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martes, 30 de julio de 2024

De cara al porvenir: opinión e información

Pedro Juan González Carvajal
Pedro Juan González Carvajal

Enorme compromiso y responsabilidad tienen los medios de comunicación, sus dueños, sus directivos, sus periodistas y sus comunicadores cuando se trata de divulgar sucesos, eventos o noticias que deben reflejar la verdad de los acontecimientos y no contentarse con divulgar rumores, consejas o situaciones no confirmadas debidamente a través de una fuente fidedigna o de una investigación seria.

En algunos casos se debe distinguir entre lo que es un dato y lo que es información.

En palabras simples un dato es el registro de algo y la información es la aplicación de la inteligencia sobre los datos.

De igual manera no se puede caer en el error de aceptar –por más importante que sea el emisor–, que una opinión es per se información, lo cual subjetiva y trastoca el contenido de la realidad.

No todos pertenecemos a los medios de comunicación ni todos tenemos acceso a ellos, lo cual genera una postura de dependencia ante estos que no debe ser empleada en favor de nadie.

El derecho o la capacidad de réplica no es equilibrado con respecto a la capacidad de los medios de divulgar noticias que involucren a una persona o a una institución, partiendo siempre del principio de la buena fe.

La creación y divulgación de noticias falsas es un fenómeno que se ha venido incrementando en el planeta soportado en el crecimiento desmesurado de las denominadas redes sociales, cuyos usuarios están expuestos a recibir mensajes de cualquier tipo, masificados a través de la vinculación a grupos que sirven como multiplicadores casi que en tiempo real sin que se tenga la posibilidad inmediata de verificar la veracidad o exactitud del contenido desplegado, lo cual genera pánicos informacionales ante la avalancha de descripciones forzadas, subjetivas o falsas de la realidad, generando para-realidades o para-verdades que dificultan la distinción fácil entre la verdad y la mentira, lo correcto y lo incorrecto, lo exacto y lo inexacto, lo cierto y lo incierto.

Tan grave y perjudicial es el exceso de información como la poca información, lo cual se ve agravado si la veracidad de dicha información es incierta.

Hoy por hoy se aboga por el derecho a estar informado, complementariamente con el derecho a ser respetada la intimidad.

Existe una línea muy delgada para lograr el equilibrio y el respeto por estos dos derechos, derechos que hacen parte del nuevo mundo, de la nueva realidad, del mundo globalizado en el cual estamos desenvolviendo y desarrollando nuestros proyectos de vida.

La moral, la ética, la legalidad y el respeto son principios irrenunciables que debemos acatar y ejercer a conciencia.

Los datos y la información son los insumos básicos para la toma de decisiones de cualquier tipo y a cualquier nivel. A estos insumos debe sumarse el buen criterio, el buen juicio, el conocimiento y la experiencia para poder minimizar las equivocaciones al momento de la toma de decisiones.

Es deber de todos garantizar que los emisores, los receptores, los medios y los canales de comunicación permitan un fluido intercambio de información entre los distintos grupos de humanos, permitiendo que la convivencia y la coexistencia sean un poco más amables.

martes, 18 de junio de 2024

De cara al porvenir: qué habladera tan macha

Pedro Juan González Carvajal
Pedro Juan González Carvajal

Dicen que el hablar, nos diferencia de los animales: así sea. Otra cosa es que nos comportemos como verdaderos loros parlanchines.

Además, claro que existe la libertad de expresión y que estamos aún en una débil democracia, pero eso no es suficiente para aprovechar y salir a decir bobadas.

Lamentablemente hoy por hoy, se nos fue la mano, y todos, sin excepción, no hacemos más que hablar sobre cualquier asunto, digamos que empleando este recurso como medio de socialización a través de la comunicación.

Estamos creyendo que con hablar las cosas se solucionan, mientras que hoy, hablando, estamos tratando de explicar lo inexplicable, justificando la no obtención de resultados, prometiendo lo irrealizable, echándole la culpa a otros y no asumiendo ningún compromiso serio.

