miércoles, 24 de abril de 2024

Entrevista con Joel Moreno Sánchez

 


Antonio Montoya H.
El invitado de la semana, para la entrevista de El Pensamiento al Aire, es el ingeniero civil Joel Moreno Sánchez, quien nos ha acompañado en varias oportunidades en este espacio. Con él discutimos sobre la importancia de las 4G, la vía desde Antioquia a la Costa Atlántica y otros proyectos de infraestructura vitales para el desarrollo del país. No dejes de vernos.
Se ha desempeñado como docente en universidades como Eafit, la de Medellín, el Sena y el Instituto Pascual Bravo, del cual se graduó como bachiller técnico. Fue presidente y perteneció a la junta directiva de la Sociedad Antioqueña de Ingenieros y Arquitectos, SAI. Además ha sido empleado público, ha gerenciado diversas organizaciones. Es empresario y columnista de El Colombiano.

Después de las gigantescas marchas, ¿hay esperanza?

José Alvear Sanín
José Alvear Sanín

Nada más alejado de la verdad que la lectura que se quiere hacer de las marchas del 21 de abril como protesta frente a las “reformas” de Petro.

¡No y no! Más de dos millones de colombianos gritamos ¡fuera Petro!, ¡fuera Petro! Jamás dijimos que quisiéramos ser oídos para que se enderezase o corrigiese el rumbo: Nuestros gritos no pudieron ser más claros: Los colombianos queremos la salida del inicuo individuo que está destruyendo nuestro país.

La inmediata reacción de dicho sujeto fue demeritar el alcance del rechazo ciudadano con burletera grosería sobre ciertas “clases dominantes”, como si su gobierno hubiese llenado a Colombia de desagradecidos millonarios. La respuesta de Petro, entonces, está formada por chascarrillos y vulgaridades muy propias de su fondo rastrero, vengativo y procaz.

Sin embargo, es bien posible que pasadas algunas horas se decida por alguna farsa (“escucha”, “diálogo” y “acercamiento”) con los partidos alcahuetas y los congresistas logreros, embadurnados de mermelada, que vienen disfrutando del simulacro democrático en que se ha convertido la política, donde el escándalo diario se tolera y el prevaricato permanente impide actuar a las “sólidas instituciones” que dizque van a impedir el autogolpe y la repetición, en nuestro país, de la tragedia de Venezuela.

Al igual que en las pasadas elecciones para gobiernos locales, el pueblo fue superior a sus dirigentes, y con estas inmensas marchas espontáneas rechazó al déspota, manifestando, sin lugar a duda, que nada quiere diferente de sacar a Petro del poder, porque si él continúa en la casa de Nariño el país se pierde. El asunto es muy sencillo: Petro o nosotros, sin términos medios, componendas o convenios, como quieren los políticos.

Tenemos que darnos cuenta de que a medida que aumenta su desprestigio, crece su poder. Nunca ha estado más fuerte que en los últimos días. Tan pronto la corte-sana le entregó la fiscalía, pudo destruir en cuestión de horas el sistema de salud; y dos días después de las marchas, el Senado le entrega el sistema pensional, como si el pueblo no hubiera manifestado su rechazo a esta y las demás locuras que propone para seguir demoliendo el modelo económico y social del cual depende el régimen de libertades ciudadanas.

A lo anterior se suma el tema de la correlación de fuerzas, porque en pocos meses entrarán a operar los 100.000 jóvenes de paz de los colectivos petristas. Y nadie sabe en cuántos efectivos se han incrementado las guerrillas, las guardias campesinas y cimarronas, en las últimas 24 horas.

El gobierno sabe lo que piensa el pueblo, pero si la voluntad de este es desconocida nuevamente por los estamentos políticos y judiciales, vendrá la toma totalitaria del Estado.

