mi maestro en el arte de orar y dar ejercicios, Julio Jiménez, fui convenciéndome de eso, que el tesoro de los jesuitas no son sus supuestas riquezas materiales sino esa espiritualidad encarnada que transforma radicalmente la vida de muchos. Ya lo decía el mismo maestro Ignacio: “Son todo lo mejor que yo en esta vida puedo pensar, sentir y entender…”

De manera que uno como cura jesuita de lo que más disfruta es ver cómo Dios actúa en las personas, cómo ese espíritu de Dios se mueve realmente en el interior de ellas y las renueva, las cambia, hace maravillas. Uno es apenas un instrumento. El que realmente hace la obra es Dios y esas obras son monumentales obras cuando la persona se abre a su acción y cual arcilla en manos de alfarero se convierte en obra de arte.

La espiritualidad, lejos de ser rezos y ritos, es el desarrollo en uno de la dimensión trascendente. Una autentica religión por eso no puede ser opio, porque la droga adormece, paraliza, instala y finalmente destruye. La autentica religión moviliza, dinamiza, construye, evoluciona, trasciende, hace crecer, engrandece. Y para ayudar a que esto sea posible, para eso me hice cura y jesuita. Porque lo primero es lo primero y todo lo demás es añadidura. Así de claro, así de simple.

viernes, 13 de junio de 2025

Lo que pienso

José Leonardo Rincón, S. J.
José Leonardo Rincón, S. J.

Lo que pienso sobre tantos asuntos tan diversos es lo que suelo compartir en estos escritos semanales. Me he percatado de que cuando escribo sobre temas personales o anecdóticos, a ustedes, mis amigos, les gusta más que cuando abordo temas de corte sociopolítico. Ahora bien, no siempre ha sido así. En algún momento me gustó poner a mis escritos un toque de ironía y hasta de humor ácido, pero desistí de seguirlo haciendo pues esta columna no siempre podría hacerlo dado que había temas "serios" que debía abordar. En otro momento el análisis de coyuntura social y política fueron de buen recibo, pero desde que nuestro país se polarizó más fuertemente con ocasión del proceso y acuerdos de paz, así como el plebiscito, percibí en ustedes, mis lectores, una sensación de hartura y hasta de pereza de tocar temas sobre los que declararse a favor o en contra de los protagonistas del momento significaba tomar partido, es decir, optar, lo que significa igualmente dejar de lado o excluir.

Es muy lamentable que hayamos llegado en el país a este grado de deterioro. Es verdad que estamos cansados de tanto desencanto respecto de nuestra clase política. Obvio, no son todos, hay gente buena, pero también hay muchos oportunistas que les gusta hacer ruido, hacerse sentir, robarse el show mediático, aprovechar las desgracias de los otros para lucirse, incluso también para hacer rapiña en el holocausto.

Con sus conductas, a todas luces reprochables y que se dan por igual en ambos bandos, se genera un estrés social que a todos nos agota y aburre. Lo grave es que su efecto es letal porque nos duerme, nos resigna, nos hace evasivos y hasta apáticos frente a lo que de ninguna manera se podría eludir, porque el ejercicio de la política no es propiedad de unos cuantos que se arrogan vocerías populares sino de todos nosotros como ciudadanos que debimos tener, tanto en la familia como en la escuela, formación de la conciencia crítica y no todos la tuvimos, por eso andamos como andamos, por eso nos siguen entusiasmando los caudillos radicales, promeseros de oros y moros, e ingenuamente seguimos llevados de la nariguera, comiendo cuentos baratos, para luego sentirnos engañados y frustrados, en tanto llega el nuevo de turno para repetir el eterno retorno.

