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miércoles, 6 de abril de 2022

El lumpen al poder

José Alvear Sanín

José Alvear Sanín

En la terminología marxista, el Lumpen Proletariat está constituido por las clases desorganizadas y apolíticas de la sociedad, desinteresadas de la revolución. Este inevitable acontecimiento, sin embargo, puede ser acelerado por la acción decisiva del partido profesional revolucionario concebido por Lenin, dirigido por intelectuales que despreciaban lo que consideraban basura, porque Lump es, por definición, “rufián, belitre, canalla, trapo, andrajo, guiñapo”.

Desde luego, eso era así en la época de las revoluciones populares, en las que turbas hambreadas e irredentas, mediante el pillaje, la revuelta, las barricadas, el incendio y el caos, asaltaban el poder para que el partido, sobre las ruinas y la sangre, creara el impoluto y perfecto “hombre nuevo”.

Antaño, los lumpen proletarios (por tener prole) eran miserables, ignorantes y ebrios, y no constituían potencial electoral porque las elecciones —si las había— estaban reservadas a los propietarios o a quienes sabían leer y escribir.

Hoy, en cambio, hay un abundante lumpen intelectual, desinteresado, desde luego, por la revolución, pero que puede votar por quienes interpretan su miseria conceptual. Este nuevo lumpen se encuentra en todas las clases sociales. Hay desde nuevos ricos hasta indigentes. Pocos tienen hijos. Muchos ostentan flamantes títulos universitarios, conducen vehículos, habitan inmuebles cómodos, viajan por el ancho mundo y pasan horas enteras ocupados en la basura electrónica.

Este lumpen constituye entonces una fuerza electoral considerable, cortejada por una legión de docentes, comunicadores, faranduleros e influencers, que los conducen a las urnas para votar por los abanderados de una revolución que no osa decir su nombre, porque se presenta como “progresismo” en lugar de comunismo.

En América Latina, desde hace largos años avanza la revolución, dirigida por un staff secreto, permanente y dedicado, de revolucionarios profesionales, que ejecuta con precisión matemática la estrategia que requiere la demolición de los factores, creencias y principios del orden social, de tal manera que se puede llegar al poder por la vía electoral, bien acompañada siempre del fraude.

Quizás, hasta ahora, el logro principal de ese estado mayor clandestino consiste en la promoción del lumpen cultural que está decidiendo el rumbo de los países.  Los secretos conductores de la revolución han creado entonces un nuevo tipo de dirigente político, un lumpen personaje, empático para electores igualmente ignaros.

Cuando uno considera la preparación intelectual y moral de Maduro-Cilia, Ortega-Murillo, Evo y Boric (que no fue capaz ni siquiera de ser abogado), y del grotesco Sombrerón, comprende el despotismo, el hambre, la miseria y la corrupción que espera a la futura Unión de Repúblicas Socialistas de América Latina (URSAL), si en Colombia llegan Petro y Francia, dos incomparables ejemplares del lumpen intelectual, “el economista” y “la jurista” —tal para cual—, adalides del resentimiento, el racismo, la falacia, la farsa, para no hablar de su supina ignorancia, y no solo en lo relativo a las profesiones en que afirman ser titulados…

¡No faltará quién me diga que esos personajes no son los verdaderos gobernantes de los países que presiden, porque, en el comunismo, el poder lo ejercen camarillas secretas todavía peores!

 

domingo, 3 de abril de 2022

Me pregunto

Antonio Montoya Hoyos

Antonio Montoya Hoyos

¿Por qué los colombianos no logramos comprender el riesgo inminente que tenemos de que nuestras vidas cambien radicalmente y no solo para unos pocos, es para todos sin excepción alguna? ¿Qué oportunidades tendremos de tener una buena calidad de vida, de estudiar y tener oportunidades de empleo, que se respete la vida y que sea un país con posibilidades de desarrollo?, pues la respuesta obvia, precisa, ninguna.

