miércoles, 30 de junio de 2021

¿Muchos para figurar o uno para ganar?

José Alvear Sanín
José Alvear Sanín*

Después del lanzamiento, en la semana que acaba de concluir, de otras tres candidatas para la presidencia, contabilizo como 40 nombres excelentes, con excepción del de Petro, execrable puntero (por varias cabezas) en esa carrera, y faltan datos de varios municipios.

En los íntimos pliegues de cada político está siempre agazapada la tentación presidencial, pero para que esta no lo exponga al ridículo debe operar la consideración de “lo posible”. ¡Si en Colombia hubiera siquiera 10 presidencias al mismo tiempo, sería lógico el número de aspirantes que se han presentado!

Ahora bien, por más torpezas que cometa Petro (que puede, al contrario, seguir posando de paloma), en junio del año venidero seguirá a la cabeza, y detrás de él llegará, si seguimos como vamos, un pelotón compacto de aspirantes, cada uno soñando con lograr el codiciado segundo puesto en la primera vuelta…

Arriesgada apuesta, entonces, la de los ilusos candidatos democráticos, porque existe el riesgo de que el segundo en esa fecha sea otro funesto izquierdista.

Como puede ver el amable lector, hay un candidato guiado por la estrategia, al que se oponen las docenas que apuestan por la táctica. Lo estratégico consiste en una preparación de años, una financiación inagotable y una figura conocida en todos los rincones, mientras lo táctico es soñar que “si gano el segundo lugar, el país, aterrado por el ejemplo de Venezuela, me rodeará para ganar en la segunda vuelta”.

El espejismo, la ilusión, de pasar a la segunda vuelta, nada tiene de sólido. Es un juego tan inseguro como el de la ruleta rusa, y este país no lo podemos jugar a la ruleta rusa. Si el año entrante Petro llega a la presidencia, será el fin de la patria y el principio de la revolución colombiana, para completar el dominio del subcontinente. La candidatura presidencial no puede, entonces, convertirse en un renglón adicional del curriculum vitae de ciudadanos meritorios.

La preservación de la democracia y del estado de derecho es asunto de vida o muerte, que exige perentoriamente la escogencia, desde ahora mismo, de un candidato viable, es decir, de alguien que pueda ganar las elecciones del 2022, tanto la del Congreso como la de la presidencia, y por eso tantas aspiraciones ilusorias deben retirarse de inmediato. Deponer los egos es imperativo.

Para ganar se requieren principios y suficiente financiación, con el fin de poder contar con medios masivos, equipos de trabajo, desplazamientos, grupos preparados para prevenir el fraude y otros para contrarrestar en las redes sociales las innumerables bodegas de la izquierda y las potentes emisoras que el gobierno ha construido y financia para las Farc.

Una campaña electoral moderna es una empresa que cuesta centenares de millones. Solamente un gran candidato puede obtenerlos, porque si seguimos como vamos, nadie va a financiar a tantos aspirantes porque “tanto pobre junto pierde la limosna”.

Aplazar la respuesta a la ofensiva revolucionaria para cuando se sepa quién queda de segundo en la primera vuelta equivale a suicidarse, porque el intervalo entre la primera y la segunda ronda es muy corto. Apenas alcanza para el último forcejeo.

La batalla de 2022 es la final y decisiva. Desde hoy mismo hay que prepararse para ganarla. De lo contrario nos tocará asistir a la película Colombia no-futuro.

martes, 29 de junio de 2021

De cara al porvenir: conceptos o modas

Pedro Juan González Carvajal
Pedro Juan González Carvajal*

Los últimos 25 años del siglo anterior fueron fecundos en la aparición de nuevas y novedosas teorías administrativas. Veamos, por ejemplo: en los años sesenta, aparecen los grandes departamentos de planeación, las teorías X y Y, los laboratorios vivenciales, los grupos primarios, el desarrollo organizacional. En los años setenta, el marketing, el merchandising, la administración por objetivos, el presupuesto base cero, el portafolio de inversiones. En los años ochenta, la administración de costos, la planeación estratégica, el posicionamiento, la guerra del mercadeo, la cultura empresarial, el clima organizacional. En los años noventa, la gerencia de servicios, los círculos de calidad y participación, la calidad total, la reingeniería, el benchmarking, la administración por procesos.

Iniciado el nuevo milenio y el nuevo siglo, el outsourcing, el valor agregado, la cadena de valor, los proyectos, los clúster, las agencias de desarrollo, la integración vertical, la integración horizontal, las economías de escala, la investigación, la investigación y el desarrollo, la innovación, la productividad y la competitividad, ocupaban las mentes y los recursos de los gerentes y de las empresas.

Avanzada la quinta parte de este siglo, los temas que hoy nos convocan, tienen que ver con la robotización, la visión holística, el modelo circular (Zeitgeist), la calidad total (Kaizen), la Teoría Z (Capital Humano), el Balanced Score Card (BSC), las Unidades Estratégicas de Negocio, el Pensamiento Estratégico, la virtualidad, el Cloud Computing (Nube), las estrategias WEB, el mercadeo electrónico, el diseño asistido por computador, el Big Data, la movilidad, la conectividad, la Nube, el Internet de las Cosas, los emprendimientos, el factor diferencial, la disrupción, los modelos de negocio, los mapas conceptuales, las redes sociales, la Planificación de Recursos Estratégicos (ERP), la reinvención y la Transformación Digital, entre otros tantos.

No nos podemos quejar entonces de que no han aparecido herramientas para tratar de impulsar el logro de los objetivos básicos de cualquier organización: sobrevivir, desarrollarse y dar utilidades.

Sin embargo, el entorno sobre el cual se debe actuar en un mundo globalizado, muestra situaciones de volatilidad, de incertidumbre, de complejidad y de ambigüedad, sobre las cuales no había antecedentes, sin contar por ejemplo, la aparición de una pandemia de orden planetario.

Lo anterior se puede evidenciar cuando aparecen concepciones económicas diversas como la economía circular, la economía colaborativa, la economía verde, y movimientos como la economía naranja, la economía social, la economía solidaria, la economía del bien común, las economías transformadoras, las economías feministas, las economías ecológicas, las economías positivas.

