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martes, 8 de octubre de 2024

De cara al porvenir: inseguridad total

Pedro Juan González Carvajal
Pedro Juan González Carvajal

Muy a nuestro pesar, nuestra muy rica, exuberante y a veces mal querida Colombia, se encuentra sumida hoy en uno de los períodos más inciertos de su historia, pues están reapareciendo o agudizándose fenómenos de violencia que ingenuamente habíamos creído que habían sido medianamente superados, donde guerrilleros, narcotraficantes, paramilitares, contrabandistas, malandrines, sicarios, ladrones y delincuentes de cuello blanco hacen de las suyas.

Con más impulsos e intenciones individuales que colectivos, se han logrado resultados en su momento con el M-19, con la UP a pesar de su casi exterminio sistemático, luego con parte de las FARC y hoy se trata de negociar simultáneamente con un monstruo de mil cabezas, que antes de sentarse en cualquier mesa de negociación ya tiene clara la estrategia de cómo seguir delinquiendo a partir del mecanismo de “creación” de las llamadas disidencias, que es un punto que ya cualquier gobierno y gobernante con experiencia debería tener en cuenta antes de sentarse a la mesa.

“Yo firmo con parte de mis miembros, pero no puedo hacer nada si hay otros que no quieren o no se sienten representados por nosotros”, es el argumento peregrino que escuchamos a diario.

Para hacer de nuestro caso una verdadera misión imposible, transversalmente el negocio del narcotráfico inunda y copa todos los espacios de la sociedad, haciendo que la guerra ideológica, con objetivos políticos más o menos claros –con los que uno puede estar o no de acuerdo–, ha sido burdamente reemplazada por un conflicto de interés económico donde los ilegales tratan de tener pleno control del negocio en sus diferentes eslabones, ingresando a nuevas actividades que socavan la soberanía nacional como el control de muchos territorios, la distorsión del negocio minero y el lavado intensivo de activos.

Mención especial merece la corrupción galopante que nos está minando como sociedad civilizada.

Mientras tanto, nuestro aparato de justicia reconoce una impunidad de más del 90% y la fuerza pública se encuentra maniatada ante el uso de escudos humanos por parte de los insurgentes y/o delincuentes, que no le permiten actuar sin quebrantar los principios elementales de derechos humanos, lo cual a los contrincantes les importa un carajo. Los órganos de control se han convertido en actores mediáticos con actuaciones post mortem.

Ante la existencia de muchos tipos de violencia, pues se expresan y manifiestan muchos tipos de inseguridad, tanto en el campo –como lo ha sido tradicionalmente–, como en las ciudades que se han convertido en nuevos escenarios de conflicto.

Atentados indiscriminados contra la fuerza pública, la población civil y la infraestructura, secuestros extorsión, gota a gota, desplazamiento forzado, asesinatos de soldados, policías, indígenas, periodistas, reinsertados, defensores de los derechos humanos y del medio ambiente, por no enumerar sino parte del macabro mosaico de actuaciones cuotidianas que tienen a la población asustada ante la falta de contundencia por parte de quienes ostentan de manera legal y legítima el poder de las armas.

El Estado no ha sido capaz de proteger a su población y mucho menos a quienes se han levantado para defender sus derechos o cumplir los acuerdos pactados.

Un ejemplo palmario es el pronunciamiento de la Fiscalía General de la Nación según el cual cada semana de 2024 han sido asesinados 3 líderes sociales.

Tenemos vergonzosos resultados planetarios donde ocupamos el pódium de países que más asesinatos de líderes de cualquier tipo o segmento de interés han tenido en los últimos años.

¿Qué hay que hacer?

Pues primero hay que reconocer que esto se salió de madre y que, respetando las condiciones actuales y manteniendo las estrategias vigentes, el Estado perderá cada vez más presencia y credibilidad en los territorios y ante los ciudadanos indefensos.

Lo segundo, asumir con determinación y verdadera voluntad política, la solución de los problemas estructurales que agobian a los colombianos desde hace 200 años y que comienzan con el tema de propiedad y tenencia de la tierra y la lucha contra la pobreza, la injusticia y la iniquidad.

Lo tercero, hay que reconocer que no tenemos ni sistema ni aparato de justicia y que es inaplazable refundarlo desde sus cimientos, así como a los denominados “órganos de control”.

Lo cuarto, asumir, si es del caso, la terrible decisión de declarar el estado de guerra y darle las herramientas jurídicas y logísticas a nuestras Fuerzas Militares y de Policía para que puedan desplegar su acción.

Lo quinto, mostrar verdadera voluntad de resolver los problemas de seguridad. No es justificable bajo ningún punto de vista que ciertos personajes sigan delinquiendo y dirigiendo sus negocios desde la cárcel, empleando celulares que les llegan por cantidades y de manera permanente.

Existe la tecnología para obstruir las señales de celular en un perímetro determinado como se hizo por ejemplo con la visita del presidente Obama en años recientes a la ciudad de Cartagena. ¿Ya se les olvidó?

¿Si existe la tecnología ya probada por qué no se usa? ¿Incompetencia o complicidad en las altas esferas de decisión?

Lo sexto, cuando uno es el bueno de la película debe actuar como tal. Ante la creciente confrontación actual, situaciones como la de los “falsos positivos” no puede ni debe volver a presentarse jamás.

Lo séptimo, entender que existen dos frentes de conflicto vigentes: por un lado, la guerra contra los carteles de todo tipo y segundo, la guerra sin cuartel contra la corrupción.

Hoy lo que está en juego es la soberanía nacional. Si no reaccionamos ya, el actual modelo de Estado y el tipo de Gobierno presente, estarán en sus últimos estertores antes de su colapso total.

Estamos jartos de tanto bla, bla, bla y tan pocos resultados.

Estamos jartos de tantas entrevistas y tan pocos resultados.

Estamos jartos de tantas declaraciones y tan pocos resultados.

Estamos jartos de tantos trinos y tan pocos resultados.

Estamos jartos de tantos escándalos y tan pocos resultados.

Estamos jartos de tantas denuncias y tan pocos resultados.

Estamos jartos de tantas investigaciones y tan pocos resultados.

Estamos jartos de tanta reunionitis y tan pocos resultados.

¡Lo que haya que hacer, hay que hacerlo, pero ya!

Nota: parece que la forma de criminalizar o descriminalizar la “protesta social” se ha convertido en un asunto del fiscal general de la Nación de turno, lo cual no es serio pues esto debe ser una política de Estado y no un criterio del fiscal y del Gobierno de turno. 

jueves, 11 de enero de 2024

¡Qué asco de ser es este bandido!

Por Felipe Uribe Ayalde

Absolutamente todos los problemas relacionados con la paz de Colombia se deben a Juan Manuel Santos, por inepto, por mentiroso, por traidor, por ególatra y por narciso.

En forma marrullera, sin que mediara ningún interés patriota y sin que fuera tema de campaña, envalentonó a un grupo terrorista, que estaba arrinconado y con la moral en el piso, prometiéndoles una cantidad de gabelas que solo podían existir en su corrupta mente enfermiza.

