Antonio Montoya H., en su nuevo editorial de El Pensamiento al Aire para esta semana, reseña los siguientes acontecimientos: en el ámbito internacional, la guerra entre Israel e Irán; las protestas en Estados Unidos por las redadas contra inmigrantes; la condena a Cristina Fernández de Kirchner; le sobreviviente del accidente del avión en India; la reconciliación entre Elon Musk y Donald Trump. En Colombia, la consulta popular por decreto; el terrorismo en el Valle del Cauca y Cauca; el estado de salud de Miguel Uribe, y concluye con Antioquia que celebra su crecimiento económica de 3.7 % superando el crecimiento nacional. No dejes de verlo.
lunes, 16 de junio de 2025
No más hipocresía: ¡llamemos a las cosas por su nombre!
Luis Alfonso García Carmona
El profundo dolor
que nos embarga por el horroroso atentado en contra del senador Miguel Uribe
Turbay no puede impedirnos pensar con serenidad sobre el futuro de nuestro
país, agobiado por la violencia y el terror bajo el yugo del corrupto
régimen social comunista.
Entendemos que la
mayoría de los colombianos, atribulados por el impacto del miedo y la
impotencia frente a la tiranía, se refugien en un solo clamor por la unidad
frente a esta infame tragedia y en la oración, tabla insustituible de
esperanza para nosotros los creyentes.
Lo que no podemos
es callar frente a la hipocresía de quienes ahora condenan el execrable
atentado, a pesar de haber mantenido una permanente hostilidad contra quienes
se oponen a su dañina gestión, tildándolos de nazis, fascistas, oligarcas,
asesinos y hampones. Como expertos en la lucha revolucionaria, conocen que es esta
la mejor vía para incendiar los ánimos y conseguir la reacción violenta de los
más fanatizados.
Su discurso de
odio y de estigmatización a todo el que no comulgue con sus demenciales
iniciativas se ha ido intensificando ante la derrota del proyecto de
consulta popular en el Congreso, el rotundo fracaso del paro nacional
convocado para el 28 y 29 de mayo, el abandono de sus huestes que ya ni
con amenazas de despido a los funcionarios ni con el pago de gratificaciones a
los marchantes salen a respaldar tan desprestigiado Gobierno, y la profusa sucesión
de escándalos que involucra a 12
funcionarios del régimen y a entidades como el Congreso, el Ministerio de
Hacienda, la Unidad de Riesgos, y muchas más.
Como es bien
sabido, la izquierda radical, fiel a la cartilla marxistaleninista, no tiene
ningún freno moral, ético o legal para utilizar todas las formas de lucha,
todos los medios ilícitos, inclusive el asesinato, para aferrarse al poder.
Su condena a la violencia no deja de ser una simple trampa, una mentira más,
una herramienta de uso común para mantenerse en el poder. Ya se intuía este
desencadenamiento de la violencia desde las amenazas de Petro al Congreso,
“libertad o muerte”, o su aparición en la plaza pública con una espada y la
bandera de la muerte. A buenos entendedores, pocas palabras bastan. Ya no
le queda a Petro otro argumento para continuar en el poder distinto al del terror,
tarea a la cual ha dedicado gran parte de su perversa existencia.
¿Cómo
atajar este proceso de descomposición ahora que el tirano se ha quitado la
máscara?
Ciertamente no nos
es permitido en esta hora de angustia y de dolor permanecer impasibles, como si
no nos importara la destrucción del país. Todo el mundo habla de defender la
institucionalidad, pasando por alto que la mayor parte de las instituciones están
al servicio del aprendiz de dictador. Quien debe tomar la iniciativa y levar a
cabo la recuperación del orden, la convivencia, la normalidad es cada uno de
nosotros. Es la oportunidad para lograr esa ansiada unidad que parecía
lejana, coartada por la ambición y el egoísmo imperante por encima de los
intereses de la patria.
¿Cuál
es la solución a tan tremendo desafío?
1. Reunámonos
alrededor del juicio por indignidad que cursa en la Comisión de Acusaciones
de la Cámara por violación de los topes financieros, infracción que acaba
de reconocer el Consejo Nacional Electoral en proceso adelantado contra el presidente
de Ecopetrol, Ricardo Roa. Presionemos a los congresistas para que cumplan con
su deber de tramitar el juicio con celeridad y tener en cuenta la decisión que
en la materia ha tomado el Consejo Nacional Electoral, con la llamada a juicio
puede ser separado del cargo el infractor.