Habla el papa, habla el presidente, habla el magistrado, habla el general, habla el científico, habla el político, habla el delincuente, habla el profesional, habla el profesor, habla el trabajador, habla el ciudadano del común, habla el niño, hablan el perro y el gato y hablan hasta los burros.

Está bien que hablemos, pero que hablemos cosas sensatas, con algún conocimiento de causa para poder esgrimir y/o rechazar argumentos, ya sea bajo los aspectos y fundamentos de la lógica, de la dialéctica o de la oratoria y la retórica bien entendidas.

Uno ve las entrevistas que hacen algunos buenos periodistas –pues no todos son buenos periodistas ni son entrevistadores– a algunos personajes a quienes difícilmente se les puede reconocer que tienen el cerebro conectado con la lengua. Hace uno fuerza para que puedan hilar las ideas y puedan expresarse con palabras correctas a un ritmo más o menos decente, no como si el entrevistado fuera un protozoario.

Es importante además saber el manejo correcto del lenguaje y no caer en equivocaciones del orden gramatical o del sentido de las palabras y mucho menos en la vulgaridad, la ofensa y la descortesía.

La idea de los voceros oficiales debería fortalecerse para disminuir el número de “fuentes oficiales” tanto de organizaciones públicas como privadas.

Además, pareciera ser que el protagonismo o el afán de visibilidad hace que los funcionarios patrocinen a algunos periodistas para que los entrevisten, haciendo gala de su desfachatez.

¿Con cuál frecuencia deben dar ruedas de prensa los ministros, el fiscal general de la Nación, los presidentes de las altas cortes, el procurador, el contralor general de la nación o los dirigentes gremiales, entre otros tantos?

Pareciera que a diario hay que buscarlos o se dejan encontrar para que se pronuncien sobre el asunto de turno, independientemente de su trascendencia o no, de su conocimiento o no.

Eso sí, todo el mundo habla y da declaraciones, pero cuando se trata de responsabilizarse por lo que se dijo, aun cuando queden las grabaciones, la salida tradicional y de rigor es: “Me sacaron de contexto”, o “lo que quise decir fue…”.

¿Recuerda usted amable lector el nombre del fiscal general de cualquier país desarrollado? Claro que no. Hay cargos que requieren cierto perfil, prudencia y recato, no protagonismo, a no ser que circunstancias de excepción lo ameriten.

Ahora bien, y es mi posición personal, no estoy de acuerdo con que se administre a punta de Twitter. Es claro que la tecnología proporciona excelentes herramientas para usarlas correctamente, pero no como botafuegos y reacciones imprudentes y en caliente de los gobernantes primarios de turno.

¡Cuánto añoro a los grandes editorialistas y a sus editoriales, a los grandes columnistas y a sus columnas! Hombres y mujeres de pluma fina, de conocimientos profundos, de idoneidad comprobada, obviamente defendiendo sus formas de ver el mundo, pero con el conocimiento, la seriedad, el atrevimiento y la sagacidad para pronunciarse sobre los temas de interés general y responsabilizándose por lo que escriben.

Hoy estamos llenos de lugares comunes, de posturas pre calculadas para decir lo políticamente correcto y muchas veces decir mucho sin decir nada para poder pasar agachados.

Cada época trae su afán. Hoy pareciera ser que estamos sumidos todos en la vergonzosa mediocridad.

Dice el dicho popular que “uno es amo de su silencio y esclavo de sus palabras”.

Recordemos a Orson Welles cuando dice: “Muchas personas son lo bastante educadas como para no hablar con la boca llena, pero no les preocupa hacerlo con la cabeza vacía”.

martes, 4 de octubre de 2022

De cara al porvenir: cada uno se entretiene como puede

Pedro Juan González Carvajal
Por Pedro Juan González Carvajal*

No puedo ocultar mi entretenimiento interior al observar las posturas de cada observador desde su propia tribuna e interés cuando reacciona ante ciertos acontecimientos, obviamente originados en decisiones, posturas y comportamientos de algunos personajes e instituciones.