Debemos recordar que la palabra gerente viene del latín “gerare” que quiere decir, “marcar el rumbo o la dirección”. En este orden de ideas el gerente debe aplicarse en definir la dirección a seguir, plantear y divulgar los objetivos a alcanzar y hacer seguimiento de las distintas estrategias y acciones encaminadas al logro de los mismos.

El trabajo debe incorporar principios de orden, de disciplina, de compromiso y de seguimiento y de buena comunicación. En un país como el nuestro, donde la excepción es que se cumplan los cronogramas y los presupuestos asociados a los proyectos a desarrollar, es difícil encontrar la verdadera utilidad de toda esta batería de herramientas gerenciales, pues es solo a partir del logro de los resultados y los objetivos que se puede medir una gestión en términos de eficacia y de eficiencia, obviamente teniendo en cuenta la oportunidad. Solo así podremos saber efectivamente, si hemos aportado o destruido valor en la empresa y si generamos o no rentabilidad económica, ambiental y social.

En un mundo altamente competido, es necesario que los principios de la legalidad y de la ética sean cumplidos con rigurosidad, si no queremos que el desarrollo de las actividades organizacionales, se den en medio de una batalla campal. La factibilidad, la viabilidad, la sostenibilidad, la continuidad, la sustentabilidad y el desarrollo sostenible, deben ser los principios que rijan nuestros esfuerzos dentro de las organizaciones.

El impacto ambiental, social, político y económico debe ser previsto, evaluado y contrastado de manera permanente, de modo que exista correlación y sindéresis entre lo que se planea, lo que se dice y lo que se hace.

El respeto por la dignidad de las personas, de todos los seres vivos y de nuestro planeta, así como el respeto por la ley, deben ser premisas no negociables.

Nota: como Colombia se mantiene en contravía de la historia, se anuncia por parte de la Agencia Nacional de Minería, que se acaba de firmar con la Drummond, la integración de dos de sus contratos de mediana minería conocidos como Rincón Hondo y Similoa, en uno solo de gran minería denominado El Corozo.

Bajo cierta perspectiva, es un avance en términos de dimensionamiento del negocio.

Lástima que coincida en el tiempo con la reciente firma del Pacto del Ambiente donde los países europeos se comprometen a dejar de usar carbón para el año 2030.

Recordemos finalmente que ningún país del mundo se ha desarrollado vendiendo recursos naturales (excepción única del petróleo).

domingo, 27 de junio de 2021

Conclusiones sobre el Paro Nacional

Antonio Montoya H.
Por Antonio Montoya H.*

Hablar de las cosas después, con posterioridad a los hechos, no es bueno si es para pontificar sobre la forma en que se debió actuar y no creo que Colombia hoy necesite eso. Lo que se requiere es analizar de fondo qué está sucediendo en Colombia, a qué le estamos apostando y cómo los diversos actores de la vida política quieren tomar partido y beneficiarse del caos, lo cual genera desestabilización social y económica. Me permito precisar algunos puntos a saber:

Primero. El país no puede olvidar que la crisis social y económica se inicia con la pandemia, causada por el covid-19, cuando en marzo 19 de 2020, iniciamos una cuarentena prolongada que se fue extendiendo en el tiempo, para proteger la vida y no la economía. Se lograron resultados importantes en aspectos preventivos y fue así como la tasa de mortalidad se controló significativamente.

Pero, como todo en la vida, protegerla causó estragos en la economía y el empleo, se generó una crisis de hondas consecuencias, el desempleo se incrementó al 27%, la pobreza volvió a niveles del año 1998, algunas empresas quebraron o entraron en el proceso de insolvencia, y otras están esperando algo de mejoramiento, si no llegarán a ese estado también.

Segundo. A la par, y desde el inicio del mandato del presidente Iván Duque, Gustavo Petro y su Colombia Humana, expresaron públicamente que se opondrían, desde el primer día y en la calle, al gobierno, lo cual ha sido verdad y no es controvertible.

Tercero. Los promotores del paro, a pesar de la crisis, no supieron responderle a la sociedad, se sostuvieron en las marchas y de allí surgió la violencia, la cual, además, fue patrocinada por un senador de la República, Gustavo Bolívar, que financió la llamada primera línea de manifestantes.

Cuarto. El mal llamado Paro Nacional, promovido en todo el territorio, dividió aún más al país. Los marchantes no eran grandes mayorías y se diferenciaban porque algunos realizaban el ejercicio de la protesta pacíficamente, pero los otros, los que estaban pagados y financiados, tenían la orden de generar caos y vandalismo, y a fe que lo lograron y aún siguen haciéndolo.

Quinto. El Comité del Paro, que se autodenominó así, no tenía, ni tiene representatividad alguna; no se sabe quién los eligió, ni cuál es su misión. Han sido factor de distracción para el gobierno que se reúne con ellos para acordar no sabemos qué, ni por qué, solo entendemos que no representan a nadie, excepto a Fecode, y las centrales obreras.

Sexto. Responsabilidades. A los alcaldes se les salió de la mano el control del orden público, siendo ellos los directos jefes de la policía en cada ciudad. Los hechos de Cali, Bogotá y Medellín, además de Cauca, fueron indicadores del grado de violencia y odio que se presentaba en cada sitio de manifestaciones. Los daños causados no los van a pagar ellos, ni los promotores del paro… siempre sucede así, los pagamos con los impuestos los ciudadanos que a pesar de las manifestaciones tenemos que asistir a trabajar para sostener a los vándalos, bandidos, narcotraficantes, exguerrilleros y nuevos guerrilleros que no les duele los derechos de los demás, no piensan sino en la venganza y se regodean con el dolor de los que ven sus bienes, muchos o pocos, acabados y destruidos. Eso no puede ser democracia.

Séptimo. Reforma tributaria. Por todos los medios se le solicitó al presidente que se abstuviera de llevar al Congreso la reforma tributaria, aunque fuera con otro nombre, porque la reacción fue mucho mayor, no solo de los marchantes, sino de toda la ciudadanía; lástima que no hiciera caso y a los ochos días la tuvo que retirar.

Octavo. Políticos. No sabemos dónde estaban, se escondieron, no dieron la cara ni tuvieron el talante de dirigirse a los manifestantes para parar el destrozo, salvo, como siempre ocurre, que algunos para bien o para mal, opinaron, como los expresidentes Uribe y Gaviria, y como Germán Vargas, además de algunos miembros del Centro Democrático, y de Petro y Bolívar que lo hicieron para azuzar a los marchantes; de resto senadores, representantes, concejales y diputados desaparecieron del escenario público.

