Mostrando las entradas con la etiqueta Tecnología. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Tecnología. Mostrar todas las entradas

martes, 21 de noviembre de 2023

De cara al porvenir: responsabilidad

Pedro Juan González Carvajal
Por Pedro Juan González Carvajal

En el mundo de lo público, ante las frecuentes situaciones de ineficiencia, falta de productividad, corrupción o fracaso de algunos proyectos, es común decir o escuchar frases como esta: “en un país serio, ese alcalde (o ese gobernador o ese ministro) ya habría renunciado”.

No entiendo bien por qué no se hace el mismo comentario cuando situaciones similares se presentan en la órbita de lo privado. “Es que no somos accionistas y por lo tanto no podemos exigir rendición de cuentas”, diría alguien con alguna razón. Pero el asunto no admite una respuesta tan simple: no somos accionistas, pero somos clientes o proveedores o entes de vigilancia y control o, simplemente, hacemos parte de una comunidad en la cual las empresas desarrollan su actividad. En otras palabras, somos stakeholders y como tales somos destinatarios de la rendición de cuentas.

Esta introducción conduce a lo sucedido reiteradamente con la plataforma tecnológica del banco más importante del país que tiene una base de clientes de veintinueve millones (29.000.000). Sí ¡veintinueve millones de clientes! La más reciente situación se vivió en el puente del 11 de noviembre, cuando por más de veinticuatro horas la plataforma dejó de funcionar y fue imposible utilizar la APP, la página web y otros medios digitales para utilizar los servicios del banco, lo que ocasionó enormes perjuicios a muchos de esos clientes quienes no pudimos hacer una compra que necesitábamos hacer, o una pago para no quedar en mora, o una venta porque la mayoría de los clientes ya no usa efectivo e iba a pagar su cuenta con medios digitales incluso, en muchos casos, después de haber hecho el consumo, lo que ocasionó que disminuyeran las ventas o que los aprovechados que no faltan, hayan consumido prometiendo que “mañana le pago” (como bien nos lo recordaron con algunas de sus obras los admirados Carlos Mario y Cristina del Águila descalza, “mañana le pago” pertenece a los mismos productores de “no vuelvo a beber” y “la puntica no más”. Cierro paréntesis).

Y lo más grave es que no es un asunto nuevo, pues las fallas tecnológicas se iniciaron hace ya varias décadas cuando se presentaron las fusiones que originaron lo que hoy es Bancolombia. Con algún conocimiento de causa puedo referir que cuando se fusionaron el BIC, el Banco de Colombia y Conavi, se debía tomar la decisión de cuál tecnología asumiría la nueva entidad y, entre dos opciones (la del BIC o la de Conavi), se tomó la peor decisión, se optó por la del BIC a sabiendas que la de Conavi tenía mejores características. Han pasado muchos años y ese error inicial sigue presentando coletazos.

Es cierto que en organizaciones como Bancolombia existe una robusta área de sistemas y tecnología y allí está radicada una enorme responsabilidad por las fallas que suceden, pero no puede perderse de vista un principio administrativo tan tradicional como vigente: la responsabilidad no se delega y las cabezas visibles, presidente, gerente, CEO o como se le quiera llamar, debe responder por un asunto crítico de su negocio que no ha sido capaz de resolver. Lo más elemental que debe tener una empresa es la infraestructura física y tecnológica que le permita cumplir adecuadamente con su actividad y el tamaño, el número de clientes o la complejidad de las operaciones no puede ser una excusa.

La tecnología que requiere la aviación es muy compleja, el número de vuelos diarios en el planeta es innumerable, el número de pasajeros es enorme y resulta imperdonable que se caiga un avión. Así mismo y con las mismas características es imperdonable que se caiga la plataforma tecnológica de un banco y si sucede, alguien tiene que responder y no deben ser los mandos medios.

martes, 29 de agosto de 2023

Las nuevas dictaduras

Pedro Juan González Carvajal
Por Pedro Juan González Carvajal*

Tradicionalmente hemos asociado, en términos políticos, el concepto de dictadura como la contraparte evidente al concepto de democracia.

Sin embargo, hoy deberíamos hablar de algunas variantes, guiadas por vectores propios de los nuevos tiempos, partiendo de la premisa de que cada época trae su propio afán.

Sin que se asocie a un orden particular, considero que la primera es la dictadura de la tecnología, como escala superior de un proceso de culturización de consumismo extremo y de vigencias y obsolescencias programadas.

No termina de ser anunciado un nuevo equipo o una nueva versión de cualquier herramienta tecnológica, cuando ya se sabe que al poco tiempo será superada por otra, en un proceso continuo de obsolescencia programada que siempre nos pone a correr detrás del último lanzamiento.

Los tiempos de reacción se estrechan y eso de sincronizar los ritmos de las personas, las organizaciones y los desarrollos tecnológicos, cada vez evidencia más su condición de quimera.

La segunda dictadura es la dictadura de las formas, es decir, aquel condicionamiento casi obligatorio para lograr que la estandarización, la homogenización, la uniformización, entre otras características, permitan un mejor entendimiento, relacionamiento y acople entre los diferentes públicos de interés.

Muchas veces soportados en criterios como la “búsqueda de la calidad” o del “mejoramiento continuo”, nos vemos inmersos e inundados de métodos, de procedimientos, de procesos, de formatos o de plataformas, amparados por la expectativa de una acreditación o de una certificación que avalen que lo que decimos que hacemos de alguna manera, evidentemente sea así en la realidad.

Sacrificar un mundo por un verso suena bello en términos poéticos, pero anacrónico e ineficiente en un mundo organizacional competido al extremo. No podemos dejar que la forma se imponga al fondo.

Una tercera dictadura podría incorporar los extremismos o los fanatismos que llevan la defensa de las ideas y las posturas a niveles de conflicto, ya sea en temas económicos, políticos, religiosos o ambientales entre otros varios.

Por último, dentro de esta breve reflexión y con todo el respeto por la diversidad de cualquier tipo y en pleno ejercicio de la tolerancia, se está volviendo cada vez más complicado y complejo aquello de la dictadura de las minorías, que lamentablemente entra en contradicción con el respeto también de las mayorías o del interés general sobre el particular.