Definitivamente el fervor hacia las personas nace por afinidad sanguínea, afinidad conceptual, afinidad de cosmovisiones, afinidad de interés, afinidad de contrincantes o contradictores, o simplemente por llevar la contraria.

¿Quién tendrá la razón? Pues como es apenas obvio, todos y nadie, teniendo preeminencia y visibilidad inmediata quienes están ejerciendo el poder en un momento espacio temporal y tienen mayores posibilidades de expresarse.

Que el presidente Belisario Betancur hace varios decenios pronunció un discurso poético en la ONU fue digno de admiración por algunos y de crítica de otros, por no tratar con firmeza los temas que le interesaban a Colombia, como el de la extradición y el narcotráfico en ese momento (y aún hoy).

Que el presidente Petro habla claro sobre el tema de las drogas en la ONU y compara su perjuicio para la salud humana con los efectos del uso intensivo del carbón y del petróleo (en los ámbitos de humanidad y de especie), es considerado como valiente y acertado por algunos e ignorante y hasta incitador al delito por otros.

La mojigatería, la subjetividad, el fariseísmo, la falsedad, el acomodo, el cinismo, la obsecuencia, el lambetazo, la ignorancia y la desinformación son adjetivos descalificativos en este caso y reflejan la imagen que proyectan algunos y algunas con sus estúpidos comentarios.

Hablando de los llamados partidos políticos y movimientos políticos existentes, la argumentación de que él promovió paros, pues yo promuevo paros, que a él le gusta el chocolate, pues a mí me gusta la vainilla, que él criticaba, ahora yo critico, que él opinaba, ahora yo opino, que él no apoyaba proyectos de ley, pues ahora yo no apoyo proyectos de ley… y así sucesivamente, evidencia con creces lo que es nuestra zarzuela tragicómica nacional, por la falta de educación política, por la falta de una verdadera ciudadanía y por no haber sabido ni haber tenido la voluntad de implementar un verdadero y pantalonudo sistema de gobierno - oposición para que todo el mundo piense lo que quiera, actúe como quiera y diga lo que quiera pero sin estar pegado a los beneficios de la “teta presupuestal”, lo cual evidencia incoherencia, falta de sindéresis, doble moral, falta de seriedad, irresponsabilidad y hasta inmadurez y mala educación.

Como dice el refrán, “nadie es monedita de oro para todo el mundo” y quien asume posturas y para peor, toma decisiones, pues entra en discusión con relación a cómo otros ven la vida de manera diferente o quienes ven afectados sus intereses abiertos u ocultos.

Como sostiene Maquiavelo, “No hay nada más difícil de emprender que tratar de cambiar el orden de cosas, pues se tendrá como enemigos gratuitos a aquellos quienes se benefician con el orden actual, y como defensores tibios a quienes no tienen nada que perder”.

Por su parte para Rosseau “La revolución solo puede ser liderada por ingenuos, soñadores, poetas o tontos, ya que los listos son realistas, beneficiados directos del sistema actual y no tienen interés en cambiarlo”.

También Russeau sostiene que “No conozco mayor enemigo del hombre que el que es amigo de todo el mundo”.

De todas maneras, reconozcamos nuestra enorme capacidad de crear memes y chistes. Alguien dirá que esta capacidad de expresarnos es uno de los verdaderos atributos de nuestra multiculturalidad, lo cual puede que sea válido, ya que al menos actúa como un sedante (para no emplear la palabra o el sustantivo droga y así no lastimar tantos oídos vírgenes que han aparecido últimamente) para mantenernos alejados de la realidad, o el mantener una coexistencia semiconsciente o semiinconsciente con ella.

Sigamos sonriendo y riéndonos por un lado y encegueciéndonos y envenenándonos por el otro, lo cual en conjunción resultará en una monumental intolerancia e imbecilidad.

Cuando se llega a conclusiones con respecto a que muchos desajustes tienen su origen en el ámbito o en la dimensión cultural, el trabajo al cual nos enfrentamos es de extraordinarias proporciones y nos obliga a que sea un esfuerzo entre todos y no un reto a asumir de manera individual.

