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miércoles, 15 de junio de 2022

Ni calumniables ni elogiables

José Alvear Sanín
Por José Alvear Sanín*

Si el 19 de junio gana Petro por un puñado de votos, o si le añaden unos cuantos en la Registraduría para hacerlo presidente, Colombia cambiaría de clase dominante.

La actual está formada por empresarios, profesionales independientes, agricultores y comerciantes. A mí no me parece que esa enumeración constituya algo inconveniente, o que esas personas deban avergonzarse de su posición social y económica, porque en su inmensa mayoría son ciudadanos trabajadores y honestos, que aman sus familias, respetan las leyes y pagan impuestos. En cambio, está lista ya “una nueva clase” para reemplazarlos, encabezada por políticos con abundante prontuario, capos de la droga, guerrilleros y terroristas, y por un amplio, espeluznante lumpen intelectual. Nos dicen que el cambio es ahora... ¿Valdrá la pena?

Desde hace varios años se viene “destruyendo” la actual clase dominante. No hay calumnia que no se emplee para demeritarlos, arrinconarlos, avergonzarlos y denostarlos. No me voy a referir especialmente al presidente Uribe, víctima durante los últimos doce de diaria contumelia en forma de oprobio, injuria y ofensa, hasta convertirlo, en la imaginación de buena parte de la opinión, en monstruo innombrable.

Sin embargo, el expresidente no es la única víctima de esa campaña, porque los secuestradores y violadores del Secretariado denigran de los militares; los docentes, de los empresarios y agricultores; los vagos, de los que han estudiado; y los alcaldes mamertos destruyen las empresas e instituciones públicas para instalar en ellas a sus impreparados y rapaces nepotes.

En resumen: si, como desde Voltaire hasta Goebbels, la disociación avanza convirtiendo pequeñas mentiras repetidas mil veces, en grandes “verdades”, en Colombia todo se hace creíble, hasta llegar al hecho aterrador de que hasta un 48% y más de los encuestados están dispuestos a votar por un terrorista castro-chavista, filmado incluso con bolsas llenas de inexplicables billetes, que goza de permanente absolución mediática.

Pasando revista a los últimos años se observa que la calumnia es el arma política fundamental de una izquierda revolucionaria que avanza continuamente. Impera una ley del embudo, donde esta nueva clase política, agresiva y ascendente, monopoliza la calumnia contra los demás, que deben observar prudente silencio cuando se los difama, porque tanto una judicatura mamerta como una prensa sesgada, fallan siempre a favor de los nuevos catones, que disponen de bien entrenados difamadores profesionales y de centenares de abyectas “bodegas” que saturan al país de un asfixiante ambiente mendaz.

Estos energúmenos están por encima de toda preocupación, y además, saben recurrir a las leyes que han consagrado unos dizque “delitos de odio”, que en la práctica impiden la libre expresión de las gentes.

Vale la pena recordar quiénes son los principales partidarios de Petro y Francia, dos figuras lombrosianas que gozan de amplísimos y costosos medios.

Los primates de la nueva clase petrista forman un abigarrado grupo no calumniable, porque lo que se dice de ellos resulta cierto; ni tampoco elogiables, porque nadie recuerda nada bueno de ellos. El primer nivel está formado por el Secretariado de las FARC, una serie de congresistas que no pueden ser difamados, como tampoco pueden Juan Manuel Santos y la caterva de sus ministros hacer olvidar cómo se robaron un plebiscito, ni los entregadores de La Habana pueden ser más despreciables.

Nadie ha sido jamás capaz de decir que Roy Barreras fuera un buen médico, que Armando Benedetti haya sobresalido profesionalmente, que Piedad Córdoba sea honesta, o que Judas Francisco de Roux y Monseñor Monsalve sean sacerdotes virtuosos; ni Gustavo Bolívar, buen escritor; ni pinturita, alcalde íntegro; Claudia López, cuerda, o Hollman Morris buen esposo y padre.

Cuando repaso la lista de la nueva clase al acecho, recuerdo al ciudadano que ofrecía un millón de pesos a quien hablara bien durante un minuto de un manzanillo antioqueño, porque ¡nadie podía elogiar a ese político por más de diez segundos!

La situación de la ascendente clase comunista es aún peor: ninguno alcanzaría siquiera cinco segundos de elogio... y ¡si el país se equivoca nos pueden gobernar por setenta años!

martes, 14 de junio de 2022

¿La criminalidad al poder?

Luis Alfonso García Carmona
Por Luis Alfonso García Carmona*

Podrás engañar a todos durante algún tiempo; podrás engañar a alguien siempre; pero no podrás engañar siempre a todos. (Abraham Lincoln)

La publicación de comprometedores videos en los que se destapa, por boca de los principales estrategas y asesores de la campaña “petrista”, la inmoralidad y el maléfico cinismo que emplean para llegar al poder nos ha dejado estupefactos.

No se puede caer más bajo ni actuar de manera más vil y rastrera contra la honra y el prestigio de los demás. La capacidad de Petro y sus cómplices para mentir y saltarse las normas legales y las de la decencia no tiene parangón en la historia política de Colombia.

Como advirtió uno de los asesores de esta banda criminal denominada “Pacto Histórico”, si esto llega al conocimiento público estamos perdidos. ¿Con cuál autoridad moral seguirán atacando a su rival, el ingeniero Rodolfo Hernández? ¿Cómo van a ocultar ante la opinión pública su monstruoso plan de tomarse el poder mediante la combinación de todas las formas de lucha, legales e ilegales, como lo aprendieron en la cartilla marxista-leninista?

No tardó el rey de la mentira, el exguerrillero Petro, en atribuir el descubrimiento de su asquerosa estrategia a una infiltración en su campaña, cuando la verdad es que el origen de este monumental escándalo es el arrepentimiento de uno de sus militantes que se sintió imposibilitado moralmente para persistir en tan ignominiosa conducta.

Ya lo dijo el Evangelio: “Cuidado con los profetas falsos; se acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis” (Mt 7, 15-20)

El aprendizaje del candidato de esta cuadrilla delincuencial estuvo signado desde muy joven por el crimen: secuestros, violaciones, asesinatos, magnicidios como el del Palacio de Justicia, actos terroristas. Entendió que para eludir la acción de la Justicia todo vale: Inclusive robarse el expediente del proceso donde fue condenado para poder aspirar al Senado, a la alcaldía de Bogotá y ahora a la Presidencia en contra de un claro mandato legal que impide elegir a quien haya sido condenado. Recordemos que el propósito de la quema del Palacio de Justicia no era otro que el de desaparecer los expedientes que conducirían a la extradición de Pablo Escobar y otros capos de la mafia.

