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jueves, 5 de septiembre de 2024

Del oro en polvo al oro líquido

Andrés de Bedout Jaramillo

En la celebración de los 111 años de la SAI, en el auditorio de la Facultad de Minas, rodeados de frescos de Pedro Nel Gómez en sus paredes y techo, nos contaron la historia de la llegada de la energía eléctrica a Medellín, muy a finales del siglo 18, principios del 19, cuando se puso en funcionamiento la planta de Santa Elena.

Se creó La Empresa de Instalaciones Eléctricas, mixta, de capital público y privado, que importó la primera pequeña central hidroeléctrica (PCH), para dotar a Medellín de electricidad. A esta empresa la siguió la creación de Las Empresas Públicas de Medellín, para ampliar el servicio, generar energía en grande y prestar los otros servicios públicos domiciliarios.

La Pelton y su generador de electricidad, fueron traídas desde tierras lejanas, navegando mares y ríos, atravesando montañas en mulas, para que nuestros ingenieros la instalaran en la quebrada Santa Elena, con el propósito de dotar de energía eléctrica a nuestra Medellín, convirtiéndola en una ciudad muy atractiva para la inversión en el desarrollo industrial, donde la ingeniería y la arquitectura aplicaron todo su potencial y conocimiento, transmitido y adquirido en la Facultad de Minas, que preparó y prepara hoy a los ingenieros que construyeron y siguen construyendo el desarrollo y futuro de nuestro departamento y nuestra nación.

La importancia de la ingeniería es de tal magnitud, que obligó a la creación de la Sociedad de Arquitectos e Ingenieros, SAI, para aglutinar a nuestros ingenieros y arquitectos, convencidos de que la unidad hace la fuerza y de que el conocimiento y la experiencia son para compartirlos.

Desde principios del siglo 19 se reúnen en la SAI a estudiar, debatir, compartir y hacer recomendaciones respetuosas y desinteresadas, sobre los principales temas del país, que pasan por las grandes obras que han contribuido a nuestro desarrollo: las vías 4G, los túneles, las centrales hidroeléctricas, las PCH, los aeropuertos, los puertos, los centros comerciales, las grandes, medianas y pequeñas empresas, las unidades residenciales, los sistemas de transporte masivo, los rellenos sanitarios, las plantas de tratamiento de aguas, la informática, la inteligencia artificial, la robótica, las ciencias aeroespaciales, el medio ambiente, el saneamiento, la minería, la hidráulica, en fin, en todos los campos están las ingenierías y la arquitectura.

En la celebración de los 111 años de la SAI, nos transportaron a la explotación del oro en veta, en los siglos 17, 18 y 19, en las minas de Zancudo en Titiribí, Antioquia y la importancia de las ingenierías en su mecanización, además de la cantidad de riqueza que se generó, como determinante en las industrias que se instalaron en nuestra ciudad, que ya contaba con su servicio de energía, acueducto y construía su alcantarillado para conducir las aguas pútridas, que antes corrían por las calles destapadas y caminos.

Ahí estaban nuestros ingenieros, pensando, planeando, calculando y ejecutando, las obras para el desarrollo, generador de bienestar y de futuro para nuestra próspera ciudad.

Para ponernos en emocionante contexto de lo que hacen nuestros ingenieros, solo basta ubicarnos en Hidroituango, el Metro, los túneles de la Quiebra, Oriente, Occidente y el Toyo, Puerto Antioquia, y yo no sé cuántas obras más, construidas y en construcción, que solo han traído bienestar y desarrollo a nuestra querida Colombia, hoy azotada por el desgobierno y la irresponsabilidad de un presidente que solo busca parar el desarrollo y destruir lo construido, lo que implica un doble esfuerzo, un doble reto para las ingenierías y el país en general.

Es emocionante ver el tesón y verraquera de nuestros ingenieros, de nuestros gobernantes locales, alcalde y gobernador, de cómo luchando contra la corriente trabajan sin descanso para sacar adelante las grandes obras de la ingeniería que nos benefician.

