José
Alvear Sanín
Todo,
en la política colombiana, está en modo condicional:
* Si
Petro desiste del autogolpe y la reelección (¿por enfermedad?, ¿por súbita
conversión al orden constitucional?, ¿por órdenes del Politburó para que su
desequilibrio mental no queme la revolución en la boca del horno?)
* Si
hay elecciones libres, escrutinio limpio y respeto por los resultados...
* Si
las fuerzas democráticas se unen en torno a un gran candidato, capaz de ganar
las elecciones...
* Si
se presenta un programa de verdadera reconstrucción nacional
* Si
el orden público no se deteriora más
* Si
será posible sufragar libremente en los centenares de municipios sometidos a
las guerrillas y otras milicias narcopetristas
* Si
no ocurren más magnicidios
* Si
Maduro cae
Desde
luego, hay moderados motivos para el optimismo:
* Por
el sobrecogedor repudio del pueblo, manifestado multitudinariamente, con
ocasión del asesinato de Miguel y el rechazo del juicio político estalinista
contra el expresidente Uribe
* Por
la debilidad del Pacto Histórico ocasionada por el desgobierno, la crisis de la
salud, el retroceso de la economía, la inseguridad absoluta y la creciente e
inocultable corrupción del régimen
* Por
la liberación electoral del pueblo boliviano
* Por
la posible caída de Maduro
* Por
el amargo sabor que deja el socialismo destructor, representado en candidatos
prontuariados, ineptos, depravados y exhibicionistas como su jefe...
Si
en medio de este clima surge esa candidatura única, nacional e inspiradora, que
el pueblo anhela, el triunfo electoral es posible
Pero
si los comunistas, desesperados viendo un continente que se les escapa de las
manos, hacen lo único que saben: mentir, tergiversar, matar, violar la ley,
incendiar, destruir, robar, es posible que se queden en el poder, gústenos o
no.
Por
eso, no estamos en el momento de esperar con sincero pero ingenuo optimismo que
todo saldrá bien y que falta ya muy poquito.
De
manera que ahora, más que nunca, hay que prepararse diariamente para luchar,
vivir y triunfar. Ese es un propósito exigente, que requiere dejar de lado los
juegos políticos de salón y la estrategia de relumbrón mediático, que paraliza
la acción eficaz.
La
serpiente está viva. Acaba de asesinar a Miguel y de encarcelar al expresidente
Uribe.
¿Hasta
cuándo seguirá el país tolerando el espectáculo fétido, grotesco y lunático del
poder, en lugar de exigir grandeza y eficacia a los dirigentes democráticos? Es
verdad que hasta ahora han sido poca cosa, pero si no se sacuden y actúan
patriótica, desinteresada y heroicamente, podríamos quedarnos con el optimismo,
y el narco-castrismo, con el poder.
***
Cuando
Disraeli designó a Lord Salisbury para dirigir el Foreign Office, Gladstone
dijo “No se sabía de nada comparable desde cuando Calígula nombró cónsul a
su caballo Incitatus”. Pues bien, si nuestro Calígula tuviese un estable
entero en lugar de su actual gabinete, estaríamos mejor...
***
No
falta poco: cada día con Petro equivale a una semana de agonía.