Noveno. El Congreso tampoco dio la talla, no acogió las peticiones públicas de control a los salarios, al número de congresistas, al pago único en época de sesiones, en fin, sí aprobaron proyectos, pero aún no entienden que el país no les tiene confianza.

Décimo. La policía y el Esmad. Duro les dan los medios de comunicación y los comités de derechos humanos, pero, nadie los felicita. Ellos salvaron las ciudades y tuvieron en sus filas más de mil hombres heridos, aporreados, masacrados. Estuvieron impávidos porque no podían defenderse ya que los acusaban de ser violadores de derechos humanos. Todos sabemos que los excesos no son buenos, pero pregunto yo ¿quién atacaba… ellos o los vándalos? La respuesta es simple los vándalos, con piedras cócteles molotov, palos, patas, puños, es decir, con rabia… qué horribles noches.

Si hubo excesos es de los dos lados.

Décimo primero. El ejército. Actuó con serenidad en los lugares en que se solicitó que actuara, de resto estuvieron quietos esperando órdenes.

En fin, señores, lo que sucedió y está ocurriendo tiene su origen no solo en la pandemia, sino en el mal acuerdo de paz, que, aunque se perdió, lo sostuvieron. Ahí están las consecuencias, fallas en la justicia, los exguerrilleros que sin remordimiento atacaron al país por décadas, que violaron, secuestraron, mataron, se tomaron ciudades y municipios, y pusieron bombas, ahora están legislando, autorizados por una paz que no generó la tranquilidad que se esperaba, que dividió y polarizó nuestra patria… qué mal trabajo el de un señor Santos, que nos engañó a todos.

En conclusión, debemos todos bajar los ánimos, pensar en la Colombia que es de todos, en la que unos pocos vándalos no pueden ganar; no se puede destruir el sueño de una gran nación con autonomía y soberanía nacional, debemos seguir luchando por una nación emprendedora, que impulse el trabajo, que genere mejor calidad de vida y que sea la mejor para bien de todos.

sábado, 26 de junio de 2021

Se me daño el opinadero

Andrés de Bedout Jaramillo
Por Andrés de Bedout Jaramillo*

En los pocos años que llevo tirándomelas de opinador sobre temas de actualidad, opiniones que muy amablemente me publican en algunos blogs y que me hacen sentir vigente, siempre he creído que mis humildes aportes puedan ser útiles.

Hoy vengo atravesando una especie de crisis con auto cuestionamientos y lo primero que me he estado preguntando es ¿quién soy yo para andar opinando?, ¿mis opiniones sí servirán para algo?, ¿la polarización si será el camino?, ¿se podrá recuperar la confianza en las instituciones?, ¿los partidos y movimientos políticos estarán interesados y dispuestos al cambio?, ¿si le estamos parando bolas al medio ambiente?, etcétera.

Estos auto cuestionamientos me han desmotivado y por eso creo que se me dañó el opinadero. Aunque viéndolo bien, mis artículos de opinión han sido acertados; por ejemplo, insistir en el interés general sobre el particular, en la necesidad de un muy buen comportamiento de todos, de trabajar por el medio ambiente, empezando por nuestros hogares con la separación en fuente, solicitar que los sectores políticos saquen adelante los temas en que al parecer están todos de acuerdo y que con pequeños ajustes de grandeza se superarían; reiterar la necesidad urgente de austeridad y eficiencia del Estado en las tres ramas del poder público y en los órganos de vigilancia y control, alertar sobre los efectos económicos, sociales y políticos de la creciente informalidad, que va bien ligada con la ilegalidad de la coca, porque ya el tema de la marihuana va tomando su rumbo medicinal y hasta recreativo, cosa que debería seguir con la coca, sin descuidar la asistencia social de recuperación para alcoholismo, drogadicción, prostitución, juego y otra cantidad de conductas que atentan contra las familias colombianas que, de paso, debemos priorizar como núcleo natural de la sociedad.

Como abuelo y jubilado, sigo buscando dónde pueda ser útil, siendo lo más claro y prioritario mi ambiente familiar, sin estorbar ni exigir más presencia de la solicitada y requerida por ese entorno. En segundo lugar, ayudar en el entorno vecinal, que considero se debe robustecer como el segundo grupo objetivo de personas para la sana convivencia, por supuesto luego del familiar, para tratar de pasar al campo de la ayuda social que toque a los más necesitados, empezando de adentro hacia afuera.

Ya las épocas en que me creí parte de emprendimientos por haber estado durante muchos años en creación de empresas, pasaron y se olvidaron, con la entrega generacional de lo construido.

Nuestro país sigue adelante, nuestras vidas también, hasta que nuestro Señor Jesucristo lo disponga y con su ayuda superaremos todas las dificultades, si nos dejamos abrazar por la humildad, la tolerancia, la inclusión y la generosidad que implican la convivencia.

Por las experiencias en el sector público, me encanta hablar de política, pero es como arar en el desierto. Los sectores políticos de todas las tendencias siguen convencidos de que la polarización es la que les permite mantener las condiciones favorables para sus intereses particulares.

Los programas que hemos venido trabajando sobre el Pacto Global de la ONU, con sus 17 objetivos para el desarrollo sostenible, con miras al 2030, se ven de muy lejano cumplimiento y más ahora que, según dicen las malas lenguas, las ideologías de la izquierda dizque están permeando las diferentes organizaciones y mecanismos de esta importante organización, argumento que me resisto a creer; si alguien debe ser totalmente imparcial, debe ser la ONU.

Agradezco la paciencia de las pocas personas que me leen y me escuchan, a las que ofrezco disculpas por los errores, de redacción y ortografía y, por supuesto, por las ideas y comentarios entendidos en oportunidades en sentido contrario al pretendido.

Estoy tratando de superar esta crisis para poder mantenerme vigente en este ejercicio de opinión, si Dios me lo permite y con la iluminación del Espíritu Santo, tarea que implica estudio y trabajo, para que sea del interés de los lectores y no sólo para llenar espacios con contenidos.

