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sábado, 7 de septiembre de 2019

Vigía: comunistas planeando grandes desastres



Por John Marulanda*

Coronel John Marulanda
Desde 1992, el Estado Mayor del Bloque Oriental, la columna Juan de la Cruz Varela, el frente 22 de las FARC y el ELN urbano, estaban cercando Bogotá. En 2003, un gobierno decidido lanzó la Operación Libertad con la Fudra, las Brigadas 13 y la Móvil 8, y puso en fuga a los terroristas, obligando al aparato militar fariano a volver a la guerra de guerrillas. Ya desde el 2000, Castro y Chávez intentaban crear un bloque político latinoamericano utilizando el embrujo de su palabrería, los petrodólares venezolanos y el apoyo de intereses extracontinentales. Unasur, Alba, Celac, etcétera, solo estropicios. Su antecedente referencial histórico era La Gran Colombia de Bolívar, que duró una década. Hoy, convergen para una nueva intentona, los apremios de un chavismo decadente y las ambiciones de personalidades sicópatas.

Asesorado por cubanos jugadores de estrategias y espoleado por Rusia, China e Irán, enemigos declarados de Estados Unidos, Maduro insiste en preconfigurar un gran bloque regional comunista, aprovechando los descosidos de la paz colombiana que ayudó a diseñar y utilizando a las FARC, al ELN y al narcotráfico.

Para tener una idea de la angurria de Miraflores, tome un mapa Colombia – Venezuela y localice Tumeremo, al oriente del estado Bolívar, Venezuela, en donde cuadrillas del ELN principalmente, y de las FARC controlan la extracción de oro, coltán y otros metales. Ahora trace una línea hasta Puerto Inírida departamento de Guainía, Colombia (cuadrillas Acacio Medina y 16 FARC); de allí, prolónguela hasta San José del Guaviare (cuadrilla 1 FARC) y a Puerto Asís, frontera con Ecuador (cuadrilla 48 FARC). Continúe con la línea hasta Tumaco (ELN, FARC, EPL, Sinaloa, Contadores y otros) y ahora suba la línea hasta Unguía, Chocó (Clan del Golfo, frente de guerra occidental ELN y cuadrillas 18 y 36 FARC). Entonces, gire a la derecha y tire la línea hasta Cúcuta, (Cartel del Golfo, frente de guerra Darío Ramírez ELN). Cierre el polígono en Tumeremo. Esa es la nueva patria de Bolívar, el sueño de Chávez, el proyecto de Maduro y la codicia de Márquez y sus secuaces.

No es de poca monta el trasfondo del video show de las FARC, aunque tampoco la tienen fácil: entre narcos vanidosos nada es seguro. Pero si Enrique Santiago, Felipe González, Pepe Mujica, un tal Jaramillo, un alcalde izquierdista en Bogotá y reconocidos quintacolumnistas meten la mano en el asunto, este impromptu geoestratégico nos llevará a una sangría. Por culpa de Venezuela.

domingo, 1 de septiembre de 2019

Los desertores


Por Andrés de Bedout Jaramillo*

Andrés de Bedout Jaramillo
Los desertores del proceso de paz lograron poner de acuerdo en algo a todos los actores del país.

Todos estamos de acuerdo en que se deben perseguir, capturar y dar de baja, inmediatamente. Todos estamos de acuerdo en que traicionaron el acuerdo y traicionaron al país. Todos estamos de acuerdo sobre el patrocinio venezolano. Todos estamos de acuerdo en que son narcotraficantes y bandidos. Todos estamos de acuerdo en qué hay que cumplirle a esa mayoría llamada guerrillerada, para que no se deje cautivar por esa minoría llamada bandidos desertores, narcotraficantes, incumplidores de los acuerdos de paz.

La amenaza de estos bandidos, de que no van a secuestrar, pero que sí van a extorsionar, la tendremos que enfrentar con mucho valor y decisión, con una ventaja muy grande sobre ellos, la vamos a enfrentar unidos. Las declaraciones de todos los partidos y movimientos políticos, viejos y nuevos, de todas las autoridades judiciales, incluida la JEP, generan muchas esperanzas al país.

Definitivamente, no hay mal que por bien no venga.

