Fredy Angarita
Seguro todos recuerdan esas clases de sociales
en el colegio, cuando nos hablaban de la Pangea, ese supercontinente del
que nacieron lo que hoy conocemos como América, Asia, África, Europa, Oceanía y
la Antártida. Nos explicaban cómo se separaron y cómo flotan sobre la corteza
terrestre, pero lo que nunca nos dijeron, porque ni en sus libros cabía, es que
la humanidad terminaría creando nuevos continentes.
¿Nuevos continentes? Sí. No por el movimiento
de placas tectónicas, sino por algo mucho más humano: la basura.
En redes, revistas y noticieros ya no es raro
ver imágenes de islas que crecen día a día, pero no por sedimentos o actividad
volcánica, sino por millones de fragmentos de plástico que flotan, se acumulan
y se pegan.
Son Islas invisibles que no se registran en los
mapas escolares, pero son más reales que nunca. En este Día Internacional
Libre de Bolsas Plásticas, quiero hablarte de un lugar que parece salido de
una novela distópica, pero existe:
Henderson Island[1]: una isla remota en el
Pacífico Sur. Según la revista Proceedings of the National Academy of
Sciences, en Henderson hay entre 37 y 38 millones de fragmentos de
plástico, con un peso estimado de 17 a 20 toneladas. Cada día, solo
en tramos de 10 metros de costa, llegan hasta 268 nuevos fragmentos. Más
del 40 % de estos desechos son de uso único. Es decir, objetos que
usamos una vez… y que no se deteriora en siglos.
¿Recuerdan a Matt Groening, el creador
de Los Simpson y Futurama? Es un Nostradamus moderno que, entre
bromas animadas, parece leer el futuro. En un capítulo de Futurama,
titulado “A Big Piece of Garbage”[2] (1999), Nueva York
resuelve su crisis de residuos lanzando una bola gigante de basura al
espacio. Años después, esa bola vuelve amenazando caer sobre la Tierra. ¿La
solución? Hacer otra bola de basura para desviar la primera. Repetir el error.
Con más basura.
No es la fecha (2052) lo que me preocupa. Es la
metáfora: no sabemos qué hacer con tanto desperdicio, y si no cambiamos,
no es que mandemos basura al espacio, es que vamos a vivir sobre ella. Las
predicciones no se cumplen solas, se cumplen porque alguien decide no hacer
nada. Ojalá nunca tengamos que fabricar esa esfera, ojalá no tengamos que
cartografiar nuevos continentes plásticos, ojalá comencemos a despertar la
conciencia sobre la dificultad del plástico antes de hundirnos en él. Porque
cada bolsa, cada tapa, cada fragmento suma, pero también puede sumar cada gesto
que evite que llegue al mar.
Que el futuro no flote sobre basura, depende de nosotros.
[2] Un gran pedazo de
basura - Temporada 1, capítulo: 8: https://youtu.be/NrBcvNaFbmM?si=MiAXUITbDFrbwmis