miércoles, 18 de junio de 2025

Conversatorio con Joel Moreno, Enrique Posada y Luis Duque


Antonio Montoya H.
Tres destacados ingenieros aceptan la invitación de Antonio Montoya H., para participar del conversartorio de la semana en El Pensamiento al Aire, en el que nos brindan su evaluación y su visión del país. Ellos son el ingeniero civil Joel Moreno Sánchez, el ingeniero mecánico Enrique Posada Restrepo, y el ingeniero electrónico Luis Fernando Duque García, cuyas trayectorias académicas y profesionales le dan gran relevancia a sus opiniones. No dejes de verlo.

Joel Moreno Sánchez es un destacado ingeniero civil colombiano oriundo de Medellín, con una trayectoria que combina academia, gestión pública y liderazgo profesional. Se formó en el Instituto Técnico Pascual Bravo (bachiller técnico) y ha sido profesor en instituciones como el Sena, Eafit y la Universidad de Medellín. Como líder gremial, presidió y formó parte de la junta directiva de la Sociedad Antioqueña de Ingenieros y Arquitectos (SAI). Actualmente combina su quehacer profesional con el periodismo técnico, publicando columnas en el diario El Colombiano. Enrique Posada Restrepo (Fredonia, Antioquia, 1948) es un ingeniero mecánico con maestría en Ingeniería Mecánica por la University of Maine (EE.UU.) y formación en gestión ambiental y tecnológica. Ha desarrollado una extensa trayectoria profesional como docente universitario —en la UPB entre 1973 y 1983— y como director de investigación y desarrollo en la empresa Pigmentos S.A. (hoy Ferro Colombia). Además, durante más de tres décadas, ha liderado proyectos ambientales, de energía y procesos fluídicos en Indisa S.A. También se ha destacado como presidente de la Sociedad Antioqueña de Ingenieros y Arquitectos (SAI), promoviendo análisis de riesgos en infraestructura y políticas sostenibles en conversatorios académicos. Es autor de libros y estudios sobre creatividad, residuos y energía, así como editor de crónicas ecológicas sobre las quebradas de Medellín. Luis Fernando Duque García (Medellín, 22 de julio de 1952) es un ingeniero electrónico y economista industrial con sólida formación académica y amplia experiencia en los sectores público y privado. Cursó Economía Industrial en la Universidad de Medellín, se especializó en Alta Gerencia en la Universidad de los Andes y obtuvo un doctorado honoris causa de la Universidad Inca Garcilaso de la Vega. Fue diputado en la Asamblea de Antioquia (1982‑1984), representante a la Cámara (1986‑1990 y reelecto en 1998 y 2002) y senador de la República a partir de 2006. Durante su desempeño legislativo, ocupó la Secretaría de Gobierno de Antioquia (1988‑1989), asumió temporalmente la gobernación y dirigió el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, donde impulsó la sobretasa catastral.

La RAE parece colombiana

Fredy Angarita
Fredy Angarita

Desde hace años he sentido cierto bullying disfrazado de corrección lingüística, sobre todo por parte de los que se creen los sabios del idioma. O peor aún, por quienes solo repiten burlas que escucharon en alguna parte, como si fueran verdades absolutas.

¿Quién no ha dicho alguna vez “entrar adentro”, “salir afuera”, “subir arriba” o “bajar abajo”? y claro, enseguida llega el coro burlón con su clásico “¡Eso está mal dicho!”

Uno responde con pena, como si hubiera cometido un crimen contra el español:

—Ahhh, sí, perdón.

Pero resulta que hoy, la mismísima RAE, sí, la Real Academia Española, nos sale con una perla en su cuenta oficial: “Estas expresiones no son incorrectas. Son pleonasmos: recursos expresivos frecuentes en el lenguaje coloquial.” Pleonasmo: anótelo bien[1].

Es cuando se repite una palabra o idea dentro de una frase, no por error, sino para reforzar el mensaje, darle ritmo, darle fuerza.

Los países que más usamos este recurso, según ellos mismos, somos España, México, Colombia, Venezuela y República Dominicana.

Ahora me pregunto: ¿será que en los demás países también se burlan de los que usan el pleonasmo en sus conversaciones coloquiales, o es solo acá, donde corregimos por deporte?