El pleno ejercicio de los derechos y los deberes individuales y colectivos, deben ser absolutamente para todos. Hoy estamos sobredimensionando y colocando por encima de cualquier consideración a los derechos y dejamos a un lado los deberes, lo cual a todas luces es una enorme equivocación.

El comportamiento individual merece respeto, pero el adecuado comportamiento social es una condición sin la cual no puede darse la convivencia civilizada.

La manida controversia alrededor del ejercicio de la libertad está hoy en pleno auge.

Hoy somos un planeta deteriorado ambientalmente, con un consumo desaforado que no necesariamente cobija a los casi ocho mil millones de personas que lo habitamos y que estamos envejeciendo a una tasa que está invirtiendo las pirámides demográficas de una gran cantidad de países y cuyas enormes implicaciones están por verse.

El agotamiento de los recursos básicos está poniendo en jaque la viabilidad del proyecto humano.

El agotamiento de la vigencia de los relatos de todo tipo que soportan la civilización y la sociedad tal como hoy la conocemos y la no aparición de alternativas, hacen posible pensar que estamos ante un momento histórico que nos puede conducir al colapso.

Requerimos de un “nuevo renacimiento”, donde el hombre, el humano, la humanidad y el humanismo sean los conceptos que guíen nuestros pasos.

Es el momento de actuar como especie inteligente.

miércoles, 16 de agosto de 2023

Transición energética, desarrollo y adaptación al cambio climático como propósito nacional

Luis Guillermo Echeverri Vélez
Por: Luis Guillermo Echeverri Vélez

Ponencia presentada en el foro Sostenibilidad y Transición Energética. Pasos necesarios para tener un mejor país

Introducción

Quiero agradecer a Hassan Nassar y a la revista Alternativa por invitarme a este importante foro para plantear ideas de cómo realizar una transición energética lógica y sensata dentro del contexto de compatibilidad entre el desarrollo socioeconómico, el calentamiento global y el cambio climático.

Esta presentación se conceptualiza desde el punto de vista del sentido común, compaginado con la implantación de nuevas tecnologías como elemento necesario en todo proceso transformacional.

No soy técnico ni especialista, pero he tenido la oportunidad de aprender y conocer personalmente la diversidad colombiana y global, y los procesos relacionados con la materia. Desde el Fondo Nacional del Café y Proexport-Colombia, tuve como economista agrícola la posibilidad de hacer unos análisis de todas las regiones y la productividad nacional como país tropical andino y entender lo que ello significa. Desde el directorio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), durante 8 años, pude conocer a fondo 48 países del mundo y analizar sus realidades geográficas, ambientales, políticas y sus condiciones de vida socioeconómicas, y después tuve el gran honor de poder colaborarle al país en la Presidencia de la Junta de Ecopetrol.

En esta ponencia sobre me refiero a varios ejes fundamentales que tienen que integrarse al hablar de transición energética:

·       La compatibilidad de la convergencia tecnológica con el desarrollo humano cultural y socioeconómico.

·       El cuidado y el aprovechamiento de la biodiversidad y las forestas tropicales.

·       El recurso minero-energético en todas sus formas, empezando por el manejo hídrico y la debida exploración, explotación y mitigación ambiental de todo tipo de minerales.

Fundamentos de transición energética: la experiencia en Ecopetrol

Con miras a poder delinear un plan responsable de transición energética de corto, mediano y largo plazo para el grupo empresarial Ecopetrol, que ayudara al país y la región, desde principios del 2019 analizamos con expertos mundiales todas las variables asociadas al cambio climático, al calentamiento global y al desarrollo energético.

Lo hicimos en paralelo al desarrollo de la metodología con la cual iniciamos una transformación integral de todos los flujos de negocio sujetos de mejora; trabajamos con la administración en una arquitectura que nos permitiera un proceso de cambio tecnológico innovativo y acelerado mediante la implantación de sistemas digitales que habilitaron a la empresa a concluir su transición de ser una petrolera bajo modelos de asociación, a ser un grupo regional y global de servicios, dedicado a todo el sector energético a partir del 2021 y con metas claras a 10, 20 y 40 años, que comprendía mejoras críticas en todo el negocio de hidrocarburos, avances en gas y descarbonización e incursión en nuevas formas de generación, transporte y distribución energética.

Entendiendo la importancia de la anticipación a la velocidad del cambio y que el mundo está pasando de la “economía del conocimiento” a la “economía del comportamiento” (Behavioral Economics), emprendimos ese proceso de cambio completamente apalancados en una función tecnológica, para poder hacer mucho más eficiente todo el concepto de parámetros ESG: (Ambiente, Social y Gobernanza y Administración Corporativos).

Nos apoyamos en todos los aspectos de la convergencia digital y tecnológica aplicada en tiempo real a la recolección, proceso y analítica de datos, mediante sistemas de manufactura avanzada y economías circulares, internet de las cosas, inteligencia artificial, robótica, nanotecnología y realidad aumentada, lo cual le garantizó al grupo seguridad física, eficiencia operativa y eficacia financiera, que se vieron reflejadas inmediatamente en la forma en que logramos navegar la depresión que causó la pandemia y en los resultados económicos de los años 2021 y 2022.

Así fue como llegamos al concepto metodológico, operativo y administrativo bajo parámetros T.E.S.G. que trabajamos con denominación de SosTecniblidad®.

Apalancados en el extraordinario talento humano existente en Ecopetrol y sus casi 100 compañías y en tecnologías de punta, se logró en pocos meses terminar de implementar y fortalecer con inversiones intensivas, una transformación muy grande que ya había iniciado la empresa desde 2016, pero requería el compromiso de una junta directiva que desde la primera reunión creó un Comité de Tecnología e Innovación, con el fin de respaldar una administración completamente abierta y enfocada al cambio.

Todo esto se plasmó en la estrategia corporativa del Grupo Empresarial Ecopetrol que se aprobó bajo el nombre de “Plan Estratégico 2040”.

Hablemos de cómo se debe abordar plan lógico para Colombia en materia de transición energética.

¿Qué no podemos y qué podemos y debemos transformar, y cómo?