Me resisto a pensar que todavía existan en Colombia millones de compatriotas que crean en el absurdo sartal de mentiras que ha empleado este falso profeta con piel de oveja para conquistar su voto. ¿Será que puede más el odio de clases o el castigo a quienes se han atrevido a desafiar a la guerrilla y a quienes lograron reducir el área sembrada de cocaína?

La abominable estrategia del comunismo, descubierta en los videos que circulan por todos los medios, nos indica a las claras que el objetivo no es otro que llegar al poder y convertir a nuestra querida patria en otro “paraíso bolivariano” como Venezuela, Cuba o Nicaragua. Para alcanzarlo están dispuestos a pasar por encima de todo y de todos. ¿Vamos a permitirlo los colombianos?

Cualquiera que sea el motivo que algunos tengan para abstenerse de votar o para votar en blanco a sabiendas de que dicho voto no tiene ningún efecto legal, me permito señalar que por encima de cualquier razón está la supervivencia de Colombia y el bienestar de los colombianos y de sus hijos. Todas las demás razones deben ceder ante el fin supremo de salvar a Colombia.

Dejemos de creer en los falsos profetas. Basta con mirar su oscuro pasado, sus despreciables aliados y su ignominiosa forma de hacer política.

En este momento en que el país sólo pide tu voto para no convertirse en un estado-prisión bajo el látigo comunista, como el que padecen hace 60 años nuestros hermanos cubanos, no te quedes en casa sin votar. Te convertirías en cómplice de esta irreparable tragedia que no tiene marcha atrás.

Aunque los secuaces del exguerrillero impulsen el voto en blanco, ya sabemos que ellos masivamente votarán por su candidato y lo que pretenden es restar votos a su contrincante. No caigamos en esa infantil treta. Votemos en contra de Petro y su banda de malhechores. El ingeniero Hernández es un hombre probo, bien intencionado, no contaminado por la vieja política y está acompañado de Marelen Castillo, una mujer de origen humilde, pero con una excelente preparación y una vida dedicada a la cátedra universitaria.

La decisión es muy fácil: Votemos masivamente por Colombia y el futuro de nuestros hijos; no entreguemos el país a quienes pretenden destruirlo. 

sábado, 4 de junio de 2022

No al voto en blanco en la segunda vuelta

Gabriel Jaime Hurtado Restrepo
Por Gabriel Jaime Hurtado Restrepo*

El pasado 29 de mayo se celebró la elección en la que los colombianos escogeríamos a los nuevos presidente y vicepresidente de la República. Como ese día la fórmula ganadora no obtuvo al menos la mitad más uno de los votos válidos, se realizará una segunda vuelta el 19 de junio próximo, en la que solo participarán las dos fórmulas de candidatos con mayor votación.

En los medios de comunicación y redes sociales se escuchan voces, unas descontextualizadas y otras malintencionadas, que promueven el voto en blanco en la segunda vuelta.

Analicemos un poco esa iniciativa.

Según el artículo 190 de nuestra Constitución Política, el presidente será el candidato que en segunda vuelta obtenga el mayor número de votos. O sea que para nada importa, ni incide, el voto en blanco.

En gracia de discusión, si el voto en blanco obtuviera en la segunda vuelta una mayor votación que alguno de los candidatos (escenario improbable dados los resultados de la primera), el presidente será el aspirante más votado de los dos participantes, aunque ese aspirante haya obtenido menor votación que el voto en blanco.

En síntesis, el voto en blanco no tiene efecto en la segunda vuelta.

De manera que, dadas las circunstancias actuales y las características, antecedentes y acompañantes del candidato de la izquierda, el voto en blanco además de inútil es peligroso. Su promoción es una más de las múltiples, habilidosas y manipuladoras estrategias de la izquierda para embobar a los electores.

En sus cálculos estiman que quienes ya votaron por ellos en la primera vuelta no votarán en blanco en la segunda. Le están jugando a que quienes votaron por los candidatos que quedaron en el tercer, cuarto, quinto y sexto lugar si voten en blanco como una protesta contra lo que no comparten del candidato que quedó de segundo, de manera que no le sumen votos a este.

El eterno candidato del pacto hasta con el diablo y aspirante a tirano, no ha ganado, pero tampoco ha perdido.

En cuanto al otro candidato, el que quedó de segundo en la primera vuelta y que sorprendió con sus resultados, probablemente su estilo y algunas de sus propuestas no nos gusten o no nos satisfagan plenamente. Esforcémonos en informarnos y conocer sobre él, su preparación, su entorno personal, familiar y social, su experiencia, ejecutorias, realizaciones, fracasos y desaciertos.

Pero es que, del otro, el que quedó de primero en la primera vuelta, nada nos gusta y todo nos preocupa.

No es poco lo que está en riesgo en Colombia. No ensayemos poniendo en práctica teorías políticas esbozadas desde lo abstracto y desprovistas de asidero práctico. Debemos tener sentido de la oportunidad y de la realidad.

En segunda vuelta el voto protesta no juega. Eso es lo que hay. Esas son las dos únicas opciones. Uno de los dos será el próximo presidente de la República.

Por todo lo anterior, abramos los ojos, no al voto en blanco en la segunda vuelta presidencial. Es inútil y muy peligroso.

No nos equivoquemos.

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domingo, 22 de mayo de 2022

Mensaje final antes de elecciones

Por Antonio Montoya H.*

Antonio Montoya H.

No puedo dejar de pensar en el resultado de las elecciones a la Presidencia de la República, tanto la del 29 de mayo, como en la definitiva de junio 19, fechas cruciales para la democracia, entendida esta como aquella en la que los ciudadanos son libres, escogen la profesión, arte u oficio que quieran, se tiene libertad de movimiento, el emprendimiento se acepta y valora, se respeta la ley, el orden y hay disciplina social, se genera empleo a través de la existencia de empresas que promueven y empujan el crecimiento económico, y todos valoramos a los empresarios que son los que con sus ideas, patrimonio, persistencia y creatividad mantienen viva la economía.

Me dirán ustedes que estoy hablando de otro país, que eso no es Colombia y yo con respeto y cariño les digo que ese es el país al que le debemos apuntar, en el que la vida en los municipios colombianos grandes o pequeños sea generador de vida, de negocios, prosperidad y respeto por los derechos ajenos. Esto se logra única y exclusivamente si mantenemos la democracia y damos el salto que se requiere para crecer armónicamente, es decir, que derrotemos la pobreza y tengamos salud, recreación, opciones de vivienda, obviamente empleo y sobre todo que cumplamos con la ley, la respetemos y acojamos porque creemos en ella, confiamos y aceptamos, ahí sí, sus fallos.