Lo de menos es que Petro esté loco o enfermo, porque lo que lo hace terrible y temible es su capacidad como habilísimo operador revolucionario, motivado por un fanatismo comunista inflexible, dogmático e incorregible. Sabe cómo ganar tiempo, mientras nuestros políticos, en general, lo único que saben es cómo ganar millones.

Por esa razón, lo único que en Colombia no se consigue ahora con descuentos es el soborno. El precio de la mermelada sube diariamente porque hay quién lo pague sin regatear.

Mientras una tesorería de más de un billón diario siga en poder de quien sabe cómo usarla, no es momento para el esperanzado optimismo, en vez de pasar a la acción inmediata y eficaz.

***

Después de las marchas, Petro reitera que no se hará reelegir en el 2026. Probablemente esa declaración tenga la misma solidez y veracidad de aquella que hizo ante notario en el sentido de que nunca convocaría una constituyente.

Ojalá, el 1ro de mayo, frente a una plaza colmada de mingas y clientelas fletadas, no se repita la convocatoria a una constituyente como la que prometió en su momento, en acto tumultuario, Maduro, enterrador de la libertad venezolana.

martes, 23 de abril de 2024

Categóricas lecciones de una épica marcha

Luis Alfonso García Carmona
Luis Alfonso García Carmona

Todavía frescas en la retina las impresionantes imágenes de la asombrosa marcha protagonizada por millones de colombianos el pasado domingo 21 de abril para exigir la salida del guerrillero de la Presidencia de la República, nos aventuramos a reseñar brevemente algunas lecciones que esta histórica manifestación de protesta nos ha dejado.

Primera.- Es a todas luces evidente que jamás en la historia política del país se había reunido número igual de manifestantes contra un gobierno para exigir su caída. Y no es un hecho aislado, puesto que responde a las constantes protestas que con el grito “¡Fuera, Petro”! se repiten en los conciertos, espectáculos deportivos y reuniones a lo largo y ancho del territorio nacional. Para constancia quedan las impactantes imágenes que circulan por las redes sociales y que no dejan lugar a duda alguna.

Aunque una marcha, por multitudinaria que sea, no tiene el poder para derrocar al presidente, sí constituye para cualquiera que tenga uso de razón la expresión de lo que la mayoría de los colombianos quiere, y debe guiar la acción y las palabras de gobernantes, dirigentes empresariales, congresistas y comunicadores.

Segunda.- Fue muy claro y contundente el mensaje de los marchantes: No más Petro en el poder. Su elección fue espuria por la indebida entrada de dineros por encima de los topes fijados por la ley a la campaña. Y su proyecto de convertir a Colombia en otro esclavo del comunismo, totalitario y ateo, no es compartido por el pueblo colombiano.

Por eso no se entiende la acomodaticia posición de los politiqueros de siempre, que pretenden hacerse pasar por opositores a Petro ahora que esa posesión puede dejar réditos, torpedeando el objetivo prioritario de la protesta: el derrocamiento de la tiranía. Y, ¿cómo lo hacen? Proponiendo llamar al presidente para que “enmiende el curso”; pidiendo sentarse a negociar puntos clave de sus reformas como si hubiera la más remota posibilidad de que Petro cumpla alguna de sus promesas; evitando la frase tabú de “¡Fuera, Petro!” para esconder su oculta estrategia de asegurar que Petro termine su mandato, y callando cualquier alusión que ofenda la “inmaculada imagen presidencial”, pues así se lo han exigido los “jefes naturales” de sus colectividades.

Tercera.- Mientras los colombianos comprometidos con la salvación del país sigamos marchando, seguiremos siendo los dueños de la calle, espacio público que en el pasado los camaradas de Petro utilizaron para incendiar el país y crear el caos en la economía con el pretexto de que era un “estallido social”. Preocupa tanto al camarada presidente, que sólo atinó a publicar una grotesca burla, mentir como es su costumbre afirmando que solamente salieron 250.000 manifestantes en todo el país (menos de los que marcharon en una sola ciudad), y a tratar a todos los que marcharon como unos retrógrados representantes de la clase dominante, todo lo contrario de lo que vimos en la calles.