Qué tristeza que en vez de avanzar retrocedamos, cuán lamentable que no podamos expresar respetuosamente nuestro pensamiento porque inmediatamente el que no piensa igual te rechaza, te insulta, te bloquea en sus redes, te hace sentir lo peor, si no es que te manda eliminar. Estoy en varios chats de amigos y hay ciertos temas vetados, de los cuales no se puede conversar so riesgo de perder la amistad. El político es uno de ellos. Hablemos de modas, de farándula, de los chismes del costurero, de cualquier otra cosa, menos de política. De esta manera será más feliz la convivencia en medio de la calma chicha, así no veremos lo evidente, no oiremos lo que no nos conviene ni nos gusta oír porque hay crudas verdades que aceptar, así duelan. Ese río revuelto es lo que esperan los pescadores gananciosos para sacar provecho y que esto siga igual o peor.

Pienso que estamos así porque quienes detentaron por décadas el poder fueron insensibles e indiferentes ante las necesidades de las mayorías pobres que un día no aguantaron más y a través del estallido social llevaron al poder a la cabeza de los opositores del statu-quo, más el fiasco ha sido fenomenal porque no solo resultaron siendo iguales de descompuestos que los que criticaban sino peores. ¡Qué horror, qué locura! Como quien dice: “que entre el diablo y escoja”. Así estamos en este momento. No hay de dónde. Me dirán que hay como 40, porque después de lo que hemos visto, cualquiera podría serlo, pero son 40 egos inflados que no querrán ceder su oportunidad y otros, los adalides de la suerte que no queremos para este país se subirán al poder aprovechando el río revuelto. Y eso me parece un déjà vu de lo que hace poco más de 200 años se llamó La Patria Boba. La historia se repite, pero como no dejan que se conozca, por eso estamos condenados a repetirla. Es lo que pienso. 

viernes, 6 de junio de 2025

Gente que inspira

José Leonardo Rincón Contreras, S. J.
José Leonardo Rincón Contreras, S. J.

Esta noche estaré en la celebración de los 80 años de la CIEC, Confederación Interamericana de Educación Católica, entidad de la cual fui su secretario general entre 2011 y 2014 y que agrupa las federaciones nacionales de colegios católicos de 23 países del continente, desde Canadá hasta el Cono sur.

Me han pedido que hable de su momento fundacional que, entre otras cosas, se dio aquí, en Bogotá, el 6 de junio de 1945, en el marco del Primer Congreso Interamericano de Educación Católica, evento promovido por el entonces arzobispo local, monseñor Ismael Perdomo y que fue organizado por el jesuita Jesús María Fernández, primer secretario general, a cuál más de los dos hombres extraordinarios, caracterizados por su liderazgo, no sólo el inherente a su ministerio pastoral, sino, también, al de su propia naturaleza humana que los dotó de enormes cualidades.

En efecto, monseñor Perdomo, alentó la fundación de esta organización continental para coordinar las homólogas nacionales como la que él mismo fundara siete años atrás, también junto con Fernández: Conaced. Bien sabemos de la nada fácil coyuntura política que le tocó sortear y de las incomprensiones que padeció. Hoy día se encuentra avanzado su proceso de canonización.

Por su parte, el P Fernández, para nosotros los jesuitas colombianos es un referente importante como quiera que fuese el fundador y primer provincial de la provincia jesuita en 1924, restaurador-rector de la Universidad Javeriana y gestor de importantes iniciativas apostólicas.

Ambos hombres inteligentes, visionarios, tenaces emprendedores, geniales y genuinos que al cruzarse en las coordenadas espacio temporales de su momento, lograron una verdadera sinergia propositiva, constructora de causas nobles, verdaderos ejemplos para subsiguientes generaciones, auténticos referentes, gente inspirada que realmente inspira.

Gente que inspire es lo que necesitamos hoy día.  Precisamente en el ámbito educativo escuché la queja de que las generaciones adultas no eran ni modelo ni referente, poco motivaban, menos inspiraban. Preocupados por satisfacer egos insaciables, narcisos embelesados en sus propios intereses, mediocres en sus resultados, en realidad no corresponden a las expectativas que generaron. Por eso no hay que sorprenderse de por qué estamos como estamos. Y por eso el razonable anhelo de tener líderes que inspiren, que conciten y aglutinen, altruistas y generosos, que miren más allá de sus propias narices y convoquen para causas que valgan la pena, testigos vivos de su propio discurso, hombres como Perdomo y Fernández, gente que una y no divida, en fin... gente que inspire.

viernes, 23 de mayo de 2025

Santa Cruz de Mompós

José Leonardo Rincón Contreras S. J.
José Leonardo Rincón, S. J.