Expreso un grito desesperado para que LAS MAYORÍAS SILENCIOSAS, las que, siendo colombianas, no se pellizcan. Las invito a que comprendan que su voto, su apoyo es importante. No se podrán lamentar más tarde de las atrocidades que vivirán y lo que hará con nuestra apreciada democracia. Entiendan la importancia de esta elección, que no es cualquier cosa, está en juego el futuro de nosotros, los hijos, la familia y la prosperidad. Esa mayoría hace la diferencia en la votación, y hace parte de ella el amigo, el vecino, hijo, esposa, los que están a nuestro alrededor, esos que a diario comparten en el trabajo y los deportes, ilusiones y sueños. Aquellos que luchan por la subsistencia de la familia y no se tocan, piensan que el problema es de los otros, no señores, ustedes que hacen parte de las mayorías silenciosas deben comprender que los países entran en deterioro porque ustedes no reflexionan ni toman decisiones de fondo. Por ello, este grito desesperado es para que despierten y salgan con alma, con sensates y responsabilidad a votar. La democracia sabrá agradecerles, al vencer a los populistas, mentirosos e ineptos.

Invito a las mujeres en general, a las que estoy viendo con alegría que están hoy en las calles trabajando, expresando su opinión y aportándole al debate, que demuestran su apoyo al candidato Federico Gutiérrez, para que además llamen, convenzan a las mujeres cabeza de familia que hoy son otra gran mayoría para que comprendan que, sin trabajo, sin opciones, no abra vida ni estabilidad para ellas y sus hijos. Ánimo mujeres colombianas, ustedes son el bastión de la familia, de la disciplina y el orden.

Los pensionados que hoy reciben su mesada porque trabajaron toda su vida y a los actuales trabajadores que hoy tienen sus aportes a la vejez en los fondos privados o en Colpensiones, los invito a que también entiendan que su dinero, esa estabilidad futura está en juego; deben tomar decisiones en favor de la democracia y votar en contra del populismo y su líder Gustavo Petro. Salgan a votar masivamente, escuchen este llamado de la patria.

Invito a los colombianos, a que dejemos por una sola vez las diferencias, rencores y animadversiones y pensemos colectivamente para defender lo que hemos construido en 212 años, tiempo en el que con errores, guerras civiles, violencia, asesinatos, muertes, secuestros, narcotráfico y terroristas en el Congreso, se ha venido construyendo un país para todos, que aún no se percibe el resultado final, pero se verá si actuamos más, si exigimos más y repudiamos la corrupción, velamos por la justicia y  por un Congreso serio y que dé la cara al pueblo colombiano. Solo se logrará ese mejor país si todos ayudamos. Me comprometo a que desde mi trabajo diario aportaré a la familia, a los que trabajen conmigo, a los amigos, con mis mejores aptitudes y actitudes para que vivamos mejor.

Ayudemos a través de este GRITO DE AUXILIO a salvar la democracia.

viernes, 20 de mayo de 2022

Cierto olor a podrido

José Leonardo Rincón Contreras
Por José Leonardo Rincón, S. J.

Algo huele mal en nuestra sociedad, decía José Luis Martín Vigil en ese ya clásico literario. Parafraseándolo en nuestro contexto, diría yo, algo huele mal en nuestra sociedad colombiana. ¿Algo? Bueno, ¡tal vez todo!

La descomposición política que estamos presenciando con ocasión de la campaña presidencial es apenas un reflejo de lo que en realidad estamos viviendo como sociedad. Insultos, calumnias, infiltraciones, espionaje, mentiras, fake news, el “todo vale” con tal de llegar a la primera magistratura del Estado. ¿Con qué cara, con qué autoridad moral? Después de haberse despotricado directamente o por otros, de haberse descalificado, insultado, ofendido, ¿con qué cara va a salir el ganador a decir el día del triunfo que ha pasado el debate y que ahora será presidente para todos los colombianos y que buscará la unidad, la paz y la concordia entre todos? Primero nos masacramos, imponiéndonos a la brava y después nos tendemos la mano. ¿Habrá alguno medianamente avispado que se coma ese cuento?

Porque hemos llegado a tal nivel de degradación que se han abierto heridas profundas. Hay mucho dolor, resentimientos, odios, revanchismos, acumulados. La polarización no es solo ideológica ni se mueve en el plano de los debates de atrevidas propuestas programáticas. No es una confrontación partidista tradicional. Es ruin, miserable, rastrera, vergonzosa y muestra las mezquindades más sobresalientes. ¡Oye! ¿De quién o quiénes se rodean esos que nos van a gobernar un día? De qué baja ralea y maloliente estopa son los alfiles y peones de esas campañas. Un debate limpio y de altura es posible o ¿solo es una vana ilusión?

Ganarse la Presidencia de este país, tal y como estamos, propiamente no es el premio mayor. Quien gane, de entrada, sabe que tiene medio país en contra y que le espera un calvario de cuatro años de feroz oposición. No gratuitamente quienes por allí han pasado salen con sus cabezas encanecidas no propiamente con tinturas. Quizás ellos mismos se encarguen de embarrarla y den papaya para vivir los años más aciagos. Eso lo saben, pero, además de satisfacer egos, debe haber muchas ganas de estar en el poder para lograrse propósitos no siempre manifiestos. ¿El poder para qué? ¡Para poder! ¿Poder servir y contribuir al mejoramiento de las condiciones del país y de su gente? Jejejeje, bueno, para disfrutar el cuarto de hora y algo más. Sin duda que tamaña dosis de masoquismo no es ingenua ni desinteresada, algo muy atractivo debe haber desde que se busca a codazo limpio el asunto. Algo me huele mal, es cierto olor a podrido…

miércoles, 18 de mayo de 2022

¿Quién ha visto el algoritmo?

Salus populi suprema lex
—Marco Tulio Cicerón

José Alvear Sanín
Por José Alvear Sanín*

Como ahora dependemos de los algoritmos, vale saber que cada uno de ellos es un grupo de operaciones organizadas de manera lógica y ordenada, que permite solucionar un determinado problema. El algoritmo trata de una serie de instrucciones o reglas establecidas que, por medio de una sucesión de pasos, permiten arribar a un resultado o solución.

Han pasado 65 días desde las elecciones el 13 de marzo y no se conoce el final de su extraño e interminable escrutinio y, por tanto, no se han expedido las credenciales de los nuevos congresistas. El dizque “preconteo” fue adicionado con crecientes cifras, primero, por medio millón; luego, por un millón, y hasta se ha hablado de millón y medio de votos, casi todos para inflar las curules del “Pacto Histórico”.

Aquí lo único histórico es que jamás en la historia de Colombia se había visto nada parecido. A pesar de la mala información, dada apresuradamente al señor presidente, no hubo únicamente “irregularidades”, como él opinó, porque lo que impera es un nauseabundo olor a fraude.

Todas las denuncias, las investigaciones prometidas, las modificaciones para los formularios E-14, las auditorías internacionales anunciadas, son meras palabras que se lleva el viento. Lo mismo puede decirse, hasta ahora, del reconteo total de votos decretado por un Tribunal de Cundinamarca.

