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lunes, 13 de abril de 2020

Tienen que cambiar


Por Antonio Montoya H.*

Antonio Montoya H.
El mundo giró, no lenta e imperceptiblemente como lo hace habitualmente, lo hizo de una vez y nos dio un vuelco a nuestra forma de actuar. Los seres humanos, que creíamos que todo dependía de nosotros, tuvimos que someternos a la naturaleza que nos hizo regresar y tocar piso, recordándonos que estábamos perdiendo el norte y que requeríamos volver a las raíces, a la familia, a la espiritualidad y a la solidaridad. Con la cuarentena, que en realidad sí van a hacer los 40 días históricos, hemos, en casi todos los casos, reflexionado e iniciado un proceso de transformación personal en el que prima lo humano, la amistad y el apoyo, se deja a un lado el egoísmo, la ambición desmesurada y la rabia.

Aquí, en este proceso de cambio, estamos todos involucrados, los banqueros, los usureros, los padres, los hijos, los profesores, los amigos, los empresarios y, sobre todo, y a ellos me voy a referir específicamente, los políticos.

Estos señores no se dónde están hoy, no los he vuelto a ver en la prensa ni en la radio, no hay debates en el congreso, las asambleas y concejos. Supongo que todos ellos, como nosotros, están recluidos en sus casas, espero que reflexionando y mucho, sobre la forma en que han venido desarrollando su gestión pública y que no estén maquinando como van a seguir robando el erario, cuando salgan nuevamente a la calle y a sus deberes cotidianos.

Señores políticos, la política es para beneficio de la comunidad, para el progreso y desarrollo de los pueblos, lo cual deben tener presente en cada una de sus actuaciones. Hay que seguir el ejemplo de varios colombianos que han entregado su vida a la comunidad sin quitar, sin disminuir en un solo peso los ingresos destinados a los programas sociales, a la construcción social y al fortalecimiento de los pueblos.

Ya sabemos que, sin ellos, los políticos indecentes, que hacen quedar mal la política, podemos sobrevivir; que ese lastre que esta pendiente de ruñir un porcentaje en los contratos, no ha podido actuar en este mes y medio y por ello, posiblemente los dineros que envié el gobierno en ayuda van a llegar íntegros a su destino final.

Qué enseñanza la que nos da la vida, muchas personas a nuestro alrededor sufren y hoy se están dejando acompañar y ayudar porque entienden que lo que vino nos afecta a todos, no a unos pocos. Todos estamos en el mismo barco, surcando las olas al vaivén de los acontecimientos expuestos a la enfermedad, muerte y sufrimiento, es decir lloramos y nos angustiamos juntos, y esa solidaridad debe perdurar no solo desde nuestro corazón, sino invocando a Dios, para que estos señores que viven de la política (del cuidado del pueblo), que se ufanan de grandes riquezas, obtenidas en la ilicitud de su comportamiento y de su alma corrompida, cambien totalmente, no un poco, eso no sirve, tiene que ser un cambio radical de vida y se retiren dando un paso al costado, o modifiquen su costumbre de quitarle a quien lo necesita. Garantizo que nadie aceptará más la corrupción y si no nos ayudan ellos mismos, nos encargaremos de tener mecanismos sociales para que este cambio prospere. Hoy tenemos una ciudadanía ávida de cambio, de ánimo de lucha, con ganas combatir el mal, la corrupción y los ultrajes tradicionales, pretendiendo que nuestros pueblos y ciudades recobremos la dignidad y las buenas costumbres.

lunes, 4 de noviembre de 2019

Obras y más obras



Por Antonio Montoya H.*

Antonio Montoya H.
Lo han dicho por todos los medios, radio, prensa, televisión, que la forma de desarrollar un país es mediante la ejecución de obras civiles, por cuanto abre las posibilidades al desarrollo agrario, al turismo, genera desarrollo económico y además facilita el trasporte disminuyendo los costos de este y por lo tanto incentiva la productividad.

Las regiones están mejorando las vías, unas con doble calzada otras ampliando las que tienen. Los gobernantes y el gobierno nacional han permitido que el país se integre vialmente y ello conducirá a mejores condiciones para los pueblos que están cerca de las vías.

Todo eso está bien, pero es necesario que las regiones del sur del país también hagan parte de esa estrategia de construir vías importantes y con buenas dimensiones, porque esa zona de Colombia después del conflicto armado está ávida de desarrollo y de integración con el centro del país. Si no se hace se mantendrá la desigualdad, la pobreza y los focos de violencia que surgen por la falta de trabajo, seguridad y salud.

No obstante lo anterior, debo decir que me sigue pareciendo que las obras civiles de construcción de vías nacionales y locales, es de corto plazo, y de pequeñas especificaciones, no pensamos en grande, todas las obras terminan siendo pequeñas y con necesidades inmediatas de realizar obras nuevas.

Una mirada a otros países desarrollados puede ayudar a constatar lo que digo: las vías son anchas con cuatro carriles a lado y lado, puentes por encima, deprimidos, avisos claros, largas avenidas, en fink son obras con proyección al tiempo, no sometidas a la pequeña mente que no nos deja ver más allá. Requerimos dar un salto, pensar en grande, trabajar en grande, aunque nuestra actividad sea pequeña, lo único que ayudará a que disminuyamos las desigualdades es así, creyendo que podemos ser mejores.

Me dirán que construir vías anchas no es posible en Antioquia y yo diría que están equivocados. Los viaductos ayudan, pero también tenemos sitios que favorecen ese tipo de construcción; miren por ejemplo por qué apenas ahora inician construcción de una doble calzada al aeropuerto de Rionegro, cuando desde el principio se debió haber construido así, pensando en grande. No me dirán que esta obra extraordinaria del túnel de Oriente, o el túnel de Santa fe de Antioquia, o las obras de la Avenida Oriental, pudieron desde el principio ser más grandes, más amplias, sí, claro que sí. Pero las mentes no lo dejaron, que era mejor poco a poco y esto no es verdad, hay que hacerlas de una vez y pensando en el futuro.

Así, de esta forma en la que estoy hablando de la infraestructura vial, puedo referirme al agro, al sector industrial, al comercio y sobre todo a temas de importancia suprema como el empleo y la educación. Si no pensamos con mente abierta, cambiando lo actual, llegaremos a un colapso social y todo será diferente.

Señores gobernantes e industriales, a dejar a un lado la miopía, a trabajar con sentido social y de proyección. Podemos ser muy inteligentes, pero sin integración social, sin generar fuentes de desarrollo nos quedaremos en la teoría y no daremos el salto que nos permita ser verdaderos constructores sociales donde quepamos todos y tengamos beneficio para todos. Pensando en grande habrá campo para los 45 millones de habitantes, por ello a construir, generar empleo con innovadoras propuestas, a copar el campo con agricultura sin descuidar la ganadería, y abriendo caminos de prosperidad, los días venideros serán mejores.