Hace días que no escribo sobre esos rincones colombianos que he visitado y que me resultan fascinantes por su historia y por sus gentes. Pues bien, esta semana tuve que volver a Mompós, esa colonial y estratégica población del departamento de Bolívar donde los jesuitas llegamos tardíamente y que, en razón de la expulsión de Carlos III, pocos años estuvimos allí. A pesar de ello, el actual edificio de la alcaldía era, ni más ni menos, el claustro del colegio de dos plantas, con su típico patio central rodeado de columnas de piedra sosteniendo arcos de medio punto, muy similares arquitectónicamente a otros en otras latitudes y que eran propios de nuestro estilo.

Mompós fue un puerto importante sobre el río Magdalena, la principal arteria de comunicación entre Cartagena con Honda y desde allí con el interior del país. Prácticamente todas las órdenes religiosas hicieron presencia. Por ejemplo, el santo dominico Luis Bertrán trabajó en la ciudad, pero parece que no le fue muy bien según consta en una placa sobre la margen del río que dice que salió sacudiendo el polvo de sus pies, gesto mencionado en la biblia que expresa la protesta del foráneo cuando sale de un pueblo donde no ha sido bien recibido.

Suerte muy distinta tuvo nuestro libertador Simón Bolívar quien pasó ocho veces entre 1812 y 1830, una de las cuales sirvió para convocar varias decenas de hombres que le ayudaron a liberar a Caracas, su tierra natal. Con razón junto a la estatua que se yergue en su honor la famosa frase: "Si Caracas me dio la vida, Mompós me dio la gloria".

Hoy Mompós tiene 50 mil habitantes, la mitad de los cuales residen en el casco urbano. El pueblo que estuviese abandonado por décadas por los gobiernos local y departamental, desde hace unos años presenta un mejoramiento continuo que lo hace permanentemente destino turístico de múltiples extranjeros que ya no vienen solamente a adquirir las famosas piezas de orfebrería en oro y plata, o a rezar en la tradicional Semana Santa, o también a disfrutar el popular festival del jazz, sino, simplemente, a gozarse una caminata por el centro antiguo con sus calles estrechas y hermosas casas, la mayoría de una planta, que mucho se parecen a Cartagena, la capital regional.

Llegar a la isla ya no es tan complejo como antes cuando debía atravesarse el río en ferri o planchón. Ahora dos puentes majestuosos facilitan el acceso por sendos puntos con carreteras modernas bien señalizadas. Se puede viajar también vía Montería, Corozal, Barranquilla o Valledupar. Cuenta además con un excelente aeropuerto que aún sigue sin usarse la mayor parte del año, excepto cuando se celebran los eventos mencionados y a donde se puede viajar desde Medellín y la Heroica.

Me ha sorprendido gratamente ver cómo cuenta con un moderno hospital de segundo nivel, cómo se ha invertido en modernas infraestructuras deportivas y en el arreglo del atractivo malecón sobre brazo de loba. La gente se ha esmerado en recuperar sus casas, muchas de ellas ahora convertidas en oferta hotelera que, por cierto, no da abasto en altas temporadas. Por nuestra parte, las haciendas cuentan con ganado bufalino que, al decir de los expertos, es de la de mostrar en la región.

Cuando puedan, péguense la escapada a Mompós. Bien vale la pena. Se experimenta una increíble sensación solo comparable a la que se siente paseando por las calles del centro histórico de Cartagena.

viernes, 16 de mayo de 2025

Sí me gusta el Papa

José Leonardo Rincón Contreras S. J.
José Leonardo Rincón, S. J.