Los hechos principales son:

1. El registrador Vega Rocha, antiguo colaborador de Ernesto Samper en Unasur (!), fue escogido por el grupo formado por los magistrados mamertos que presiden las llamadas “altas cortes” (!), que nunca lo van a suspender, investigar o sancionar.

2. El registrador, a finales del año pasado negoció el algoritmo para el cómputo de las elecciones con la muy cuestionada firma Indra, controlada por el gobierno español de Sánchez e Iglesias (!)

3. Poco antes de marzo, el registrador despidió a 300 funcionarios de la entidad, para cambiarlos por dóciles agentes suyos.

4. La mayoría absoluta de los jurados electorales procede de las filas del sindicato Fecode, de extrema izquierda, debidamente aleccionados para diligenciar de manera incorrecta los formularios E-14 (!).

5. Como afirma con pruebas ante la Fiscalía el abogado Sergio Alzate, de la Fundación Colombia Transparente, los jurados tuvieron la oportunidad de votar dos veces… y muchos de ellos se aprovecharon de esa indebida circunstancia.

6. Antes de marzo, Petro viajó a España, donde se reunió con los señores de Indra, probablemente para tomarse un buen café…, pero las recientes filtraciones, que dan cuenta de una “Registraduría paralela” organizada por su campaña, indican la posible disposición, por parte de ella, del codiciado algoritmo que les ha permitido la inmediata contabilización de centenares de miles de votos.

7. A pesar del monumental despilfarro de 1.5 billones de pesos, del increíble desorden, de la manipulación de cifras, de los contundentes indicios de abundantísimo fraude y de favorecimiento a la extrema izquierda, el registrador sigue tan campante…

8. Como lo ha expuesto en su incontrovertible memorial la doctora Vivian Morales, solo la Procuraduría puede investigar, sancionar o destituir al registrador. En vez de actuar dentro de la ley, de manera inmediata como lo exige la gravedad de las denuncias, la procuradora general ha manifestado que, en el caso del registrador, hay que “investigar antes de suspender”, mientras a Pinturita, primero se lo “suspendió”, para luego investigar.

Ahora bien, a dos semanas de unas elecciones definitivas de las que depende que Colombia conserve el modelo de la democracia representativa y las libertades individuales o siga la senda de Cuba y Venezuela, es intolerable que estas se escruten a través de un algoritmo que nadie conoce.

En cambio, en la mayoría de los países democráticos no se admite el cómputo electrónico de las votaciones, porque un algoritmo desviado puede, por ejemplo, por cada voto por el candidato A, apuntarle al candidato B, digamos 1,00012 votos, con las inevitables consecuencias…

Aun si a última hora se suspendiera al registrador, su separación del cargo nada garantiza (salvo provocar un escándalo de Petro), porque el personal que él escogió y el algoritmo de Indra, único proponente favorecido por Vega, seguirían el curso inexorable y predeterminado que puede suponerse…

¡A ojo sacado no vale santa Lucía!: No hay tiempo para contratar la auditoría internacional y esta también puede ser escogida ad hoc, para validar los resultados de ambas elecciones, o puede no ser contratada nunca, en medio de la euforia de los triunfadores.

Lo mismo puede ocurrir con el reconteo ordenado por el Tribunal de Cundinamarca.

Es necesario decirlo: lo único que podría dar tranquilidad al país sería la ejecución de una auditoría imparcial y técnica del famoso algoritmo y un recuento de la votación de marzo 13, antes de la elección para presidente, lo que no se hizo y que, como van las cosas, jamás se hará, si el país prefiere el formalismo jurídico a la legitimidad constitucional, que solamente puede recuperarse con un escrutinio intachable e inobjetable, para lo cual es necesario aplazar valerosamente la elección de presidente, hasta que se cumplan las condiciones reales para su validez.

sábado, 14 de mayo de 2022

¡Los ladrones solo son amigos hasta que se reparte el botín!

Luis Guillermo Echeverri Vélez
Por: Luis Guillermo Echeverri Vélez*

El mundo y la región tienen los ojos puestos en las elecciones colombianas. Recordemos que los ladrones son amigos hasta el momento de repartir, y el botín en este caso, son los próximos comicios presidenciales.

Nos muestra la historia que las democracias empiezan a perderse cuando el ciudadano pierde la confianza en el sistema electoral, y empiezan a caer cuando al menos uno de los contendores con posibilidades está por encima de la ley, cuenta con recursos ilimitados, tiene respaldo armado y se vale del terror para amedrentar a la población.

Es hora de que el país entero juegue con la camiseta de ganar y vote por la libertad, rechazando los ataques de las fuerzas que nos quieren convertir en perdedores y llevarnos al decrecimiento y la autodestrucción. Esto no se soluciona firmando más acuerdos lisonjeros, con los cuales solo se legitima lo que los ilegales nunca van a cumplir.

Llegó el momento de unirnos frente a una compleja realidad; la infiltración ideológica de quienes han sido victimarios, en el sistema educativo y en muchas entidades del Estado como la justicia, el parlamento y los entes de control. Tenemos que pronunciarnos en contra de la forma como están amenazando a los trabajadores para que no puedan ir a laborar y sientan miedo de votar, generando angustias y destrucción de valor en las poblaciones más afectadas por el microtráfico y el narcotráfico.

Los colombianos somos un pueblo honrado y trabajador. No le apostemos más a las falsas promesas de asesinos, cacos, ideólogos resentidos, terroristas y seres degenerados que hablan de arreglar el país mientras amenazan con terrorismo, estatización, concesión de perdón social y creación de mecanismos jurídicos absolutorios a los actores y a las acciones de la violenta delincuencia criminal.

Exijamos que quienes nos gobiernen y lideren sean personas buenas, honorables, preparadas y con voluntad de servicio, no quienes han traspasado la barrera criminal destruyendo y eliminando vidas humanas, ni quienes los acolitan. Aprendamos que ni con el terrorismo, ni bajo amenazas de terror alguno se puede acordar o pactar nada. Eso es una burla y un negocio.

No permitamos en Colombia, lo que ya ocurrió en las dictaduras que destruyeron Cuba, Venezuela y Nicaragua, ni lo que sucedió en Bolivia, Chile, Perú, Argentina y México. No hay reversa democrática una vez se toma el poder alguien respaldado por el crimen organizado que le imponga al pueblo un régimen totalitario narco-comunista fundamentado en el resentimiento, el odio de clases y los discursos que favorecen a las minorías comprometidas y excluyen el interés general.

Si en Colombia elegimos a una persona cuya formación y trayectoria está por fuera del marco de la legalidad, y si optamos por un sistema contrario a la libertad de empresa, ¿cómo hará el estado para mantenernos a todos, cuando no existan negocios e inversionistas lícitos que generen ingresos, puestos de trabajo y paguen los impuestos?