Lo más simple es decir que eso se cura o se remedia a partir de la educación, lo cual puede ser cierto, siempre y cuando, de manera preliminar, establezcamos como sociedad, de manera obligatoria las siguientes premisas: 1. Qué tipo de ciudadano queremos tener y 2. A qué nos vamos a dedicar en términos económicos como sociedad. Sin tener esto claro, hablar de una buena educación o de una educación apropiada y pertinente es una verdadera quimera.

Para que la respuesta sea contundente, recurramos de nuevo a Rousseau que sentencia: “Un buen padre vale por cien maestros”… ¿De cuál calidad son los padres que hoy educan a sus hijos?

lunes, 3 de octubre de 2022

Editorial de la semana

Esta editorial de Antonio Montoya H. para El Pensamiento al Aire, inicia con su análisis de la marcha que se realizó el 26 de septiembre en contra de las decisiones tomadas por el gobierno de Gustavo Petro. También menciona la apertura de frontera con Venezuela, sobre la guerra de Ucrania y Rusia, la relación de Petro con sus ministros, sobre la pesadilla de Daniel Quintero en la Alcaldía de Medellín y finalmente, el deseo de acabar con la corrupción. No dejes de escucharlo.

viernes, 30 de septiembre de 2022

Desde la barrera

José Leonardo Rincón Contreras
José Leonardo Rincón, S. J.*

“Mirar los toros desde la barrera” era una expresión que usábamos para decir que es muy fácil y cómodo decir lo que hay que hacer, juzgar si lo está haciendo bien o mal, decidir si era de nuestros afectos o no.

Desde la distancia, el espectador, apoltronado en su silla, aplaude, grita, manotea, insulta, crítica, se enardece, celebra y rumia sus afectos o desafectos. Pasaba en las proscritas corridas, pero pasa también en el fútbol donde los aficionados, convertidos en “pontífices” emiten sus radicales veredictos, descalifican, hacen cambios, profieren sus sabias estrategias, nos dan a conocer sus concluyentes soluciones. Así mismo en la política cuando no se está en el gobierno y se descalifica o porque se hizo o porque no se hizo. Pasa en las organizaciones. Pasa en la vida…

La gente no sabe lo que es estar en la arena, sola y de frente a un miura, con los tendidos llenos y esperando a que el osado torero exponga su vida capoteando las embestidas del animal. Al hincha, amante del fútbol, que a lo mejor es un tronco en el juego del barrio, le queda muy fácil ser técnico cuando no está sudando la camiseta frente a 10, 20 o 30 mil aficionados, improvisados técnicos como él, cada uno diciendo lo que hay que hacer. Al político que estaba en la oposición y cuestionaba la ineficiencia de los altos funcionarios, cuando lo nombran en un cargo público se encuentra que está ahora en la mira de millones de ciudadanos mordaces y siempre insatisfechos que lo despedazan con sus críticas. Caerá entonces en cuenta de que ahora las cosas son a otro precio. El empleado aprovechará las horas de almuerzo para practicar su canibalismo y rajar del jefe y sus compañeros, hacer catarsis y sacar sus taxativas conclusiones.

Siempre, no lo dudemos, es muy fácil juzgar desde la barrera. Es cómodo, sencillo y barato. Estamos mal acostumbrados a emitir juicios ligeros sobre personas y situaciones y a hacerlo desde una mirada subjetiva, sesgada, parcializada, sin datos ciertos, movidos por afectos o desafectos, por pasiones más que por razones. Lo hacemos, además, sin medir el alcance de nuestros juicios, las implicaciones y efectos que puedan desencadenar, la difamación que conlleva, el daño reputacional.