Su soberbia fue tan grande que desestimó lo que era negociar con bandidos comunistas especializados en el arte del engaño y cuando estos empezaron a pedir más de lo acordado, el traidor tuvo que recurrir a su mermelada para poder justificar lo injustificable.

La mermelada para la paz desbordó cualquier presupuesto, recurrió entonces a un lenguaje cada vez más rebuscado, más estrambótico, cargado de eufemismos, para ganar adeptos (mamertos) para su espuria paz.

El cinismo es su forma de vida, al igual que las mentiras y el engaño.

Compró conciencias de generales, que, a cambio de un cheque de "confidencialidad", ¡vendieron su honor!

Y con todo tipo de artimañas “lagarteó” hasta conseguir, obviamente en contra de los intereses de Colombia, un Nobel de Paz.

¡Qué asco de ser es este bandido! 

viernes, 24 de noviembre de 2023

La resurrección de la fe

José Leonardo Rincón Contreras
Por José Leonardo Rincón, S. J.

El almuerzo para celebrar el onomástico de mi mamá el miércoles 22 concluyó con una pregunta: “supongo que hoy ofrecerán un buen concierto”. Claro, respondí, no podía ser para menos si Santa Cecilia es la patrona de los músicos. Para no ponerla nerviosa no quise contarle que en la noche estaría en la reapertura del remodelado auditorio León de Greiff de la Universidad Nacional, que para festejar sus 50 años de existencia quiso reinaugurarlo con la premier de la colosal obra, La resurrección de la fe, del joven maestro y compositor bumangués Juan Pablo Carreño.

Lo que son las cosas. Llegamos hora y media antes de la señalada y la fila no solo era cada vez más larga, sino que también se iba robusteciendo. Tres jóvenes jesuitas, dos de ellos egresados de sus claustros eran mis compañeros. Faltando veinte puestos para entrar, en la mismísima puerta del auditorio con mejor acústica de Suramérica nos anunciaron lo peor: el aforo estaba completo. Detrás de nosotros perfectamente podían estar dos mil personas esperando. La invitación era a sentarse en la plazuela llamada del Ché, donde una pantalla gigante nos permitiría asistir al concierto. Mis amigos no se movieron. Esperemos, de seguro dejarán entrar un poco más. Y así fue. A los pocos minutos lo anunciaron: pueden acceder otras 50 personas. ¡Se hizo el milagro!

El auditorio es majestuoso. No importaba estar en una esquina de la platea. Y miren ustedes, nos ubicaron a tres o cuatro metros del atril y al lado de una imagen densamente iluminada que captó inmediatamente nuestra atención: ¡el Cristo mutilado de Bojayá! Después de los saludos protocolarios encabezados por Dolly Montoya, la rectora, deslumbrante la entrada de 100 músicos de la filarmónica, 8 o 10 solistas y 700 voces de 26 coros diferentes, con la batuta del director ruso Guerassim Voronkov. Sencillamente espectacular.

La obra, compuesta pa celebrar el aniversario de los acuerdos de paz, sigue el esquema de las famosas misas de los grandes compositores, alterna instrumentos, solos y coros, con textos de Jeremías, Francisco de Asís, Nicolás Gómez y Fernando González, para rendir tributo, con nombres propios, a las víctimas de las masacres de Bojayá y El Salado. Música y textos se amalgaman artísticamente con un efecto desgarrador que va narrando tan sangrientos y vergonzosos hechos y concluye en la oscuridad del escenario con todos los artistas en silencio y con la cabeza gacha en postrer reconocimiento a esos compatriotas vilmente asesinados, mutilados cual nuevos cristos.

¿Y la resurrección? Porque quedamos en pleno Viernes Santo y sábado de soledad y tristeza. Pues así es. Por ahora la obra va ahí. La resurrección en esta etapa es solo de la fe, lo cual no es poco, si se tiene en cuenta que la fe es creer y esperar en lo que no se ve. No es poco, si se tiene en cuenta que hemos vivido en las sombras y las tinieblas de la muerte y hemos atravesado por cañadas oscuras. Pero habrá resurrección y la vida triunfará sobre la muerte, como la luz sobre las tinieblas. Que resucite la fe es ya escatológico augurio de la resurrección plena. ¡Así sea!

viernes, 11 de agosto de 2023

Abandonemos nuestros errores históricos

Luis Alfonso García Carmona
Por: Luis Alfonso García Carmona

Se atribuye a Cicerón la conocida frase de que “Los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla”.

Desgraciadamente, Colombia es un típico ejemplo de las naciones que parecen haber olvidado la suya, pues cada vez reincidimos en los fatídicos errores que nos han sumido en el estado de descomposición integral que padecemos.

1. La violencia

Desde que nos independizamos de la corona española, nos convertimos en enemigos de nuestros propios compatriotas, merced a la lujuria por el poder. Los partidos, al servicio de la codicia, se enfrascaron en fratricidas guerras civiles y en una cruel violencia que duró hasta el siglo XX. Con el acuerdo denominado “Frente Nacional” se logró poner fin a este fanatismo estéril. No obstante, este remanso de paz no fue duradero, pues pronto, con el advenimiento del comunismo y la aparición de las guerrillas, patrocinadas principalmente por la dictadura cubana, surgió “la lucha de clases”, en cuyo nombre se instauró en nuestra patria el más sanguinario y cruel terrorismo que hayamos conocido.

Dos bastiones se opusieron al asalto al poder que pretendía el marxismo-leninismo: de un lado, nuestra institución familiar, que ha mantenido las tradiciones espirituales de nuestro pueblo y, del otro, el patriotismo de la fuerza pública, que durante 6 décadas ha ofrecido el sacrificio de la vida e integridad personal de sus soldados y policías para defender la soberanía de la Nación y garantizar la seguridad de su población.

Somos el único país del mundo donde ha fracasado la guerrilla con más recursos a su alcance (el producto de la cocaína, el negocio más rentable de la tierra), en un territorio montañoso y selvático propicio para la “guerra de guerrillas”, y con el apoyo de países vecinos que le han servido de refugio (Venezuela, bajo la tiranía de Chávez y Maduro, y Ecuador en la administración de Correa).

En lugar de proteger esos magníficos bastiones, se ha plegado nuestra clase política ante la izquierda radical para atacar la institución de la familia, mediante normas a favor de la ideología de género, el aborto, la corrupción de los menores y la educación orientada hacia el materialismo marxista. Igualmente, se implantó la política de desmantelamiento progresivo de la fuerza pública, llegando al recorte del presupuesto necesario para subsistir, a la decapitación masiva de la cúpula militar, al acuartelamiento de los efectivos para impedirles actuar, al secuestro y la pública inmolación de soldados y policías con la aquiescencia del Gobierno, y a la equiparación de los militares y policías con los tenebrosos narco-terroristas de las FARC.

Por el contrario, los “capos” de la droga son premiados con impunidad y protección, y a los cabecillas de los grupos guerrilleros se les otorga la investidura de parlamentarios y el disfrute del enorme presupuesto aprobado para sus actividades mediante el espurio acuerdo de La Habana.

Ahora, ante la indiferencia de la llamada “oposición constructiva”, se dedica el Gobierno de turno a armar irregulares e inconstitucionales colectivos denominados “gestores de paz”, “guardias campesinas o indígenas”, “primeras líneas”, que no son otra cosa que milicias  para sustituir a la legítima fuerza pública.