¿Cómo hará el país y los próximos gobiernos para poder financiar su gasto operativo y la inversión social, si elegimos un sistema que sea complaciente con toda suerte de actividades ilegales, como son la deforestación para la siembra de coca, la producción de cocaína, la minería ilegal y el contrabando, y que no dé estabilidad jurídica ni garantías a la inversión doméstica y extranjera?

¿Cómo puede un gobierno aliado con el terrorismo, que se oponga a la economía de mercados y a la producción tecnificada y debidamente mitigada de hidrocarburos y minerales, mantener un nivel de deuda sostenible, invertir en preservar y mantener el medio ambiente y transformarnos en una economía de servicios?

La única forma es realizando ahora una juiciosa extracción legal, moderna y tecnificada de recursos naturales, como única actividad que le genera regalías al Estado y a las regiones, de modo que la curva de ingresos de la hacienda pública no sea cada día más insuficiente frente a una mayor demanda agregada de una población joven que requiere más educación, empleo, salud, energía, infraestructura básica y de transporte, comunicaciones, etcétera.

La elección que se avecina no es sobre la relatividad ideológica entre izquierda y derecha. Lo que está en juego es la libertad de toda una nación. Los procesos revolucionarios sean abiertos o enmascarados, pseudo democráticos o nuevas modalidades de dictaduras, son aceleradores del empobrecimiento colectivo y una forma clara de opresión e injusticia social generalizada.

No hace sentido reemplazar la constante lucha del Estado contra la corrupción, por un sistema totalmente corrupto, totalitario, narco-comunista, financiado por la ilegalidad y la devastación social y ambiental de que se nutre la criminalidad en todas sus formas y manifestaciones, y que pretende cambiar el referente de los valores que soportan nuestra normatividad y nuestra libre movilidad económica.

Cuidado que el candidato del narcoterrorismo no es Clístenes, ni las circunstancias del mundo actual son las de Grecia antigua, ni las de Francia al derrocar la monarquía. Lo que puede ocurrir en Colombia, que ha sido por 212 años una democracia constitucionalista republicana, imperfecta pero libre y con una sólida institucionalidad, es la instauración de un totalitarismo narco-comunista.

El malvado y nefasto tartufo, fue quien en Colombia convirtió lo ilegal en legal. Fue quien le dio pasaporte social a la criminalidad con su acuerdo de paz, y por ese detalle, esto se puede calentar feo e incluso llevarnos a una guerra civil.

Ese muñeco diabólico, su perverso titiritero y toda su pandilla, fueron quienes compraron la cuestionable enmienda constitucional con que le abrieron la posibilidad a toda suerte de criminales de participar en política y de ocupar cargos públicos, disfrazando de cambio a la dialéctica demagógica del populismo que siempre se vale del engaño para abusar de desinformados, inconformes, inútiles e ignorantes.

La pregunta es, ¿cuál cambio?, ¿cambio positivo para bien, con esfuerzo, trabajo y sacrificios? o ¿cambio para mal de manera facilista que nos lleve a una irrecuperable destrucción de valores y valor?

sábado, 7 de mayo de 2022

Colombia hacia el suicidio colectivo

Por Luis Alfonso García Carmona*

A menos de un mes de la primera vuelta electoral para escoger al presidente de la República, el panorama no puede ser más sombrío.

De un lado, la extrema izquierda, da por sentado que se tomará el poder, como ocurrió recientemente en Chile, Perú y Honduras. Y, en el supuesto de que los resultados no la favorezcan, ya ha anunciado que será consecuencia del fraude y hará valer su triunfo mediante alzamientos populares. Con razón ha denunciado un exmilitante del M-19 que Petro no va por la elección sino por la insurrección.

No obstante, el crecimiento en las encuestas en favor de la candidatura democrática de Federico Gutiérrez, no se puede pasar por alto las gravísimas sospechas que pesan sobre la imparcialidad de las autoridades electorales. Privatizaron el escrutinio de los votos contratando de manera irregular a la firma Indra, cuestionada internacionalmente por sus malos manejos; despidieron a más de 100 funcionarios de carrera para reemplazarlos por personal sin preparación en la materia; el resultado de las elecciones parlamentarias fue catastrófico pues se presentaron anomalías en más de 20.000 mesas y se cuentan por decenas de miles las quejas de los ciudadanos a quienes no les aparecen sus votos, o no les entregaron tarjetones distintos a los del Pacto Histórico; y, sistemáticamente se han negado a practicar reconteo de los votos o a separar del cargo al responsable de tamaño desaguisado.

Curiosamente, sin explicación alguna, de la noche a la mañana le aparecieron 500.000 votos más a la lista de Senado del grupo político de Gustavo Petro. ¿Cómo se puede creer en la trasparencia de las próximas elecciones?

Dos anuncios del guerrillero ahora candidato son, por sí solos, de carácter espeluznante:

1.- Que la revolución que está proponiendo no se cumplirá en 4 años, lo que augura para Colombia un régimen comunista al estilo de Cuba, Venezuela o Nicaragua por un largo período.

2.- Que el mismo día de su posesión presentará su propuesta para convocar una Asamblea Constituyente. ¿Cuáles serán los objetivos de la misma? La verdad es que cualquier cosa podrá salir de semejante conciliábulo:

* Estatización de los fondos de pensiones arrebatando los ahorros de quienes ahora contribuyen para acceder algún día a su pensión de vejez.

* Impuestos de carácter confiscatorio a los ganaderos, agricultores, y empresarios, que ahuyentarán la inversión y destruirán el aparato productivo del país.

* Purgas en el Ejército y reformas en la Policía Nacional para impedir el control del orden público y favorecer con impunidad la anarquía y el terrorismo.

* Reparto indiscriminado de tierras que producirá escasez de alimentos, miseria y hambre en la población.

* Adoctrinamiento obligatorio de la niñez y la juventud en las enseñanzas materialistas del comunismo, el ateísmo, la ideología de género, etc.

* Supresión de la explotación de hidrocarburos, la cual eliminará buena parte de nuestras exportaciones y nos obligará a importar petróleo y sus derivados.

* Reforma de la Justicia y de los entes de control para allanar la implantación del sistema castro-chavista.

* Destrucción de la familia tradicional y de la potestad de los padres sobre sus hijos para entregársela al estado totalitario.

* Aprobación de la reelección sucesiva para garantizar a perpetuidad el régimen comunista totalitario.

No se trata de ciencia ficción. Invito a los lectores a repasar en Internet lo que ha ocurrido en Chile, en Perú y en Honduras, a pocos meses de la posesión de presidentes izquierdistas. O lo que viene sucediendo desde hace décadas en Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua.