Existen razones para esa conclusión y las enumero para que queden grabadas en la mente de cada uno de nosotros y podamos tomar una decisión seria y de futuro en las elecciones de mayo 29 y en las de junio si llegamos a una segunda vuelta, a saber:

1. Gustavo Petro y la Colombia Humana, ¿Qué representan realmente para Colombia? En mi opinión nada bueno, traen odio acumulado, resentimiento y deseos de grandeza de su líder, los que lo acompañan no han aportado nada nuevo a Colombia, atacan las instituciones, a las personas, no respetan la vida ni creen en ella, promueven la expropiación, la desintegración del Esmad, terminar la producción de petróleo, la del carbón, expropiar las tierras a través del incrementó del predial sobre todo en el sector rural, incrementar las tasas de renta, limitar la propiedad privada expropiando o comprando a la fuerza a quienes tienen más de una vivienda, acabar con la explotación minera legal, que construye empleo bueno y de calidad; no habla de seguridad, ni de la policía. Seguramente esta, la manejaran los grupos de apoyo como en Venezuela y otros países, que son bandidos motorizados causando terror, en fin, estos muchos proyectos nefastos para la civilidad son los que nos esperan. Abramos el ojo, no comamos cuento del populismo.

2. Armando Benedetti, Roy Barreras, personajes investigados, ad-portas de ser sometidos a la justicia, cuando vuelva a haber justicia; que han militado en todas las fuerzas políticas colombianas desde la derecha a la izquierda sin inmutarse, ni sonrojarse, personajes que no generan credibilidad ni respeto.

3. El Partido de los Comunes, antiguas FARC, hoy disidencias, que apoyan a Petro en acto realizado esta semana en Bogotá, que no han cumplido un solo punto del acuerdo, no verdad, no reparación, no justicia. Valiente acuerdo.

4. La primera línea, nombre dado a unos vándalos que aterrorizaron a las ciudades, destruyeron infraestructura y que aún siguen generando terror en sectores de las ciudades, paralizaron sobre todo a Bogotá y Cali, apoyados por Gustavo Bolívar, Gustavo Petro y la Colombia Humana, ¿ellos serán los que respetarán las ciudades y a los ciudadanos?, no lo creo.

5. ¿Qué proyecto de vida, empresarial o social han promovido estos señores de la Colombia Humana?, que yo sepa ninguno, no saben que es ser empresario, luchar por sacar adelante las empresas, pagar salarios buenos, aportando a tiempo al sistema de seguridad social, construyendo un tejido social óptimo para las familias y sus hijos, sobreviviendo a la adversidad con temple, recurriendo al sector bancario para no incumplir con sus obligaciones tributarias que son bien altas y al pago de los proveedores.

Estos si son verdaderos lideres trasformadores de nuestra Colombia.

6. Desinformar es el objetivo, una campaña basada en la mentira, la interpretación de los acontecimientos contraria a la verdad, pero, ellos nunca dicen su propia verdad, que fueron formados activamente en la guerrilla, que muchos, pero muchos de sus seguidores son exguerrilleros, asesinos, secuestradores, violadores, extorsionadores, terroristas que afectaron a miles de ciudadanos inermes para mantener sus grupos de bandidos. Eso sí no hace parte de su populismo, son los mesías que cambiarán el rumbo de Colombia y tal vez tengan razón, acabarán con Colombia y eso no se puede permitir.

7. Convertir a los salvadores de la democracia, en los victimarios. No se puede admitir, que hombres como el expresidente Álvaro Uribe Vélez, se convierta en personaje repudiado, olvidando la verdadera historia de quién salvo la democracia del terror y la violencia.

8. Atentan claramente contra los derechos de los artistas, autores, compositores, intérpretes, escultores, pintores, productores, que desarrollan su intelecto para crecer nuestra cultura, considerando que ese derecho lo debe gestionar el Estado y ¿a quién y cómo le reconocerá su actividad productiva en el momento en el que ellos tomen el poder? No saben ni en qué consiste la propiedad intelectual.

9. Todo lo que ellos dicen o hacen es bueno, lo de los demás es fascismo, nacismo, ultraderecha, en fin, estamos en polos opuestos, en los que unos son los buenos (Pacto Histórico) y los demás los malos. No han generado sino pobreza, miedo, terror y pánico económico.