Mil gracias por su comprensión.

viernes, 25 de junio de 2021

Política, religión, fútbol

José Leonardo Rincón Contreras
José Leonardo Rincón, S. J.*

Se ha vuelto una costumbre colectiva vetar tres temas si se quiere vivir en paz: no hablar de política, no hablar de religión, no hablar de equipos de fútbol. Se da por descontado que estos asuntos suscitan tantas pasiones que evidenciar los mutuos desacuerdos al respecto sólo genera discusiones interminables y acaloradas, enemistades de por vida, violencia verbal que desemboca en violencia física e, incluso, guerras y muerte. En realidad, no hay ganadores, todos pierden.

Me parece que esta constatación, más que evidenciar un fenómeno humano, en realidad pone al descubierto la inmadurez humana, entendida esta como la incapacidad de ser tolerantes o la contumaz renuencia a respetar la contundente realidad de que todos somos muy diferentes y de aceptarnos como tales. Lo hemos visto estos días, otra vez, en el candente y desconcertante mundo de la política criolla, en la agresividad verbal contra miembros de la iglesia católica y en la violencia y muerte que se dio después de la final del fútbol colombiano.

Ante esa realidad uno tiene varias opciones: entrar en el juego de las polarizaciones; adoptar la posición del avestruz y no querer hablar del asunto; negar la evidencia y decir que esto no es cierto y que esa realidad no existe o, lo que sería sensato: quitarle el tabú al cuento y maduramente dialogar sobre estos asuntos sin necesidad de precipitar nuestra extinción.

El tema político es ineludible para un ciudadano serio, de conciencia crítica bien formada y que quiere un mejor futuro para su país. Es un asunto personal, pero tiene implicaciones sociales y no puede depender de tradiciones familiares. Menos aún podría mutilarle a uno la posibilidad de disentir obligándolo a ser llevado de la nariguera por una cuestión que llaman “disciplina de partido”. En cabezas de un partido no entiendo el transfuguismo de los que le baten cola al poder de turno, pero tampoco entendería, repito, el no poder renunciar, en un determinado momento, a un partido que está desdibujado, no tiene norte claro o va en contravía de principios y valores en los que uno cree.

En religión, a lo largo de la historia hemos visto las barbaridades que se han cometido en nombre de Dios, o de Alá, o de cómo quieran llamarlo. Creer que los demás son infieles, anatemas o blasfemos sencillamente porque no profesan el propio credo, en realidad ha sido una estupidez manifiesta, propia de mentalidades atrofiadas y sin un horizonte humano y espiritual amplio. Fundamentalismos, integrísimos y conservadurismos solo le han hecho gran daño a muchos y han generado resentimientos, resquemores, odios viscerales y posturas irreconciliables.

Finalmente, en el fútbol, como en la política y la religión, pareciera que optar por un equipo, una camiseta de color, unas barras con sus himnos y consignas y unas cuantas estrellas que hay que ganar, se convierten en asunto de vida o muerte. Personalmente soy hincha de fútbol y recuerdo aterrado de cuando un día me puse el uniforme completo con chaqueta y gorra, orgulloso de mi divisa deportiva y alguien me gritó antes de salir a la calle: “¡quítese eso si no quiere que en la calle le peguen una puñalada!” Increíble, inaceptable, abominable. ¿Cómo así qué hay un muerto y muchos heridos entre hinchas de Millonarios al término de la última final?, ¿cómo así que las barras bogotanas de Nacional no aceptan las barras que vienen de Medellín? ¡Oye! Esto es de locura, es decir, esto ya es enfermizo y no sé si patológico.

Me imagino a los extraterrestres mirándonos y diciéndose entre ellos: esperemos un poquito más que ya casi esa raza humana, que paró de evolucionar, está a punto de extinguirse a sí misma, sola ella.

jueves, 24 de junio de 2021

Vigía: entre Fecode y la Unesco

Coronel John Marulanda (RA)
Por John Marulanda*

Cuando se reveló el video de un regordete dirigente de la Federación Comunista de educadores de Colombia, hoy asilado probablemente en España o Canadá –no en Cuba, por supuesto–, aclarando que el tal paro nacional no era por ninguna reivindicación social, laboral o educativa, sino que era una táctica electoral, no escuchamos nada nuevo, nada que no se hubiera advertido por muchos analistas. Fecode ha venido aplicando juiciosamente las recomendaciones de Gramsci de convertir la educación en un proceso de ideologización para acceder al poder.

Fecode y la doctrina del odio

Durante muchas décadas, las directivas de este directorio político-gremial han logrado sembrar en el corazón de sus educandos, la esencia del espíritu marxista leninista: el odio. El odio al Estado, a la autoridad, a los ricos, a los empresarios, a la iglesia, a los militares, a la policía, a los propios padres. Apalancados en errores contumaces de élites económico-políticas, fallas y fisuras inocultables del sistema democrático y de manidos errores institucionales, los fecodianos, además, aprovecharon las consecuencias advertidas de la imprevista pandemia. Encuadrado dentro de un plan regional de desestabilización, promovido y apoyado desde Venezuela, financiado por el narcotráfico y disparado por las narco ELN y FARC, el paro nacional se configuró dentro de la estrategia comunista óptima para llegar al poder: la combinación de todas las formas de lucha.

Mientras los obesos “líderes” sindicales de Fecode, que ganan millones de pesos mensuales y se regodean en su “ fuero sindical”, se ríen de la mayoría de colombianos, el incendio callejero cunde y la institucionalización de los bloqueos y la tal “Primera Línea” que inauguró Fidel Castro el 8 de abril de 1948, corre por cuenta de alcaldes como el de Cali, hijo de la subversión que desangró a Colombia en los años 90.

La legitimación de esos bloqueos citadinos por cuenta del(a) alcalde de Bogotá es otra consecuencia de valor estratégico para los socialistas que planean asaltar el poder en el 2022 en el país neogranadino, a punto de politiquería y violencia, utilizando como idiotas útiles a los estudiantes educados en fanatismos, desconocimiento de la historia y acriticidad. Jóvenes hormonados, como todos los jóvenes, que serán los primeros en sufrir las consecuencias de una dictadura petrista, a pesar de ver día a día en las calles, los resultados del mal gobierno chavista con jóvenes venezolanos hambreados, vendiéndose por 70 mil pesos por noche para enfrentar a la policía y causar destrucción.

La Unesco del “Che”

Pero la situación se complica cuando la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Tecnología, la inefable Unesco, a través de su cuenta en Twitter celebró el 14 de este mes, el nacimiento del argentino nacionalizado cubano, Ernesto Guevara de la Serna, el “Carnicero de La Cabaña”.