2. El narcotráfico

El ilícito comercio de estupefacientes se ha convertido en la más depredadora actividad delictiva, ya que, además de ser el combustible de las guerrillas, ha contaminado todos los estamentos sociales del país, corrompiendo a funcionarios de todas las ramas del poder y sentando un pésimo precedente para nuestra juventud: Que el crimen sí paga y que el dinero fácil sustituye al trabajo y al esfuerzo personal.

El crecimiento del cultivo y la exportación de cocaína solamente pudo detenerse bajo la administración del presidente Álvaro Uribe Vélez. Según informe de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc), las hectáreas sembradas de coca eran 62.000 en 2010, “el nivel más bajo de cultivo de coca en lo que va corrido de siglo”. ¿Qué pasó en las administraciones de Santos y Duque? Se suspendió la fumigación aérea con glifosato y el bombardeo de campamentos y laboratorios, se prohibió la extradición de los narcotraficantes, se establecieron subsidios a los cocaleros y se consideró el narcotráfico como delito conexo al delito político. La Unodc registró 204.000 hectáreas sembradas con coca en 2021, récord histórico hasta esa fecha, con un incremento del 229% sobre la cifra de 2010. La proyección para 2023 es que tengamos 300.000 hectáreas de coca, ya que continúan vigentes los beneficios a los cocaleros y la falta de acción preventiva del Gobierno, y, gracias a “la paz total”, tanto el ELN como los carteles de la droga recibirán todo el apoyo a su ilícito negocio.

3. La corrupción

Es un mal endémico que todos los políticos se comprometen a combatir mientras buscan el apoyo del electorado. Pero es lo cierto que cada vez el mal crece a pasos agigantados y ha invadido todos los niveles del Estado y todas las ramas del poder.

Sin embargo, los votantes siguen eligiendo candidatos que luego de ser elegidos, son protagonistas de sonados escándalos.

Nada hemos hecho para modificar nuestro sistema político diseñado para favorecer estas corruptas prácticas.

La norma que permitió las listas abiertas en los candidatos a corporaciones públicas dio a los partidos políticos la naturaleza de empresas electoreras: Se asocia un grupo de amigos e inversionistas para la conquista de un trocito del poder. Al conquistarlo, premian a los inversionistas que sufragaron la campaña con contratos donde la corrupción se lleva la tajada más apetitosa.

No existen normas que exijan un estudio minucioso de los antecedentes penales y disciplinarios de los aspirantes a ser elegidos. Tampoco se establecen requisitos mínimos de estudios que permitan un ejercicio idóneo de sus funciones.

Todos los cargos públicos se proveen libremente sin consideración a la honestidad, conocimientos y experiencia del aspirante; sólo se tiene en cuenta su amistad con el que lo nombra o su identidad política con el grupo gobernante.

Hay demasiado libertinaje para la contratación “a dedo”, que permite otorgar contratos sin licitación o mediante procesos que no se ajustan a la legalidad.

Las contralorías regionales hacen parte de la corrupción, pues su designación depende de los grupos políticos dominantes que van a ser “controlados” por sus compañeros de equipo electoral. Debieran ser eliminadas.

Nuestro pecado en esta materia es por omisión. Mucho bla, bla y de aquello nada. Hay que cambiar todo el sistema de contralorías por unas auditorías privadas contratadas por licitación y unos zares anticorrupción con el exclusivo fin de recuperar las pérdidas que sufran los fiscos y promover las investigaciones penales contra los presuntos responsables.

4. El desconocimiento de la democracia y del estado de derecho

Ante la indiferencia de la sociedad, ha hecho carrera la viciosa práctica de desconocer la voluntad del pueblo. Para darle visos de legalidad al claudicante acuerdo de Santos con los narcoterroristas de las FARC se convocó a un plebiscito en 2016 para votar SÍ o NO a la refrendación popular del acuerdo. Para asegurarse de su aprobación, se rebajó el umbral requerido al ridículo porcentaje del 13% (4.536.992 votantes). La Corte Constitucional, al reglamentar el plebiscito dijo expresamente : “ …si el plebiscito no es aprobado, el efecto es la imposibilidad jurídica de implementar el Acuerdo Final…”.

Pues el pueblo mayoritariamente votó en forma negativa : 6.431.376 votantes que representaron el 50,21% de la votación. Además, 21.233.898 se abstuvieron de atender a la convocatoria del Gobierno para que concurrieran a dar su voto por el SÍ. En total, 27.665274 no apoyaron al Gobierno en ese humillante pacto.

Pero no se conformó el Gobierno farc-santista con la derrota y, mediante una proposición absolutamente inconstitucional aprobada en el Congreso, este sustituyó al pueblo soberano para dar al acuerdo la refrendación que se le había negado en el plebiscito.

No paró allí el puntillazo a la democracia, pues, a renglón seguido, la Corte Constitucional sentenció: “… tras la expresión ciudadana es legítimo que el proceso continúe y concluya en virtud de las competencias de una o más autoridades instituidas que le pongan fin…”

No se necesita ser un experimentado jurista para calificar este exabrupto como el más vituperable prevaricato en toda nuestra historia jurídica.

Sin que aquí pase nada, se modificó de manera ilegítima la Constitución y se volvió trizas el Estado de Derecho. ¿Por qué nos quejamos de lo que ahora nos pasa?

Igualmente sucedió con la última elección presidencial. Se denunciaron irregularidades en la contratación de empresas para asesorar a la Registraduría; se interpusieron miles de quejas por lo acontecido en la jornada electoral; se denunciaron los softwares adquiridos por la imposibilidad de verificar sus resultados; se solicitó recuento de votos en mesas donde se presentaron irregularidades. En suma, son las elecciones más cuestionadas de nuestra historia democrática, pero ni las autoridades electorales, ni el Gobierno, ni las entidades de vigilancia y control, permitieron una revisión para dar un mínimo de transparencia a la justa electoral.

Se comprobó, mediante una simple comparación matemática entre el tope de gastos fijado por la ley a las campañas y el monto ingresado a la campaña de Gustavo Petro, que este violó la ley al gastar más de lo autorizado. Esto, sin contar otros eventos conocidos con posterioridad, como el de los honorarios del asesor español que contrató cerca de 90.000 testigos electorales, o los 15.000 millones que confesó Benedetti haber recaudado para la campaña, o los millones que el hijo y la nuera del presidente ingresaron fraudulentamente a los fondos de la campaña. Es, a todas luces, una elección ilegítima que debe ser anulada de inmediato.

5. Enseñanzas de la historia

Este sucinto recuento de nuestros errores políticos nos debe imponer un cuestionamiento colectivo: si somos lógicos cuál debe ser nuestro propósito: ¿persistir en los errores que nos han conducido a la hecatombe que vive la patria en todos los órdenes, o, por el contrario, abandonar esas erróneas actitudes y empezar a reconstruir el país?

Sin lugar a duda, debemos ser conscientes de la necesidad de enmendar las equivocaciones cometidas y emprender de inmediato la tarea de derrocar el tiránico régimen que se ha tomado el poder en forma ilegítima. Tenemos el derecho a intentarlo a través del juicio político que otorga a los ciudadanos la facultad para destituir a quienes fueron elegidos con violación de la Constitución y la Ley.