Cuarta.- Mientras recordamos las millonarias pérdidas humanas y materiales que dejaron las protestas de Petro con sus amigos del ELN, FARC, Fecode, Primera Línea y demás vándalos y sicarios, debemos poner como ejemplo que esta millonaria movilización transcurrió en completa calma y diciplina ciudadana sin causar lesiones a nadie ni daños a la infraestructura urbana. Un ejemplo de cómo se debe participar en política y un presagio de lo que puede ser un Gobierno con el bien común como propósito nacional, independiente de la sucia politiquería y de la amenaza comunista.

Quinta.- La historia nos trae múltiples ejemplos de movilizaciones pacíficas que han logrado cumplir sus metas, cuando han estado acompañadas de perseverancia, compromiso con el objetivo general, ausencia de protagonismos, y trabajo eficiente para atraer a más activistas cada día. El movimiento antirracista en los Estados Unidos fue una muestra de un pueblo desarmado que conquistó el reconocimiento de sus derechos mediante la denuncia masiva de las injusticias sufridas por largos años. Al final, recibió el apoyo de toda una nación que entendió su lucha.

Pero ello empezó cuando cada uno de los afectados por la persecución comprendió que la solución no vendría de los políticos o de otras fuerzas sino de lo que cada uno podría hacer por sí mismo. En Colombia ocurre similar coyuntura. Algunos todavía esperan que llegue alguien a salvarlos, que los políticos se unan y nos salven; que los militares den un golpe de Estado; que aparezca un líder carismático; que otros salgan a marchar por nosotros; que la financiación caiga del cielo; que broten de la nada miles de activistas para mantener las marchas e incrementar sus participantes.

Sexta.- Principal lección que nos regala esta marcha. En nuestras manos está el futuro del país y el bienestar de nuestros hijos y nietos. No seamos inferiores al trascendental momento que nos ha correspondido vivir. Este movimiento de “¡Fuera, Petro!” no es de nadie, es nuestro. No dejemos que otros se lo roben para defender sus egoístas intereses. Pregúntate ¿cómo puedo ayudar para que crezca este movimiento y se convierta en una fuerza capaz de derrotar a la desueta clase política y a la venenosa doctrina de la izquierda marxista-leninista?

De cara al porvenir: conversaciones triviales

Pedro Juan González Carvajal
Pedro Juan González Carvajal

Amigo soy, debo reconocerlo, del refranero popular, de los dichos y de los refranes, llenos de apuntes pintorescos y de reflexiones profundas, siempre en un lenguaje absolutamente llano.

Ante la mediocridad de lo existente, ¿quién no ha recurrido o se ha puesto a pensar ante una situación que invita a festejar o celebrar algo que impacta positivamente a algún conocido –sabiendo que no es del todo cierto–, al recurso de aquél dicho que sentencia que “No hay novia fea”, o que “No hay muerto malo”, o que “No hay quinceañera poco atractiva”, sabiendo que lo que estamos queriendo es criticar sin hacerlo explícito, a aquellos o a quienes estamos tratando de mantener en buena relación?

¿Si será que todos los bebés son hermosos y que todos los ancianos son tiernos?

¿Quién, en medio de tediosas reuniones familiares o sociales, no ha oído hablar maravillas alrededor de los hijos, de los sobrinos, de los nietos o de las mascotas, a los padres, a los tíos, a los abuelos o a los dueños de los miembros familiares? ¿Y cómo no?

Sobra la valoración sesgada y se desborda la subjetividad impregnada de amor.

Si los niños de hoy son casi todos genios como promulgan a los cuatro vientos sus papás, ¿de dónde salen los cafres de 15 años en adelante que pululan en la sociedad? “No hay niño que no sea inteligente”.