10. Van contra los derechos de los pensionados que sobreviven de sus pensiones, enfila baterías contra ese derecho obtenido, aportando dinero al fondo pensional durante toda su vida laboral. No hay derecho.

Podrán ustedes seguir sumando temas que son graves y que afectarán el desarrollo normal de la sociedad y también podrán compartir con los hijos esta opinión, para enriquecer la decisión de votar por la democracia y no por proyectos personalistas y perversos.


miércoles, 23 de marzo de 2022

¡Atención, canosos de hoy y de mañana!

José Alvear Sanín

Por José Alvear Sanín*

Si se tocan los ahorros, el efecto inmediato es lanzar el mensaje de “Comamos y bebamos, que mañana moriremos”. Eso es, de facto, lo que inspira y provoca la letal enfermedad que aqueja a la filosofía socialista.

—Winston S. Churchill, como Canciller del Exchequer, Mayo 19 de 1927.

Se ha llamado “grey power” al creciente de las canas en sociedades que envejecen. La nuestra, por desgracia, ya empieza a recorrer esa senda suicida, lo que debería ser motivo de reflexión en un país que no se percata de su inminente declive demográfico; pero por ahora nos debemos limitar a la más reciente amenaza de Petro, la de desmantelar los fondos privados de pensiones y apoderarse de los ahorros allí recogidos, para convertirlos en piñata demagógica.

Si las propuestas de Petro no fueran electoralmente muy productivas podrían considerarse apenas delirios de un loco. Para no ir más lejos, el rápido tren elevado y eléctrico entre Buenaventura y Barranquilla, para unir dos puertos que, obviamente, no intercambian cargas ni generan tráfico de personas entre el uno y el otro, solamente es comparable con la pavimentación del río Magdalena para convertirlo en autopista, como proponía Manuel Antonio Goyeneche.

Ese simpático orate bogotano del siglo pasado decía que “no quería sacar votos sino meterlos”. En eso se parece a Petro, porque este demagogo, prometiendo el oro y el moro, también quiere meter millones de ellos, unos de verdad y otros por cortesía de la Registraduría.

Pero ahí termina el parangón, porque hay mucha distancia entre el loquito inofensivo y el lunático destructor que quiere ser presidente con propuestas tan descabelladas como las del pobre Goyeneche.

Para detener al fanático castro-chavista hay que convocar a los canosos de hoy y a los que, por el inevitable paso del tiempo, pronto lo serán, para que se conviertan en una invencible fuerza electoral. Quienes vienen trabajando y ahorrando para la jubilación tienen que darse cuenta, ya mismo, de lo que para millones de pensionados actuales significaría la presidencia de Petro y lo que amenaza a las futuras cohortes de trabajadores. Estamos hablando, apenas, de unos 16 millones de compatriotas…

Desde luego, si a Petro lo llevan finalmente a la casa de Nariño, Colombia será una segunda Venezuela, con el hambre que todos sufriremos, pero las primeras y mayores víctimas seremos las personas de edad.

En efecto, una de las iniciales consecuencias de un gobierno suyo sería la emisión incontrolada y creciente de dinero, hasta llegar a la práctica desaparición de la moneda, con su inevitable secuela de anulación total del poder adquisitivo de las pensiones. Eso, para los jubilados, sería fatal, pero allí no para el asunto, porque la dilapidación del ahorro depositado en los fondos de pensiones privaría a millones de colombianos, en el futuro, de una pensión efectiva.

Todos los trabajadores colombianos tienen que dejar la apatía y el desinterés, derrotar la abstención acudiendo masivamente a las urnas, por eso llamo la atención del doctor Federico Gutiérrez, para que convoque tanto a los cotizantes como a los jubilados, de manera que salven sus ahorros, sus pensiones y su patria.

El doctor Gutiérrez ha sido consagrado en las urnas como el líder de la verdadera esperanza, muy distinta de la que encarnan los cómplices de Santos en la entrega del país al socialismo del siglo XXI. Por tanto, no son explicables ni comprensibles las expresiones frías y dubitativas con que se saluda su triunfo, manifestaciones que contrastan con los gestos de grandeza de Álvaro Uribe y Óscar Iván Zuluaga, cuando reconocen la consagración popular del nuevo líder de la democracia colombiana.