2. Solicitemos a
los partidos políticos y precandidatos opuestos de verdad (no de palabra) al
régimen petrista se unan en un “frente patriótico”, coalición electoral
que solicitaría al Consejo Nacional Electoral la convocatoria de una
consulta popular para la designación de un candidato único de la coalición,
por el cual votarían todos los colombianos que no estén de acuerdo con la
continuación del régimen castro chavista de Petro. Existe ya un proyecto para
constituir la coalición con la participación de un grupo significativo de
ciudadanos, en el cual se incluyen dirigentes empresariales y gremiales,
veteranos y reservistas de la fuerza pública, grupos activistas en las redes y
en las marchas de protesta contra Petro, grupos de damnificados con las
funestas decisiones y omisiones del régimen, etcétera.
viernes, 13 de junio de 2025
Lo que pienso
José Leonardo Rincón, S. J.
Lo que pienso sobre
tantos asuntos tan diversos es lo que suelo compartir en estos escritos
semanales. Me he percatado de que cuando escribo sobre temas personales o
anecdóticos, a ustedes, mis amigos, les gusta más que cuando abordo temas de
corte sociopolítico. Ahora bien, no siempre ha sido así. En algún momento me
gustó poner a mis escritos un toque de ironía y hasta de humor ácido, pero
desistí de seguirlo haciendo pues esta columna no siempre podría hacerlo dado
que había temas "serios" que debía abordar. En otro momento el
análisis de coyuntura social y política fueron de buen recibo, pero desde que
nuestro país se polarizó más fuertemente con ocasión del proceso y acuerdos de
paz, así como el plebiscito, percibí en ustedes, mis lectores, una sensación de
hartura y hasta de pereza de tocar temas sobre los que declararse a favor o en
contra de los protagonistas del momento significaba tomar partido, es decir,
optar, lo que significa igualmente dejar de lado o excluir.
Es muy lamentable que
hayamos llegado en el país a este grado de deterioro. Es verdad que estamos
cansados de tanto desencanto respecto de nuestra clase política. Obvio, no son
todos, hay gente buena, pero también hay muchos oportunistas que les gusta hacer
ruido, hacerse sentir, robarse el show mediático, aprovechar las desgracias de
los otros para lucirse, incluso también para hacer rapiña en el holocausto.
Con sus conductas, a
todas luces reprochables y que se dan por igual en ambos bandos, se genera un
estrés social que a todos nos agota y aburre. Lo grave es que su efecto es
letal porque nos duerme, nos resigna, nos hace evasivos y hasta apáticos frente
a lo que de ninguna manera se podría eludir, porque el ejercicio de la política
no es propiedad de unos cuantos que se arrogan vocerías populares sino de todos
nosotros como ciudadanos que debimos tener, tanto en la familia como en la
escuela, formación de la conciencia crítica y no todos la tuvimos, por eso
andamos como andamos, por eso nos siguen entusiasmando los caudillos radicales,
promeseros de oros y moros, e ingenuamente seguimos llevados de la nariguera,
comiendo cuentos baratos, para luego sentirnos engañados y frustrados, en tanto
llega el nuevo de turno para repetir el eterno retorno.
Qué tristeza que en vez
de avanzar retrocedamos, cuán lamentable que no podamos expresar
respetuosamente nuestro pensamiento porque inmediatamente el que no piensa
igual te rechaza, te insulta, te bloquea en sus redes, te hace sentir lo peor,
si no es que te manda eliminar. Estoy en varios chats de amigos y hay ciertos
temas vetados, de los cuales no se puede conversar so riesgo de perder la
amistad. El político es uno de ellos. Hablemos de modas, de farándula, de los
chismes del costurero, de cualquier otra cosa, menos de política. De esta
manera será más feliz la convivencia en medio de la calma chicha, así no
veremos lo evidente, no oiremos lo que no nos conviene ni nos gusta oír porque
hay crudas verdades que aceptar, así duelan. Ese río revuelto es lo que esperan
los pescadores gananciosos para sacar provecho y que esto siga igual o peor.