Lo cierto es que hoy tengo un argumento de peso: oficial, certificado, respaldado. Ahora, si alguien se atreve a corregirme, podré responder con toda tranquilidad:

—Tranquilo, la RAE me dio permiso.

Me dejaron entrar adentro.

Gracias, RAE.

Y de paso, gracias por hablar como nosotros.

martes, 17 de junio de 2025

Frente Patriótico: anhelada panacea para nuestra desgracia

Luis Alfonso García Carmona
Luis Alfonso García Carmona

Son abundantes las razones que imponen el surgimiento de un gran Frente Patriótico que nos libre del régimen que nos trae por la calle de la amargura, pero, en tributo a la brevedad, mencionaremos solamente las que siguen:

1. Ha desenmascarado el sátrapa sus reales intenciones de perpetuarse en el poder y conducirnos por la fuerza hacia un Estado social comunista y totalitario, en el que prima el objetivo revolucionario sobre el orden constitucional.

2. No se conforma ya con sus incendiarias alocuciones ni con el ilícito uso de los recursos del Estado con fines políticos. Ha pasado ahora a la escalada de la violencia incitando a sus fanáticos seguidores a asesinar a sus oponentes y a desatar una incontenible ola de violencia y terrorismo en diferentes puntos de la geografía nacional.

3. Nuestra dirigencia, tan pacata a la hora de actuar, se ha convencido por fin de que, si no nos unimos ya, mañana será tarde para sacar al país de esta horrorosa catástrofe, la más grave de nuestra historia como país independiente.

4. Las espontáneas manifestaciones de las mayorías revelan sin ninguna duda que el pueblo colombiano quiere un acuerdo de voluntades enderezado a derrocar al tirano, cambiar la funesta orientación que nos gobierna y reconstruir el legado de despojos morales y materiales que su pésima gestión nos deja.

Angustiados como todos los ciudadanos de bien de este atribulado país, invitamos a todos aquellos que rechazan la camarilla de gobierno y sus cómplices a que constituyamos un gran Frente Patriótico, cuyas tareas primordiales serán:

1. Derrocar al dictador mediante la aplicación del art. 109 de la Constitución, presionando a los congresistas para que finalicen sin más demoras el juicio por indignidad iniciado contra el guerrillero presidente por haber violado las normas de financiación de su campaña.

2. Vincular a los partidos políticos que se han declarado en oposición al Gobierno, a los precandidatos que sigan idéntica tendencia y a un grupo significativo de ciudadanos para que formemos una gran coalición denominada Frente Patriótico. En ese grupo significativo incluiremos a las organizaciones de oposición que trabajan en la promoción de marchas y en las redes sociales, a los reservistas de la fuerza pública, a los formadores de opinión que escriben en medios tradicionales y virtuales, a los gremios económicos y a los grupos de ciudadanos víctimas de las maléficas decisiones del Gobierno.

3. La coalición Frente Patriótico solicitará a la Registraduría Nacional la convocatoria de una consulta popular para elegir un candidato a la Presidencia y candidatos al Senado en representación de la coalición. Estos estarán comprometidos con los objetivos de la Coalición y recibirán el apoyo de todos los opositores al régimen.

4. Recuperado el poder, la coalición Frente Patriótico se compromete a reversar la pésima gestión del régimen en aspectos tan vitales como la seguridad, el derecho a la vida, la corrupción, el desempleo, la salud y la seguridad social.

Proponemos, ya que nuestra crítica situación ha tocado fondo, reconstruir el país en todos los órdenes en busca del bien común de la población, la convivencia social y el bienestar económico. Nos entusiasma el proyecto de convertir a Colombia en “el milagro económico de América”, para lo cual tenemos un plan concreto de acción que se cumplirá en dos décadas (5 períodos presidenciales).

En una palabra, mediante el acuerdo de voluntades de los colombianos de bien, dentro de las normas constitucionales y legales, aspiramos a cambiar de un tajo esta funesta coyuntura y brindar una oportunidad que pocas veces se presenta para recuperar el país que hemos perdido en manos de los criminales y sus aliados.

De cara al porvenir: ¡qué vivan las pelotas!