Bajo otra perspectiva, y como me decía un dilecto profesor y amigo hace ya varios años, “Lo único que uno necesita para ser ministro es que lo nombren”. Lo cual es absolutamente cierto. Con las tradicionales excepciones propias de cualquier actividad humana, son pocos los ministros brillantes cuando están ejerciendo sus funciones, pero contamos con una verdadera pléyade de sabios que una vez terminan su período y salen del Ministerio respectivo, hablan, proponen y critican como verdaderos doctos en la materia. ¿Por qué no eran así de inteligentes y de propositivos cuando estaban en el cargo? “No hay exministro bruto”.

“Todo estrén es bonito y nos queda bien”. Uno siente como un fresquito cuando estrena alguna prenda, cuando adquiere algún objeto que hace las veces de satisfactor sicológico o cuando ha obtenido algún triunfo grande o pequeño a nivel personal o profesional. Pequeñas vanidades que nos transportan por algunos segundos o minutos a un nivel superior.

“Escoba nueva barre bien”, es otro pensamiento de uso común que encierra las expectativas, y por qué no, las esperanzas de que las situaciones cambien favorablemente al cambiar de personaje.

“La democracia es la menos mala de las formas de gobierno conocidas”, frase que sirve de consuelo para tratar de sostener el cañazo de que fuera de la democracia todo es malo, violando aquella reflexión evangélica que critica a aquellos que ven la viga en el ojo ajeno, pero no en el propio.

Por último y siguiendo con las banalidades, todos los funcionarios públicos comenzando por el presidente de la República y algunos dirigentes gremiales del sector, hace casi seis meses venían pontificando que el racionamiento de energía no era un tema que nos debiera preocupar, pues a pesar del fenómeno del niño el nivel de los embalses era muy bueno y no tendríamos que recurrir a racionamientos. ¡Carreta y más carreta!

Hoy los mismos pontífices, con las nalgas apretadas, reconocen tímidamente que estamos al borde de un racionamiento no solo energético, si no que ya mismo tendremos que comenzar a racionar el agua. ¡Bendito sea el Señor!

Y el auditorio nacional nada que aprende. Somos testigos que cada cuatro años cambiamos de imbéciles para que todo siga igual o peor.

Para ponerle un poco de seriedad al asunto, les comparto algunas reflexiones de unos importantes personajes y una mía.

“Muchos jueces son absolutamente incorruptibles; nadie puede inducirles a hacer justicia”. Bertolt Brecht.

“Hay demasiada gente y demasiado pocos seres humanos”. Robert Zend.

“Lo peor de la humanidad son los hombres y las mujeres”. Enrique Jardiel Poncela.

“¿Qué tal que la inmortalidad fuera la posibilidad de escanear las conciencias individuales -en caso de que se tengan- “? Pedro Juan González.

ENHORABUENA: Merecido reconocimiento internacional al doctor Francisco Lopera al recibir el Premio Potamkin otorgado por la Academia Americana de Neurología y la fundación Americana del Cerebro por sus investigaciones sobre el Alzhéimer, a través del Grupo de Neurociencias de Antioquia (GNA) adscrito a la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia.

lunes, 22 de abril de 2024

Marchando con alegría para derrocar al tirano

Luis Alfonso García Carmona
Luis Alfonso García Carmona

Créanme, queridos compatriotas y amigos, que comprendo que a alguno le falte la debida motivación para salir a marchar nuevamente a protestar contra el ignominioso régimen que nos gobierna.

No olvidemos que nos ha correspondido librar una dura y larga lucha para enfrentar esta hecatombe jamás vivida en nuestra historia como nación independiente.

Por supuesto, esta epopeya hay que pelearla día a día, sin pausa y sin desmayo, pues el enemigo tiene todas las armas a su alcance y carece de frenos morales o éticos que lo inhiban para emplear hasta los instrumentos ilícitos si estos le permiten atornillarse en el poder.