Pienso que estamos así porque quienes detentaron por décadas el poder fueron insensibles e indiferentes ante las necesidades de las mayorías pobres que un día no aguantaron más y a través del estallido social llevaron al poder a la cabeza de los opositores del statu-quo, más el fiasco ha sido fenomenal porque no solo resultaron siendo iguales de descompuestos que los que criticaban sino peores. ¡Qué horror, qué locura! Como quien dice: “que entre el diablo y escoja”. Así estamos en este momento. No hay de dónde. Me dirán que hay como 40, porque después de lo que hemos visto, cualquiera podría serlo, pero son 40 egos inflados que no querrán ceder su oportunidad y otros, los adalides de la suerte que no queremos para este país se subirán al poder aprovechando el río revuelto. Y eso me parece un déjà vu de lo que hace poco más de 200 años se llamó La Patria Boba. La historia se repite, pero como no dejan que se conozca, por eso estamos condenados a repetirla. Es lo que pienso.
jueves, 12 de junio de 2025
El atentado: ¿de quiénes y para qué?
José Alvear Sanín
En un país horrorizado por el atentado
contra Miguel Uribe Turbay, los comentarios sobre el atroz e infame hecho
ocuparán, lógicamente, la atención de todos, de manera preferente, en las
próximas semanas.
Solidario con la inocente víctima, con
su familia y el partido al que pertenece el distinguido candidato, creo, sin
embargo, necesario presentar interrogantes y consideraciones surgidas, más de
la Realpolitik que de la condenación circunstancial de ese doloroso
caso, porque no se podría ignorar que este atentado se inscribe dentro del plan
revolucionario en curso.
1. El atentado no responde, seguramente,
a la espontánea indignación de un adolescente, aterrado por algo, como, por
ejemplo, que su víctima sea el “nieto de un presidente que asesinó a 10.000
ciudadanos” ...
2. El sicario fue, presuntamente,
escogido y aleccionado. Muy posiblemente le prometieron jugosa paga y, en caso
de ser capturado, tratamiento penal corto y benigno, por ser menor de edad. Muy
probablemente también, fue entrenado en el uso certero de un arma no
propiamente para principiantes.
3. Este es un acto terrorista que, por
tanto, no obedece al azar de una mente juvenil, generosa, idealista y alocada.
4. El atentado encaja en el plan de
incendiar el país por los cuatro costados, necesario para crear las condiciones
favorables al autogolpe, sea por la cancelación de elecciones, sea por la
promulgación de una nueva Carta exigida por el “poder constituyente popular”.
5. La reacción nacional de indignación
relega a un plano muy secundario todo lo referente a las denuncias de Leyva y
encubre los más recientes escándalos, desfalcos y latrocinios en Ecopetrol, dando
al Gobierno un respiro en los momentos de su máximo descrédito...
6. No se necesita mayor perspicacia para
presumir que sus autores intelectuales son los mismos que dirigen el plan
revolucionario para la toma definitiva del poder.
7. El doctor Uribe Turbay no es “el hijo
de una árabe, en Bogotá”, sino de una colombiana perteneciente a una familia
que llegó a Colombia muchos años antes que otras, también de origen
mediterráneo.
miércoles, 11 de junio de 2025
Caranga resucitada
José Alvear Sanín
Al
salir del inimaginable antro donde escapó de los misiles del alto mando
narco-islámico, reapareció la caranga resucitada, que es la que más duro
pica...
Después
de varios días de un país que sonreía de nuevo, la siniestra sombra volvió a
gravitar sobre todos.
Es
verdad que el jefe de la kakistocracia está cada vez más disminuido, incluso
políticamente. Bastaría entonces con que alguno de los poderes preavisados de
extinción —el Congreso y la Justicia— quisieran cumplir con el deber
constitucional, para que el régimen del rufián se desmoronara estrepitosamente.
En
los 34 meses de su régimen, apenas en cuatro o cinco casos menores se ha visto
algo de repulsión judicial o legislativa. Por tanto, no podemos abrigar
demasiadas esperanzas en esos órganos, a no ser que, in articulo mortis,
salven la democracia...