Estoy seguro de que si este episodio lo manejamos con humildad, sin meterle la cizaña de ganadores y perdedores, de quienes tenían o no la razón, va permitir abrir puertas para enfrentar unidos todos los otros males que nos tienen jodidos, como la corrupción a todos los niveles en los sectores público y privado, la inequidad que no ha permitido satisfacer las necesidades básicas de los más pobres, las reformas a la justicia para garantizar que todos los colombianos podamos acceder a un pronto y cumplido mecanismo que solucione los conflictos entre particulares y con el Estado, a la urgente necesidad de que las vías que conecten al país física y virtualmente, se desatranquen, permitiendo el anhelado desarrollo agrícola, industrial, comercial y de servicios, para nuestro autoabastecimiento y la exportación, generadores de riqueza y empleo para todos los colombianos; a que todos seamos cuidadores responsables del medio ambiente, recordando siempre que el cambio climático se convirtió en un sobrecosto muy grande en todas las actividades de los humanos.

Llenémonos de optimismo, humildad y solidaridad, trabajemos duro en la búsqueda de acuerdos en todo lo que nos une, que mejorará la calidad de vida de todos. Dejemos la angurria, se puede, los desertores nos unieron, no perdamos el impulso, todos vamos a ser más felices, todos cabemos, todos podemos, la unión hace la fuerza.

¡Viva Colombia la nuestra, la de todos y para todos!

Llegó el momento para que gobernantes y dirigentes, luzcan sus calidades de verdaderos colombianos para colombianos.

Llegó el momento del interés general sobre el interés particular.

sábado, 31 de agosto de 2019

Punto de Referencia: cadena de errores

Punto de Referencia: cadena de errores

Por José Gregorio Hernández Galindo*

Reproducimos el siguiente artículo con la autorización expresa del doctor José Gregorio Hernández Galindo.

http://lavozdelderecho.com/index.php/opinion/item/6694-punto-de-referencia-cadena-de-errores-jose-gregorio-hernandez-galindo

José Gregorio Hernández GalindoLa declaración de alias "Iván Márquez", "el Paisa", "Romaña", "Jesús Santrich" y los demás guerrilleros de las FARC, en la que anuncian su decisión de retomar las armas, no debe tomar a nadie por sorpresa. Es algo calculado desde hace tiempo.

Los errores cometidos por los órganos estatales y los incumplimientos han sido muchos y ostensibles, desde la firma del primer Acuerdo de Paz (Cartagena, 26 de septiembre de 2016). El primero de todos: la burla de la voluntad popular expresada en el plebiscito del 2 de octubre de ese año; el "Fast track"; la aprobación apresurada y sin discusión de los proyectos de reforma constitucional y legal; la debilidad del control de constitucionalidad y las confusas y contradictorias sentencias de la Corte Constitucional -que acaba de criticar el propio Iván Márquez; la creación de la JEP mediante normas oscuras e incoherentes en que no fueron adecuadamente delimitadas las competencias; la elección de los magistrados de la JEP por parte de extranjeros; la posesión de los magistrados de la JEP antes de expedir las normas procesales y estatutarias; la falta de previsión en materia presupuestal para cumplir lo pactado.

"Jesús Santrich", solicitado en extradición por Estados Unidos, estuvo preso durante un año a la espera de que se le definiera su situación jurídica; la JEP no decidía, y cuando decidió, lo hizo por fuera de su competencia, declarándolo no extraditable y dejándolo en libertad. Nuevamente detenido, no perdió su investidura porque se consideró que, si no se había posesionado, ello ocurrió por fuerza mayor; y la Corte Suprema de Justicia le reconoció el fuero de congresista sin posesión; no tramitó el proceso y ordenó su detención solamente tras la fuga. La JEP no resolvió a tiempo sobre el recurso presentado por la Procuraduría.

En cuanto a "Márquez", "el Paisa" y "Romaña", la JEP no les exigió su presentación; fue débil ante ellos; admitió cartas y abogados, sin presencia de los procesados, y ahora, tardíamente, inicia los trámites para despojarlos de los beneficios, y todavía sólo hay lamentos públicos de los funcionarios –diciendo que confiaron y que se traicionó su confianza–, pero no hay decisiones judiciales.

Y quienes proyectaron las equivocadas normas dicen que "no se debe armar una tormenta en un vaso de agua". Pero "Márquez" y sus amigos le han vuelto a declarar la guerra al Estado y han destrozado el Acuerdo de Paz.

José Gregorio Hernández Galindo es un jurista colombiano, exmagistrado, catedrático universitario y autor de los libros Poder y constitución: el actual constitucionalismo colombiano” (2001), “El concepto de inconstitucionalidad en el derecho contemporáneo” (2013), “Constitución política de Colombia: comentada” (2015), “La llama de la independencia: bicentenario y constitucionalismo” (2010) y “Las dos caras del proceso de paz: de la ilusión al caos” (2018).