Comparto con algunos el razonamiento de que Petro no se caerá por una marcha, aunque los que protestaran fueran la totalidad de sus gobernados. Pero debo advertir que cualquier otro mecanismo que la democracia otorga a los pueblos para librarse de los tiranos, debe estar acompañado de la voz mayoritaria del pueblo manifestada públicamente, con coraje y contundencia, como lo sintetiza nuestro grito de batalla: ¡fuera Petro!

El juicio político ante la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes, las denuncias ante las cortes internacionales, la apelación a las Fuerzas Armadas para que restablezcan el orden constitucional y salvaguarden la soberanía del pueblo, la conformación de una gran fuerza independiente de los anquilosados partidos políticos que busque el poder en las urnas, son otras tantas formas de alcanzar el anhelado propósito nacional de derrocar a Petro y emprender la reconstrucción del país mediante un Gobierno inspirado en el bien común y no en el amparo de la criminalidad.

Cualquiera de estas estrategias es viable siempre y cuando cuente con un masivo apoyo popular registrado en las calles y plazas. Allí está tu papel como colombiano comprometido con la salvación de la patria y el futuro de tus hijos. Cumplamos esta cita con la historia. Ya recuperamos el dominio del espacio público, hasta hace poco en poder de los vándalos y sicarios de la extrema izquierda. No podemos perder esa supremacía por pereza, negligencia o desmotivación. Los buenos somos más y lo estamos demostrando en cada marcha.

Tu participación en la salvación del país no solamente representa un invaluable aporte para cambiar el destino de nuestra Patria y beneficiar a millones de colombianos. También dejará en ti una imborrable huella de alegría, felicidad y satisfacción por el deber cumplido.

Y conseguirás ese propósito “…si ejecutas cada acción como si se tratara de la última de tu vida, desprovista de toda irreflexión, de toda aversión apasionada que te alejara del dominio de la razón, de toda hipocresía, egoísmo y despecho en lo relacionado con el destino” (Marco Aurelio, Meditaciones).

Es lo que te proponemos: marchar con la convicción de que estamos llevando a cabo la mejor acción por nuestra nación; marchar desprovistos del odio y la sed de venganza de los camaradas que asaltaron fraudulentamente el poder para destruir a Colombia; marchar sin el hipócrita cálculo de quienes buscan el poder para beneficiar sus propios intereses o los de su grupo; marchar sin egoísmo y a sabiendas de que todos, aún nuestros adversarios, nos agradecerán cuando les devolvamos un país en orden, que respete el Estado de Derecho, las normas democráticas, la justicia, la verdad y la transparencia en el ejercicio del poder.

El secreto de la felicidad está en hacer las cosas bien, con decisión basada en la convicción de que somos depositarios de la razón, con benevolencia pues no buscamos ninguna retaliación sino el Bien Común de todos los colombianos, y con heroísmo ya que no está en nuestra naturaleza callar o escondernos ante la demolición de las instituciones emprendida por el tiránico régimen que pretende convertir a Colombia en un satélite más de la esclavitud comunista.

“Si ejecutas la tarea presente siguiendo la recta razón, diligentemente, con firmeza, con benevolencia (….) y te conformas con la actividad presente conforme a la naturaleza y con la verdad heroica en todo lo que digas y comentes, vivirás feliz.” (Marco Aurelio, Meditaciones).

Marcha, pues, por Colombia, el próximo 21 de abril, con alegría, con decisión, con la satisfacción de estar haciendo lo correcto, con la contagiosa alegría que se convierta en un imparable alud que envuelva a este sufrido terruño y a ti mismo en un torbellino de felicidad. 