¡El que escruta electrónicamente… elige!


miércoles, 11 de marzo de 2020

Cocaína: ¿estabilizador macroeconómico?


Por José Alvear Sanín*

José Alvear Sanín
Andrés Felipe Arias deja de lado toda referencia a la injusta condena y a la persecución de que ha sido objeto, para presentar al país un diagnóstico incontrovertible. Con el título de Cocaína: ¿estabilizador macroeconómico colombiano? (Bogotá: Universidad Sergio Arboleda; 2020. 70 p.). Su autor, con este estudio, académico, objetivo, sólido, preciso y bien sustentado, responde a ese interrogante con el lenguaje propio del economista profesional. Este paper, al mejor estilo anglosajón, escueto y sin adjetivos calificativos, invita al lector a sacar sus propias conclusiones.

Ante el hecho del choque brutal que para la economía mundial significó la caída del precio del crudo, que en 2014 se derrumbó de los US $ 100-110 hacia los US $ 50 por barril, se pregunta cómo fue que Colombia prácticamente no sufrió las consecuencias de la reducción de las exportaciones de su principal producto, que cayó de un promedio anual, entre 2010 y 2014, de US $ 27.591 millones, a US $ 13.878 millones entre 2015 y 2018. Esto significa nada menos que una reducción del 49.7 % de ese rubro, que no ha sido compensado por el crecimiento de ningún otro producto legal de exportación.

Vamos, pues, a completar una década bajo esta situación, pero el país no ha experimentado sus inevitables efectos en ningún aspecto. La vida económica sigue transcurriendo normalmente, porque, en muy buena parte, las exportaciones de cocaína han compensado la reducción de las petroleras…

Todos, de alguna manera, nos hemos dado cuenta de ese fenómeno, pero nos hemos acostumbrado a él. Faltaba entonces alguien capaz de analizarlo, cuantificarlo y de exigirnos tomar posición ante esta nueva estructura de nuestro comercio exterior.

Por la excepcional importancia de ese trabajo de impecable factura, sólida argumentación y fácil lectura, lo recomiendo vivamente, para seguir con algunas de las reflexiones que me hago después de analizarlo.

Andrés Felipe Arias ha respondido positivamente a su interrogante. En efecto, la cocaína es el estabilizador macroeconómico que permite mantener la gigantesca importación de alimentos, autos, insumos y los viajes baratos, pero que inhibe la recuperación industrial y la agricultura productiva moderna, única gran posibilidad futura, si algún día nos liberamos del predominio de la coca sobre la economía.

Después de este ensayo ya no será posible desconocer el dilema en que nos encontramos: volver a ser un estado de derecho económico o resignarnos a la condición de narcoestado.

Durante toda esta última década, los partidarios de la segunda opción han avanzado. Su ofensiva estratégica es permanente y bien financiada, mientras las fuerzas que podemos llamar democráticas ni siquiera se defienden de la capitulación ante las FARC. A lo sumo tienen el gobierno, pero carecen del poder, quizá porque el país depende ya absolutamente de las divisas generadas por el narcotráfico. El status quo político es demasiado frágil. Su horizonte se reduce a unos 30 meses, porque pronto habrá que escoger entre independizarnos de la droga o someternos definitivamente a ella.

Es tan aterrador el poder económico de la narcoindustria exportadora, que ya también tiene consumidores por todo el país, que sus actores sueñan con alcanzar el poder político total.

Detrás del odio por el petróleo y de la interdicción del fracking, hay un pensamiento atroz y lúcido que pocos captan: Si eliminamos los hidrocarburos, la nación quedará irremisiblemente arrodillada ente los estupefacientes.

He ahí la “economía verde” de Petro, pero sin máscara, puerta de entrada por donde “se va a la ciudad doliente”, como en Venezuela.

***

El matoneo permanente, a partir del día de su posesión, contra el historiador Darío Acevedo Carmona, es también advertencia para que los demás empleados públicos no interfieran actividades preparatorias de la revolución.