Ahora
bien, Petro regresa de su eclipse con renovados bríos, para anunciar que ya no
rigen los vestigios constitucionales que todavía se veía obligado a respetar,
porque va a convocar por decreto su “consulta popular”, de la cual espera sacar
la nueva Carta que le asegure el éxito del autogolpe y la reelección, a través
de comicios a la manera madurista.
No
lo decimos ya solamente unos pocos, porque Álvaro Leyva, con pelos y señales,
revela el pensamiento real y profundo de quien fue su jefe y amigo. No
conocemos, y no nos importa, lo que motivó el retorno de Leyva a las filas de
los defensores del Estado de derecho, dejando las de las Farc donde militó
tantos años, pero nadie puede desconocer que ahora revela la verdad de un
gobernante enfermo, vicioso y tóxico, que conduce velozmente el país al abismo.
A
la hora de la verdad, ¿qué le importa a Petro el horror de las gentes ante su
conducta inverecunda, mientras pueda disponer de torrentes de corruptora
mermelada y de la diaria dictadura de decretos conducentes a la República
Aureliana de Colombia?
La
última quincena registra los decretos que eliminan la libre negociación de
predios rurales, y el 527, que descapitaliza a los empresarios y arruina a los
contribuyentes.
Desde
luego, tanto la “consulta popular” como los decretos que vulneran la libre
empresa y la legalidad tributaria, son inconstitucionales. Pero ese vicio es lo
que menos lo preocupa, porque, al anunciar que la “consulta” será por decreto,
Petro admite que la Corte Constitucional la examine. Muy seguro debe estar,
entonces, de haber logrado ya la mayorá en ese alto tribunal, porque el
Congreso le acaba de regalar la magistratura a su abogado personal, el mismo
que ha prometido “decidir con ninguna imparcialidad”, como cierta fiscal
General del Régimen.
El
espectáculo de inmoralidad, corrupción, vulgaridad y prevaricación que
presentan las máximas autoridades en Colombia ha llegado a repugnantes e
inverosímiles extremos...
Si
las instituciones que pueden eliminar constitucionalmente este Gobierno no lo
hacen, que Dios y la Patria se lo demanden.
Por más compasión
Fredy Angarita
Las noticias no son alentadoras, y sí, muchos dirán que eso
siempre ha sido así. Sin embargo, hay momentos, como el que estamos viviendo en
el mundo, en los que la realidad se vuelve más densa, más cruda, y todo parece
llegar al mismo tiempo.
En Colombia, el país aún se sacude con el cruento atentado al
precandidato Miguel Uribe. En Los Ángeles, los enfrentamientos contra inmigrantes
siguen creciendo como si migrar fuera un crimen. En Gaza, el hambre no tiene
pausas. En Ucrania y Rusia, la guerra sigue su curso, como si la paz fuera una
leyenda antigua. Algunas de estas tragedias llevan años, otros días, pero hoy,
todas conviven al mismo tiempo, nos golpean de frente. Los medios informan,
comentan, saturan… Y nosotros, poco a poco, lo volvemos paisaje. Lo que
hoy estremece, mañana será archivo. Lo que hoy enciende alertas, mañana será
olvidado.
En 2016, el Dalai Lama escribió con Desmond Tutu El
libro de la alegría. Habla de los ocho pilares[1] que componen ese estado
tan esquivo. El séptimo: la compasión. Dice: “A lo largo de tres mil
años, las tradiciones espirituales han cambiado e incrementado, pero casi todas
comparten un mensaje común: el amor, la compasión, el cuidado del otro.”
La etimología de esta palabra también nos habla: compasión
viene del latín compassio, de com-pati, que significa
literalmente: “sufrir con”. No mirar el dolor desde lejos. No narrarlo,
sino acompañarlo.
Puedo entender por qué esa palabra “compasión” es tan
urgente para este momento. No basta con saber lo que ocurre, hace falta “dolerlo”
(sentirlo como propio, de manera física o emocional).
En Colombia nos falta compasión, a veces, mucha. Nuestros
escritores la han sabido nombrar, incluso cuando no usaron la palabra:
García Márquez, en El
amor en los tiempos del cólera:
“Lo comprobó con la compasión
de los hijos a quienes la vida ha ido convirtiendo poco a poco en padres de sus
padres...”
José Eustasio Rivera, en La
Vorágine:
“Don Clemente sintió por ellos
tal compasión, que resolvió darles el alivio de la mentira.”
