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viernes, 15 de diciembre de 2023

Queremos ver a los congresistas padecer lo que están aprobando y a Petro en el juicio

Por: Andrés de Bedout Jaramillo

Andrés de Bedout Jaramillo

Los colombianos nos estamos preguntando si la reforma a la salud afecta en algo a los congresistas de Colombia, que por lo general nunca son afectados por las normas que expiden, siempre están cobijados por regímenes especiales que les permite gozar de las prerrogativas que los hace diferentes, superiores a los demás colombianos. 

Tienen un jugoso salario, muchas prestaciones sociales, tratamiento diferencial en materias laborales, de salud y pensión, vehículos blindados, escoltas, policías con moto, tiquetes aéreos en primera clase, unidades de trabajo legislativo, además de la mermelada del gobierno Petro. 

Me atrevo a asegurar que los congresistas y muchos altos funcionarios del estado, tienen salud prepagada, con el plan más súper top que existe, seguramente pagada por el congreso, por el estado, con nuestros impuestos, como otra gabela adicional.  

Algún mecanismo nos debemos inventar, para que los congresistas (Senadores y representantes) padezcan lo que aprueban, por ejemplo, que solo puedan estar afiliados ellos y sus familias al sistema que terminen aprobando en el congreso, para que les toque sufrir lo mismo que al común de los colombianos, inclusive, se prohíba que el congreso les dé planes especiales prepagados de salud y que mientras sean congresistas no puedan acceder a un plan diferente del contributivo que están aprobando. Deben quitarles expresamente la prima de salud que entiendo les pagan. Esta sería la única forma en que de pronto estudien lo que están aprobando y midan las consecuencias del daño que nos están causando y lo puedan sufrir en carne propia. 

Me parece súper importante, que los congresistas cuenten públicamente, no solo el tratamiento especial que tienen en materia de salud y las diferencias con lo que están aprobando, para satisfacer el ánimo destructivo del pacto histórico o lo que queda de él y que piensen que más temprano que tarde, van a regresar al mundo de los común y corrientes, porque los vamos a castigar en las próximas elecciones y muchos no regresarán al congreso, perdiendo las jugosas prerrogativas que hoy tienen. 


Lo más triste, es que la decisión de exterminar el sistema de salud que hoy tenemos más del 90% de los colombianos, es definitiva, Petro, lo acaba por que lo acaba, con reforma o sin reforma, como está acabando con todo, “hasta con el tendido de la perra”, su afán de ponernos en condiciones peores a las de Venezuela, avanzan rápidamente, urgentemente debemos buscar los mecanismos que obliguen a la comisión de acusaciones de la cámara a concentrarse en la denuncia concreta de violación de topes o límites de gastos en las campañas, denuncia presentada desde mayo de 2023, van 8 meses y nada de nada, como que no han valido ni tutelas, ni denuncias penales, ni firmas, ni marchas, para que la comisión de acusaciones, en cumplimiento de su deber político y jurídico, determine pasar el proceso a la plenaria de la cámara, para que ésta acometa de frente al país, el obligatorio juicio político a las elecciones de Petro y de Francia, juicio que debe terminar en el senado, con la destitución del presidente y de su vicepresidenta, por la comisión del delito de violación de topes o límites de gastos de campaña. Si esto sucediera rápidamente, Colombia evitaría no solamente, la muy desafortunada reforma a la salud además frenaría el acelerado proceso de destrucción al que Petro y su pacto histórico, nos está sometiendo. 

Si logramos encontrar la forma de que los congresistas entiendan que ellos y sus familias también van a ser perjudicados con la reforma a la salud propuesta y muy adelantada en cámara y, además, se dé de frente al país el juicio político contra Petro y Francia, empezaremos a respirar otro aire de esperanza. 

Lo único claro es que como vamos muy mal y esto no puede seguir así. No más Petro. 

Le pedimos a nuestro Señor Jesucristo, mucha fuerza y capacidad de aguante, en el futuro próximo esto tiene que mejorar, si no, pailas. 

jueves, 6 de julio de 2023

Después de las iniciales, ¿cuántas “reformas” más?

José Alvear Sanín
Por José Alvear Sanín

No son de extrañar la inacción oficial ni la eliminación de estímulos para la construcción y financiación de viviendas de interés social, porque el acceso a la propiedad es un factor que contribuye a la estabilidad, al bienestar familiar, al crecimiento de la economía nacional y a la masiva generación de empleo.

Ninguno de esos propósitos anima a Petro. En primer lugar, mientras más adversas sean las condiciones de vida, mayor descontento habrá y con mayor facilidad será acogido el mensaje del resentimiento y el odio. La generación de empleo tampoco favorece la revolución. Un gobierno comprometido con el decrecimiento económico, cuya “cabeza” dice que la acumulación de capital es la mayor amenaza contra la humanidad, no puede estimular el bienestar y el progreso.

Apoyar la familia y propender por su consolidación y florecimiento está expresamente en contravía de la ideología marxista, que preconiza su abolición. Por tanto, el Gobierno actual favorece la ideología de género, la promoción del aborto y la tolerancia a la comercialización y el consumo de psicotrópicos.

¡Vale la pena recordar ahora a quienes han dicho que el progreso individual perjudica porque “la gente que deja de ser pobre se vuelve de derecha”!