Pero no nos es permitido dejar la nación al garete para volver a caer en otras deplorables situaciones como las que hemos atravesado.

Es necesario que nos unamos todos los que nos duele la patria en una gran fuerza, independiente de la corrupta clase política, para que corrijamos los defectos de nuestras instituciones e instauremos por fin la vigencia de la verdad, la justicia, el estado de derecho, la verdadera democracia, la familia como piedra angular de la sociedad, el respeto a la propiedad privada y a la libre empresa, la solidaridad con la fuerza pública, la fraternidad con la población más vulnerable, y el bien común integral como objetivo de la administración pública.

Son suficientes estas nobles causas para dejar atrás el egoísmo y el afán de protagonismo y que podamos unir nuestras voluntades los “colombianos al rescate” que Colombia reclama. Si lo logramos, nada ni nadie podrá derrotarnos.

lunes, 10 de julio de 2023

Editorial: lo más destacado de la semana


En su editorial de la semana para El Pensamiento al Aire, en el que evalúa los hechos más importantes de la semana, Antonio Montoya H. referencia el secuestro de la sargento Karina Ramírez y sus dos hijos, el escándalo de Óscar Iván Zuluaga, la muerte de Iván Márquez, el alza continua de la gasolina, la lentitud en la reforma agraria del Gobierno de Petro, la libertad al corrupto Ñoño Elías, la pérdida de apoyo del Concejo de Daniel Quintero, y la emergencia económica decretada por Gustavo Petro en La Guajira. No dejes de verlo.

jueves, 1 de junio de 2023

Una sociedad secuestrada y con síndrome de Estocolmo (1)

Luis Guillermo Echeverri Vélez
Comentarios al artículo: “La captura del pasado” del doctor Néstor Raúl Correa, publicado en mayo 29 de 2023 en el portal La Silla Vacía: https://www.lasillavacia.com/historias/historias-silla-llena/la-captura-del-pasado/

Por: Luis Guillermo Echeverri Vélez

Agradezco al doctor Carlos Enrique Moreno Mejía quien nos compartió la importante y bien lograda contribución del doctor Néstor Raúl Correa al análisis de coyuntura actual, titulado “La captura del pasado”, que contiene un magnífico análisis de obligada lectura para quienes dedicamos tiempo al estudio de cómo entender las realidades y tratar de volver a reestructurar un “balance de país” positivo y sostenible en lo económico, social y político.

De manera respetuosa, me permito algunos comentarios personales a este importante escrito:

1. Es muy bien lograda la conclusión y la lógica del escrito. El informe de la tal “Comisión de la Verdad”, termina siendo una narrativa a medias y por tanto sesgada y embustera. Adolece totalmente de equilibrio lógico, humanitario y analítico. Definitivamente se soporta en una selección parcial y acomodada de testimonios que tapa gran parte de la totalidad del espectro de la verdad tal y como aconteció. Por tanto, la Comisión de la Verdad le faltó a la verdad.

2. El artículo del doctor Correa, estriba en la premisa correcta de que sólo se entra en procesos transformadores si se construye reconociendo errores, pero sobre la base sólida de los principios fundacionales éticos y morales que asisten en derecho, al pacto social que le dio entidad y libertad a una nación. Por el contrario el reporte de la Comisión de la Verdad, como se hizo bajo los criterios orientadores de la “sastrería De Roux”, hace parte de una ideología que históricamente soporta procesos revolucionarios comunistas, que parten siempre de la premisa de destruir conceptual y físicamente todo lo existente y por tanto adolecen de fundamentos afines al desarrollo sostenible y la función del Estado de generar bienestar equitativo, más no necesariamente igualitario, en función del sistema de garantías sociales y libertad de empresa y mercados. Entendamos que el uso de narrativas acomodadas es el eje esencial del estupro populista y su dialéctica demagógica inversa que pulula hoy por la región. Un ejemplo es toda la retórica Castro-Chavista y el discurso de Lula promocionando de frente todo tipo de narrativas sesgadas, a medias y falsas.

3. El proceso cultural educativo y evolutivo de los pueblos equivale a una de las acepciones de lo que se conoce como la formación de una civilización, y ello, de nuevo, es un camino largo y difícil que implica errores y logros, que deben reconocerse y corregirse con objetividad, con sensatez y entendiendo las circunstancias de tiempo, modo y lugar, sin el sesgo propio de los odios de clase, y con el propósito de ir eliminando la violencia en función de la sana y constructiva convivencia.

El análisis del artículo del doctor Correa en ese sentido es excelente. A diferencia de la sana convivencia, de “La Paz” como concepto se abusa todo el día, sin respetar que se trata de un ideal loable y al que toda sociedad tiene que aspirar, pero que tal vez es inalcanzable de forma total y no relativa, en la medida que existan diferencias y hechos como: la violencia y el terrorismo y narcoterrorismo de organizaciones ilegales e incluso ejercido por el propio Estado o por colectividades políticas, y mientras la sociedad presente variables de comportamiento humano individual o colectivo (crimen organizado), que demandan la existencia de la coercibilidad del derecho como estabilizador del funcionamiento del pacto social.

4. Es claro que toda generación pagará los errores de los antepasados y también por los propios, pero el costo de ello no debe incluir, ni permitir que se obstaculice el proceso evolutivo de un pueblo o nación y su sociedad, en función del desarrollo sostenible sobre las bases fundacionales del derecho constitucional que asiste su pacto social, con odios, resentimiento, violencia conceptual, verbal o física, terrorismo ejercido por ideólogos o ejecutores de actos punibles, ni tampoco con habilitadores como la teoría que empieza por el perdón y el olvido, pero que en el fondo conlleva a un cambio doctrinario de las realidades históricas en función de “X o Y” ideología política.

5. El artículo destaca cómo el reporte de la Comisión de la Verdad ,resulta parcializado y, por ende, con vicio de falsedad pues está dirigido y elaborado por un grupo que no es imparcial pues no está compuesto por personas caracterizadas por su ecuanimidad o que siquiera representen diferentes ideologías, y esto convierte el extenso e incompleto reporte, en una herramienta elaborada a conveniencia de la narrativa de justificación revolucionaria destructiva, y claramente acomodada y parcializada de la historia, ignorando cientos de miles de hechos violentos, denigrantes actos dolosos y degenerados contra la dignidad humana y crímenes atroces y de lesa humanidad, tal y como sucedieron y se reportaron en tiempo real.

Para mí, el reporte de la Comisión de la Verdad es una ofensa al periodismo y a la ética en la comunicación social, que como lo expresa la crítica del doctor Correa, omite los adelantos y progresos colectivos en matera de desarrollo de nuestra nación, el valor y la solidez de nuestra democracia, y, además, ofende profundamente a muchas de las víctimas, sus familias y sus pares.