Empecemos por decir que todas las transformaciones y los cambios positivos, a lo largo de la historia de nuestra civilización, son cambios tecnológicos, y no pertenecen al mundo de la ideología, la retórica ni de la demagogia propia de la política.

Lo anterior quiere decir que la transición energética es un objetivo global de largo plazo, un proceso tecnológico innovativo continuo en el tiempo que requiere mucha inversión económica, y que sea constante y consistente.

Es un proceso de análisis, planeación, desarrollo de conocimiento y capacidad humana, digital y científica dedicada a la adaptación e implementación y compaginación de sistemas innovativos y nuevas tecnologías.

Entendamos también que hay dos tipos de cambios: los que nos impone la naturaleza, y aquellos que son producto de una función de conocimiento científico y tecnológico.

No existen cambios generados por los humanos que no estén relacionados con la ciencia y la tecnología. Los cambios fundamentados en ideologías, por lo general, resultan opuestos a los primeros y definitivamente no pertenecen al mundo especulativo ni a realizades factuales.

El cambio climático tiene dos factores determinantes: Unos exógenos que pertenecen a las dinámicas de la naturaleza universal y sobre los cuales no tenemos control los seres humanos. Otros endógenos que sólo podemos mitigar parcialmente mediante el desarrollo de nuevas tecnologías, su adopción cultural e implantación económica.

Los exógenos: son aquellos factores que dependen más de la rotación de la Tierra, de lo que le pase a la galaxia, de la Luna, del Sol, de en qué punto esté el planeta dentro de unas órbitas elípticas, de cuál es la inclinación y rotación sobre el mismo eje terrestre, todo lo cual determina cambios ineludibles que se van dando en periodos mucho más largos de tiempo, pero que se manifestarán en un momento determinado, de la misma forma en que hoy sabemos que ocurrió y sigue ocurriendo la transformación tectónica de planeta.

Los endógenos: son los que están dentro de la atmósfera y con relación a los cuales, los humanos sensatamente debemos comprender cómo abordar la transición energética como un proceso en el tiempo que atienda dos tendencias inevitables: la descarbonización y la electrificación.

Hablar de transición energética es un proceso complejo y costoso, que para nada se relaciona con el “Abra-cadabra” del abuso que representa un discurso políticamente correcto sobre ambientalismo. Se trata de que encontremos nuevas soluciones tecnológicas que compaginen un proceso gradual de descarbonización, con nuevas formas de proveerle a la humanidad nuevas soluciones que atiendan una creciente demanda energética, eléctrica y calórica o alimenticia.

Por tanto, la transición energética necesariamente depende de que un país tenga los recursos económicos, el talento humano y la infraestructura para implementar las nuevas soluciones de contar con esas energías, de forma compaginada con el cuidado del medio ambiente y con el bienestar y la calidad de vida que nos puede ofrecer esta era del conocimiento. Esto se complica más en países en vía de desarrollo con las complejidades presupuestales propias de un ingreso medio.

Tiene que ser un propósito global, no un tema partidista ni electoral, el propender por no alterar negativamente los ciclos y las fuerzas de esos factores endógenos que determinan la vida en los pocos kilómetros que conforman las tres capas de la biósfera.

Para una ilustración general sobre estos aspectos recomiendo un video en YouTube de “History Channel”, un programa de dos horas que cuenta la historia de la formación del mundo, expresada de una forma bastante lógica y didáctica.

¿Cuál debería ser el plan de transición energética de Colombia y cómo debe engranarse con el plan de un grupo energético que es el que está llamado a ser el abanderado de la energía en el país, a 20, 50 y a 100 años?

A mi juicio es algo que tiene que existir como política de Estado con metas realizables de corto, mediano y largo plazo, que en lugar de eliminar los ingresos estatales que le permiten una sostenibilidad energética en el mediano plazo, utilice esos recursos y los ingresos que generan el petróleo y el carbón para ir haciendo un puente, basado en gas, que conduzca al crecimiento de generación energética por medio de formas existentes y de nuevas tecnologías que aún están por desarrollarse e implementarse a niveles que puedan sustituir lo existente.

Pero aquí ningún político habla de ello con propiedad, sólo utilizan los conceptos básicos acomodándolos a su propia conveniencia. Hablan del cambio climático y la transición energética, como hacen con otras banderas ideológicas minoritarias, como una bandera ideológica sin respaldo en el mundo real para armar un movimiento o un partido desde el cual abusan del erario y engañan al elector y al ciudadano.

Y la retórica populista ideológica no debe ser el camino del cambio en materia de transición energética y menos de la mitigación del cambio climático. Estos son asuntos que tienen que hacer parte de un propósito global no de una sola nación. Debemos entender que la huella ambiental actual de Colombia es simplemente una parte pequeña, tal vez el 0,2% de todo lo que pasa en el ambiente del planeta, de manera que de poco o nada nos sirven políticos hablando por todo el mundo de que van a ser los salvadores del cambio climático y el calentamiento global, cuando nada hacen internamente por combatir aspectos tan críticos como:

a. La deforestación. Que incluye la devastación de la biodiversidad, la depredación de especies en vía de extinción, la contaminante y devastadora minería ilegal no tecnificada y sin mitigación alguna, la explotación ilegal de maderas duras y los atentados terroristas a la infraestructura de transporte de hidrocarburos.

b. La colonización. Muchas veces forzosa y engañosa de zonas aisladas con propósitos de politiqueros y de lucro individual o de colectivos legales o ilegales.

c. Los conceptos de desarrollo indeseado. Como la sustitución de cultivos en zonas aisladas y donde sólo debe haber selva tropical húmeda o proyectos de reforestación natural o comercial.

d. La deforestación para la siembra de cultivos ilícitos. Coca, amapola y mariguana, su proceso, producción y comercialización de cocaína, heroína y cannabis como drogas adictivas, que integran toda la cultura social y económica criminal asociada al narcotráfico y al narcoterrorismo.

Desafortunadamente los políticos en la civilización actual solo tienen un interés personal en el corto plazo, representado en sus políticas de gobierno y no en la formación de políticas de Estado, y ello se relaciona con que el paso por el poder es efímero y carece de la real determinación y capacidad de implementar transformaciones sostenibles.

Hay tres valores prioritarios que deben ser políticas de Estado no banderas de campañas ni simples políticas de un gobierno.