“Recordemos su figura viendo su histórico discurso en la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas en 1964”, precisó el organismo internacional. Y mencionó una frase del discurso del asesino: “Queremos paz. Esta disposición nueva de un continente de América está plasmada y resumida en el grito que día a día nuestras masas proclaman como expresión irrefutable de su decisión de lucha paralizando la mano armada del invasor”. Invasor muy bien representado por Cuba que militarmente invadió a Panamá, República Dominicana, Venezuela, Bolivia, Grenada, Nicaragua, Chile, El Congo, Argelia, Siria, Angola y Etiopía, que desde hace veinte años controla a Venezuela y que ahora afila sus garras sobre el Perú. Sigue Colombia.

Por obvias razones, se omitieron otros acápites espeluznantes de ese discurso como este: Para enviar hombres al pelotón de fusilamiento, la prueba judicial es innecesaria. Estos procedimientos son un detalle burgués arcaico. ¡Esta es una revolución! Y un revolucionario debe convertirse en una fría máquina de matar motivado por odio puro”. «Fusilamientos… Sí, hemos fusilado, fusilamos y seguiremos fusilando mientras sea necesario. Nuestra lucha es una lucha a muerte», exclamó Guevara en aquel entonces. Si ese discurso es aplaudido por la Unesco, no es de extrañar que Fecode, haga lo que está haciendo. Mas aún, cuando Cuba asesora desde hace décadas la educación en Colombia, gracias a un convenio perverso, convertido en Ley y renovado por el gobierno actual.

En un comunicado del 18 de junio, la Unesco indicó que "nadie nace como extremista violento", que “está empoderando a hombres y mujeres (...) para que alcancen su potencial como actores de cambio positivo a través de un trabajo intersectorial único”, que desarme debe comenzar con “los derechos humanos y el estado de derecho, con el diálogo a través de todas las fronteras, empoderando a todos los hombres y mujeres jóvenes”, y que los jóvenes deben convertirse “en ciudadanos globales activos". Todo esto, ¿bajo la tutela de los postulados del Che asesino?

Discretamente desde la Unesco, abiertamente a través de Fecode, y con el apoyo de Venezuela y Cuba, se promueven la desestabilización del país y la destrucción de la democracia colombiana.

martes, 22 de junio de 2021

De cara al porvenir: ahí estamos pintados

Pedro Juan González Carvajal
Pedro Juan González Carvajal*

Uno de los principales problemas genético-culturales que tenemos los colombianos es la dificultad para asociarnos, para trabajar juntos, para evitar protagonismos e individualismos, para generar masas críticas y mayor visibilidad, y como mínimo, para poder acceder a economías de escala.

Nosotros aplicamos uno de los postulados romanos de la guerra que es el de “Divide y vencerás”, de manera equivocada, ya que, en vez de pensar en aplicárselo al enemigo, nos lo aplicamos a nosotros mismos, en un torpe intento inconsciente (¿o consciente?) de suicidio.

Veamos por ejemplo a nivel sectorial un ejemplo dramático: El sector turístico, que potencialmente puede llegar a ser nuestra “joya de la corona”, tiene un poco más de dos docenas de organizaciones gremiales sub sectoriales, lo cual atiende a algunas lógicas no necesariamente productivas y eficientes que atentan contra su real capacidad de desarrollo.

Bajo otra perspectiva, varios son los esfuerzos por resaltar los aspectos positivos del país ante propios y extraños, donde cada institución coloca su propia impronta, partiendo de la buena fe, pero malgastando energías y recursos que obviamente no generan el impacto deseado y necesario que se podría alcanzar si se sumaran esfuerzos.

Presento a continuación un listado incompleto de promotores y campañas vigentes al día de hoy:

1. Quebradona con “Unidos por nuestros jóvenes”.

2. “#Nosunecolombia con ¡No más violencia-Unámonos para construir sin destruir!”

3. Paola Andrea Olguín (Senadora) con “Nuestra Señora de Fátima hoy te rogamos intercedas por Colombia”.

4. Visión Colombia 2022 con “Crear una visión de país basada en el Estado de Derecho, la democracia, las libertades personales y de mercado”.

5. Mejorasí con “El grupo de ciudadanos MejorAsí, comprometidos con las libertades, el Estado de Derecho, los valores y los principios fundamentales de la democracia en Colombia, las instituciones, la separación de poderes, las iniciativas individuales, la libre empresa, la libertad de expresión, la dignidad humana y otras”.

6. Libertank con “#Connuestraempresa”.

7. Periódico El Tiempo con “Apuesta por Colombia / con los pies en el presente rechacemos la violencia y apostémosle al futuro”.

8. Procolombia con “#Elpaismasacogedor”.

9. “#CompraLoNuestroPorColombia”.

10. Mincomercio con “#CompromisoPorColombia”.

11. Innpulsa con “Fortalecemos a los emprendedores y empresarios de Colombia” y con “#NaciónEmprendedora”.

12. Claro con “Colombia puedes todo”.

13. ICA Colombia con “#JuntosPorEl Campo”.

14. “Hagamos lo que diga el corazón: apoyemos lo nuestro”: Busca transmitir optimismo, promover la recuperación y lograr que todos los colombianos superen la crisis por la pandemia.

15. Procolombia con “#OrigenColombiano“.

16. Colombia productiva con “Productividad – calidad – valor agregado”.

17. Bancolombia con “ColombiaNosNecesitaATodos”. 18. Fiducoldex con “#ColombiaUnida”.

19. Presidencia de Colombia con “#ColombiaSomosTodos”.

20. Colombia.Co con “Colombia siente el ritmo”.

21. Renault con “Ensamblado en Colombia”.

22. FNG con “Unidos por Colombia”. 23. Marca País con “Orgullosos De Nuestra Bandera #ViveTuBandera”

24. Cámara de Comercio de Bogotá con “#EstaEmpresaEsdeTodos”.

25. Campaña nacional “#LosBuenosSomosmás”.

26. Ejército Nacional con “#ColombiaEsMiVerdad”.

27. Campaña nacional “#DeEstaTambiénSalimos”.

28. Policía Nacional con “#ColombiaUnaRazón”.

29. Policía Nacional con “YoProtejoMiPaís”.

30. Ejército Nacional con “#AColombiaLaProtejemos”.

31. Juntos Por Colombia con “JuntosPorColombiaDigna”.

32. Ministerio del Deporte con “#ColombiaTierraDeAtletas”.

33. Ministerio del Deporte con “TalentosColombia”.

34. Gobierno Nacional “#ElFuturoEsDeTodos”.

35. Ministerio de Vivienda con “#ConstruyendoExcelencia”.

37. Quebradona con “#Juntos ConstruimosFuturo”.

38.Campaña Nacional con “#NaciónEmprendedora”.