6. En mi opinión, la forma en que se utiliza en Colombia la acepción “conflicto armado” corresponde al significado vulgar del diccionario, pero no al jurídico en derecho internacional y, por tanto, no se usa correctamente. Es, en esencia, un vehículo o herramienta revolucionaria que significa la apertura de la puerta giratoria que distorsiona la realidad y habilita este tipo de informes fraudulentos, como apalancamiento de la impunidad total y modo de evadir, evitar y burlar el necesario cumplimiento de la legalidad.

¿Por qué lo digo? Porque reconocer el conflicto armado es un error elemental que jamás se debe cometer en un Estado de Derecho verdaderamente democrático, pues ello significa calificar de legítimas o legitimar todas las actividades de las organizaciones criminales contra el Estado, la sociedad o los ciudadanos y personas naturales o jurídicas.

Reconocer un conflicto armado o llamar guerra a las actividades violentas y criminales contra la ciudadanía y el Estado significa, ni más ni menos, que poder equiparar el terrorismo y el narcoterrorismo a la legalidad de la utilización de la fuerza coercitiva del derecho, en manos del Estado.

Por tanto que se reconozca un conflicto armado –como perniciosamente lo hicieron Samper y Santos e inocentemente se los compraron gran parte de la comunidad internacional de ONG y muchos medios de comunicación–, internacionalmente en derecho, equivale a validar el “estatus de beligerancia” de las organizaciones crimínales alzadas en armas y equipararlas a las Fuerzas Armadas constitucionales del Estado. Pero lo peor y lo real es que al hablar de “conflicto armado o guerra”, se le da paso a la teoría del derecho internacional que le otorga reconocimiento del “Derecho de rebelión”, lo cual a su vez da pie para la barbaridad que representa la apertura a la teoría de la “conexidad de delitos” en procesos que, en lugar de sometimiento a la justicia, terminan en imposibles y falaces negociaciones con el terrorismo, que en el fondo terminan siempre en viabilizar y consolidar la impunidad total.

Esta secuencia burla el fundamento del derecho penal doméstico e internacional y garantiza la impunidad de los crímenes de sangre o delitos de lesa humanidad, cuál fue el caso del ilegal, espurio y tramposo acuerdo del gobierno Santos  con las FARC-EP realizado en territorio jurisdiccional dictatorial, ajeno al derecho colombiano y validado por dos dictaduras totalitarias y comunistas antidemocráticas y por unos observadores que sirvieron de idiotas útiles que también violaron conceptualmente el derecho constitucional colombiano, al asistir el proceso de toda suerte de narcoterroristas que tenían ya juicios y órdenes de captura en Colombia y en el resto del mundo.

7. El escrito del doctor Correa respalda con su lógica, el hecho de que este tipo de reportes caen en el espectro viciado de lo falaz y además validan el ejercicio del poder a manos de delincuentes o exdelincuentes, terroristas o psicópatas que siempre cuestionaron la legitimidad de la legalidad constitucional, de acuerdo con los fundamentos del pacto social de una nación y por tanto lo desnaturalizan al abrir la puerta a la validación de formas anárquicas, que pasan muy rápido a ser autocráticas y luego dictaduras o regímenes totalitarios disfrazados de democracias, propios del mal llamado socialismo del siglo XXI, abiertas a todo tipo de abusos a la libertad y a reformas o cambios de constitución, y a la financiación ilegal de la política y del propio Estado, que al final se traduce en terrorismo de Estado y en una nueva forma de esclavitud colectiva a manos de una nueva minoría ilegítima que controla el poder.

No tengo duda que el reporte de la Comisión de la Verdad hace parte de una hoja de ruta narco-comunista, y es el vehículo que habilita las herramientas doctrinarias con que las minorías desacreditan la legalidad por la vía del libertinaje y someten la libertad de las mayorías.

jueves, 22 de septiembre de 2022

Vigía: de nuevo a la ¿carga fallida?

Coronel John Marulanda (R)
Por John Marulanda*

Poco claro, el recién estrenado comisionado de Paz, Danilo Rueda, trató de convencernos, antier en la mañana, de su fanático y poco racional deseo de cumplir a toda costa la promesa de la Paz Total de Petro. Los tales diálogos con el ELN y las FARC, se han iniciado con mucha fuerza y acelere.

El fiscal general de la Nación emitió, el 22 de agosto de este año, una resolución que suspende todas y cada una de las órdenes de captura que se hayan dictado o que se dicten en contra de los 11 negociadores del Comando Central (COCE) del ELN, procesos penales por homicidio en persona protegida, terrorismo y rebelión agravada. Estas investigaciones se habían registrado en contra de los negociadores Pablo Beltrán, Nicolás Rodríguez Bautista, Antonio García, Luis Alfredo Cabiedes, Eliécer Chamorro y otros, según Proceso de Investigación y Judicialización FGN 20-f-03 del 2019. Lo anterior, como responsables directos del atentado terrorista contra la Escuela General Santander de la Policía Nacional en enero del 2019 y que causó 22 asesinados y 87 heridos.

Pero una cosa es negociar con los miembros del COCE, investidos de un claro determinismo comunista castrista y otra es dialogar con sus cuadrillas de cerca de 2.400 hombres y mujeres, en franco combate contra otras narcocuadrillas en las costas chocoana, caucana y nariñense, en Arauca y en el Catatumbo. Fue en territorio venezolano en donde el ELN creció al calor del arco minero del Orinoco, en los estados Bolívar (tres masacres en Tumeremo desde 2016) y Amazonas. Piquetes de elenos custodian los cargamentos de oro, diamantes y coltán que salen de esa zona hasta llegar a las pistas clandestinas de Apure y Táchira, según denuncias en Washington. Aeronaves surcan en trazas clandestinas los cielos de esta parte del mundo, cargados de cocaína que culminará en las narices norteamericanas. Los grupos federados elenos no cesarán en el empeño de hacer dinero y favorecer los apetitos de los carteles mexicanos y las mafias europeas. Acogidos por el gobierno madurista de clara influencia estratégica cubana, es válido pensar que se ha confiado el queso al ratón mayor.

El mismo día en que Petro echaba su florido y emocional discurso sobre la Amazonía en la ONU, la presidente de la Comisión Internacional Independiente de la Naciones Unidas para Venezuela documentó graves violaciones contra los derechos humanos, que irán directo a la CPI. Detenciones arbitrarias, torturas, ejecuciones extrajudiciales y todo tipo de flagrantes transgresiones, a cargo de efectivos policiales y con la orden de Maduro, Cabello, Reverol y Padrino. Que Venezuela sea el garante de los diálogos con el ELN, es un verdadero adefesio, signado por nulidad de origen.

Otro caso peculiar es el del Estado Mayor Central de las FARC-EP, como se autodenominan, quienes se reunieron con Rueda en vecindades de San Vicente del Caguán, Caquetá. No creo que los actuales y espurios parlamentarios farianos reciban de buen agrado semejante presentación. Las quejas de que el gobierno anterior no quiso implementar los acuerdos de La Habana, ahora tienen plena vigencia. ¿Qué hacer con esos acuerdos? El filosofastro Jaramillo, para quien “todos somos culpables”, de la Calle y Juan F. Cristo se han manifestado en contra de estos primeros pasos del joven comisionado de paz.

Los farianos, Ivanes, Márquez y Mordisco, voluntariamente regresaron al monte y oficialmente fueron descargados de la JEP. ¿Volverán ahora al Congreso?