Cuando hay empatía y uno se pone en los zapatos del otro, hay mesura, hay cordura, hay ponderación. Los absolutos se relativizan, los radicales se moderan. Los juicios implacables se suavizan. Solo ubicándose si no realmente, al menos virtualmente en el puesto del otro, se alcanza una objetividad mayor. Muchas veces, puestos desde la barrera, la invitación es a ser más cautos antes de lanzar conclusiones ligeras y atrevidas. La lengua es el peor azote y nos puede salir por la culata cual búmeran. ¡Cuidado!

lunes, 26 de septiembre de 2022

Editorial Antonio Montoya H.

El discurso de Gustavo Petro ante la ONU da inicio a esta nueva editorial de Antonio Montoya Hoyos. También nos habla sobre el voto obligatorio, el sistema de salud en el país, el servicio militar, la corrupción evidente en Emcali, apertura de frontera con Venezuela, renuncia de Rodolfo Hernández al Congreso, las marchas del 26 de septiembre y concluye con los daños del invierno. No dejes de escucharlo.

miércoles, 24 de agosto de 2022

Entrevista con José Ignacio Penagos

Jose Ignacio Penagos Hincapié, comunicador y director de IFM, además de consultor en comunicación y transformación digital, es el invitado a la entrevista de El Pensamiento al Aire, oportunidad en la que se habla de periodismo y cómo ejercer la profesión en le marco de la violencia. No dejes de ver este testimonio de vida.

jueves, 21 de julio de 2022

Entrevista con Aurelio Vélez Vélez

Hablamos con Aurelio Vélez, reconocido consultor y facilitador empresarial, especialista en empresa de familia, protocolo de familia o acuerdo de voluntades, y en esta entrevista nos entrega sus múltiples estrategias para lograr el éxito. No dejes de verla.

domingo, 14 de noviembre de 2021

Yo confieso

Antonio Montoya H.
Por Antonio Montoya H.*

Ahora, al cabo de los años, cuando el tiempo ha pasado, me preguntan lectores de El Pensamiento al Aire, algunas otras personas conocidas y muchos desconocidos que me escriben, que por qué no aspiro a ocupar un cargo público de elección popular en estos comicios que se avecinan, a lo cual les contesto que prefiero aportarle al país con alguna idea, opinión o cuestionamiento, a través de este medio, en el que llevo ya escribiendo desde 2013, en forma continua y semanal, en compañía de otros 10 columnistas que día a día aportan con su opinión a construir un mejor país.

Pero debo confesar que, desde niño, desde la época de colegio en San Ignacio, tuve siempre la ilusión de participar activamente en la vida pública y ser alcalde de Medellín o gobernador de Antioquia, e inclusive, tuve un gabinete escrito en una servilleta en el que cada uno de mis compañeros, de acuerdo con sus habilidades o creencias, en ese tiempo ocupaban una secretaria especifica. Eran las horas de conversaciones como próximos bachilleres en el que los sueños estaban a flor de piel y teníamos miedos al enfrentar el próximo paso que era la universidad, pero sentados conversábamos de Colombia y sobre lo que sucedía. Y nosotros, con nuestro pobre conocimiento, expresábamos ideas sobre ello.

Tal vez ninguno visualizó el caos que se nos vino en los siguientes años por cuenta del narcotráfico, la narcoguerrilla, las autodefensas y las bandas criminales, la corrupción, la mentira y el engaño, y por la apertura del mundo, las comunicaciones, el internet, las redes sociales, en fin, un mundo que no conocimos. Vivíamos con el conocimiento que en las conversaciones y tertulias familiares obteníamos y con el aprendizaje en el colegio, espacio en el que sí aprendimos de historia, geografía, matemáticas y sobre todo de ética y valores, y disfrutamos de la amistad que aun pasados casi 50 años perdura en el tiempo como si este no trascurriera.

También con mis padres Froilán Montoya Mazo y Marina Hoyos, comentaba de mis sueños, acrecentados por el empuje y ánimo que me daban, porque no olvido el ejemplo que me dieron, su formación en valores, la enseñanza sobre la amistad, el respeto por los demás y el valor de la familia, bagaje que son para mí las riquezas de la vida y que nadie me quita. Allí sentado, con ellos jugando ajedrez y tertuliando como ya lo dije, fui forjando mis sueños. Con el paso del tiempo fui cumpliendo cada uno, sin prisa, con constancia y persistencia y gracias al apoyo y amor de mi esposa, mis tres hijos, mis hermanas, mi sobrina, mi sobrina nieta, y los amigos que me han acompañado en este breve recorrido de la vida terrenal.