Digámoslo directamente: León XIV no deja de sorprenderme gratamente, cada día, desde su elección y primera aparición en público. Acostumbrados como estábamos a la simpática figura de Francisco, teníamos claro que no era fácil sucederlo y que muchos eran los desafíos que le esperaban al nuevo pontífice. Y ya lo comentamos hace ocho días: fue sorpresiva su rápida elección cuando podrían preverse muchas fumatas negras por la polarización que suscitó un papado disruptivo como el anterior. Pero el Espíritu actuó efectivamente y nos dejó lelos: el cardenal Prevost logró concitar a la mayoría en torno suyo.

Sorprendió que volviese a las tradicionales vestimentas del Papa electo. Con ello tranquilizó a unos cuantos. Pero como Francisco, se quedó con los zapatos negros y con ese gesto tan sencillo, tranquilizó al resto. Evidenció así, de modo tan simple, que es un hombre con sello propio, auténtico y libre, que combina la tradición con las nuevas formas. 

Sorprendió su nombre. Como cuando Ratzinger escogió a Benedicto que parecía una vuelta al pasado, pero que no era otra cosa sino querer expresar su preocupación por la vieja Europa, enclave estratégico de evangelización convertida ahora entre descreída y atea. León XIV también pareció ser nostalgia del pasado, pero en realidad lo que quiso mostrar fue hacer homenaje al Papa que con la encíclica Rerum Novarum fue el precursor de la sistematización de la centenaria doctrina social de la Iglesia, que comenzó ciertamente a renovar muchas cosas.

Sorprende su figura estilizada y su caminar ágil y jovial que ahora se entiende cuando nos enteramos de que es deportista, amante del tenis y que no se intimida cuando lo retan a una eventual partida del deporte blanco.

Sorprende que no se ha tomado un tiempo para asimilar su misión y conocer el oficio y sin tomar aún oficial posesión de su cargo ha asumido con tal naturalidad su rol que pareciera llevar ya meses si no años: salidas del Vaticano, eucaristías, encuentros espontáneos, audiencias públicas y privadas con discursos incluidos, anuncio de viajes, contactos políticos y religiosos con personajes, etc. Pareciera proseguir la agenda papal de su predecesor desarrollando todas las actividades previstas. Claro, tiene la ventaja de haber llevado dos meses en ese ámbito curial romano, lo que lo hace moverse como pez en el agua.

Me gusta este Papa. De seguro que nos seguirá sorprendiendo con sus palabras y sus gestos. Será muy interesante conocer más a fondo su pensamiento cuando exponga las líneas programáticas de su pontificado, se desplace a otras latitudes y comience a tomar posición frente a temas controversiales de todo orden. Sus electores quedaron satisfechos y quienes lo conocen de cerca hablan seguros de su talante. Seguirá siendo noticia de primera plana, no hay duda. Qué Dios lo bendiga y nos bendiga a través de su ministerio.

viernes, 9 de mayo de 2025

¡Tenemos Papa!

José Leonardo Rincón, S. J.
José Leonardo Rincón, S. J.

Lo dije hace ocho días: para el próximo viernes ya tendremos Papa. Y así fue. Que hubiese sido elegido en el cuarto escrutinio quiere decir que muy rápidamente los cardenales encontraron consenso alrededor de este hombre. Eso evidencia también que, a pesar de los análisis políticos que polarizaban la escogencia, pudo más la vocación eclesial a la unidad.

Y nuevamente se cumple aquello de que "el que entra Papa al cónclave sale cardenal". Los más vaticinados, los que más mojaron prensa, los favoritos de los corrillos periodísticos, los seguiremos viendo de rojo.