Quedan pendientes las bandas narcotraficantes puras, como el Clan del Golfo, con disfraz político de Autodefensas Gaitanistas de Colombia y otras 22 estructuras nacionales y transnacionales, como el Tren de Aragua o los Maracuchos, todas ligadas al narcotráfico. La Paz Total en Colombia, pinta muy enredada.

martes, 13 de septiembre de 2022

De cara al porvenir: nuevos vientos

Pedro Juan González Carvajal
Por Pedro Juan González Carvajal*

Recién ha pasado el primer mes del nuevo Gobierno y lo que no se puede negar es que se ha notado un cambio de dinámica.

Varios aciertos y algunos desaciertos han acompañado este período que ha marcado una línea clara de hacia dónde va el Gobierno autoproclamado como el del cambio, el mismo que entre otras curiosidades ha dado cátedra de inclusión, respeto y reconocimiento de nuestra multiculturalidad.

La experiencia como congresista le ha permitido al nuevo presidente saber que, en términos de calendario y fuerza política, proyectos de ley que no se tramiten durante el primer año de Gobierno, se puede aseverar que es muy remoto pensar en que luego se aprobarán.

Un gabinete ministerial, en un alto porcentaje con vasta experiencia, nombramientos abortados y algunos ministros un poco desubicados, dan muestra de que en términos de ejecutorias hay que dar un compás de espera.

Coincide por calendario que muchos de los congresos gremiales sectoriales y sub sectoriales se realizan durante estos meses, lo cual trae como novedad y capacidad de convocatoria que el nuevo presidente asista y de línea con respecto a los intereses propios de los asistentes, lo cual no pasa de ser un rito político - social, pues el nuevo presidente apenas está desempacando y organizando su equipo y lo que le corresponde hacer es tratar algunos datos y algunas propuestas de campaña y algunas ideas generales de futuro, salvo temas específicos y de impacto para todos como es el caso de la reforma tributaria.

Lamentablemente las transformaciones no se hacen de un día para otro y a pesar de los anuncios de paz total, el tema del orden público no mejora y los atentados contra miembros de la policía, las masacres, los asesinatos de líderes sociales, la inseguridad en las ciudades y las invasiones de predios no dan tregua. Se anuncia el reinicio de relaciones con Venezuela y se enuncian y promueven reformas y proyectos de ley alrededor de temas como la reforma rural integral, la participación política, el cese al fuego y de hostilidades, el replanteamiento de la estrategia contra las drogas, el acuerdo de víctimas, la implementación, verificación y refrendación de los acuerdos de paz y obviamente la reforma tributaria, lo que permite establecer y lo que vemos como vector direccionador es un completo compromiso con el cumplimiento del acuerdo de paz, lo cual generará obviamente, apoyos y animadversiones.

Lo que sí queda claro es lo poco que avanzó el anterior Gobierno en el cumplimiento de la implementación del acuerdo de paz, lo cual solamente la historia sabrá juzgar.

Cabe resaltar el apoyo internacional a la gran mayoría de las iniciativas planteadas, y a la inusitada cercanía y proximidad en estas primeras semanas con el Gobierno de los Estados Unidos.

El haber armado una coalición de Gobierno en dos semanas, el haber aprobado el Acuerdo de Escazú, el haber hecho nombrar un contralor del Partido de Gobierno, el haber nombrado un Consejo Nacional Electoral empleando las mayorías, entre otras maniobras típicas de la política colombiana, da por pensar que puede que el cambio se dé en otros escenarios y en otras temáticas, pero no entre la relación entre el Ejecutivo y el Legislativo, como ha pasado en el último siglo, lamentablemente.

El cambio no debe ser mirado ni empleado como un simple slogan, ni tampoco es el anuncio del cambio por el cambio. El cambio es la superación de las costumbres y las prácticas políticas que nos han sumido en una corruptela generalizada acompañada de pobreza, injusticia, iniquidad y violencia generalizada.

Nueva oportunidad histórica ha tenido las diferentes fuerzas, partidos y movimientos políticos para repensarse y estructurar propuestas de futuro para el país y para ellos mismos como organizaciones.

En épocas recientes solamente el presidente Barco tuvo la grandeza, la osadía y la “fuerza testicular” suficientes para proponer un esquema real de Gobierno-Oposición verdaderamente democrática.

Durante este Gobierno esta posibilidad se desperdició por el apetito insaciable de estas fuerzas, partidos y movimientos políticos, y la necesidad de configurar un ambiente de gobernabilidad tranquilo por parte del actual Gobierno, que permita seguir consolidando nuestro presidencialismo consuetudinario.

Que después, entonces, no se quejen ni critiquen ni los unos ni los otros, pues no tendrán ninguna autoridad moral para hacerlo.

¡Amanecerá y veremos!

miércoles, 17 de agosto de 2022

Entrevista con el coronel Carlos Javier Soler Parra

El coronel Carlos Javier Soler Parra, experto en negociación de paz, aceptó la invitación de El Pensamiento al Aire para contarnos sobre su vida y su visión de cómo deben retomarse los diálogos en La Habana. Es profesional en Ciencias Militares, abogado, experto en DIDH/DIH aplicado al conflicto, magíster en Derecho Público y docente universitario.


viernes, 26 de noviembre de 2021

Tortuoso camino

José Leonardo Rincón Contreras
Por José Leonardo Rincón, S. J.*

Cinco años celebra el acuerdo de paz. Más de cuatro tomó firmarlo. Una década dilatarlo. Por lo menos 30 anhelarlo.

Belisario Betancur fue el primer mandatario que recurrente y formalmente, en su discurso, habló de la paz y de la necesidad de alcanzarla. Romántico y poeta soñador, suspiraba con el asunto, después de ser testigo de primera mano del desangre bipartidista y de los albores de la guerrilla. Banderas blancas y palomas resultaron ser icónicos símbolos que se fueron desgastando con el paso de los años, por los escasos resultados y por la falta de voluntad política para lograrla por parte de quienes tenían en sus manos hacerlo.

No ha sido fácil, no todo ha sido fracaso, pero es un hecho que, desde entonces, hemos recorrido un tortuoso camino hacia la paz. Hubo evidencias relativamente tempranas de que era posible. Sobresale lo logrado con el M-19, un grupo que siempre rompió el molde de la guerrilla convencional, comunista e influenciada ideológicamente por las líneas de Moscú o Pekín. Sin embargo, la paz ha tenido siempre enemigos y detractores, unos ocultos y soterrados, otros abiertamente manifiestos. Pareciera que la paz no es un unánime objetivo y eso resulta desconcertante.

Personalmente estoy convencido de que hay un grupo importante para quien la guerra, o conflicto armado, o como quieran llamarlo, es un negocio lucrativo. Al fin y al cabo, la venta de armamento a nivel global es rentable como toda industria que se respete. Tendrá, pues, que alimentar destrucción y muerte en cualquier latitud mundial, paradójicamente, para poder sobrevivir. Divide y reinarás es su consigna porque, como dice otro adagio: en río revuelo, ganancia de pescadores.