Los requerimientos de energía son crecientes, los desarrollos tecnológicos demandan mucho consumo de energía eléctrica, el almacenamiento de datos para la inteligencia artificial requiere de muchos más servidores funcionando y consumiendo energía eléctrica, los carros eléctricos, los drones, los robots, los celulares, los computadores, etc., hay que cargarlos de energía para que funcionen.

Hoy Antioquia, con sus hidroeléctricas abastece cerca del 20% de la energía del país, energía confiable, segura, eficiente, la única de las renovables que se puede guardar en los embalses, con un potencial en el incremento de la generación, muy importante.

El agua embalsada se convierte en oro líquido, no solamente es el combustible para mover las turbinas generadoras de energía, permitiendo además el almacenamiento regulado en los niveles de los embalses, donde con el manejo de la sedimentación de los ríos y la oxigenación generada a la salida de los embalses, permite un mejoramiento de la calidad del agua, bajando los niveles de la contaminación que la minería ilegal, el agro y la materia orgánica humana, entregamos a las fuentes hídricas.

El oro en polvo y el oro líquido, han sido y seguirán siendo definitivos en el progreso, desarrollo y bienestar de nuestros pueblos, donde el cuidado del medio ambiente y la legalidad sean prioridad, encontrando el equilibrio entre la satisfacción de las necesidades humanas y el cuidado de la naturaleza.

El gran reto para la SAI está en poder motivar a los ingenieros y arquitectos jóvenes a participar activamente en el gremio y prepararse para recibir la responsabilidad de manejarlo.

Gracias al Creador por permitirnos contar con tan importante gremio de ingenieros y arquitectos, siempre dispuestos a construir país.

martes, 28 de noviembre de 2023

De cara al porvenir: y no nos dimos cuenta

Pedro Juan González Carvajal
Por Pedro Juan González Carvajal

El principal puerto sobre el Pacífico colombiano se fundó el 14 de julio de 1540.

“Considerado el primer puerto del Pacífico colombiano, por su aporte al volumen de carga que ingresa al país y por su importancia para la región, la fundación de Buenaventura no dista mucho de la historia de varias ciudades colombianas. A través de los documentos de archivo de Señal Memoria hablaremos de estas controversias sobre sus orígenes y algunos aspectos fundamentales de su configuración como ciudad portuaria.

Buenaventura: una breve semblanza geográfica

Nombrada de manera oficial como Distrito Especial, Industrial, Portuario, Biodiverso y Ecoturístico, Buenaventura se encuentra ubicada en un lugar especial de Colombia, en el departamento del Valle del Cauca, entre la Cordillera Occidental y el mar Pacífico. Limita al norte con el Chocó y al sur con terrenos cenagosos que colindan con el municipio de López de Micay, departamento del Cauca.

Cuenta con más de 310 mil habitantes, según el último censo del DANE, y una riqueza hidrográfica significativa, destacándose los ríos Anchicayá, Dagua, Calima, Yurumanguí y Naya, entre otros.

Así, Buenaventura se constituye en el municipio más grande de esta región del país y la tercera más poblada del departamento.

Por otra parte, la ciudad está dividida en una zona insular donde se encuentra un moderno complejo portuario que aporta cerca del 55% del comercio exterior del país, y una zona continental, caracterizada por el predominio de los espacios residenciales y barriales.

También tiene una zona rural integrada por veredas, corregimientos y asentamientos tanto fluviales como marítimos, los cuales se agrupan en 19 Unidades de Planificación Zonal.

Buenaventura, más allá del puerto

Si bien existen algunos vacíos sobre la fecha de fundación y su lugar de emplazamiento original, lo cierto es que, a comienzos del siglo XX Buenaventura tuvo un importante cambio.