Tomás Carrasquilla y José
Félix Fuenmayor no la nombran directamente, pero en sus páginas está la
compasión viva, cuando el dolor, la miseria y la injusticia desnudan el alma de
sus personajes.
Hoy, en medio del ruido y la prisa, en medio de tanta
tragedia convertida en dato, la compasión no debería ser un lujo, sino una
urgencia colectiva.
Esa palabra, que alguna vez pareció cursi o tibia, es la que puede salvarnos de volvernos piedra. Por eso, hoy más que nunca, más compasión. ¿Qué tan compasivo eres?
[1] Son cuatro de la mente:
perspectiva, humildad, humor y aceptación, y cuatro del corazón: perdón,
gratitud, compasión y generosidad.
martes, 10 de junio de 2025
Dolor y nostalgia por Colombia
Sentado en un vuelo nocturno, cruzando el océano para
llegar a Río de Janeiro, Brasil, observando el anochecer por la mirilla del
avión, pensé obviamente en la inmensidad del mundo, de lo bello que se ve desde
arriba, de lo placentero al sentir esa sensación de sosiego, armonía y placides,
pero, al instante, se me vino de frente una oleada de dolor que me quitó de
tajo, esos bellos y lindos momentos de tranquilidad.
Me devolví a Colombia a la tierra de más de 50 millones de
habitantes, que requiere con urgencia un destino mejor, una buena calidad de
vida, armonía entre sus conciudadanos y respeto por la norma, tolerancia y
disciplina,
Mi mente se quedó literalmente clavada en ese momento,
impidiéndome distraerme y lograr reflexionar sobre el mundo. Literalmente fue
una regresión a la realidad, a que no pensara en lo bonito de las cosas porque
no lo merecía ni yo, ni Colombia. Debía continuar rumiando como el ganado,
constantemente, lo que nos está pasando. No debe haber ni sosiego ni paz en mí,
y así fue como entendiendo ese mensaje escribo este documento con el solo
interés de hacer que todas aquellas personas que vivimos en Colombia, los que
la abandonaron por múltiples razones y sentimos dolor de patria, reflexionemos
solos y luego en grupo para sacar conclusiones y poder tener las ideas claras
para convertir esta nación, no solo en un país próspero, sino en un país en el
que brille y se sienta la espiritualidad comprendida como esa paz interior que
nos lleve a todos por el camino del servicio, el respeto y el amor por los
demás.
He dicho en varias ocasiones que estamos divididos en
Colombia, no por causa de los mismos ciudadanos, sino por los politiqueros que
abusan del poder, que se abrogan el derecho, la
facultad de incitar al odio, a exacerbar la guerra de clases, a promover la violencia,
en busca de réditos para llevar a Colombia por el camino de la pobreza y la
violencia.
Es verdad, y nada más que la verdad, que el hombre que
gobierna nuestro país, tiene serios y graves problemas de conducta; lo dicen
exministros, gobernantes de otros países y, además, son de conocimiento público
sus continuas erratas de comportamiento nacionales e internacionales, que hacen
que no sea apto para gobernar.
No respeta la democracia, no cree en ella, la utiliza para
el logro de sus propios objetivos y los del Foro de Sao Paulo, que son sus
verdaderos patronos; ataca la institucionalidad de nuestra patria, se va en
contra de las cortes y del Consejo de Estado, cuando le tumban, como es
habitual, leyes, decretos y demás inventos que en su mente creativa considera
que son buenos.
Como una fiera herida, sin argumentos, pone en la picota pública
a los que votan en contra de sus proyectos, los tira a los leones, en este caso
a los de La Primera Línea, como tiraban a los cristianos en el Coliseo Romano y
allí, enceguecidos, los mataban.
Colombia requiere sensates, no a un mesiánico en el poder,
y si no, ¿piensen ustedes en una sola cosa buena que haya realizado este hombre
en el país, en el tiempo que lleva de gobierno, que esté dirigida a combatir
las desigualdades sociales?
Todo es caos, ministros y viceministros que no duran, peleas
internas en el entorno del presidente, actos de corrupción por todos lados,
como en la Ungred, Ministerio de Salud, carro tanques, Ecopetrol y muchos más,
y así vamos por el despeñadero.
No lo permitamos. Salvemos unidos la patria.