Pedro Juan González Carvajal
Pedro Juan González Carvajal

En el mundo del deporte, del cual yo me mantengo a prudente distancia salvo por mi fanatismo hacia el fútbol y alrededor del Atlético Nacional, se distingue entre juegos de equipo y juegos individuales, siendo ambos ejercicios de alta exigencia.

Un común denominador, salvo excepciones como las regatas, es que en los juegos de equipo la mayoría se desarrolla alrededor de una pelota. Veamos por ejemplo el fútbol, el baloncesto, el béisbol, el tenis, el ping pong, el voleibol, el cricket, el fútbol americano, el golf, el hockey, el sóftbol, el polo, el balonmano, el waterpolo, entre otros tantos.

Los juegos individuales, con algunas excepciones como el tenis, el billar o el golf, no: boxeo, natación, atletismo, gimnasia, tiro, arco, lucha, karate, judo, esgrima, ecuestres, surf, esquí, entre otros varios, entre los cuales se encuentran el ciclismo y el patinaje que pudieran ubicarse en los dos escenarios.

Lo cierto es que, en un país como Colombia, con nuestra propia idiosincrasia, con nuestros factores positivos y negativos, los éxitos deportivos los alcanzamos con juegos individuales, es decir, con esfuerzo personal y no grupal.

Los deportes individuales no convocan ni mueven multitudes como sí lo hacen los grupales.

Los mayores éxitos deportivos de Colombia los hemos obtenido a través del ciclismo, el patinaje, el atletismo, la lucha, el boxeo, el tiro, las pesas y la gimnasia. Esporádicamente se dan algunos triunfos aislados en otras disciplinas.

Por su parte, el fútbol genera pasiones, expectativas, esperanzas y fuerzas socio culturales de unión y de amalgamación a través de un equipo profesional o de una selección nacional.

Lamentablemente, hablando de la Selección, los triunfos se han tornado esquivos y debemos contentarnos –hasta la fecha– con ser buenos animadores de torneos, pero sin ningún título importante en nuestra historia.

Alguien argumentará que es cuestión cultural aquello de que no sabemos trabajar en equipo, que somos egoístas e indisciplinados, que no respetamos las reglas ni los planteamientos y que finalmente todo esto lleva a que seamos unos sempiternos segundones.

Lo que es cierto es que el deporte hoy, aporta los “nuevos gladiadores” modernos y que de alguna manera el deporte se ha convertido en una especie de “opio” que no solo entretiene, sino que, además, distrae, compromete y hasta enloquece a las masas, en gran medida debido al crecimiento e influencia de los medios de comunicación.

En los últimos años hemos alcanzado alguna visibilidad a nivel olímpico, trabajo que con plena seguridad se irá al traste debido a la negligencia y a la desatención que el actual Gobierno le ha dado a este importante aspecto social.

Lamentablemente la preparación para un certamen olímpico requiere tiempo y el cumplimiento de las diferentes jornadas y calendarios que van desde lo local, lo departamental, lo nacional, lo bolivariano, lo suramericano, lo panamericano y lo mundial.

Bueno, digamos que este ir y venir va acompañado de una falta de continuidad, que es otro de los factores que nos distingue como país subdesarrollado.

Esperemos que nos vaya mejor en la próxima reencarnación.

lunes, 16 de junio de 2025

Editorial: sucesos de la semana No. 101

Antonio Montoya H., en su nuevo editorial de El Pensamiento al Aire para esta semana, reseña los siguientes acontecimientos: en el ámbito internacional, la guerra entre Israel e Irán; las protestas en Estados Unidos por las redadas contra inmigrantes; la condena a Cristina Fernández de Kirchner; le sobreviviente del accidente del avión en India; la reconciliación entre Elon Musk y Donald Trump. En Colombia, la consulta popular por decreto; el terrorismo en el Valle del Cauca y Cauca; el estado de salud de Miguel Uribe, y concluye con Antioquia que celebra su crecimiento económica de 3.7 % superando el crecimiento nacional. No dejes de verlo.

No más hipocresía: ¡llamemos a las cosas por su nombre!