Para otros, no puede haber paz si no hay vindicación. La monstruosa guerra ha generado miles de víctimas en todos los bandos. Sabido es que muchas familias han padecido en carne propia la tragedia de perder miembros de uno y otro lado. El dolor es enorme y las heridas están abiertas. No es fácil eso de perdón y olvido. La memoria se mantiene viva y por eso la repetición es una amenaza constante.

Pero también el asunto es de justicia y equidad. En tanto no existan, la paz no será posible. Respecto de la justicia, duele en el alma la impunidad. Todo tipo de desgracias acontecen y no pasa nada. Sin Dios ni ley los delincuentes, vulgares y los de alto coturno, se pasean orondos y retadores, fortalecidos frente a un sistema penal debilitado, sin dientes ni recursos, cada vez son más descarados y agresivos. Respecto de la equidad, es vergonzoso saber que nuestro país es de los más inequitativos del mundo por la distribución de su riqueza: unos pocos tienen mucho y la gran mayoría poco o nada. Si eso que está de moda llamar capitalismo consciente se hubiera puesto en práctica antes, los ricos tendrían más riqueza, pero habría poca pobreza y una mayoritaria clase media con sus necesidades básicas satisfechas. Otro sería el cuento.

Hace casi 40 años el presidente de la Comisión de la Verdad, Francisco de Roux, escribió un texto magistral sobre los vacíos de la paz, un escrito ágil y asequible para comprender que, en tan complejo panorama colombiano, unas cuantas y acertadas decisiones hubiesen marcado un rumbo diferente y agrego yo, muchas vidas se habrían salvado y seríamos un país próspero y con mejores estándares en todo.

La paz seguirá su tortuoso camino hasta que dejemos de ser tan mezquinos solipsistas que solo pensamos en nuestro confort particular, así los otros estén en la olla, y, hasta que efectivamente y con hechos demostremos que ese cacareado amor por la patria se traduce en transformaciones sociales profundas. Es claro que solo los acuerdos firmados no eran suficientes y que por más fallas que pudieran tener eran el inicio de una nueva etapa, pero primó más el afán de retaliación, del “ojo por ojo y diente por diente”, así quedemos todos ciegos y muecos. Entre tanto, otros nos están sacando provecho. Así las cosas, hago un llamado a los tuertos que quedan para que tengan un tris de sensatez y cordura a ver si logramos salvarnos y vivir en paz.


miércoles, 12 de mayo de 2021

Infierno

José Alvear Sanín
Por José Alvear Sanín*

Aparte del infierno, tan aterradoramente descrito por Dante, hay que considerar los infiernos en la tierra, los campos nazis de concentración, el Gulag, las trincheras en la Gran Guerra, las prisiones colombianas y las del M-19 y las FARC (¡“cárceles del pueblo”!).

Siempre me ha impresionado Sartre, cuando en Huit clos exclama: “L´Enfer c´est les autres”.

Ante el nuevo Petro que nos prodigan los medios audiovisuales: otro prudente burgués, bien vestido y rasurado, de hablar pausado en tono menor, con buena y aprendida dicción, vale la pena recordar algo sobre la vida bajo el comunismo.

La civilización arranca con la invención de la individualidad. El primitivo no es consciente de su singularidad, ignora la soledad, no posee bienes, familia ni derechos; poco sabe del pasado, y como vive en un eterno presente, el futuro no lo inquieta ni le da esperanzas. No bien acabo de escribir estas tres líneas cuando, horrorizado, me golpea el parecido de las sociedades sometidas al comunismo con las que están surgiendo inspiradas por el Nuevo Orden Mundial…

Desde luego, no falta quienes pregonan la felicidad del que vive desposeído de todo, pero inmerso en una sociedad a la vez urbana, tribal y tecnológica, donde todos son sostenidos por las magras dádivas del benévolo Estado.

Dejemos de lado estas consideraciones, más propias de la antropología, para volver a la Colombia que inicia, ahora sí en firme, el camino de la revolución.

Una de las carencias que más afligen es la contemplación de los tugurios, donde en numerosos países viven tantos seres humanos en miserables condiciones: mugre, hacinamiento; para beber, aguas contaminadas; aguas servidas encharcadas, fetidez y epidemias; carencias alimenticias y culturales. Este espectáculo lleva a muchos a luchar por una revolución que cambiaría esas condiciones en un estado idílico de felicidad igualitaria. Otros, en cambio, preferimos luchar por un cambio social basado en el trabajo, la creación de riqueza, la educación liberadora.

La construcción masiva de vivienda se considera la primera herramienta hacia la transformación positiva, que eleva a las gentes en la medida en que una sociedad productiva hace posible la justicia social. Con razón la doctrina social pontificia considera como primordial función la de propiciar que toda familia sea propietaria de un hogar digno.

Pero por desgracia, cuando triunfa la revolución marxista-leninista, de los nuevos amos se apodera un frenesí de cambios radicales y apresurados, para eliminar la desigualdad. Construir viviendas requiere tiempo y esfuerzo. En cambio, expropiarlas y parcelarlas para que la familia del lumpen pase a ocupar una alcoba en las casas de la anterior burguesía, es la solución expedita y gratuita, que realiza de golpe la igualdad prometida.

Esa fórmula, salida del magín de Vladimir Ilich, convierte cada casa en un pequeño infierno de suciedad, rencillas, ruido de músicas y consignas radiales, inodoros fétidos, paredes sucias y deslucidas, niños llorando y gritando mientras sus madres pasan horas esperando la leche y las cajas clap que reparte el providente Estado.

L´Enfer c´est les autres, tanto en la URSS y la china de Mao como en Cuba y Venezuela…

Y ahora esa perspectiva aterradora amenaza a Colombia. Ya Petro no habla en público de que cada familia debe limitarse a 65 m2, dejando el resto de la casa para otros…

La vida comunista no solo es carcelaria. También parcela el infierno y lo pone al alcance de todos.

***

¿Gobernar? ¿O dialogar, negociar y entregar…?

***

Y ahora, 616 páginas de supra-supra Constitución con el ELN, para la rendición. 

lunes, 14 de septiembre de 2020

De sorpresa en sorpresa

Antonio Montoya H.
Por Antonio Montoya H.*

Sigue sorprendiendo el desarrollo del proceso de paz firmado contra la voluntad de las mayorías, ya que no obstante eso, continúa incólume, nadie lo tumba, nadie lo modifica y no se logra el gran objetivo que es justicia, verdad y reparación.

Debo confesar que fui amigo del proceso, que lo apoyé hasta el día de la votación cuando el No, obtuvo las mayorías, con pocos votos, pero se gana por muchos o pocos y se debe respetar el resultado.

Se dio el resultado que no se esperaba y de allí en adelante todo fue de mal en peor. En el paso a paso que describimos, se demuestra el principio que han manejado las fuerzas revolucionarias comunistas del mundo, todo lo reciben y no dan nada a cambio, a saber:

1. Se constituyeron en partido político, pero continúa el brazo armado dirigido por dos disidentes de los cuales uno fue negociador en La Habana, cuyo nombre es Iván Márquez, y el otro narcotraficante, Santrich, quién logró la libertad e inmediatamente se dio a la fuga, causando indignación en Colombia. Desde Venezuela dirigen las nuevas y grandes hostilidades en el sur del país.