Lo más dramático es la pasmosa indiferencia de muchos compatriotas que aún no perciben la inminencia de esta catástrofe. O la irresponsabilidad de algunos candidatos que insisten en hacerse contar, en lugar de tomar la decisión patriótica de respaldar a quien alguna posibilidad tiene de detener la aplanadora comunista.

En Alianza Reconstrucción Colombia siempre hemos tenido dos propósitos fundamentales:

Detener el avance de la ideología marxista leninista e iniciar la verdadera Reconstrucción Nacional que el país requiere en todos los órdenes. Unámonos ahora para conseguir entre todos el primer objetivo que es salvar a Colombia. Y propongámonos desde ahora crear un gran movimiento inspirado en los valores fundamentales de la civilización judeo-cristiana, los principios democráticos y la libre empresa, para acometer las grandes reformas que reclama la gente en Colombia.

viernes, 11 de marzo de 2022

Nuestro Congreso

José Leonardo Rincón Contreras
Por José Leonardo Rincón, S. J.*

Si hay una institución desprestigiada en nuestro país es el Congreso. Un ente bicameral muy numeroso, oneroso, poco eficiente. Sinónimo de corrupción, de mañas malucas, que se niega a cambiar a pesar de que la mayoría de los colombianos lo cuestionamos. Sin embargo, sigue ahí. Muchos sueñan con llegar allí y los que a él acceden no quisieran dejar tan lucrativo y cómodo trabajo: sesiones de martes a jueves y apenas durante unas horas, con derecho a buen sueldo, oficina, asistentes, vehículo, viajes, prebendas.

Algunos, noblemente aspiran estar allí para trabajar por los demás. Sin embargo, efectivamente, las deliciosas mieles del poder pronto los hace olvidarse de tan loables propósitos. Son pocos los que realmente sacan la cara, trabajando y mostrando resultados.

Si el Congreso no es mejor es porque con nuestra indiferencia y apatía de participar en lo político dejamos que otros decidan por nosotros. Pues bien, este domingo nos toca elegir quiénes lo conformarán. Si queremos renovarlo, en nuestras manos está escoger a los mejores. Se trata de un deber ciudadano indelegable, no endosable. ¿No nos gustan los actuales congresistas? Pues elijamos a conciencia, descalifiquemos con la no reelección a todos esos que son auténticos vividores, vagos irredentos, vociferantes parlanchines, politiqueros de baja estopa que compraron votos y engañaron incautos para ganarse la plata fácil y sin mayor esfuerzo. A los camaleones transfugistas que un día están con unos y al otro día con otros, decepcionando a todos.

Así como está el Congreso es un mal necesario, pero como demócratas sabemos que el Congreso es un bien necesario para un país saludable, si así decidimos que sea. Su importancia en una democracia radica en la representatividad y en la diversidad y pluralidad de sus miembros pues es el ágora donde se construye país debatiendo las mejores opciones. Por eso las dictaduras cierran el parlamento, porque no toleran el pensamiento divergente. Por eso se hace ingobernable un poder ejecutivo que quiere hacer de las suyas y choca de frente contra un Congreso que no es genuflexo.

Este domingo en las urnas tenemos una responsabilidad muy grande como ciudadanos: votar por los aspirantes a senado y cámara con quienes ideológicamente nos identificamos. Con las consultas internas de coaliciones y pactos sabremos quién queda en el cedazo para la contienda presidencial definitiva. Imperdonable no votar. Si tan aburridos estamos con los politiqueros, es nuestra hora para ir cambiando las cosas. Después no vale quejarse, refunfuñar, criticar y maldecir. Dejemos la pereza y la indiferencia pronunciándonos, haciendo sentir nuestra inconformidad y nuestro deseo de un estado de cosas diferente, más justo, más equitativo, más humano.

lunes, 7 de marzo de 2022

¿Quiénes somos más?

Por Gabriel Jaime Hurtado Restrepo

Ya estamos a muy pocos días de la crucial elección del nuevo Congreso que se realizará el 13 de marzo. Por demás, los colombianos en el exterior podrán votar entre el 7 y el 13 de marzo.

Recordemos que el Congreso está conformado por el Senado y la Cámara de Representantes. En esta ocasión se integrará por 295 congresistas, de los cuales 108 serán senadores y 187 representantes. El período de los congresistas es de cuatro años, que se inicia el 20 de julio siguiente a la elección.

Las funciones del Congreso, que ponen de manifiesto la importancia de esta corporación y de su elección, las podemos agrupar o resumir en cuatro:

1. Reformar la constitución.

2. Hacer las leyes.

3. Ejercer control político sobre el gobierno.

4. Elegir y juzgar a los altos dignatarios del Estado.

Para ejercer el derecho y cumplir la responsabilidad de elegir el Congreso, contamos con un muy nutrido grupo de candidatos, de las más diversas corrientes políticas e ideológicas. La Registraduría informó que quedaron inscritos 2.835 candidatos.

Ante tan gran abanico de posibilidades se impone hacer una profunda reflexión.

Contamos con candidatos que creen en Dios y han defendido y defienden la vida y la familia, y candidatos que no.

Existen candidatos cuyas convicciones son las libertades individuales, la democracia, la autoridad, la ley; y candidatos que no.

Algunos candidatos han sido y son decentes, siempre han creído que el esfuerzo constante y el trabajo disciplinado son la única ruta para conseguir su sustento y superarse; y otros candidatos han sido y son como las plantas parásitas que se aprovechan del esfuerzo que realizan otras plantas para obtener alimento y sobrevivir.

Por fortuna encontramos candidatos que la mayor parte de su camino al éxito ha pasado por kilómetros de servicio a los demás; pero duele encontrar candidatos que consideran que ser servidor público consiste en que ellos se sirvan de los demás.

Vemos candidatos que su objetivo es el bien común, otros prefieren sus objetivos personales.

Hay candidatos que serían primíparos en el cargo al que aspiran y para ello cuentan con amplia experiencia profesional en el sector privado, estando dispuestos a poner su capacidad de trabajo al servicio de Colombia, y otros que son repitentes y eternos vividores de la política.

Unos candidatos infunden optimismo, positivismo, visión de un futuro mejor con oportunidades para todos, y otros candidatos quieren implantar en Colombia modelos sociales y de Estado que en otras naciones solo han producido hambre, destrucción, frustración, éxodo.

Observamos candidatos que van con sus ideas y propuestas, y otros candidatos que hacen amañadas alianzas variopintas con todo tipo de personajes, desprovistas de piso programático.

Tenemos candidatos que guardan coherencia entre lo que ahora dicen o pregonan y lo que han hecho en toda su vida, y otros candidatos que pretenden ocultar o disfrazar su pasado y han alterado la fachada de su discurso para capturar votos. Capacho no es mazorca dice el adagio popular. No comamos cuento, no nos dejemos engañar.

Colombianos: ¿Quiénes somos más?