Editorial: sucesos de la semana No. 44

 


En su nuevo editorial para El Pensamiento al Aire, Antonio Montoya H. analiza diversos acontecimientos de la vida nacional: el asesinato de médicos, como los recientes casos ocurridos en Valledupar y Medellín; el conflicto entre Rusia y Ucrania y el de Israel contra Hamas; los ataques terroristas en París; el día cívico decretado por Petro; las marchas del 21 de abril en protesta contra Gustavo Petro y sus reformas; los adelantos que tiene, en cuanto a su aprobación, la reforma pensional, y concluye con las denuncias que tiene la financiación de la campaña del presidente. No dejes de verlo.

viernes, 19 de abril de 2024

Saludos desde Honduras

José Leonardo Rincón Contreras
José Leonardo Rincón, S. J.

En Colombia poco, casi nada, sabemos de Centroamérica. Es una región prácticamente desconocida. Cuando miramos hacia el norte lo hacemos de México hacia arriba, a lo sumo Panamá y si acaso Costa Rica. De modo que de los otros países a duras penas las noticias: que el dictador Ortega en Nicaragua, que Bukele en El Salvador, que el ron Zacapa de Guatemala es muy bueno, pero de Honduras o Belice, la Honduras Británica, como se le llamaba, pocón, pocón.

Pues yo mismo no había tenido pretexto alguno para venir por estos lares. Excepto en Costa Rica y Nicaragua, ya había estado en los otros países y siempre resulté sorprendido. Uno tiene a veces imaginarios reducidos o apocados de estas naciones y resulta que como en todas partes hay gente bella y acogedora, ancestros indígenas, pueblos de mucha religiosidad popular, artesanos y artistas de variado colorido, también desarrollo y progresos evidentes y claro, como en toda Latinoamérica, una similitud muy grande en muchas cosas, la mayoría de las cosas con lastres problemáticos: abismos sociales, inequidad y pobreza por doquier, politiquería, corrupción…

Por las horas de llegada y salida en el moderno aeropuerto de Palmerola, no hubo manera de disfrutar mucho el entorno. El viaje de más de dos horas hasta el lugar de reunión me dejó entre extenuado y medio muerto. Vine a una reunión continental de la CLAR, Confederación Latinoamericana de Religiosos, una entidad presidida por la joven, bella e inteligente hermana Liliana Franco, colombiana, religiosa de la Orden de Nuestra Señora o Compañía de María, las mismas que dirigen los tradicionales colegios de La Enseñanza, quien además es de las pocas mujeres que participan en el Sínodo con voz y voto.

En la reunión somos 60 personas de 22 conferencias de religiosos. No pudieron estar de Haití y Nicaragua (ya podemos deducir por qué). Dentro del grupo estamos cuatro jesuitas: dos que son provinciales presidentes de Perú y Colombia, un teólogo chileno que funge como tal en el equipo asesor de presidencia y el suscrito como miembro del Consejo Económico. Hombres y mujeres, maduros y jóvenes, con hábitos o sin ellos, muy distintos todos, representan los 150 mil religiosos sacerdotes, hermanos o religiosas que hay en Latinoamérica. También está el obispo secretario general del CELAM y por supuesto que un grupo valioso de laicos en tareas de apoyo.

A pesar del avejentamiento de las comunidades religiosas, la escasez de vocaciones y un cúmulo de problemas que se presentan en cada país, llama muchísimo la atención la alegría, el dinamismo entusiasta, la esperanza puesta en Dios, la fe celebrada con fidelidad creativa y la mística que se le pone a la causa. Se respira fraternidad, se expresa con facilidad el afecto, admira el compromiso con las misiones apostólicas tan plurales que tenemos en la Iglesia y la formación recibida puesta al servicio de las tareas entre manos.

Regreso a Colombia sin conocer mucho de este pequeño país de no más de 10 millones de habitantes. No podía quedarme más tiempo. Eso sí, he disfrutado su gastronomía con tortillas y frijoles, sus paisajes secos golpeados por el fenómeno del niño, hasta la visita de un pequeño zorro que vino a ver cómo estaba y lo más interesante: la sencillez y el calor humano de sus gentes. ¡Saludos desde Honduras!