Un amigo mío, Fray Orlando, agustino él, compañero de la maestría y hermano de religión del nuevo Papa, hace dos días me mandó un video presentando al cardenal Roberto Francisco Prevost Martínez y me dijo textualmente: “Hoy inicia (el cónclave) y va a quedar este". Me sorprendió tanta certeza en este espontáneo profeta, pero cuando terminé de ver el envío no tuve más remedio que decir: es verdad, tiene un excelente perfil. Y sí que lo tiene bien completo y polifacético, diríamos integral. Veamos:

En efecto, norteamericano, de Chicago, nacionalidad que podría suscitar sospechas cuando el presidente de ese país se siente dueño del mundo y osadamente, por no decir irrespetuosamente, se "disfrazó" de Papa. El que sea de este país y entre connacionales, de entrada, pone al Papa de tú a tú con Mr. Trump frente a los actuales retos geopolíticos. Pero el que sus ascendientes directos de sangre sean franco-ítalo-hispanos, muestra que la realidad europea no le resulta extraña. Y como si fuera poco, tiene la nacionalidad peruana por haber vivido allí más de 20 años, lo que lo hace conocedor directo de la cultura latinoamericana.

Religioso de la Orden de San Agustín (OSA), ordenado en Roma, ha ocupado responsabilidades claves: maestro de novicios, formador, provincial y prior general por 12 años, lo que le permitió viajar por el mundo visitando sus hermanos y conociendo de primera mano la realidad global. No gratuitamente habla 6 idiomas, virtud que le facilita comunicarse fluidamente con otros.

El matemático que inicialmente fuera, de religioso se transformó en misionero. Ese contacto con el mundo pobre y humilde lo sensibilizó sobre los grandes problemas sociales. No gratuitamente por eso decide llamarse León XIV, en memoria y honor del Papa que escribiera la primera encíclica social "Rerum Novarum" en medio de un contexto convulso políticamente hablando y en el que el naciente marxismo se estaba apropiando de causas que originalmente son netamente evangélicas. Tampoco sorprende su primer saludo y mensaje, al salir al balcón de la Basílica de San Pedro, para referirse sobre la paz global y la necesidad de tener muy presente a los más pobres y excluidos.

León XIV no es Francisco. Eso está claro. Cada uno tiene su sello personal, su estilo particular, sus formas, su impronta, pero es claro que no hay rupturas radicales, hay continuidad en lo esencial. No podría ser de otra manera frente a una tendencia eclesial que no tiene marcha atrás, no conoce la irreversabilidad. Los retos de corte papa Francisco que mencionábamos están ahí y son ineludibles, pero viendo los agites curiales y mediáticos durante esta semana, quizás habría que subrayar, en sintonía con un artículo a propósito, en el blog Religión en libertad: “Unidad en medio de la polarización y mediación para la paz global; el rol evangelizador de los laicos cuando los sacerdotes y religiosos disminuye; recuperar credibilidad en una institución azotada por el flagelo vergonzoso de los abusos; una liturgia renovada que exprese mejor lo que se celebra; posturas doctrinales que sin dejar de ser inclusivas muestren razonables límites; libertad religiosa para 61 países que no la tienen; mejorar la estrategia comunicacional para hacerse más atractiva; continuar la reforma de la curia vaticana...” Como se ve, no son pocos ni menores. Pero bueno, querido papa León, aquí estamos, así que cuente con nosotros para sobrellevar tamaña cruz que asume. Tenemos Papa, ¡viva el Papa!

viernes, 2 de mayo de 2025

Más allá del cónclave, los retos

José Leonardo Rincón, S. J.
José Leonardo Rincón, S. J.

Dentro de ocho días, muy seguramente, estaremos saludando al nuevo Papa. ¿Quién podrá ser? Esa es la ansiedad nerviosa, en algunos morbosa. Que si Parolín, que si Tagle, que si Zuppi, que si europeo, que si del tercer mundo, que si joven, que si viejo, que si progresista, que si tradicionalista..., encuentro humanamente razonables estas cábalas sobre los "papabiles". Sin embargo, tengo que confesarlo también, con toda libertad y verdad, creo en el Espíritu Santo, creo en la fuerza poderosa de la oración, creo que Jesús tuvo razón cuando le dijo a Pedro que "las puertas del infierno no prevalecerán sobre ella", refiriéndose a su Iglesia. Es decir, también me asalta la expectativa y la curiosidad porque sobre los Cardenales recae una tremenda responsabilidad que va más allá de los personales intereses o posturas ideológicas. Es una decisión históricamente trascendental donde se juega el presente y futuro de la Iglesia y también del mundo.