¿Los que sí creemos en Dios y defendemos la vida, la familia y las libertades, o los que no?

¿Los que sí creemos en la coherencia, la decencia, el esfuerzo constante, el trabajo, la autoridad, la ley, la democracia, o los que no?

Hagámonos notar los que sí.

No perdamos la gran oportunidad que tenemos de elegir congresistas que sí representen nuestros valores, principios y convicciones.

Nos enfrentamos a una peligrosa alternativa entre la democracia y la desgracia.

Algunos colombianos, hartos de la situación, quizás piensen en un voto protesta. Mucho cuidado con eso, lo que está en juego no es poco, es posible que después no puedan volver a protestar nunca.

Vota el 13 de marzo. Que tu voto sea un voto informado, un voto responsable, un voto consciente.

Si te compran tu voto, les vendes tu futuro. Piénsalo

Si además tienes la inmensa responsabilidad de ser jurado de votación, no permitas ni te prestes para el fraude. Quienes hacen fraude para quedar elegidos después te defraudarán. Piénsalo.

El 13 de marzo tenemos que ganar el primer tiempo del partido de la democracia.  El segundo tiempo serán las elecciones a la Presidencia. Remontar el resultado no sería fácil.

Pensemos en nuestro futuro, nuestras libertades, nuestra familia.

Un voto sí cuenta.

¡Tu voto marcará la diferencia!

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lunes, 28 de febrero de 2022

Umbral, cociente electoral y cifra repartidora

Gabriel Jaime Hurtado Restrepo*

Por Gabriel Jaime Hurtado Restrepo*

En mi anterior columna, referida a las elecciones del Congreso que se realizarán el próximo 13 de marzo, abordé los temas de las listas cerradas y abiertas y de las circunscripciones nacionales y territoriales.

Decía al final de ese artículo que, concluidas las votaciones, empieza el escrutinio o conteo de votos, y que el umbral, el cociente electoral y la cifra repartidora son los métodos a través de los cuales se asignan las curules, escaños o puestos.

En esta oportunidad explicaré dichos métodos de la manera más sencilla posible; espero lograrlo.

El procedimiento es independiente para cada corporación y circunscripción, y como bien lo expone la Cartilla de la Misión de Observación Electoral -MOE-, podría resumirse en los siguientes pasos:

1.     Determinar el número de curules a repartir

2.     Calcular el umbral

3.     Definir si se aplica la cifra repartidora o el cociente electoral

4.     Distribuir el número de curules de cada lista según su tipo (cerrada o abierta)

Lo primero que debemos tener claro es que, por regla general (hay algunas excepciones), para que candidatos que integran una determinada lista resulten elegidos, la lista debe alcanzar el umbral, esto es, obtener en la respectiva elección un número mínimo de votos. Dicho de otra manera, las listas cuya votación no supere en número de votos el umbral cuando este aplique, no serán tenidas en cuenta para la asignación de curules.

Para el Senado el umbral es el tres por ciento (3 %) de los votos válidos sufragados por esa corporación en la respectiva elección. Los votos válidos son los de todas las listas más los votos en blanco (se excluyen los votos nulos y los tarjetones no marcados).

El umbral es diferente para cada Cámara ya que depende del número de curules que se eligen por cada circunscripción. Así, si se eligen más de dos miembros el umbral equivale al 50 % del cociente electoral, si se eligen dos miembros corresponde al 30 % del cociente electoral y si se elige un miembro la curul se asigna a la lista mayoritaria.

El cociente electoral, que también es diferente para cada circunscripción de la Cámara, se computa dividiendo el total de votos válidos, por el número de curules a proveer. Calculado el cociente, se obtiene su 50 % o su 30 %, según el caso.

El umbral y el cociente son diferentes para cada Cámara porque recordemos que la Cámara de Representantes se elige por circunscripción territorial. En Colombia existen 33 circunscripciones territoriales, una por cada uno de los 32 departamentos del país y otra por el distrito capital. Cada una tiene derecho a un mínimo de dos curules y una más por cada 365.000 habitantes, o por una fracción mayor de 182.500.

Pasemos ahora a la cifra repartidora.

Esta se aplica en las elecciones a Senado y también a las Cámaras en las que se eligen más de dos curules, que son la mayoría.

Para calcular la cifra repartidora, se toman las listas que hayan superado el umbral respectivo y se ordenan decrecientemente, es decir, en el primer lugar se ubica la lista que obtuvo mayor cantidad de votos y en el último lugar la lista con la menor cantidad. Luego se divide el número de votos de cada lista por uno, dos, tres o más, hasta que se obtenga un número total de resultados igual al número de curules a proveer. El resultado menor se llamará cifra repartidora. Cada lista obtendrá tantas curules como veces esté contenida la cifra repartidora en el total de sus votos.

De esta manera con la cifra repartidora se determina la cantidad de curules o escaños que le corresponden exactamente a cada lista.

Si la lista es cerrada (o no preferente), el número de curules que le correspondieron se asigna a los candidatos que la integran en orden descendente tal como se haya conformado e inscrito la lista. Por ejemplo, si una lista cerrada tiene derecho a siete escaños, les corresponden a los siete primeros candidatos de esa lista en su orden.

Si la lista es abierta (o con voto preferente), el número de curules que le correspondieron se asigna a los candidatos que la integran que hayan tenido mayor votación, independientemente del orden o número que tenían en la lista, es decir, el orden se reorganiza. Por ejemplo, si una lista abierta tiene derecho a siete escaños, les corresponde a los siete candidatos de esa lista con mayor votación individual.

En algunos casos, cuando se vayan a elegir solo dos curules o cuando ninguna lista alcance el umbral, no se aplica la cifra repartidora sino el sistema de cociente electoral, que resulta de dividir el total de votos válidos por el número de cargos a proveer. A cada lista se le asignan las curules correspondientes al número de veces que su votación estuviera contenida en esa cifra. Si quedaren puestos sin proveer se asignarán a los residuos más altos en orden descendente.

Termino reiterándoles mi insistente invitación a votar masivamente en las elecciones del próximo 13 de marzo y a fomentar la votación en el círculo de influencias de cada uno. El Congreso es una institución crucial, quizás la que más, para nuestras libertades, democracia y futuro. Hagámoslo conscientemente por los candidatos que de verdad compartan y defiendan nuestros valores y convicciones. Un voto sí cuenta. Mi voto marcará la diferencia.

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lunes, 14 de febrero de 2022

Reforma integral a nuestro sistema de justicia

Gabriel Jaime Hurtado Restrepo
Por Gabriel Jaime Hurtado Restrepo*

“Hemos llegado a una situación escandalosamente paradójica en la que nuestro sistema de justicia parece estarse pasando al bando de los criminales”

Álvaro Gómez Hurtado (1919 – 1995)

Desafortunadamente la anterior afirmación hoy está más vigente que en su momento. Veamos por qué:

La vida en sociedad genera conflictos entre las personas, son inevitables. Una de las principales funciones del Estado, a través de su aparato judicial, es solucionarlos oportunamente.