2. Santrich, se posesionó como senador de la República, devengó el dinero y se fugó. ¿Qué aporte hizo? ninguno, dejó en ridículo a la justicia y a sus propios jefes, porque no se quedó para someterse a la JEP

3. Timochenko, Rodrigo Londoño, dice que no regresarán por ningún motivo a las armas, que confía en que el proceso continúe avanzando, pero en mi opinión pierde credibilidad con sus recientes declaraciones de las cuales hablaremos a continuación.

4. Todos ocuparon las curules en el Congreso, es decir se reintegraron a la civilidad, teniendo miles de procesos penales en contra, sin resolverse ninguno de ellos, porque con el acuerdo quedan sometidos a la JEP. Si no dicen la verdad deben regresar a la justicia ordinaria y retirarse del Congreso.

5. ¿Qué han aportado a la convivencia en estos años?, es una pregunta que nos debemos hacer, y obtener la respuesta de parte de los comandantes, porque algunos de los excombatientes sí lo han hecho, tienen trabajos productivos, dan charlas, recuperaron sus hijos y ellos posiblemente no se reintegrarán al combate. Otros salieron corriendo y están con Márquez, Santrich y el paisa, en el mundo que añoran violencia y más violencia.

6. Todo este proceso permitió que Iván Cepeda, izquierdista, que ataca sin miramientos al expresidente Uribe, acompañado de Gustavo Petro, populista mayor, de izquierda, comunista, exguerrillero amnistiado, intenten a toda costa obtener el poder en Colombia para cambiar nuestro sistema democrático. Han ido logrando espacios en la educación (Fecode) y en la justicia también, aprovechándose de la corrupción y a miles de estudiantes que motivados por el cambio salen a las calles a protestar, pero no calladamente, utilizan la destrucción y la violencia para hacerse sentir. Petro públicamente, por las redes, los motiva a continuar con su actuar desestabilizante. A ellos se les suma la gente de la Colombia Humana, indígenas y todos aquellos que los apoyan, quienes dicen defender la democracia, haciendo daño, violando los derechos de los ciudadanos, y acabando con el patrimonio de los colombianos, qué contrasentido. Este es el que quiere ser presidente de Colombia, qué horror.

7. Expresé que la presencia de Timochenko en el tribunal de Justicia y Paz, era para mí esperanzador por cuanto iba a darse el primer paso de conocer la verdad de parte de los líderes de la guerrilla, pero, lamentablemente ocurrió lo contrario, negó que al interior de las FARC se reclutaran menores de edad, negó las violaciones y los abortos, y estableció que lo que hacían era defender campesinos. Increíble pero cierto, nunca llegué a pensar que eso ocurriría, por eso creo que se perdió el tiempo con la idea de encontrar la verdad, justicia y lograr reparación.

8. Se dio una reunión previa de los comandantes de las FARC, con el expresidente Santos; ¿estarían preparando la declaración de Timochenko?, qué horror.

9. Para rematar estamos nuevamente en manifestaciones contra la policía por la muerte de un abogado, que han generado desorden y serios perjuicios, pero, en el fondo la muerte de un ser humano es pretexto para la izquierda y les da posibilidad crear el caos y la anarquía.

Sin duda alguna, respetados lectores y oyentes, estamos al borde del caos y si no reaccionamos poniéndonos firmes todos los que creemos, amamos y respetamos la democracia, esta colapsará y nunca volveremos a vivir tiempos de concordia, crecimiento económico y prosperidad. Nos igualaremos a Venezuela, Bolivia y Nicaragua, su revolución ha sido caótica, empobrecedora y generosa para la cúpula que manda.

Eso sí, nuestros dirigentes deben cambiar ya, ser serios, responsables, nada de robo al erario, ser proactivos y estudiosos, deben jugar a un solo bando y no como algunos de ellos y no digo nombres, pero sí se sabe quiénes son los que están al servicio de quién más les dé.

Señores se trata es de salvar la democracia, eso sí trabajando para generar empleo, educación, salud e industria y recreación, es fácil si ponemos todo el empeño.

lunes, 9 de marzo de 2020

Muertos y más muertos


Por Antonio Montoya H.*

Antonio Montoya H.
En Colombia somos prolíficos en biodiversidad, tenemos dos mares, costa por casi la mitad de los límites territoriales, en general un gran territorio lleno de riquezas minerales, vegetales y fauna, en fin, somos privilegiados en todas partes.

Lamentablemente también somo un país lleno de conflictos sociales, de violencia, producimos paracos, guerrilleros, bandas criminales y generamos a gran escala masacres. Son grupos que se comportan como verdaderos creyentes, no en Dios, sino en que consideran que fuera de su verdad, mando y orden no existe nada más, que se puede disponer de la vida de un semejante por que es contrario a su pensamiento, que la tierra que les gusta, si no se la venden se muere o los desplaza, y así sucesivamente. En cada pueblo se cuentan historias como las de aquel paraco que decía que en ese pueblo las mujeres vírgenes tenían que ser de él, antes que de otro. Son locuras infames, las que las comunidades han vivido y soportado por años y años, y la solución no se ve.

Debo poner el grito en el cielo sobre este y otros asuntos que agobian a los ciudadanos diariamente. Hoy, menos que nunca se entiende, porque venimos de un proceso de paz, largo, tedioso, que dividió al país antes que unirlo, que las cicatrices del conflicto no se cierran, por el contrario, se ahondan con cada muerto, violación o crimen incluyendo el secuestro. Es decir, ninguno de los delitos que se cometían se terminaron, simplemente al inicio del posconflicto se disminuyeron, pero la violencia volvió a recrudecer y hoy es un nuevo flagelo que nos azota, persigue y genera dolor y muerte.

Miremos el panorama actual, la guerrilla del ELN, creció en número de combatientes, algunos de las FARC, regresaron al conflicto armando disidencias, el control territorial es hoy un grave problema para las comunidades, las bandas criminales crecen en las ciudades, la JEP, camina lento, todo el mundo quiere entrar en esa jurisdicción, pero nadie ha sido condenado pronta y eficazmente por ella, mucha diligencia, declaraciones y nada de fallos, y llevamos tres años de la celebración del acuerdo.

El problema, claramente puedo decirlo, está fundamentado en la ausencia del Estado en las comunidades; cuando hablo del Estado hablo de la justicia, de la salud, trabajo, educación, recreación… así sucesivamente podría enunciar más y más ausencia del Estado que conlleva a que los ciudadanos pierdan la fe y resuelvan sus conflictos y necesidades con base en sus propios criterios ya sean buenos o malos.

Es ahí donde surgen las bandas criminales que se adueñan del territorio y que se convierten en la ley y el orden, imponen el terror no existiendo más el imperio de la ley. Todo ello se ve en el Chocó, y en el sur del país: Caquetá, Guainía, Vaupés, Vichada, Amazonas, y en otras regiones más específicas como Tumaco y barrios de las grandes ciudades.

Esta anarquía debe controlarse, sino entraremos como en los tiempos de la Conquista en América, y de los vaqueros del viejo oeste americano a que los ciudadanos creen sus propias formas de defensa y ahí sí viene el caos.