Quien resulte elegido tendrá sobre sus hombros una muy delicada responsabilidad y es asumir los retos de un papado que, lejos de ser una figura de imperio medieval, es guía y referente espiritual para la humanidad entera. Francisco dejó la vara alta y no la puso fácil. Los retos son enormes y complejos. La Iglesia es madre misericordiosa, no madrastra regañona. Debe estar en salida, no encerrada en sacristías. Los pobres, los excluidos y descartados, los marginados de las periferias requieren atención preferente. Acogedora e incluyente, debe ser tienda de campaña en medio de un mundo en guerra, la casa de todos, todos, todos. Sus pastores deben oler a oveja, no ser funcionarios carreristas y cortesanos. El camino no es el de la jerarquía piramidal y burocrática sino el de la sinodalidad. El mundo es nuestra casa y hay que cuidarlo, todos somos hermanos y debemos respetarnos.

Con un panorama complejo y cargado de incertidumbres, la brújula debe estar bien puesta. No hay reversa, no hay marcha atrás. No creo que la gente anhele un modelo anterior. Se requiere un sumo pontífice sonriente, alegre, cercano, de lenguaje asequible, comprensivo y a la vez firme, flexible, pero sin negociar lo no negociable.

En una semana el mundo católico vuelve a la normalidad, pero con la decisión que el cónclave haya tomado se habrá definido el rumbo de la eclesial embarcación. Mi acto de fe es, pues, este: creo en el Espíritu Santo y estoy seguro de que no se equivoca. Amén.

viernes, 25 de abril de 2025

No te olvidaremos

José Leonardo Rincón, S. J.
José Leonardo Rincón, S. J.

Imposible borrar de la memoria a alguien que dejó huella por ser líder auténtico, controvertido, simpático y serio a la vez, claro en sus convicciones, libre en su modo de proceder, austero en su modo de vivir, francote y directo, pastor cercano de lenguaje entendible y práctico. Francisco ha dejado una huella en la historia del mundo y de la Iglesia que recordaremos siempre.

Sobre él se ha escrito tanto que ya poco podría añadirse. Personalmente lo he hecho al menos en cuatro ocasiones y no sé qué más decir, salvo las anécdotas e historias inéditas que a nivel personal los protagonistas quieran narrar o contar. Eso haré hoy.

Personalmente no olvidaré que buena parte de mi relación con Argentina y su gente querida desde el primer momento que estuve en el país austral, tuvo como personaje central de conversación a Jorge Bergoglio. Y lo fue desde la narrativa de leyenda cargada en contra de este hombre histórico hasta la experiencia propia, particular, sin mediaciones ni hermenéuticas, del pontífice que alentó nuestra fe. Era el mismo, pero era distinto. No creo haber visto una evidencia mayor del actuar del Espíritu.

La foto que publiqué nuevamente en Facebook y que tanto ha llamado la atención evoca uno de los tres momentos en que tuve la gracia de encontrarme con él en Roma, en el año 2015: el miércoles lo pude saludar en la Plaza de San Pedro durante la audiencia general; el viernes concelebrar la eucaristía en la capilla de Santa Marta y conversar un rato con él, y el sábado, en la audiencia que concedió en el aula Pablo VI a quienes participábamos en el congreso mundial de educación católica.