Luis Alfonso García Carmona
Luis Alfonso García Carmona

El profundo dolor que nos embarga por el horroroso atentado en contra del senador Miguel Uribe Turbay no puede impedirnos pensar con serenidad sobre el futuro de nuestro país, agobiado por la violencia y el terror bajo el yugo del corrupto régimen social comunista.

Entendemos que la mayoría de los colombianos, atribulados por el impacto del miedo y la impotencia frente a la tiranía, se refugien en un solo clamor por la unidad frente a esta infame tragedia y en la oración, tabla insustituible de esperanza para nosotros los creyentes.

Lo que no podemos es callar frente a la hipocresía de quienes ahora condenan el execrable atentado, a pesar de haber mantenido una permanente hostilidad contra quienes se oponen a su dañina gestión, tildándolos de nazis, fascistas, oligarcas, asesinos y hampones. Como expertos en la lucha revolucionaria, conocen que es esta la mejor vía para incendiar los ánimos y conseguir la reacción violenta de los más fanatizados.

Su discurso de odio y de estigmatización a todo el que no comulgue con sus demenciales iniciativas se ha ido intensificando ante la derrota del proyecto de consulta popular en el Congreso, el rotundo fracaso del paro nacional convocado para el 28 y 29 de mayo, el abandono de sus huestes que ya ni con amenazas de despido a los funcionarios ni con el pago de gratificaciones a los marchantes salen a respaldar tan desprestigiado Gobierno, y la profusa sucesión de escándalos  que involucra a 12 funcionarios del régimen y a entidades como el Congreso, el Ministerio de Hacienda, la Unidad de Riesgos, y muchas más.

Como es bien sabido, la izquierda radical, fiel a la cartilla marxistaleninista, no tiene ningún freno moral, ético o legal para utilizar todas las formas de lucha, todos los medios ilícitos, inclusive el asesinato, para aferrarse al poder. Su condena a la violencia no deja de ser una simple trampa, una mentira más, una herramienta de uso común para mantenerse en el poder. Ya se intuía este desencadenamiento de la violencia desde las amenazas de Petro al Congreso, “libertad o muerte”, o su aparición en la plaza pública con una espada y la bandera de la muerte. A buenos entendedores, pocas palabras bastan. Ya no le queda a Petro otro argumento para continuar en el poder distinto al del terror, tarea a la cual ha dedicado gran parte de su perversa existencia.

¿Cómo atajar este proceso de descomposición ahora que el tirano se ha quitado la máscara?

Ciertamente no nos es permitido en esta hora de angustia y de dolor permanecer impasibles, como si no nos importara la destrucción del país. Todo el mundo habla de defender la institucionalidad, pasando por alto que la mayor parte de las instituciones están al servicio del aprendiz de dictador. Quien debe tomar la iniciativa y levar a cabo la recuperación del orden, la convivencia, la normalidad es cada uno de nosotros. Es la oportunidad para lograr esa ansiada unidad que parecía lejana, coartada por la ambición y el egoísmo imperante por encima de los intereses de la patria.

¿Cuál es la solución a tan tremendo desafío?

1. Reunámonos alrededor del juicio por indignidad que cursa en la Comisión de Acusaciones de la Cámara por violación de los topes financieros, infracción que acaba de reconocer el Consejo Nacional Electoral en proceso adelantado contra el presidente de Ecopetrol, Ricardo Roa. Presionemos a los congresistas para que cumplan con su deber de tramitar el juicio con celeridad y tener en cuenta la decisión que en la materia ha tomado el Consejo Nacional Electoral, con la llamada a juicio puede ser separado del cargo el infractor.

2. Solicitemos a los partidos políticos y precandidatos opuestos de verdad (no de palabra) al régimen petrista se unan en un “frente patriótico”, coalición electoral que solicitaría al Consejo Nacional Electoral la convocatoria de una consulta popular para la designación de un candidato único de la coalición, por el cual votarían todos los colombianos que no estén de acuerdo con la continuación del régimen castro chavista de Petro. Existe ya un proyecto para constituir la coalición con la participación de un grupo significativo de ciudadanos, en el cual se incluyen dirigentes empresariales y gremiales, veteranos y reservistas de la fuerza pública, grupos activistas en las redes y en las marchas de protesta contra Petro, grupos de damnificados con las funestas decisiones y omisiones del régimen, etcétera.

viernes, 13 de junio de 2025

Lo que pienso

José Leonardo Rincón, S. J.
José Leonardo Rincón, S. J.