En las primeras tres décadas de esa centuria, Buenaventura pasó de tener un incipiente puerto de madera al pie de algunas viejas instalaciones portuarias, a contar con tres muelles sofisticados, un par de edificaciones de arquitectura moderna y varias bodegas de almacenamiento junto al ferrocarril del Pacífico. Además, con el desplazamiento de la zona productiva hacia el suroccidente del país, Buenaventura comenzó a ubicarse como el primer puerto comercial de Colombia.

Hacia 1931 y luego de un voraz incendio en la zona comercial, el gobierno nacional encontró en esta catástrofe la oportunidad de construir un “puerto y una ciudad moderna”, promulgando una ley de reconstrucción que sería ejecutada en la década siguiente.

En los años cincuenta y sesenta los discursos de modernización y progreso como factores de desarrollo de las condiciones humanas seguían vigentes. Esta idea se fortaleció, una vez Buenaventura logró consolidarse como el principal puerto comercial y marítimo de Colombia”.

Traigo a colación esta breve reseña, pues es importante para nosotros los antioqueños prever lo que puede llegar a pasar con el anhelado Puerto de Urabá.

Hoy el Puerto de Buenaventura es un enclave donde lo legal y lo ilegal conviven y donde la violencia hace parte de su estado natural cotidiano.

Es un puerto que ha deteriorado la ciudad y no la ha impulsado al desarrollo, sino a la pobreza. Por allí pasan armas, drogas, inmigrantes, contrabando y la riqueza que debería potenciar a la ciudad, se queda en otras manos.

Es importante que a tiempo pensemos en las implicaciones y los efectos directos, indirectos y colaterales del nuevo Puerto de Urabá en toda la Zona del Urabá Antioqueño y Chocoano.

El proyecto debe ser integral y las autoridades y la comunidad mancomunadamente deben participar en la construcción de un adecuado Plan de Desarrollo para asimilar estas nuevas realidades. Recordemos que “Guerra avisada no mata soldado”, o al menos eso dicen.

Para Antioquia es prioritario evaluar y sopesar los impactos que traerán obras de gran magnitud como las autopistas 4G, La Hidroeléctrica de Hidroituango y el Puerto de Urabá.

La planeación es para planear y no para dejar constancia. Es un gran examen que sobre previsión tenemos que ganar todos los antioqueños y el momento es ahora.

Revisando nuestro nuevo Plan de Desarrollo, seguimos formulando una gran cantidad de pequeños proyectos, que son importantes, pero no generan el impacto que requiere el jalonamiento del país.

¿Por qué no pensar en 5 grandes proyectos estratégicos y meterle todos los recursos y todos los esfuerzos para sacarlos adelante?

¿Qué tal pensar en el Canal Interoceánico, en solucionar el tema de la Mojana, en organizar por fin el Canal del Dique, en llevarle agua potable y energía a todas los territorios y comunidades y poder alcanzar la soberanía alimentaria?

El tema del Canal Interoceánico vuelve a pasar a la palestra pues debido al cambio climático, el Canal de Panamá está en crisis, pues sus lagos, los que aportan el agua para las esclusas, se están secando y del Canal Nicaragüense no se volvió a hablar.

El tema de la Mojana, una de las cinco regiones más fértiles del mundo según la FAO, es vital para la producción de alimentos en el país y la estamos deteriorando con los residuos de la minería ilegal y, además, el mal manejo de este territorio hace que en cada invierno se produzcan desastres para sus vecinos.

Sobre el Canal del Dique se ha hablado y escrito mucho, pero sus obras siguen siendo remedios temporales y cada nuevo invierno pues trae su propia tragedia.

Estas zonas debidamente habilitadas deben ayudarnos a revertir una dolorosa realidad, de cuya contundencia pareciera que no nos hemos dado cuenta: De importar un millón de toneladas de alimentos al año en 1990, hoy estamos importando casi 16 millones de toneladas, lo cual para un país rico en agua y con todos los pisos térmicos disponibles, es como mínimo, impresentable.