Eso no lo estamos logrando, los colombianos nos sentimos totalmente desprotegidos, indefensos, ante la descarada impunidad que se pavonea en el país. Crímenes, desfalcos, torcidos, componendas, atracos, raponazos, robos, estafas, sobornos, extorsiones, secuestros, vandalismos, etc., se han generalizado en nuestra sociedad.

Y es que, duele decirlo, tenemos ineficiencias en la fiscalía, en las cárceles, en los juzgados, en las superintendencias, en los tribunales, en las cortes; además de otros complejos asuntos como episodios de corrupción, activismo político judicial y extralimitación de funciones.

En mi opinión la inoperancia de nuestro sistema de justicia es, sin duda, la causa de los principales males de Colombia: corrupción, narcotráfico, delincuencia, incumplimiento de la ley y de los contratos.

Dentro de ese estado de cosas preocupa de manera especial el rol que han asumido las Altas Cortes, particularmente la Constitucional.

Nuestra Carta Política en su artículo 113 establece que “Son ramas del poder público, la legislativa, la ejecutiva, y la judicial”. La rama legislativa reforma la constitución y hace las leyes, la rama ejecutiva gobierna y la rama judicial aplica las leyes de manera particular a cada caso concreto.

Las Altas Cortes en ciertos eventos se han salido de su cauce. En algunas reprochables decisiones judiciales, por la forzada vía de reglas de carácter general, han ejercido funciones ajenas, la legislativa que es del Congreso y la administrativa que es del ejecutivo. Cuando las aguas se salen de su cauce, anegan, hacen estragos.

Algo adicional que pareciera de menor importancia pero que genera un inmenso y nocivo impacto, es la absurda e inexplicable práctica de dar a conocer sus decisiones por medio de comunicados o ruedas de prensa, aún antes de tener listo el texto completo y definitivo de sus sentencias.

Esta descripción nos lleva a concluir que en nuestro sistema de justicia estamos en déficit. Tenemos que reformarlo para que funcione, opere, sea eficaz, resuelva pronta y acertadamente nuestros conflictos, y sea despolitizado.

Tengo el honor y la responsabilidad de ser candidato al Senado de Colombia por Salvación Nacional. Me propongo ayudar a impulsar una reforma integral a nuestro sistema de justicia, que realmente proteja la vida, honra y bienes de todos y garantice el acceso efectivo de toda persona. Pondré mi experiencia profesional de más de 30 años en el sector privado, como abogado, docente, conciliador, secretario y árbitro, para tratar de lograrlo.

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miércoles, 26 de enero de 2022

Óscar Iván: ¿desistir a tiempo?

José Alvear Sanín
Por José Alvear Sanín*

Se van consolidando cuatro fuerzas electorales que se medirán el 13 de marzo en las parlamentarias.

Hasta ahora ocupa el primer lugar en las encuestas el dizque “Pacto Histórico”, de Gustavo Petro, comunista, estalinista y castro-chavista.

Viene luego el denominado “Equipo de la Esperanza”, que agrupa a varios viejos políticos, compañeros de ruta de obediencia santista. Ese equipo se acaba de reforzar con una loquita.

Hay también un “Equipo de la Experiencia”, que ahora se conoce como “Equipo por Colombia”, donde se encuentran, mal coordinados, los exitosos exalcaldes Federico Gutiérrez, de Medellín; Alex Char, de Barranquilla; y Enrique Peñalosa, de Bogotá, junto con el señor Barguil, del conservatismo. Los dos primeros exalcaldes tienen más carisma electoral que el tercero.

En la cola se encuentra el Centro Democrático, debilitado por once años de calumnias diarias contra su jefe, Álvaro Uribe Vélez, víctima además de persecución judicial y mediática. Este partido escogió finalmente un candidato excelente como persona y como exministro, pero —hay que decirlo— sin carisma electoral.

Las elecciones para Congreso nos dirán el orden de preferencia popular. Ese día también habrá tres consultas para escoger los candidatos presidenciales del petrismo, de los santistas y de los exalcaldes. A partir de esa fecha tendremos entonces cuatro nombres para disputar la primera vuelta presidencial. O cinco, si el pintoresco señor Rodolfo Hernández llega de candidato hasta ese momento.

Si en marzo la votación del grupo santista supera a la de los exalcaldes, este último grupo quedaría muy averiado y maltrecho…

Ahora bien, si en la primera vuelta presidencial Petro queda de primero y un santista queda de segundo, el país se pierde, porque así Petro gana en segunda vuelta.

En cambio, si en primera vuelta Petro llega de primero y un exalcalde de segundo, aún queda esperanza de salvar al país in extremis.

De ahí la importancia de fortalecer a los exalcaldes desde ahora, lo que lleva a la conclusión de que el Centro Democrático no puede seguir por fuera de esa combinación. Si persiste la división de las fuerzas democráticas, el desastre será inevitable.

El propósito inicial del doctor Óscar Iván Zuluaga era la unión de las fuerzas partidarias del estado de derecho y de un modelo económico eficaz, lo que parece frustrado por la salida en falso del señor Alex Char, vetando al exministro de Hacienda.

Pensemos lo que puede ocurrir si el Centro Democrático se pone la mano en el corazón y el doctor Óscar Iván desiste de la candidatura oportunamente. En ese caso, las fuerzas del orden podrían fortalecerse, e incluso podrían, de repente, superar a Petro en la primera vuelta, o quedar de placé en mayo, para ganar en junio. En cambio, si seguimos divididos, las perspectivas son aterradoras.

Bien sé que lo que estoy diciendo me ocasionará vetos y reproches. Considero que el CD y el doctor Zuluaga deben adherir sin demora, y sin cálculos, al Equipo Colombia, y que el sacrificio de su candidatura es un gesto tan necesario como magnánimo, porque personajes como Char y Fico tienen mucho más carisma electoral que el doctor Zuluaga. Ha llegado el momento del desinterés y el patriotismo sobre toda otra consideración política o personal.

A la necesaria coalición democrática se llega más fácilmente con el desprendimiento que con las negociaciones de última hora.

***

En segunda vuelta se perdió en Perú porque millones de ciudadanos obedecieron la consigna infame de “Primero cortarse la mano que votar por una Fujimori”. Aquí podría operar algo similar y desastroso: “Primero cortarse la mano que votar por un uribista”, porque esos extremos de odio y contumelia han contaminado la juventud. Y no exclusivamente a esta.

Óscar Iván Zuluaga es, sin duda alguna, the best President we never had, y así debe pasar a la historia, y no como el derrotado candidato que llegó de cuarto en la primera vuelta de 2022.