Lo que pienso sobre tantos asuntos tan diversos es lo que suelo compartir en estos escritos semanales. Me he percatado de que cuando escribo sobre temas personales o anecdóticos, a ustedes, mis amigos, les gusta más que cuando abordo temas de corte sociopolítico. Ahora bien, no siempre ha sido así. En algún momento me gustó poner a mis escritos un toque de ironía y hasta de humor ácido, pero desistí de seguirlo haciendo pues esta columna no siempre podría hacerlo dado que había temas "serios" que debía abordar. En otro momento el análisis de coyuntura social y política fueron de buen recibo, pero desde que nuestro país se polarizó más fuertemente con ocasión del proceso y acuerdos de paz, así como el plebiscito, percibí en ustedes, mis lectores, una sensación de hartura y hasta de pereza de tocar temas sobre los que declararse a favor o en contra de los protagonistas del momento significaba tomar partido, es decir, optar, lo que significa igualmente dejar de lado o excluir.

Es muy lamentable que hayamos llegado en el país a este grado de deterioro. Es verdad que estamos cansados de tanto desencanto respecto de nuestra clase política. Obvio, no son todos, hay gente buena, pero también hay muchos oportunistas que les gusta hacer ruido, hacerse sentir, robarse el show mediático, aprovechar las desgracias de los otros para lucirse, incluso también para hacer rapiña en el holocausto.

Con sus conductas, a todas luces reprochables y que se dan por igual en ambos bandos, se genera un estrés social que a todos nos agota y aburre. Lo grave es que su efecto es letal porque nos duerme, nos resigna, nos hace evasivos y hasta apáticos frente a lo que de ninguna manera se podría eludir, porque el ejercicio de la política no es propiedad de unos cuantos que se arrogan vocerías populares sino de todos nosotros como ciudadanos que debimos tener, tanto en la familia como en la escuela, formación de la conciencia crítica y no todos la tuvimos, por eso andamos como andamos, por eso nos siguen entusiasmando los caudillos radicales, promeseros de oros y moros, e ingenuamente seguimos llevados de la nariguera, comiendo cuentos baratos, para luego sentirnos engañados y frustrados, en tanto llega el nuevo de turno para repetir el eterno retorno.

Qué tristeza que en vez de avanzar retrocedamos, cuán lamentable que no podamos expresar respetuosamente nuestro pensamiento porque inmediatamente el que no piensa igual te rechaza, te insulta, te bloquea en sus redes, te hace sentir lo peor, si no es que te manda eliminar. Estoy en varios chats de amigos y hay ciertos temas vetados, de los cuales no se puede conversar so riesgo de perder la amistad. El político es uno de ellos. Hablemos de modas, de farándula, de los chismes del costurero, de cualquier otra cosa, menos de política. De esta manera será más feliz la convivencia en medio de la calma chicha, así no veremos lo evidente, no oiremos lo que no nos conviene ni nos gusta oír porque hay crudas verdades que aceptar, así duelan. Ese río revuelto es lo que esperan los pescadores gananciosos para sacar provecho y que esto siga igual o peor.

Pienso que estamos así porque quienes detentaron por décadas el poder fueron insensibles e indiferentes ante las necesidades de las mayorías pobres que un día no aguantaron más y a través del estallido social llevaron al poder a la cabeza de los opositores del statu-quo, más el fiasco ha sido fenomenal porque no solo resultaron siendo iguales de descompuestos que los que criticaban sino peores. ¡Qué horror, qué locura! Como quien dice: “que entre el diablo y escoja”. Así estamos en este momento. No hay de dónde. Me dirán que hay como 40, porque después de lo que hemos visto, cualquiera podría serlo, pero son 40 egos inflados que no querrán ceder su oportunidad y otros, los adalides de la suerte que no queremos para este país se subirán al poder aprovechando el río revuelto. Y eso me parece un déjà vu de lo que hace poco más de 200 años se llamó La Patria Boba. La historia se repite, pero como no dejan que se conozca, por eso estamos condenados a repetirla. Es lo que pienso.