Esto acompañado del hecho de que en un período semejante nos desindustrializamos y pasamos a depender de la exportación de hidrocarburos y minerales, con todas las consecuencias que esto implica y que hoy estamos padeciendo. El 65% de nuestra Balanza Comercial está sujeta a esta realidad.

Llevar agua potable y energía a todos los territorios y comunidades es una obligación y un aprovechamiento racional de los recursos naturales que hoy afortunadamente tenemos en abundancia. Calidad de vida e impactos en temas de salud pública. Proporcionarles energía a todos los colombianos es, en pesos de hoy, un proyecto de unos 14 billones –El Tiempo Septiembre 11 de 2023–, absolutamente realizable.

El alcanzar la soberanía alimentaria, pasa por la organización del uso, destino y propiedad de la tierra, hasta el empleo y desarrollo adecuado de las condiciones particulares de cada una de las regiones naturales que tenemos.

Superar el déficit de vivienda que para el caso de Colomba es de 5.3 millones de viviendas, para Antioquia 400.000 y para Medellín 40.000 en números redondos, es otro reto enfrentable con grandes beneficios.

Según VIVA (Empresa de vivienda de Antioquia), la construcción de 1 vivienda asocia 4 empleos directos y el mejoramiento de viviendas, 2 empleos directos. El impacto en generación de empleo sería más que notable.

Obviamente existen otras alternativas de proyectos como la construcción de la red ferroviaria, la consolidación de las Vías 4G, la explotación inteligente de los recursos minerales, entre otros varios.

Hoy se han presentado 837 proyectos de investigación para aplicar a recursos del orden nacional y de regalías. Cerca de 2 billones de pesos, que sigue siendo mucha plata, fragmentados en 837 proyectos de cuyo impacto no podemos decir ni anticipar nada. Mi sugerencia es destinar estos recursos a proyectos grandes, a resolver problemas reales, para que de verdad las Universidades y sus investigadores le aporten al país y no se contenten en mantener pequeños grupos de investigación con poca producción o de producción de bajo impacto y la elaboración de artículos científicos y “papers” que finalmente solo benefician a sus autores, con honrosas excepciones, como en toda actividad humana.

No podemos pensar en cambiar, si seguimos haciendo más de lo mismo.

lunes, 10 de abril de 2023

Cómo reconstruir a Medellín 1

Por Andrés de Bedout Jaramillo*

Me propongo una seguidilla de artículos de opinión, orientados a la reconstrucción y recuperación de nuestra ciudad. Espero que los precandidatos a la alcaldía, al concejo y a las JAL de Medellín, los lean y estudien, y les ayude a construir y definir sus intenciones y aspiraciones, y a que la actual administración optimice y priorice recursos y esfuerzos para en estos meses que les resta del 2023 corrijan su accionar.

Nuestra querida ciudad requiere de una responsable y rápida intervención.

1. Los niños y jóvenes, más que computadores sin wifi, necesitan: alimentación, instituciones educativas dignas y educación de calidad, en y con principios y valores, además, asistencia sicológica y la ayuda de sus familiares. La articulación entre los sectores público, privado, Iglesia Católica y academia, es fundamental.

2. Los habitantes de calle necesitan alimentación, aseo y vestido, con asistencia sicológica y educación y la ayuda de sus familiares. La articulación del sector público, Iglesia Católica y las fundaciones privadas, es fundamental.

3. Los ancianos necesitan alimentación, vestido, asistencia sicológica, techo y la ayuda de sus familiares. La articulación entre el sector público, Iglesia Católica y las fundaciones privadas es fundamental.

4. El centro de Medellín y varios parques, debe ser lavado por lo menos tres veces por semana. Emvarias sabe hacerlo; es una acción mínima de higiene y salud.

5. Hay que recuperar todos los árboles y jardines públicos de la ciudad, pulmones de “Medellín ciudad de las flores”. El Jardín Botánico sabe hacerlo.