Entonces, ¿qué es lo que hay que cambiar para recorrer en el tiempo un camino a una transición energética, lógica, sensata y sostenible?

Primero. Defender la diversidad y multiplicarla;

Segundo. Defender el agua que es energía, aprender a manejar el recurso hídrico con tecnología y multiplicar la producción o transformación energética;

Tercero. Educar, como el elemento cultural, el valor más importante para que los dos anteriores puedan sostenerse. Entender que tenemos un gran capital humano, inexplotado, subestimado, falto de educación.

Como nación debemos concentrarnos en crear la cultura del mejoramiento ambiental mediante la participación de toda la ciudadanía en la siembra de árboles y en la reforestación y su cuidado, del aprendizaje de idiomas, matemáticas, civismo e ingenierías, en lugar de estar enseñando odio y resentimiento como ha hecho Fecode con la niñez y la juventud.

Debemos dejar de predicar una transición energética prohibitiva y politizada, hay que enseñarle al ciudadano del futuro cómo prepararse científica y tecnológicamente, para poder realizar cambios transformacionales positivos, como el manejo del agua y la generación de energías limpias.

Además, hay acciones que no dan espera

Y voy a tratar de terminar esta intervención, diciendo lo siguiente: en Colombia tenemos que hacer tres cosas:

Primero. Desarrollar responsable, legal, técnica y eficientemente el potencial minero-energético que nos dio la naturaleza cuando creó nuestra variada y accidentada geografía.

Si Colombia quiere tener con qué poder abordar una verdadera transición energética en el tiempo, necesita incentivar y desarrollar al máximo todo el sector minero-energético, pues es la única fuente económica de base para poder progresar y poder invertir en que la nación no sólo proteja, sino que pueda convertirse en un polo de inversión en biodiversidad y energía, y que pueda multiplicarlas, porque eso es lo que nos dio la naturaleza como país tropical-andino.

Este no es un país agrícola en términos comparativos con los subtrópicos o las zonas estacionales, nosotros somos tropical-andino o montañoso y la agricultura y las forestas de nosotros se fundamentan en la fotosíntesis y la exuberancia no en la productividad de cultivos estacionales, por ende es muy limitada y lo seguirá siendo, porque no hay las tierras tractoréales, porque lo que hay son llanos y fronteras de suelos deficientes y ácidos en montañas y en las planicies, y porque allá llega el agua de las épocas de lluvia y destruye todo, o llega una sequía y también se queda parado todo porque no tenemos los manejos de esos flujos de agua.

Segundo. Crear un sistema integrado de manejo de aguas.

Entonces, necesitamos un sistema integrado de manejo de agua y lo que eso valga es financiable en el largo plazo, pues el mundo entero lo necesita.

Primero, hay que abordar el análisis de los flujos hídricos del país y mejorar la medición y la predicción meteorológica y el análisis cuantitativo de todos estos para, sobre esa información y esa data o ese blue print, empezar a construir un sistema integrado de manejo de agua que venga del sur al norte, de las cordilleras a las planicies y a la selva.

Esto implica que haya desarrollo de una infraestructura que necesita el país para tener un manejo adecuado de los grandes flujos perdidos de agua que tiene, y aprovechar que no estamos como muchos otros países o como California llevando del bulto sin agua. Aquí lo que pasa es que la tenemos en abundancia, pero no la sabemos manejar, no tenemos la menor idea de cómo manejarla.

Entonces, aquí tendría que haber ya un sistema integrado de manejo hídrico del país que pueda administrarse en tiempo real, que integre el cuidado de las cuencas, y ello no quiere decir que no se haga minería, sino que se realice bien con tecnologías de punta y se deje de lado ya la doble moral que protege con su silencio la minería ilegal y el daño ambiental sin mitigación de ninguna naturaleza.

Tercero. Emprender el cuidado de la biodiversidad.

Mientras deforestemos para sacar madera, sembrar más coca, para abrir indebidamente fronteras ganaderas, para acabar con la vida animal y vegetal, y no tengamos identificados con información satelital en tiempo real toda esa problemática y no contemos con un verdadero sistema policivo ambiental que sea fuerte, y no empecemos a sellar territorios de selva tropical húmeda, mientras no emprendamos una política de Estado a largo plazo bajo el concepto multimodal que hemos llamado “seal the rainforest”, con tecnología de avanzada y no comprendamos que los polos de desarrollo, y la agricultura de la seguridad alimentaria deben estar cerca de los mercados y de la infraestructura de transporte, y que las poblaciones agrícolas toda la vida han sido nómadas en función de esas oportunidades, seguiremos acribillando la biodiversidad, sembrando el cultivo que mata y afectando el principal pulmón de la humanidad que es el sistema andino-amazónico.

No podemos hablar de biodiversidad cuando se tumban dos hectáreas de bosque tropical húmedo para sembrar una hectárea de coca, y cuando deforestamos las cuencas hídricas para sembrar heroína en la parte alta de las montañas.

Tenemos que entender el valor del trópico donde una foresta si se deja sola sin la presencia del ser humano se restituye y empieza a oxigenar nuevamente en 16 meses o tres períodos de lluvias.

Nada tiene que ver eso con hacer una minería legal y bien hecha y lo mismo pasa con los yacimientos no convencionales, con la extracción del gas y con todos esos elementos que son los únicos que nos pueden dar la riqueza para educar esta gente que luego es la gente que va a evitar que nos convirtamos en nuestro propio hormiguero y que, a la vez, nos convirtamos en una solución para el planeta, en materia energética y en materia de manejo hídrico.

Consideraciones finales

El agua es vida, el agua es energía, y gracias a ello tenemos la gran riqueza que representa la biodiversidad y una capacidad única y variada de generación de energías limpias que debemos financiar en el futuro con los réditos de una juiciosa utilización de la gran riqueza de recursos no renovables que nos otorgó la naturaleza.

Esos recursos enterrados no sirven para nada, por el contrario, bien explotados son el puente al desarrollo y a una sociedad del conocimiento.