Debe reconocerse el esfuerzo y el entusiasmo de los diferentes tipos de promotores, sin que quede muy claro el público objetivo al cual van dirigidas las distintas campañas.

Una cosa es el público extranjero con respecto a inversionistas, compradores y turistas, otro el público interno, ya sea empresarial, educado o pueblo raso, y otro, los anuncios publicitarios del gobierno de turno.

De todas maneras, a falta de propósitos superiores o de verdaderos objetivos nacionales, pues cualquier esfuerzo mediático por tratar de construir algún tipo de identidad y una amalgamación de intereses básicos, es del todo rescatable.

Rescatar y divulgar nuestros recursos naturales, nuestra exuberante geografía, nuestra multi culturalidad, compensa parcialmente la falta de definición de sectores estratégicos, de factores diferenciales y del valor agregado que podemos incorporar a nuestras riquezas.

Un dato que da mucho para pensar es que según Confecámaras existen en Colombia 1.850.000 empresas debidamente registradas y de ellas solo 380 tienen más de 45 años de existencia.

Recordemos que ningún país del mundo se ha desarrollado vendiendo materias primas.

lunes, 21 de junio de 2021

Ahora SÍ la revocatoria

Por Antonio Montoya H.

El viernes, 18 de junio de 2021, por fin se hizo la entrega de las planillas que permitirán adelantar el proceso de revocatoria del alcalde Daniel Quintero. Este es un triunfo del grupo promotor Pacto por Medellín a quien el doctor Antonio Montoya H. felicita en este espacio de opinión de El Pensamiento al Aire porque vislumbra que sus esfuerzos llegarán a feliz término y que volveremos a sentir las bondades de planear el desarrollo del departamento con la participación de la exitosa tripleta: gobierno, empresarios y academia. No dejes de verlo.


viernes, 18 de junio de 2021

Rol político del educador

José Leonardo Rincón Contreras

José Leonardo Rincón, S. J.*

La reciente salida en falso del presidente del sindicato profesoral, cuando en entrevista radial dice que su actuar en el Comité Nacional del Paro tenía claras intenciones electorales de cara a los comicios de 2022, me obliga como educador, que lo he sido por más de 35 años, a compartir con ustedes lo que pienso al respecto.

Quienes afirmamos como válida la formación integral en el currículo, sabemos muy bien que la dimensión sociopolítica es tan importante como las otras dimensiones: ética, afectiva, cognitiva, estética, comunicativa, espiritual y corporal, y que una educación humanista y holística no puede prescindir de ninguna de ellas so pena de correr el riesgo de mutilar facetas imprescindibles. La clave está en el balanceo de todas ellas, todas son importantes, todas necesarias. Error craso sería exacerbar una de ellas en detrimento de las otras.

La educación es un acto político estratégico, de ahí que los regímenes de toda ralea, cuando asumen el poder, se apresuran a tratar de controlarla y manipularla en aras de sus particulares intereses. Y es un acto político en la medida en que forma las nuevas generaciones de ciudadanos bien para adoctrinarlas haciéndolas clones sumisos frente a un statu-quo, bien para formarlas libres, responsables, autónomas, con pensamiento auténtico y crítico, esto es, personas.

En el acto educativo, entonces, el centro del proceso es la persona del estudiante. Todos los demás actores, llámense directivas, profesores, administrativos, padres de familia, exalumnos, son “satélites” que gravitan a su alrededor. Me parece que el señor de quien hablamos y la entidad que representa desde hace muchos años tienen trastocado el eje pues quieren colocar en los profesores un protagonismo que no les corresponde. Entiéndase bien lo que digo, por favor, para que no me excomulguen del gremio sin que haya acabado de explicarme: una cosa es la necesidad de hacer valer nuestra dignidad como educadores, velar porque se nos respeten nuestros derechos, garantizar el reconocimiento que tan noble vocación merece, actitudes elementalmente justas, y otra, es olvidar a los estudiantes anteponiendo nuestros razonables intereses sobre el derecho que también ellos tienen a recibir una educación oportuna y de calidad.

Si a la pandemia que per se ha sido desastrosa por sus devastadores efectos sanitarios, físicos y emocionales en todos, sin mencionar los económicos, se suma no querer trabajar en la escuela porque hay una reforma tributaria en curso, porque hay una reforma en la salud, porque se plantea una reforma en el sistema pensional, porque no nos han vacunado contra el covid-19, porque no se han garantizado las condiciones de bioseguridad, porque vamos a hacer paro tras paro y siempre hay algún pretexto para parar, oye ¿cuándo, pues, vamos a educar a estos niños y jóvenes? Sí, esos mismos que han sido protagonistas en estos días porque los han convertido en carne de cañón, que dicen no perder nada porque nunca han sido ni tenido nada, generación no futuro y sin esperanza. Que los gobiernos indolentes de turno tengan su responsabilidad, nadie lo discute, y ¿cuál es la cuota que debemos asumir los educadores en esta debacle? Qué es mejor: ¿dejar abandonados a estos estudiantes sin hogar y sin escuela por andar en protestas y marchas, o ejercer el más revolucionario de todos los actos que es precisamente educarlos para que sean los transformadores de este caos estructural en el que nos encontramos? Ese es el verdadero rol político del educador, no estar buscando politiqueramente una curul en el Congreso, sumiso a un determinado partido político. Hablémonos honestamente y pongamos las cosas en su sitio. Si quiere hacer política callejera, hágala, está en su derecho, pero no la haga parando un gremio que ya debería estar trabajando, no a costa de una generación entera de colombianos.

jueves, 17 de junio de 2021

Vigía: odisea policial

Por John Marulanda*

Con un 80% de los habitantes de Latinoamérica viviendo en ciudades, es entendible que la perturbación actual se esté desarrollando en las calles y que un objetivo prioritario de las organizaciones revoltosas de la izquierda regional sea sacar a la policía de allí. Cuando los gobiernos ceden a esta pretensión, apoyada por burocracias internacionales de marcado tinte mamerto, la transformación o la destrucción del aparato policial del Estado, conlleva graves consecuencias para la seguridad del ciudadano. Que lo digan la severa violencia y la alta inseguridad de Caracas, especialmente en aquellas zonas que engañosamente se llamaron zonas de paz, de las cuales se sustrajo la policía, con el argumento de que, sin el respaldo de la fuerza, la bondad natural humana permitiría la convivencia y el cumplimiento de la ley. Otra de las falacias del comunismo: la eterna felicidad.

