Por John Marulanda*
Cuando se reveló el video de un regordete dirigente de la Federación Comunista
de educadores de Colombia, hoy asilado probablemente en España o Canadá –no en
Cuba, por supuesto–, aclarando que el tal paro nacional no era por ninguna
reivindicación social, laboral o educativa, sino que era una táctica electoral,
no escuchamos nada nuevo, nada que no se hubiera advertido por muchos
analistas. Fecode ha venido aplicando juiciosamente las recomendaciones de
Gramsci de convertir la educación en un proceso de ideologización para acceder
al poder.
Fecode y la doctrina del odio
Durante muchas décadas, las directivas de este directorio político-gremial
han logrado sembrar en el corazón de sus educandos, la esencia del espíritu
marxista leninista: el odio. El odio al Estado, a la autoridad, a los ricos, a
los empresarios, a la iglesia, a los militares, a la policía, a los propios
padres. Apalancados en errores contumaces de élites económico-políticas, fallas
y fisuras inocultables del sistema democrático y de manidos errores
institucionales, los fecodianos, además, aprovecharon las consecuencias
advertidas de la imprevista pandemia. Encuadrado dentro de un plan regional de
desestabilización, promovido y apoyado desde Venezuela, financiado por el
narcotráfico y disparado por las narco ELN y FARC, el paro nacional se
configuró dentro de la estrategia comunista óptima para llegar al poder: la
combinación de todas las formas de lucha.
Mientras los obesos “líderes” sindicales de Fecode, que ganan millones de
pesos mensuales y se regodean en su “ fuero sindical”, se ríen de la mayoría de
colombianos, el incendio callejero cunde y la institucionalización de los
bloqueos y la tal “Primera Línea” que inauguró Fidel Castro el 8 de abril de
1948, corre por cuenta de alcaldes como el de Cali, hijo de la subversión que
desangró a Colombia en los años 90.
La legitimación de esos bloqueos citadinos por cuenta del(a) alcalde de
Bogotá es otra consecuencia de valor estratégico para los socialistas que
planean asaltar el poder en el 2022 en el país neogranadino, a punto de
politiquería y violencia, utilizando como idiotas útiles a los estudiantes
educados en fanatismos, desconocimiento de la historia y acriticidad. Jóvenes
hormonados, como todos los jóvenes, que serán los primeros en sufrir las
consecuencias de una dictadura petrista, a pesar de ver día a día en las
calles, los resultados del mal gobierno chavista con jóvenes venezolanos
hambreados, vendiéndose por 70 mil pesos por noche para enfrentar a la policía
y causar destrucción.
La Unesco del “Che”
Pero la situación se
complica cuando la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la
Ciencia y la Tecnología, la inefable Unesco, a través de su cuenta en Twitter celebró
el 14 de este mes, el nacimiento del argentino nacionalizado cubano, Ernesto
Guevara de la Serna, el “Carnicero de La Cabaña”.
“Recordemos su figura viendo su histórico discurso en la Asamblea General
de la Organización de Naciones Unidas en 1964”, precisó el organismo internacional. Y mencionó una frase del discurso del
asesino: “Queremos paz. Esta disposición nueva de un continente de América
está plasmada y resumida en el grito que día a día nuestras masas proclaman
como expresión irrefutable de su decisión de lucha paralizando la mano armada
del invasor”. Invasor muy bien representado por Cuba que militarmente
invadió a Panamá, República Dominicana, Venezuela, Bolivia, Grenada, Nicaragua,
Chile, El Congo, Argelia, Siria, Angola y Etiopía, que desde hace veinte años
controla a Venezuela y que ahora afila sus garras sobre el Perú. Sigue
Colombia.
Por obvias razones, se omitieron otros acápites
espeluznantes de ese discurso como este: “Para enviar
hombres al pelotón de fusilamiento, la prueba judicial es innecesaria. Estos
procedimientos son un detalle burgués arcaico. ¡Esta es una revolución! Y un
revolucionario debe convertirse en una fría máquina de matar motivado por odio
puro”. «Fusilamientos… Sí, hemos fusilado, fusilamos y seguiremos fusilando
mientras sea necesario. Nuestra lucha es una lucha a muerte», exclamó Guevara en aquel entonces. Si ese discurso es aplaudido por la Unesco,
no es de extrañar que Fecode, haga lo que está haciendo. Mas aún, cuando Cuba
asesora desde hace décadas la educación en Colombia, gracias a un convenio
perverso, convertido en Ley y renovado por el gobierno actual.
En un comunicado del 18
de junio, la Unesco indicó que "nadie nace como extremista
violento", que “está empoderando a hombres y mujeres (...) para que
alcancen su potencial como actores de cambio positivo a través de un trabajo
intersectorial único”, que desarme debe comenzar con “los derechos
humanos y el estado de derecho, con el diálogo a través de todas las fronteras,
empoderando a todos los hombres y mujeres jóvenes”, y que los jóvenes deben
convertirse “en ciudadanos globales activos". Todo esto, ¿bajo la
tutela de los postulados del Che asesino?
Discretamente desde la
Unesco, abiertamente a través de Fecode, y con el apoyo de Venezuela y Cuba, se
promueven la desestabilización del país y la destrucción de la democracia
colombiana.