Un país de propietarios de vivienda digna se dirige indudablemente hacia una sociedad más ordenada y productiva, en la que no cabe el discurso subversivo.

En vez de desarrollar, mediante la construcción de vivienda, una economía próspera, la revolución sueña con que llegue el día de trasladar la gente de los tugurios a las casas que han de compartir con los odiados burgueses.

Nunca he olvidado la propuesta preelectoral de Petro, de limitar a 65 m2 el espacio familiar en las viviendas —a pesar de haber sido desmentida por sus bodegas y granjas—, porque esa condición es esencial dentro de la ideología leninista que él profesa. Esa “reforma urbana” hizo de la vida en los países comunistas el infierno sartreano que puede llegarnos, porque ese individuo jamás olvida los delirios de su patológica mente para convertirlos en políticas de gobierno.

Petro no se limitará a las reformas iniciales —tributaria, sanitaria, laboral y pensional—, porque ya empezó a hablar de una reforma educativa. Y si salen adelante las ya presentadas, sea por un congreso embadurnado, por sucesivas declaratorias de emergencia económica y social, o por el “acuerdo” con el ELN, él no se detendrá allí.

Ese será el momento para arrancar con su encubierta reforma urbana, y con la otra —dogmática e inevitable—, la rural, para la expropiación y aniquilación de los productores agrícolas exitosos, que no conduce a nada diferente de la hambruna persistente.

La Reforma Agraria colectivista de modelo comunista pertenece a la obsesión dogmática y no negociable del ELN, que no los aleja de Petro. Al contrario, los une dentro de la común estructura mental que adoran.

viernes, 28 de abril de 2023

Reforma a la salud

José Leonardo Rincón Contreras
Por José Leonardo Rincón, S. J.

La salud, como la educación, son derechos esenciales, fundamentales. Desafortunadamente, han sido tratados como cenicientas por un Estado ineficiente y corrupto. Siempre les falta recursos, nunca logran total cobertura, podrían ser de mejor calidad. Sin embargo, y a pesar de todo el garrote que le han dado a la famosa Ley 100 que, entre otras cosas, permitió a los particulares gestionarla, creo que nuestro sistema de salud, con todas las carencias y defectos que pueda tener, está mejor que el sistema educativo, y a lo largo de varias décadas ha ido logrando ajustarse, mejorando. Y preciso ahora, cuando comienza a depurarse, dejando de lado EPS mediocres que hicieron de ella un negocio, atendieron pésimamente a sus afiliados y finalmente quebraron, preciso cuando podría avizorarse un mejor futuro, quizás con buena voluntad, pero desconociendo estos avances, se plantea su reforma.

Me preocupa que lo mejor sea enemigo de lo bueno y que por pretender un cambio radical retrocedamos yéndonos al traste y generando un caos incontrolable, de proporciones imprevisibles. Y lo digo directa y claramente: los recursos en manos de la clase política se pierden. Se los roban. El remedio será peor que la enfermedad. También en la gestión privada hay malos manejos, ineficiencia y corrupción, pero creer que el desordenado Estado que tenemos va a ser mejor que lo que tenemos ahora, es ignorar adrede una realidad de a puño. El Estado debería crear mecanismos de auditoría y control de sus recursos, eso es otra cosa, pero no meterse a administrar lo que le queda grande.

El médico del barrio, la farmacia comunitaria, el sobandero de la esquina o la yerbatera popular, pueden sonar bonito y hasta romántico y pintoresco, pero es volver al pasado. Idealizar el modelo cubano que pudo ser en los tiempos de la asistencia rusa ciertamente bueno, hoy día ya no lo es y si no, vayan a la isla y verifiquen. Para nada me interesa defender grupos económicos o particulares que hoy día administran la salud. Pueden tener muchos males que pueden y deben ser mejorados, auditados, controlados, sancionados si son malos, pero estoy completamente seguro de que son mejores que esos recursos y servicios en manos del Estado. Sigue existiendo un vacío de Estado en muchos de nuestros municipios donde se evidencia que no hace presencia. No lo hace allí y ¿podrá manejar la monstruosa cantidad de gente que acude hoy día al sistema de salud? No lo creo.

Creo que al gobierno actual le asiste la buena voluntad de querer mejorar la salud para los más pobres, los más necesitados, esa enorme masa de gente sin recursos que no puede aportar al sistema contributivo y que tiene que acogerse al subsidiado, al Sisben. Eso es correcto, legítimo, justo. Pero no puede acabar con lo que ya funciona y ha mejorado. Tiene que inventarse otra manera de administrar sus recursos para atender a esta gente y lo puede hacer desde la estructura que ya funciona, dándole músculo y, repito, controlando y auditando para que esa plata invertida no se despilfarre, no se pierda. Hay que construir a partir de lo bueno, no acabándolo. Una mala reforma sí que conducirá a un estallido social de nefastas consecuencias. Que lo mejor no sea enemigo de lo bueno. Que el remedio no sea peor que la enfermedad. Esa es mi preocupación como ciudadano de a pie.

Coletilla: Escritas estaban estas líneas cuando el presidente desató la crisis ministerial, dijo adiós a la coalición de gobierno y sacrificó a buenos ministros, todo por esta reforma que pudo darse si la crasa terquedad de la ministra no hubiese sido tan absurda, actitud contumaz que también le costó el puesto.