Comparen cuánta biodiversidad hay en un bosque europeo o asiático, con cuánta biodiversidad hay en nuestro bosque tropical húmedo que es el ombligo y el abdomen del mundo, y verán que Colombia no solamente está localizado estratégicamente para convertirse en un gran centro (HUB) energético y de vida, de biodiversidad, de estudio, de ciencia, de desarrollo, de nuevas tecnologías, de nuevas ideas. Mientras aquí, localmente, hemos elegido proteger el negocio y la cultura de la cocaína, en los cuales solo nos darnos bala y nos llenamos de odio, dejándole el país a una parranda de delincuentes.

Nacimos como una nación minera y tenemos que poder llegar a ser una verdadera potencia minera que genere los recursos para que la nación pueda proyectarse hacia el futuro y sobre eso construir una infraestructura responsable, educar la gente, cuidar el bosque tropical húmedo, sacar los recursos naturales, hacer el mejor aprovechamiento para que esa transición que llamamos cambio climático, pueda estar acompañada de un gran cambio tecnológico y de una nación de avanzada en la era del conocimiento, en una nación que sea la que lidere todo lo que pase en este epicentro que cubre el Caribe, Centroamérica, los países andinos, incluso Brasil, en materia del manejo del territorio y sus recursos, integrado y bien hecho.

Si no se cuida la biodiversidad y a la vez se activa el sector minero-energético, si no se cuidan y administran los flujos hídricos y se genera más energía limpia por todos los métodos habidos y por haber, si aquí todo sigue sometido a las conveniencias politiqueras, no se puede llegar a nada diferente a la administración de un empobrecimiento exponencial que nos llevará a ser miserables sentados en una gran riqueza.

Ecopetrol se dejó con un plan 2040 que a mi juicio no debe ser tocado y que ya perdió un año en su debida ejecución. Cerraron los pozos petroleros, dijeron que no a los proyectos de ciclo corto, yacimientos no convencionales o el mal llamado “fracking”, les mandaron a los mercados el mensaje de que no van a hacer contratación petrolera hacia el futuro.

Es decir, en tan solo un año hicieron todo lo contrario a lo indicado y que venía siendo crítico para el Estado y el país: dijeron aquí vamos a renunciar a los principales ingresos del Estado, a vivir en la miseria y no nos vamos a abocar a ser una sociedad de conocimiento apalancada en los recursos naturales, en la ciencia y la tecnología que hoy en día tenemos disponible, no vamos a realizar el cuidado de las fuentes hídricas ni vamos a manejar los flujos de agua, ni vamos a proteger todo lo que representa la floresta tropical húmeda para el futuro de la civilización.

miércoles, 1 de marzo de 2023

Entrevista con Luis Guillermo Suárez

El empresario Luis Guillermo Suárez, invitado a la entrevista de la semana para El Pensamiento al Aire, nos habla, entre otros temas, de su experiencia como miembro de T-Nova, gremio que ayuda en la creación de vínculos entre empresa, universidad y Estado, para la defensa en cuanto a patentes, marcas y en general la propiedad intelectual. En su mundo la ciencia, tecnología e innovación son los protagonistas y están al servicio de los empresarios. No dejes de verlo.

martes, 26 de julio de 2022

De cara al porvenir: Allons enfants de la Patrie

Pedro Juan González Carvajal
Pedro Juan González Carvajal

Hace ya 233 años que se constituyó el hito de la Revolución Francesa, con la toma de La Bastilla y la caída de la monarquía absoluta.

Una sola coyuntura abrió el dique que contenía las fuerzas acumuladas por cerca de 400 años de Renacimiento, 300 años de Modernidad, 200 años de Racionalismo y de Enciclopedismo, todo asociado a la llamada época de La Ilustración.

Cayó una Monarquía y una época. El Rey, como debe hacerse en toda verdadera revolución, fue decapitado y aparece un nuevo escenario en el cual el Antiguo  Régimen no ha muerto del todo, y las nuevas posturas no han acabado de nacer –la criatura Republicana–, lo cual lleva a luchas intestinas, efervescencia de ideas, uso intensivo de la guillotina, presentación de propuesta novedosas y finalmente todo aquello por lo cual se lucha y se muere, colapsa ante la aparición de un nuevo monarca: el dictador militar, Napoleón y su propuesta imperial nacida en  medio del caos reinante.

La división de poderes, el papel de la educación, la emancipación del ciudadano, todo queda embodegado hasta que por allá en 1880 aparecen Proudhon y Saint Simon y recuperan las ideas y los ideales revolucionarios, las propuestas republicanas y aparece el llamado Liberalismo Utópico.

Pasamos de “Los Derechos del Hombre Francés” a los “Derechos Universales del Hombre”, sin que todavía los hayamos podido llevar a su plena vigencia.

La historia es un mero parpadeo y todo aquello por lo cual se lucha por siglos, tiene también vigencia temporal.

Hoy el llamado relato democrático está en crisis, los partidos políticos pierden identidad, el fantasma de los autoritarismos de todas las formas y pelambres son pan de cada día y el ideario alrededor de la igualdad, la legalidad y la fraternidad se ve contrastado y superado por las condiciones y circunstancias que signan a la realidad.

Las nociones de Gobierno, de Estado, de Nación se reacomodan, ceden espacios ante las nuevas realidades neo-corporativistas, la lógica de la secuencialidad es superada por la lógica de la simultaneidad y las fronteras y los territorios caen impávidos ante la globalización en todos sus frentes. Del ciudadano entre fronteras pasamos al ciudadano cosmopolita.

La figura republicana no está completamente desarrollada en todos los países y ya se ven síntomas de no oportunidad, de no pertinencia y de anacronismo para dar respuesta a las realidades y coyunturas actuales.

Las pugnas religiosas y políticas no se encuentran todavía completamente superadas, y, es más, se encuentran azuzadas por el incremento de la presencia y la influencia de los medios de comunicación y las tecnologías de la información. El crecimiento de la racionalidad y del acceso de la información pareciera ir en sentido contrario al crecimiento de la influencia mística.

La figura femenina de la Libertad creada por Delacroix, hoy está seriamente amenazada. La tecnología copa todos los espacios y los conceptos de intimidad, individualismo, autonomía y derecho a la información entran en contradicción y la privacidad es una quimera.