Capeando el temporal

En Colombia, la reforma a la policía anunciada por el presidente Duque, no obedece a un proyecto programático del Gobierno sino a la coyuntura de perturbación social que después de cinco semanas deja una veintena de muertos, cerca de 2.000 heridos, ciudades vandalizadas, pérdidas por más de 15 billones de pesos, medio millón de desempleados y el mayor descrédito político de los jefes gremiales de tres sindicatos que no suman ni el 2% de la población colombiana.

La presentación al Congreso del proyecto de ley con la reforma propuesta a una institución crítica para la supervivencia del país, justo en momentos de zozobra, garantiza una discusión polarizada, poco racional, con resultados que pasarán cuenta de cobro más adelante. Es precario intentar la reforma de una institución al calor de incendios, denuestos y una virtualidad de redes sociales que han logrado estigmatizarla con opiniones engañosas que tienen como objetivo, finalmente, la desestabilización del país.

En medio de esta desastrosa pandemia, picando en 600 muertos diarios, y nuevos carros bomba en la frontera por cuenta del ELN, la reforma policial luce inadecuada y a su inoportunidad se abonarán la lentitud proverbial del Estado, las severas limitaciones presupuestales y las urgencias del orden público que no cederán a corto plazo. Todos estos factores pueden hacer que la reforma se transforme en un maquillaje que no podrá, en ningún caso, cambiar la esencia institucional que ha permitido que la Policía Nacional se adecúe a los cambiantes, pero repetitivos contextos de seguridad ciudadana del país.

Horizonte poco agradable

Las jerarquías, la disciplina y la subordinación, son pilares sobre los cuales no hay nada que discutir. Ellos garantizan la supervivencia de una institución armada de seguridad como la policía y son las condiciones mínimas, sin las cuales, se puede terminar en un desastre de consecuencias irreparables. La creación de un viceministerio parece señalar la mitad del camino hacia un Ministerio de la Seguridad Pública, una aspiración de vieja data de la izquierda política, que contempla un mayor control político de la policía para convertirla, como a los militares, en una guardia pretoriana contra los inefables “ataques del imperialismo y la burguesía criolla”, manido coro de los fanáticos de esta tendencia ideológica. Tal dependencia luce inconveniente.

Un viceministro a cargo de estructurar la política de seguridad ciudadana y guiar la policía por ese camino, ofrece el grave riesgo de una politización institucional, de lo cual ya Colombia tiene amargas experiencias en su pasado histórico, como en la llamada "Violencia" de los años 50. En 1993, durante el gobierno de César Gaviria, cuando se dio otra reforma circunstancial, la Ley 62 de agosto de ese año creó el cargo de Comisionado Nacional para la Policía, oficina que concentró un zaperoco de influencias políticas clientelistas que terminaron por opacar y desaparecer tal figura.

Reformas policiales, más políticas que técnicas, a cargo de gobiernos socialistas como Cuba, Venezuela y Nicaragua, son ejemplos dramáticos. En este último país, durante las protestas estudiantiles del 2018 fueron asesinados más de 300 estudiantes por la policía orteguista. Y no mencionamos aquí al FAES. Si definitivamente Colombia decide crear ese Viceministerio, se deberá ubicar allí a un conocedor en la materia y no a un político en ascenso o a un burócrata “de toda la vida” o a un miembro de la corte de lambones que siempre acompaña al poder. Como fuere, el camino hacia una institución policial inscrita en el Ministerio del Interior parece haberse iniciado.

Por otra parte, cambiarles el uniforme a los policías, no es significativo y si es costoso; la asignación de un código QR a cada uniformado, plantea serios riesgos a la seguridad de los policías más aún en esta época de ingeniería cibernética disruptiva y la profesionalización es un empeño de vieja data que ha permitido a la policía colombiana sobrevivir con un prestigio reconocido internacionalmente.

Hace poco, algunos legisladores de la bancada de izquierda echaron de manera humillante a policías encargados de la vigilancia de los recintos parlamentarios y dentro de unos días con seguridad que el informe de la CIDH no será nada benigno con la policía de Colombia, varios de cuyos miembros fueron asesinados durante los pasados disturbios. Ojalá y en el estudio del proyecto de ley se entienda el papel vital que juega la institución policial en la estabilidad del país y que el Gobierno, a pesar de los apuros por los que está pasando, tome decisiones bien pensadas con perspectiva de nación y no le haga el juego a la estrategia de desestabilización en desarrollo.

miércoles, 16 de junio de 2021

Opciones diferentes para construir país

Por Antonio Montoya H.

En su nuevo artículo para el blog https://www.elpensamientoalaire.com, el doctor Antonio Montoya H. promueve el cooperativismo como un modelo económico que permite construir grandes empresas, convirtiéndose así en fuente de desarrollo. Afirma que en tiempos de crisis como el que estamos viviendo, el cooperativismo debería ser la fuerza que mueva la economía. No deje de verlo.


Gobierno apocado ante Deutsche Welle falaz e insidiosa

Por José Alvear Sanín*

Probablemente la Deutsche Welle (DW) es la mejor emisora de TV del mundo, por el altísimo nivel de su excelente y variada programación. Por su superioridad en el medio, inspira respeto y aun temor. Al parecer, esa emisora privilegiaba la objetividad e imparcialidad en la información de los sucesos diarios. Como por eso venía ganando sintonía en América Latina, amplió a 20 horas diarias su programación en español para nuestro subcontinente, pero pronto sus noticieros empezaron a mostrar el sesgo izquierdista que acostumbran los europeos frente a nuestra región.