6. Hay que disminuir la cantidad de basuras que llegan al relleno de La Pradera, estableciendo rutas para recolección del material vegetal orgánico y del material reciclable y los lugares para su aprovechamiento. La articulación entre sector público, privado y academia es fundamental.

7. Hay que aprovechar el verano que viene para hacerle limpieza y mantenimiento al río Medellín y a sus quebradas afluentes. La articulación entre sector público, privado y academia es fundamental.

8. Hay que intensificar la revisión técnico mecánica de los vehículos automotores más contaminadores, para mejorar la calidad del aire y por supuesto incrementar el transporte público no contaminante. La articulación entre el sector público, privado y academia es fundamental.

9. Hay que frenar las construcciones en zonas de alto riesgo. La articulación entre el sector público, privado y academia es fundamental.

10. Hay que hacer mantenimiento y pintura a las vías, los puentes, los semáforos, las señales de tránsito, de nomenclatura, paraderos de buses, bancas, parques, etcétera. La articulación entre el sector público, privado y academia es fundamental.

Estos objetivos enunciados implican muchísimas acciones a realizar, si logramos, optimizando los recursos, cumplirlos, la reconstrucción y recuperación de Medellín se habrá iniciado.

La parábola del buen administrador en la sagrada Biblia debe ser estudiada con cuidado por nuestros gobernantes; que nuestro Señor Jesucristo los ilumine.

Si considera útil este artículo de opinión, compártalo. Gracias.

viernes, 10 de marzo de 2023

Orgullo de país

José Leonardo Rincón, S. J.
Por José Leonardo Rincón, S. J.

Por razón de mi oficio debo desplazarme con alguna frecuencia por el territorio nacional, pero a raíz de una visita de mis jefes en Roma, esa tarea se intensificó en estos últimos quince días. Obviamente no pudimos verlo todo, pero sí conocer algunas de nuestras comunidades y obras ubicadas en seis departamentos: Cundinamarca, Atlántico, Bolívar, Tolima, Caldas y Antioquia.

Estuvimos en plan de trabajo, no propiamente de turismo, y al desplazarnos por tierra y aire pudimos contemplar nuestra geografía y conocer sus gentes. Nada estaba dispuesto para atender extranjeros en visita, simplemente vivimos la cotidianidad con su genuina normalidad y espontánea rutina y, tengo que decirlo, me sentí muy orgulloso de lo nuestro.

Todas esas problemáticas que nos agobian sorprendentemente parecieron quedar eclipsadas con la belleza de nuestros paisajes, la variedad de climas, la abundancia de comida en presentaciones diversas, la creciente mejora de nuestra infraestructura que se observa en construcciones bien hechas, con acabados de buen gusto; carreteras bien trazadas y señalizadas. La verdad, sorprendido de lo que tenemos y orgulloso de mi país y de sus gentes.

Y es que tenemos gente maravillosa, acogedora con los foráneos haciéndolos sentir bien y en casa; emprendedores creativos que se rebuscan la manera de sobrevivir; trabajadores incansables de sol a sol que cumplen con sus tareas y las realizan con gusto y pasión. Increíble. Algunos dirán que tuve un sueño o que me imaginé como Alicia en el país de las maravillas. Y no. Todo esto fue aquí, en estas dos semanas, fue real. De pronto necesita uno mirar con otros ojos, desde otra perspectiva, para ver lo de siempre, diferente.

Con este panorama complejo que vivimos le va agarrando a uno cierto pesimismo, desencanto de tantos mentirosos y de otros tantos ciegos que no quieren ver lo evidente; escepticismo sobre nuestro futuro; incertidumbre en muchos frentes; gente que se va del país porque prevén debacles… pero no, este país de resiliencias, esta gente tenaz y que no se doblega, sigue ahí, firme, corajuda. Es tan admirable como estimulante.