No aparecen relatos nuevos y lo más seguro es que entremos en un período de refritos conceptuales, con pequeñas variaciones para sobreponernos a las tentaciones que hoy ofrecen los populismos y de nuevo los totalitarismos de todas las especies.

domingo, 26 de diciembre de 2021

De cara al porvenir: el gran control remoto

Pedro Juan González Carvajal
Por Pedro Juan González Carvajal*

A los miembros de mi generación nos ha correspondido el privilegio de ser testigos directos de los grandes avances tecnológicos que han sido aplicados para satisfacer los conceptos de bienestar y de comodidad que la sociedad de consumo exige de manera creciente.

Gracias a la existencia de las fuentes de electricidad en todos sus formatos y de las mismas baterías en todas sus versiones, la fuente de energía ha sido un recurso disponible y accesible para las empresas y las personas durante los dos últimos siglos.

Desde la incorporación del transistor en los radios, en los equipos de sonido, en los televisores y paulatinamente en el resto de los electrodomésticos, se comenzaba a intuir la aparición creciente del concepto de movilidad y del concepto de miniaturización, hablando solamente de la realidad doméstica.

El auge de la computación gracias a los chips y a los microprocesadores introdujo ventajas inimaginables hasta ese entonces en el mejoramiento de los procesos y en la automatización de estos.

Hoy por hoy, con la aparición de los celulares y los relojes inteligentes, con todas las potencialidades que vienen incorporadas, un nuevo universo se nos ha abierto y una nueva realidad paralela, o múltiples realidades paralelas, parece que se estuvieran construyendo.

Sin embargo, como todo lo humano, todo es susceptible de ser mejorado o de ser ajustado. No necesariamente todos los humanos poseemos las mismas condiciones económicas, culturales, o aún fisiológicas en el sentido de ser hábiles en el manejo de las nuevas tecnologías y en la solvencia para manejar la nueva llave hacia su posibilidad de uso: el control remoto y las denominadas APPs (abreviatura de la palabra inglesa applications).

Todas las tendencias nos muestran que, en un futuro no muy lejano, el hogar será administrado en términos de los recursos aportados desde la domótica y todos los dispositivos del hogar serán manejados a través del celular o del computador personal utilizando APPs que estarán disponibles y que habrá que bajar de la llamada nube.

Sin embargo, se les pasa por alto a nuestros expertos en mercadeo y ventas, que hay que distinguir entre los diferentes segmentos de población y en la realidad demográfica que parece se está imponiendo en el planeta, lo que es la inversión de la pirámide demográfica, que significa, sin eufemismos, que habrá más viejos que jóvenes.

El concepto de ergonomía hoy por hoy, ante las nuevas realidades poblacionales y demográficas, está en pañales.

Todos, quienes vamos llegando a la adultez, comenzamos a tener dificultades en la visión, en el movimiento y en el control de los dedos de nuestras manos para ubicarlos con precisión en botones o teclados. Una persona adulta va perdiendo sus habilidades y facultades para manipular teclas y teclados pequeños, por eso se le dificulta marcar el celular o escribir un mensaje.

Los adultos mayores necesitan y necesitaremos facilidades físicas ofrecidas desde la tecnología para poderla utilizar. Teléfonos y controles remotos con teclas grandes e iluminadas. Celulares del tamaño de nuestras manos con teclas espaciadas e iluminadas, pues ya la miniaturización no es un descreste sino un impedimento para este perfil poblacional. Es más, puede que se requiera de aparatos que cumplan con una sola función: hacer y recibir llamadas y no más.

No todos tendremos las habilidades, estando solos a los 80 años, de bajar APPs para que podamos comenzar a manejar la estufa, la lavadora, la secadora, el televisor, el microondas o la simple radio.

Del botón para prender o apagar el aparato, pasando por el control remoto para manejar el televisor, hasta llegar al celular como el gran concentrador de todos los controles remotos, ha pasado relativamente poco tiempo.

Sin embargo, tendremos que garantizar la igualdad en posibilidades de manejo para toda la población, porque entre otras curiosidades, es también un hecho demostrable, que los viejos que se quedan solos también tienen poder de compra, muchas veces superior al de los jóvenes.

Pareciera ser que este segmento o nicho de mercado, no le está interesando a los denominados “fabricantes”.

¿Y dónde están los estudiosos del mercado y los expertos en mercadeo?

Recordemos que la vejez es el destino que nos espera a todos biológicamente hablando.

martes, 10 de agosto de 2021

De cara al porvenir: el metaverso

Pedro Juan González Carvajal
Por Pedro Juan González Carvajal*

Se dice que el metaverso es el universo paralelo construido de manera virtual y que hoy recibe gran acogida debido a los últimos desarrollos computacionales, informáticos y de comunicaciones.

Zuckerberg define el metaverso como “Un entorno virtual donde puedes estar presente con personas en espacios digitales. Puede pensar en esto como Internet incorporado en lugar de simplemente mirar. Creemos que será el sucesor del Internet móvil”.

De igual manera, la línea que separa lo real de lo virtual se hace cada vez más delgada.

Se abren nuevas e inmensas posibilidades ante este nuevo desafío tecnológico, pero lo que personalmente más me inquieta es que seguimos construyendo posibilidades enormes sin que todavía hayamos ayudado a resolver los problemas y las necesidades básicas que afectan a la mayor parte de la población, pareciendo que la realidad tecnológica en sí misma fuera un universo paralelo a la que no le interesa ni le importa lo que pasa a su alrededor.

El tema demográfico se interpone entre los buenos augurios tecnológicos y su verdadero impacto en la construcción de bienestar colectivo, lo cual hace que la tecnología se esté convirtiendo hoy en un instrumento de exclusión.

Y no es que para consolarnos sea suficiente con los anuncios y aún con el incremento de la cobertura y el acceso a la tecnología, sino hemos podido responder eficazmente a la pregunta ¿Qué nos ganamos con tanta sofisticación sin haber alcanzado los mínimos necesarios para vivir dignamente?

Se anuncia con bombos y platillos que el acceso a Internet será considerado como servicio público fundamental, pero la gente no tiene empleo y se sigue empobreciendo, haciendo que el argumento circular esgrimido sea falso, pues entonces no se tiene trabajo, pues no se está debidamente capacitado y no se está debidamente capacitado porque no se tiene acceso a la tecnología.