Un día cualquiera, ya profesional, opté, por decisión personal, dedicarme al ejercicio del derecho y logré ser abogado de empresas, consultor, gerente, negociador y conciliador. En cada momento aprendí a conocer a mis congéneres, a compartir el día a día, mejorando procesos o luchando en los estrados judiciales, pero nunca dejé de pensar en el bienestar de Colombia, en lo que podía hacer yo para obtener para todos mejores condiciones de vida en nuestro país, un territorio en el que pudiéramos caber sin necesidad de matarnos, respetáramos las diversas opiniones y concertáramos, para así mejorar las terribles nubes de odio, rencor y muerte que sufrimos y aún tenemos encima.

Tuve, en dos ocasiones, la opción de aspirar e inclusive encabezar una lista para concejo, pero les cuento que, reunido con el grupo de trabajo que conformé inicialmente, realicé una reunión casi qué final para darle vida al proyecto y se me vino a la mente un recuerdo de mi madre diciéndome que ella sufrió acompañando día a día a mi padre en su larga vida política. Ella le aportó ideas y sin duda alguna fue un valioso soporte que tuvo mi padre, en su extensa vida pública, en las buenas y malas. Recordé entonces que me dijo que no la hiciera sufrir nuevamente esas angustias ni las trasladara a la familia… por eso consulté con mi almohada en un momento de silencio y decidí dejar ese camino a un lado, aborté la aspiración.

Sin embargo, no he dejado de escribir, leer, prepararme, conocer en detalle este país, conversar con las personas, oír y soñar, y aportar a través de mis escritos para que en algo logre influir en los servidores públicos que hoy ejercen cargos de elección; pequeña pretensión, pero es la que me mueve, me motiva y me satisface.

Actualmente participo como ciudadano como uno de los miembros fundadores de Primero Antioquia, en el proceso de revocatoria del actual mandatario de Medellín, movimiento civil que defiende a capa y espada la institucionalidad, el respeto por la tradición, los valores y la antioqueñidad, y que hace parte del Pacto por Medellín.

Esta confesión personal, me quita un peso de encima, dejando claro que no puedo, ni quiero aspirar a cargo alguno. Y quiero agregar que quien nos represente debe tener claro que:

* Se trabaja por intereses generales, no por los propios.

* El orden y la disciplina deben ser la base de su actuar.

* El respeto, la solidaridad con los demás, la concertación, la tolerancia y ética tienen que estar por encima de cualquier otro interés.

* Es indispensable que genere condiciones de vida a través del trabajo, no del subsidio, para todos los ciudadanos, sin tener en cuenta la edad o condición.

* Debe hacer respetar la ley a toda costa.

* Hay que impedir que las manifestaciones públicas perjudiquen a la mayoría de los ciudadanos; no aceptación de paros y menos vandalismo, duro con los promotores y contra los que dañan los bienes públicos.

* A través del Ministerio del Trabajo y de Agricultura forjar una verdadera acción, constante, para recuperar el campo, protegiendo al campesino y fomentando, por medio del cooperativismo, fuentes de trabajo.

* Es prioritario darles vida económica a los 1.125 municipios, de los cuales, muchos de ellos sobreviven en condiciones de pobreza graves. Por ello, se deben dotar de buenas escuelas, profesores que no sean de Fecode, comercio activo, el ejército y la policía actuante, que sepan quién vive y qué hace en el lugar, propiciar la recreación, incentivar el deporte y dar trabajo a todos, que es fácil, no imposible; así construiremos un mejor país.

* No menos importante es la necesidad de apoyar a los empresarios y a la industria que es la que genera empleo de valor.