La vida sigue y hay que continuar adelante. Cuando tengamos ganas de claudicar o tirar la toalla, recordemos que este país nuestro es un paraíso bello con gente extraordinaria. No todo es color de rosa, es verdad, pero no todo es maluco y desastroso. Lo que viví estos días fue una saludable experiencia de reconciliación con lo nuestro. Un necesario baño de colombianidad. Me sentí orgulloso de nuestro país.

lunes, 4 de noviembre de 2019

Obras y más obras



Por Antonio Montoya H.*

Antonio Montoya H.
Lo han dicho por todos los medios, radio, prensa, televisión, que la forma de desarrollar un país es mediante la ejecución de obras civiles, por cuanto abre las posibilidades al desarrollo agrario, al turismo, genera desarrollo económico y además facilita el trasporte disminuyendo los costos de este y por lo tanto incentiva la productividad.

Las regiones están mejorando las vías, unas con doble calzada otras ampliando las que tienen. Los gobernantes y el gobierno nacional han permitido que el país se integre vialmente y ello conducirá a mejores condiciones para los pueblos que están cerca de las vías.

Todo eso está bien, pero es necesario que las regiones del sur del país también hagan parte de esa estrategia de construir vías importantes y con buenas dimensiones, porque esa zona de Colombia después del conflicto armado está ávida de desarrollo y de integración con el centro del país. Si no se hace se mantendrá la desigualdad, la pobreza y los focos de violencia que surgen por la falta de trabajo, seguridad y salud.

No obstante lo anterior, debo decir que me sigue pareciendo que las obras civiles de construcción de vías nacionales y locales, es de corto plazo, y de pequeñas especificaciones, no pensamos en grande, todas las obras terminan siendo pequeñas y con necesidades inmediatas de realizar obras nuevas.

Una mirada a otros países desarrollados puede ayudar a constatar lo que digo: las vías son anchas con cuatro carriles a lado y lado, puentes por encima, deprimidos, avisos claros, largas avenidas, en fink son obras con proyección al tiempo, no sometidas a la pequeña mente que no nos deja ver más allá. Requerimos dar un salto, pensar en grande, trabajar en grande, aunque nuestra actividad sea pequeña, lo único que ayudará a que disminuyamos las desigualdades es así, creyendo que podemos ser mejores.

Me dirán que construir vías anchas no es posible en Antioquia y yo diría que están equivocados. Los viaductos ayudan, pero también tenemos sitios que favorecen ese tipo de construcción; miren por ejemplo por qué apenas ahora inician construcción de una doble calzada al aeropuerto de Rionegro, cuando desde el principio se debió haber construido así, pensando en grande. No me dirán que esta obra extraordinaria del túnel de Oriente, o el túnel de Santa fe de Antioquia, o las obras de la Avenida Oriental, pudieron desde el principio ser más grandes, más amplias, sí, claro que sí. Pero las mentes no lo dejaron, que era mejor poco a poco y esto no es verdad, hay que hacerlas de una vez y pensando en el futuro.

Así, de esta forma en la que estoy hablando de la infraestructura vial, puedo referirme al agro, al sector industrial, al comercio y sobre todo a temas de importancia suprema como el empleo y la educación. Si no pensamos con mente abierta, cambiando lo actual, llegaremos a un colapso social y todo será diferente.

Señores gobernantes e industriales, a dejar a un lado la miopía, a trabajar con sentido social y de proyección. Podemos ser muy inteligentes, pero sin integración social, sin generar fuentes de desarrollo nos quedaremos en la teoría y no daremos el salto que nos permita ser verdaderos constructores sociales donde quepamos todos y tengamos beneficio para todos. Pensando en grande habrá campo para los 45 millones de habitantes, por ello a construir, generar empleo con innovadoras propuestas, a copar el campo con agricultura sin descuidar la ganadería, y abriendo caminos de prosperidad, los días venideros serán mejores.