No señor. Mientras no exista voluntad política, los asuntos económicos, sociales y tecnológicos no unirán esfuerzos ni compartirán focos comunes y el nivel de unos pocos crecerá exponencialmente, mientras que la mala situación de la mayoría seguirá empeorando, haciendo que la brecha de la injusticia, la iniquidad y la inocuidad del modelo democrático, sigan en aumento.

En lo local, el maestro Echandía acuñaba su célebre frase de “El poder para qué”, que serviría como guía para parafrasearla y concluir que “La tecnología para qué”.

Ahora bien, mi razonamiento está acompañado conscientemente de un alto grado de ingenuidad, pero lo que quiero dejar claro es que, a través de la historia, los desarrollos tecnológicos han servido solo marginalmente para ayudar al mejoramiento de las condiciones de la mayoría de los humanos, lo cual es entendible desde las lógicas del poder, con las cuales uno finalmente estará de acuerdo o no.

No solo es necesaria la democratización del acceso, sino, y, sobre todo, la democratización de los impactos positivos aportados por el uso de la tecnología, que solo así podría ser vista y valorada como una herramienta favorecedora a los intereses generales de la especie.

sábado, 12 de septiembre de 2020

Los derechos del cyborg

Santiago Cossio
Por Santiago Cossio*

Las normas y leyes deben cambiar cuando cambian las costumbres sociales o hay cambios tecnológicos significativos que amenazan el ordenamiento jurídico. Hoy tenemos cantidad de muestras en avances tecnológicos como la inteligencia artificial y el machine learning.

Si pusiéramos a un robot a ver televisión colombiana y a que aprendiera lo que viera, podríamos decir: "hemos creado un monstruo". La inteligencia artificial sin ética y normatividad puede tener consecuencias nefastas para el mismo ser humano y la película de los años 80 "Terminator" puede pasar de ser una cinta de ficción, a una cruel realidad.

La cinta de ficción "Terminator" hace alusión a una sociedad que descarga todo en la tecnología y deja todo a merced de los robots:

" En el año 2029, después de devastar la Tierra y esclavizar a la humanidad, las máquinas, gobernadas por la inteligencia artificial conocida como Skynet, están a punto de perder la guerra contra la resistencia humana liderada por John Connor. Frente a esa situación, las máquinas entienden que asesinar a John Connor en el presente sería irrelevante, dado que ya ha conducido a la resistencia humana a la victoria. Por lo tanto, Skynet elabora su estrategia decidiendo eliminar al líder enemigo antes de que nazca. Para ello envía al año 1984 a un Terminator T-800 modelo Cyberdyne 101, un cíborg exterminador (Arnold Schwarzenegger), a través de una máquina del tiempo, con la misión de exterminar a Sarah Connor (Linda Hamilton), madre de John, antes de que sea concebido". 

El robot o bueno, la robot "Sofía" ha sido presentada en el seno de la ONU ante cantidad de jefes de Estado y mandatarios que la reciben como un logro tecnológico y hablan con ella como si tuviera vida propia. Con el machine learning podría aprender las cosas malas de los seres humanos y volverse una maquina con sed de poder y dominio que más tarde sería un problema económico, social y cultural, pero especialmente sería un problema jurídico.

Es hora de que los gobiernos del planeta y los estudiosos de las ciencias jurídicas se anticipen al futuro y elaboren la normatividad en inteligencia artificial y las nuevas tecnologías que ya son una realidad y así podamos convivir entre humanos y máquinas en los próximos años.

jueves, 7 de mayo de 2020

Vigía: la Iglesia, entre pandemia y tecnología


Por John Marulanda*

Coronel John Marulanda (RA)
La muerte es el origen de la filosofía y el miedo a la muerte un frecuente instrumento político de poder. A raíz de la pandemia, jóvenes funcionarios pasantes en la práctica del autoritarismo, algunos con gestualidad y verbosidad características del socialismo histérico-veintiunero, sentencian ucases a diestra y siniestra para “evitar niños huérfanos” y los ciudadanos, mansos, obedecen por miedo a contagiarse y morir. Los indóciles son sometidos por la policía o doblegados por la gripa china. Argumento final.

Preocupa a muchos analistas la posibilidad de que los actuales gobernantes, enmelados con la sensación de poder inmediato que les da la emergencia, decidan con argucias continuar con ese estilo de gobierno, modo China. Además, para eso Beijing les está ofreciendo la tecnología 5G. Fuera del ámbito político, otros dos componentes fundamentales de la sociedad están viviendo un trance que augura cambios cruciales en el futuro inmediato: la familia y la religión. Unos comentarios sobre esta última.

Por miedo al contagio y por orden del gobierno, la Misa, la máxima expresión del rito católico, se ha trasladado a la televisión, a lo que desde hace años se conoce como la “Misa para enfermos”, los domingos en la mañana. Ahora podemos ver y oír en directo desde las capillas del Vaticano al Papa, oficiando la misa dominical. Pero la grey católica no está adocenada en medio del rebaño vecinal, ni subyugada por la arquitectura catedralicia, ni hipnotizada por la monodia de los cantos gregorianos, ni enervada por el incienso. Por el contrario, la tecnología facilita que se esté en pijama, yaciente en el sofá, con un café en la mano izquierda y atento al celular en la derecha, mientras se atisban los titulares de la prensa en la mesita auxiliar. Reunidos en la sala o en la alcoba, sin pararse, sentarse o arrodillarse como manda la liturgia, se tramitan minucias hogareñas cotidianas de cocina, aseo y varios, ininterrumpidamente, mientras el oficiante pronuncia su homilía. En la misma residencia, algunos pueden estar “viendo” la misma misa en otra habitación.

El cura párroco se ha segregado para que no enferme y de pronto muera, y su rebaño local se ha disipado por estos días; los vecinos que no se conocían, pero se identificaban siempre en la banca de adelante o en la lateral, se desvanecieron; se extinguieron la comunión tradicional y las estrechadas de manos, la charla en el atrio a la salida de Misa desapareció. Claro, la limosna se puede consignar a través de la red. Los jóvenes, que viven en la virtualidad, no lo ven tan dramático (“es la nueva realidad, pa´”); los maduros rumian escepticismo (“esto para donde va, hermano”) y los más viejos, muerden el desencanto con resignación (“nunca creí ver esto, Libardo”).