Esa lamentable orientación se ha traducido, en los interminables 40 días de las “protestas” en Colombia, en una verdadera e incesante toma de partido a favor de las fuerzas que, a través del paro, la asonada, la subversión, la violencia, los bloqueos y sobre todo la desinformación, están llevando el país al colapso y la revolución. Ya la DW no es simplemente sesgada, sino que se ha pasado al servicio incluso de la “primera línea”, deliberadamente.

Todas las noches la DW pinta al “gobierno” colombiano como una dictadura que asesina, incendia y viola a través de sus maniatadas fuerzas de policía, a un pueblo indefenso que ha salido, inerme, a protestar pacíficamente frente a condiciones intolerables de despotismo.

El “enviado especial” Johan Ramírez es filmado con casco, visera y blindaje corporal (como un Robocop), al lado de los manifestantes, pero no ha visto un policía despedazado; otro secuestrado, torturado y su cuerpo arrojado al río; ambulancias detenidas y destrozadas, con pacientes que mueren dentro; centenares de estaciones de transporte público vandalizadas, buses y camiones quemados, carreteras bloqueadas, un puerto anulado, mercados saqueados, y los demás horrores que esas turbas cometen en medio de cantos y bailes grotescos, para celebrar “la fiesta de la guerra”.

Tampoco ha observado el Sr. Ramírez, la complicidad de los alcaldes izquierdistas con el desorden, ni la conducta timorata, omisiva y vergonzante de las autoridades, que han dejado llegar las cosas al estado de descomposición que conduce al caos. A esto se suman los frecuentes y cordiales reportajes que la DW hace a los corifeos del desorden, evitando cualquier opinión favorable a la ley y el orden en Colombia.

Ahora bien, no entendemos la razón por la cual nuestro gobierno no exige respeto al de Alemania, propietario de la DW, cuando esta desinforma, agrede y ofende a Colombia, poniéndose al servicio de los enemigos de nuestra democracia con una sesgada cobertura que incluye hasta tomas que parecen de otros lugares y tiempos. Como si esto fuera poco, algunos amigos me cuentan que la BBC sigue igual conducta.

Sabemos que protestar por la impasibilidad de la Cancillería y de los orondos embajadores de Colombia ‒con la excepción del Dr. Alejandro Ordóñez‒, es tan inútil como reclamar una información confiable a los brazos mediáticos de la República Federal y del Reino Unido, pero no podernos quedarnos callados ante la tolerancia oficial frente a organismos de propaganda de esos, dizque, “gobiernos amigos”.

martes, 15 de junio de 2021

De cara al porvenir: la política y el Twitter

Pedro Juan González Carvajal
Por Pedro Juan González Carvajal*

Entrando en los inicios de las campañas electorales para Congreso y Presidencia del próximo año, y aún con restricciones por el covid-19, es muy posible que veamos un crecimiento notorio del empleo de redes sociales y herramientas de comunicación como Twitter y WhatsApp, entre otras varias, con todo el trasfondo de información o de desinformación que se ha evidenciado, por ejemplo, en los Estados Unidos y en menor dimensión, acá mismo.

Lo anterior, no solo por el tema de la pandemia y los diferentes tipos de encierro, lo cual afectará la manera tradicional de hacer campañas, desde la plaza hasta los debates televisivos, pasando por concentraciones y reuniones cerradas, sino, además, por el evidente crecimiento en volumen de usuarios e influencia de estas herramientas tecnológicas en los medios de comunicación.

Una reflexión profunda llevaría a reconocer que la política es razón y mediación y que la comunicación sin comunidad no es comunicación.

La política ventila ideologías, ideas, diagnósticos, críticas, propuestas y alternativas hacia los grupos de humanos que tienen intereses o se ven afectados por las decisiones que se toman con o sin su participación, estableciendo la relación representante-representados. La comunicación establece interrelaciones entre emisores y receptores, siendo tradicionalmente mayor el número de receptores, lo cual se asocia a la creación o existencia de grupos, sociedades o comunidades de humanos con los cuales se tiene una conversación, un diálogo o un discurso. Siendo así, la comunicación sin comunidad no es verdadera comunicación, entendiendo que la tecnología ha permitido establecer o simular el establecimiento de comunicaciones uno a uno, simulando individualización, enviando mensajes a direcciones personalizadas o grupales a través de correos o mensajerías masivas, pero sin preocuparse de la existencia o no de grupos organizados, de sociedades, o de comunidades.

El concepto ético entra a jugar un papel preponderante, pues la capacidad de arrastre de los mensajes en las redes es simplemente asombrosa. Decía Maquiavelo qué, para manejar a los humanos, se debería recurrir a la manipulación de las emociones, siendo las principales el miedo, el odio y la esperanza, como hemos visto, entre otras curiosidades, cuando algunos caudillos de todo el planeta y a nivel local, han manejado, manejan y quieren seguir manejando a sus pueblos una vez llegan al poder o están en el proyecto de reconquistarlo.

Las llamadas fake news, las noticias falsas, sirven y se emplean para generar desconcierto, generar zozobra, buscar reacciones primarias y manipular las reacciones calientes de los influenciados por los influencers políticos.

Las comunicaciones vía redes, despersonalizan la relación entre el oferente político y el cliente político, tanto es así que muchas veces no es el candidato, sino los empleados de los calls centers quienes, siguiendo adecuadamente los guiones preparados previamente por los asesores de los candidatos o por ellos mismos, envían en momentos del tiempo previamente calculados mensajes que se pueden convertir en virales (por su expansión y divulgación rápida), generando lo que hoy se conoce como tendencias.

Entregar un mensaje que viaja por la red a la velocidad de la luz a miles de miles de personas, puede generar un nivel de conciencia o inconciencia temporal que ayuda a crear o a destruir una idea, un acontecimiento o una persona.

Los tiempos cambian, las costumbres se modifican, la tecnología evoluciona e impacta exponencialmente, mientras en el mundo crece la iniquidad, la pobreza y la injusticia.

¿Para qué entonces nos ha servido finalmente la tecnología?

Nota final: la geopolítica del cambio climático y la orientación necesaria hacia las economías limpias ‒si no nos queremos extinguir‒, de acabar con el uso de los hidrocarburos y potenciar el consumo de energías renovables, hará que países como Colombia, cuyo uno de sus principales productos de exportación es el carbón, replantee prontamente las estrategias actuales para saber con cuáles renglones de exportación lo vamos a reemplazar.