* Y, por último, promover y apoyar una reforma a la justicia, al Congreso, cambiar las condiciones para aspirar a cargos públicos y sobre todo evitar estar allí para obtener beneficios personales.

Hay muchas más ideas, viables, sencillas de ejecutar, para lograr un cambio en la mentalidad de los ciudadanos, que crean en la democracia, la respeten y la apoyen, de lo contrario vendrán tiempos difíciles.

Así termino hoy mi confesión, pensando que he sido coherente, que creo en la gente, la democracia, la familia, la propiedad privada, la libertad de cultos, el trabajo, la libertad de escoger arte, profesión u oficio, y sobre todo que, educando en valores y principios desde el colegio y la familia, recuperaremos el norte.

sábado, 26 de junio de 2021

Se me daño el opinadero

Andrés de Bedout Jaramillo
Por Andrés de Bedout Jaramillo*

En los pocos años que llevo tirándomelas de opinador sobre temas de actualidad, opiniones que muy amablemente me publican en algunos blogs y que me hacen sentir vigente, siempre he creído que mis humildes aportes puedan ser útiles.

Hoy vengo atravesando una especie de crisis con auto cuestionamientos y lo primero que me he estado preguntando es ¿quién soy yo para andar opinando?, ¿mis opiniones sí servirán para algo?, ¿la polarización si será el camino?, ¿se podrá recuperar la confianza en las instituciones?, ¿los partidos y movimientos políticos estarán interesados y dispuestos al cambio?, ¿si le estamos parando bolas al medio ambiente?, etcétera.

Estos auto cuestionamientos me han desmotivado y por eso creo que se me dañó el opinadero. Aunque viéndolo bien, mis artículos de opinión han sido acertados; por ejemplo, insistir en el interés general sobre el particular, en la necesidad de un muy buen comportamiento de todos, de trabajar por el medio ambiente, empezando por nuestros hogares con la separación en fuente, solicitar que los sectores políticos saquen adelante los temas en que al parecer están todos de acuerdo y que con pequeños ajustes de grandeza se superarían; reiterar la necesidad urgente de austeridad y eficiencia del Estado en las tres ramas del poder público y en los órganos de vigilancia y control, alertar sobre los efectos económicos, sociales y políticos de la creciente informalidad, que va bien ligada con la ilegalidad de la coca, porque ya el tema de la marihuana va tomando su rumbo medicinal y hasta recreativo, cosa que debería seguir con la coca, sin descuidar la asistencia social de recuperación para alcoholismo, drogadicción, prostitución, juego y otra cantidad de conductas que atentan contra las familias colombianas que, de paso, debemos priorizar como núcleo natural de la sociedad.

Como abuelo y jubilado, sigo buscando dónde pueda ser útil, siendo lo más claro y prioritario mi ambiente familiar, sin estorbar ni exigir más presencia de la solicitada y requerida por ese entorno. En segundo lugar, ayudar en el entorno vecinal, que considero se debe robustecer como el segundo grupo objetivo de personas para la sana convivencia, por supuesto luego del familiar, para tratar de pasar al campo de la ayuda social que toque a los más necesitados, empezando de adentro hacia afuera.

Ya las épocas en que me creí parte de emprendimientos por haber estado durante muchos años en creación de empresas, pasaron y se olvidaron, con la entrega generacional de lo construido.

Nuestro país sigue adelante, nuestras vidas también, hasta que nuestro Señor Jesucristo lo disponga y con su ayuda superaremos todas las dificultades, si nos dejamos abrazar por la humildad, la tolerancia, la inclusión y la generosidad que implican la convivencia.

Por las experiencias en el sector público, me encanta hablar de política, pero es como arar en el desierto. Los sectores políticos de todas las tendencias siguen convencidos de que la polarización es la que les permite mantener las condiciones favorables para sus intereses particulares.