Virtualidad, informalidad, pérdida del rigor ritual: ¿permanecerán después de este remezón global? Los Sacramentos, el Bautismo y la Confirmación, por ejemplo, ¿se estandarizarán a través de pantalla? ¿La Confesión será una aplicación segura, con penitencia, verificación del cumplimiento de esta y absolución incluidas? Al matrimonio no le veo problema. ¿Los enfermos terminales, aislados, solos en su trance final recibirán la extremaunción por zoom? La palabra de Dios, ¿definitivamente se entregará por Twitter o WhatsApp? Todo está en desarrollo. Por ahora, sorber café mientras su Santidad oficia la transustanciación del pan y el vino, no deja de incomodar a quienes entregan su espiritualidad cotidiana a una Iglesia en crisis de confiabilidad y con persistentes inculpaciones penales contra sacerdotes, párrocos y obispos, aquí y en todas las latitudes.

La Iglesia católica ha resistido durante dos mil años los ataques de güelfos y gibelinos y nunca ha sido menor a los retos de la ciencia humana, pero la dinámica tecnológica en desarrollo la podría afectar sustancialmente. Y América Latina, su bastión con unos 600 millones de fieles, es un continente con una brecha digital insalvable. Sin embargo, más temprano que tarde, en los hogares que puedan adquirir la tecnología correspondiente, se podrá ver los domingos por la mañana o tarde, o cuando el evento lo requiera, en el centro del apartamento, al lado de la mascota, una proyección holográfica del párroco respectivo, de un jerarca o del propio Papa, oficiando la Misa, administrando los sacramentos del caso o desarrollando la Semana Santa. ¿La nueva iglesia?

martes, 11 de junio de 2019

De cara al porvenir: cultura y vida


Por Pedro Juan González Carvajal*

Pedro Juan González Carvajal
Ante las nuevas realidades tecnológicas, que al masificarse y popularizarse en su uso harán replantear de manera irreversible nuestra forma de vivir y de comportarnos, muchas voces evidencian su beneplácito y otras muchas su desacuerdo. Cada quien opina del baile de acuerdo a como le ha ido en él, o si simplemente sabe y entiende sobre bailes.

Reconfiguraciones sociales, políticas y económicas nos pondrán de nuevo a pensar en la necesidad de un “Nuevo Renacimiento”, para que el péndulo de la historia vuelva a pasar por el eje del hombre como centro del universo (nuestro universo), ya que este momento histórico, se está alejando de manera vertiginosa.

Porque es que hemos de distinguir para poder entender, o entender para poder distinguir entre los conceptos de lo que es el “hombre”, lo que es ser “humano”, lo que es el “humanismo” y lo que configura la “humanidad”, acompañados de las expresiones de la “cultura” y de la “civilización”.

Una hipótesis por demostrar, o al menos evidenciar, es que sin cultura no hay vida, ni mucho menos vida digna.

El “hombre” actual está sumido en el autismo comunicacional, en la competencia consumista y en el vacío espiritual, lo cual se refleja en el aislamiento, el egoísmo y la neurosis galopante que lo acompañan. El no respetarse a sí mismo no permite reconocer ni respetar a los otros, lo cual genera desigualdad e iniquidad creciente, lo que a su vez degrada la condición del ser “humano”. Cuando la interacción entre dos personas es conflictiva y trasciende el conflicto a la sociedad, la solidaridad, la ética civil, la caridad y la moral religiosa entran en crisis, se degradan y entran en franca decadencia, haciendo que el concepto de “humanismo” se convierta en una quimera. Cuando el hombre no es hombre, cuando lo humano no es humano, cuando el humanismo no aparece como luz que guía, el concepto de “humanidad”, el concepto más caro que nos integra como especie y como representantes actuales de la especie dominante en el cuarto planeta que gira alrededor del sol, son las sombras las que nos inundan y nos atrapan sin permitirnos percatarnos ni prevenir el abismo al cual estamos próximos a caer.

La cosmovisión propia de un grupo de humanos en un momento del tiempo, soportada en sus principios y valores colectivos, y trascendiendo alrededor de lo estético, del orden y de la belleza, sirven, en su conjunto, para combatir la ley universal del desorden, de la entropía, del caos, en un esfuerzo colosal porque sea la armonía, la sinergia, lo bello, lo estético, lo que podamos construir e irradiar por el planeta, en nuestro mundo, en nuestro hábitat, a todos y en todos los niveles y dimensiones. Es aquí donde aparece la “cultura”, alrededor de sus múltiples expresiones, lo que hace que valga la pena ser humano y que podamos vivir dignamente, compartiendo nuestra existencia con la existencia propia, personal e individual de los otros humanos, con los cuales debemos coexistir.

Hablar y vanagloriarnos de un cierto nivel de desarrollo en cualquier campo, lo cual es absolutamente subjetivo, cuando tenemos que hablar de factibilidad, de viabilidad, de sostenibilidad y de sustentabilidad, podría llevarnos a pensar en algo parecido a lo que hemos denominado como “civilización”, en el entendido de que la podemos ver como la foto que se le toma a una comunidad de hombres en un espacio tiempo definidos y donde se resaltan sus peculiaridades con respecto a otra comunidad de hombres en otro espacio tiempo. La voluptuosidad de las distintas ideologías, todas defendibles, todas utópicas y todas impracticables, hacen de la vida un largo periplo donde la ansiedad, la incertidumbre, el desasosiego, la lucha, y las distintas dificultades, hacen que la simple vida tenga sentido y que el espíritu humano y las expresiones de humanidad, coloquen a esta especie en un nivel cósmico reconocible y con su propia impronta.

Dice Rene Descartes: “Cogito ego Sum” (Pienso, por lo tanto soy). Otros dirán, como Víctor Hugo, “Los animales viven y los hombres existen”.

Me atrevo también sugerir recomposiciones como “No pienso pero existo” o “No pienso y no existo” o “Pienso y no existo” o “Pienso, luego no quieren que exista”.

O esta preciosa perla: “No hay nada igual a mí, excepto yo”.