De los dos primeros encuentros me detengo en dos detalles inolvidables:

El primero, el de la Plaza de San Pedro. Gracias a mi amigo Alberto Bustamante, sacerdote cordobés y amigo de Bergoglio, se consiguió que pudiésemos estar cerca al domo en el ala reservada para los argentinos. Tuve acceso privilegiado para estar en primera fila y poder saludar de mano al Papa, pero por mi altura resulté tapándole la visión a una pareja argentina que llevaba su pequeña hija de unos 8 años. Me pidieron cambiar de puesto lo que implicaba renunciar a saludar de mano al Pontífice. Rápidamente reflexioné que yo no era argentino, además cura y de clergyman, que era más importante para esa familia tener el acceso directo y que para mí. Ya era mucho cuento tenerlo cerca y poderlo ver a menos de dos metros. Esa "oblación de mayor estima y momento", como diría San Ignacio, tuvo su recompensa pues, cuando Francisco pasó saludando de mano a los de primera fila y se detuvo a bromear con mi amigo, después de saludar a la pareja y la niña, el Santo Padre me miró sonriente y con su brazo apartó al papá y me extendió su mano para saludarme, gesto excepcional que nunca olvidaré y del que tengo también evidencia fotográfica. ¡Realmente emocionante!

Como anécdota adicional intermedia, que servirá para entender mejor el segundo encuentro, tengo que decir que le llevaba yo al Papa un libro de regalo que desistí de dárselo cuando comprobé con cierta decepción que en la audiencia la gente le daba por cantidades regalos de todo tipo, uno de ellos, incluso, una pintura de dos metros de alto (!), regalos que su guardia personal tomaba e iba acumulando detrás del domo. Mi libro era único y no quise yo que corriese la suerte de quedar como uno más entre ese cúmulo de chécheres anónimos y olvidados.

El segundo, en Santa Marta. Gracias a Guillermo Ortiz, jesuita argentino que trabajaba en Radio Vaticana, pude ir a la residencia del Papa para concelebrar la eucaristía con él en su capilla y después saludarlo personalmente, evento que corresponde al de la foto publicada.

Puntual estuve antes de las 7 de la mañana. Fue bello privilegio estar allí para celebrar la fe. Al final tuve un incidente porque un sacerdote que estaba concelebrando se puso mi saco y yo noté que el que me iba a poner no era el mío. Mientras se arregló el asunto el hecho es que fui el último en entrar nuevamente a la capilla y quedé relegado literalmente al último puesto. Y aquí se vuelve a hacer realidad aquello de que "no hay mal que por bien no venga" y de que "los últimos serán los primeros" porque cuando Francisco salió de la capilla y yo con angustia vi que se esfumaba la posibilidad de saludarlo y entregarle mi regalo, me puse de pies con el propósito de irme detrás de él, pero uno de los guardias me detuvo y me dijo que enseguida podría hacerlo, así que quedé ahora literalmente de primero en la fila para saludarlo.  Lo seguí a menos de dos metros caminando detrás suyo hasta que salimos a un hall donde él se detuvo, dio media vuelta y quedamos frente a frente. Yo quedé paralizado al verlo, su rostro sonriente, radiante, iluminado, me dejó sin palabras, anonadado, lelo. Fue él quien me hizo el gesto con sus manos de que me acercara. ¿No iba pues a saludarlo? Todo el tiempo me tuvo agarrado de sus manos. Y yo no sabía qué decir ante semejante shock emocional. Hasta que solté la lengua y torpemente le conté quien era, de dónde iba y demás. Le dije que le llevaba un regalo, un libro que él conocía bien porque su amigo Jorge Luis Borges lo tenía entre los preferidos de su biblioteca personal, que él había prologado, “El imperio jesuítico”, de Leopoldo Lugones, y que otro amigo común, Guillermo Salerno, dueño de la editorial Kapeluz, me había pedido hacerle un segundo prólogo, con ocasión de su reedición. En ese instante Francisco emocionado me soltó dando un grito y un guardia se me abalanzó creyendo que yo le había hecho daño al pontífice. Obviamente se dio inmediata cuenta de que había sido solo un gesto espontáneo de alegría. Inolvidable.

Querido Francisco, vete en paz, goza de Dios, hiciste bien tu tarea. No te olvidaremos nunca. Personalmente, no te olvidaré. ¡Gracias!