Los programas que hemos venido trabajando sobre el Pacto Global de la ONU, con sus 17 objetivos para el desarrollo sostenible, con miras al 2030, se ven de muy lejano cumplimiento y más ahora que, según dicen las malas lenguas, las ideologías de la izquierda dizque están permeando las diferentes organizaciones y mecanismos de esta importante organización, argumento que me resisto a creer; si alguien debe ser totalmente imparcial, debe ser la ONU.

Agradezco la paciencia de las pocas personas que me leen y me escuchan, a las que ofrezco disculpas por los errores, de redacción y ortografía y, por supuesto, por las ideas y comentarios entendidos en oportunidades en sentido contrario al pretendido.

Estoy tratando de superar esta crisis para poder mantenerme vigente en este ejercicio de opinión, si Dios me lo permite y con la iluminación del Espíritu Santo, tarea que implica estudio y trabajo, para que sea del interés de los lectores y no sólo para llenar espacios con contenidos.

Mil gracias por su comprensión.

lunes, 27 de mayo de 2019

Editorial


Por El Pensamiento al Aire*

El Pensamiento al Aire
Los columnistas de El Pensamiento al Aire son el padre jesuita José Leonardo Rincón, el coronel John Marulanda, el administrador de empresas José Alvear Sanín, el ingeniero Pedro Juan González, los abogados Andrés de Bedout, Julio González Villa, Antonio Montoya Hoyos, y los que eventualmente nos acompañan. Semanalmente escribimos sobre diferentes tópicos del acontecer nacional e internacional y hemos considerado, después de efectuar consultas internas, en que frente a la actual situación que vive Colombia, de crisis institucional, social, de convivencia, debemos expresar nuestra  opinión unánime en aspectos en los cuales coincidimos plenamente, que deben ser conocidos por la opinión pública y nuestros lectores asiduos, no solo en Colombia sino en 17 países en los que tenemos registro diario de las lecturas que se efectúan del blog.

Reiteramos que creemos en la democracia, como la mejor forma de gobernar a Colombia, en la que respetamos la diferencia de pensamiento, de credo, raza o condición, y que con base en ello fundamentamos nuestro diario accionar partiendo del respeto, la tolerancia, la dignificación del ser humano y la reiteración de los principios y valores que deben cumplirse en un país para que este sea regido por los mejores y serios representantes de los ciudadanos, procurando por todos los medios  el bien común y el respeto por los dineros públicos.

Como demócratas, con ideologías y formas de ver diferentes el desarrollo del país, tenemos bases comunes que rigen nuestro accionar. Buscamos participar en la construcción de un país en el que la libertad de pensamiento, la propiedad privada, la libertad de culto y el discernimiento, sean la base fundamental de nuestra sociedad, por ello luchamos y apoyamos a los partidos y al gobierno que entiende y cree que es necesario un gran acuerdo sobre lo fundamental, como lo pedía el doctor Álvaro Gómez Hurtado, por la igualdad, como lo  requería Jorge Eliécer Gaitán, por los postulados de amar y servir de Ignacio de Loyola, y en fin, en las formas justas y adecuadas de buscar una mejor calidad de vida del pueblo colombiano.

Creemos que no es época de echar atrás el acuerdo de paz, que tenemos grandes y serios problemas jurídicos en la rama judicial en todos los aspectos, y que igual ocurre en el Congreso de la República y en el ejecutivo. También en que están proliferando bandas de todos los tipos, de delincuencia común, la extorsión, el robo, en todas las regiones del país, que el Sur del país está otra vez en manos de los bandidos del ELN y disidentes de las FARC, y que por todo ello, es necesario cerrar frentes en favor del acuerdo nacional. Debemos dejar a un lado los intereses partidistas y enfocar el asunto en ponernos de acuerdo en cómo salimos del atolladero.

Nosotros estamos dispuestos a acompañar al gobierno no solo con ideas que expresamos en la columna, sino en lo que a bien quieran invitarnos. Nos ofrecemos de corazón y pensamiento para que posteriormente no nos quede remordimiento alguno, porque somos ciudadanos colombianos que no queremos ver destruida nuestra institucionalidad y forma de gobierno, y pensamos además en las generaciones futuras.