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viernes, 11 de abril de 2025

Camino hacia la pascua

José Leonardo Rincón, S. J.

Estamos ad portas de la Semana Mayor, y aunque para la mayoría de los colombianos simplemente estos días son sinónimo de vacaciones, para los creyentes practicantes se convierten en una jornada de especial relevancia espiritual.

La liturgia, es decir, esas acciones y oficios con los que el pueblo de Dios celebra su fe, tiene un itinerario muy bien estructurado y coherente que, pedagógica y procesualmente, nos va haciendo entender el misterio pascual, esto es, la pasión, muerte y resurrección del Señor. En realidad, no es solo una importante lección catequética, sino también toda una condensada lección de vida. Los colores de los ornamentos, la música, las oraciones y plegarias, los ritos y los símbolos, todos ellos conjugados, tienen un significado. La mayoría de la gente los ignora, y por eso se reducen casi que a una mera actuación teatral por parte de funcionarios eclesiásticos que mecánicamente repiten dichos y gestos, pero no comparten con su audiencia el delicioso sabor de eso que hacen.

Por eso es importante no solo ir a oír misa, como se dice, sino a participar y celebrar, pero sobre todo a entender y comprender lo que se celebra en cada uno de los rituales previstos. Fijarse en los actores principales y secundarios, lo que dicen y lo que hacen, por ejemplo, resulta muy aleccionador. Claro, entender el sentido profundo de cada ceremonia, su objetivo, lo que conmemora y el fruto que se espera alcanzar, más provechoso resulta todavía.

Para llegar a estos días santos se ha tenido una preparación de 40 días, conocidos como la Cuaresma, un tiempo que nos invitó a la reflexión, a la oración, el ayuno y la limosna. Tiempo propicio para tener una mirada interior autocrítica, pero cargada de esperanza y misericordia. Tiempo de crecimiento y de trascendencia. Tiempo de evolución y maduración.

El Domingo de Ramos evidencia la paradoja entre el éxito puesto sobre el efímero poder humano, azuzado por un pueblo voluble e interesado que hoy proclama rey a su líder y mañana pide que lo crucifiquen.

El Jueves Santo celebra la apoteosis del amor que se traduce en servicio ministerial; se ofrece como alimento que da vida eterna en eucaristía comunitaria que hace memoria de ese amor llevado al extremo.

Por su parte, el Viernes Santo exalta la cruz del holocausto, donde el justo es masacrado cual víctima de un poder humano que, sabiendo de su inocencia, prefiere lavarse las manos, condenando inicua y arbitrariamente al inocente, en tanto se libera al delincuente, recomponiendo relaciones políticas, lavando rating ante el emperador, aunque se pase por encima de la propia conciencia; amigos que huyen, el uno traiciona, el otro niega, todos se esconden...

Finalmente, la Palabra se cumple. Después de la noche viene el día, del pecado la gracia, de la muerte la vida, del fracaso la gloria. Cuestión de fe, cuestión de esperanza que no defrauda, cuestión de amor. El paso, la Pascua, se ha dado. Era cierto, está vivo, está en medio de nosotros. Había que recorrer el camino hacia la Pascua para poder entenderlo.

 

lunes, 7 de abril de 2025

Propuesta para solucionar la crisis nacional

Luis Alfonso García Carmona

Me permito presentarles estas reflexiones sobre la crisis del país y la estrategia adecuada para su solución.

Reflexiones previas

  1. Debemos tomar conciencia de que la hecatombe que nos afecta no se soluciona solamente con la separación del guerrillero-presidente del poder, pues sería reemplazada por su vicepresidente. Se requiere ponerle fin a la profunda descomposición que afecta todos los aspectos de la vida en sociedad. Hay que devolverle a Colombia la ética y transparencia en la gestión pública, la vigencia de los principios democráticos y el respeto al Estado de Derecho, la seguridad para sus pobladores, la sustitución de quienes acceden al poder sin tener las condiciones morales y profesionales para ejercerlo, el respeto por las normas universales de comportamiento y convivencia.
  2. Después de dos años y medio de régimen de orientación castro-chavista, es necesario, además, trabajar eficazmente en la erradicación del narcotráfico, eliminación de la corrupción rampante, detener la recesión económica y el déficit fiscal, revertir las reformas que afectan a la salud y la seguridad social, reformar a fondo la administración de justicia contaminada de venalidad y politiquería, crear riqueza para atender adecuadamente a la generación de empleo y a las necesidades de los más vulnerables, proteger a la institución de la familia, reorientar la educación para la formación de honestos ciudadanos, corregir las falencias de nuestra débil democracia y cuidar del medio ambiente sin que ello se convierta en obstáculo para nuestro desarrollo.
  3. Todo lo anterior requiere no solo de un candidato a la presidencia, sino de un equipo comprometido con el bien común y no meramente con ganar en una confrontación electoral. Las reformas constitucionales y legales que se necesitan para este mínimo programa de recuperación del país requieren la unión de la mayoría del pueblo colombiano.
  4. Este tremendo desafío no es posible desarrollarlo en el corto período de 4 años. Por eso, hay que procurar el mantenimiento de las riendas del poder en manos de “los buenos” al menos durante 4 períodos presidenciales, es decir, 16 años. Vemos el ejemplo de Bolsonaro, Uribe y otros que lograron acceder al poder derrotando a la extrema izquierda, hasta que los derrotados recuperaron el mando y cambiaron la sana orientación por el regreso a las anquilosadas tesis del marxismo.
  5. La llegada de la izquierda radical al poder en Colombia tiene unas causas muy claras: el humillante y espurio Acuerdo de La Habana, los gobiernos transaccionales de Santos y Duque, la cobardía o complicidad de los desacreditados líderes políticos que se han negado a liderar una contundente oposición contra el petrismo y el fraude monumental auspiciado por las autoridades electorales. De allí que la solución esperada no puede provenir de esos sectores. Tendremos que apelar a los colombianos independientes, no contaminados de la vieja politiquería ni esclavizados por la dialéctica castro-chavista. Esos colombianos que ganaron el plebiscito en contra de todos los grupos de presión, los mismos que en forma espontánea salen a marchar en contra de Petro y gritan “¡Fuera, Petro!” en los estadios y coliseos.

La estrategia: conformar una gran fuerza de oposición y reconquistar el poder

Como consecuencia de las reflexiones anteriores, propongo que trabajemos en la conformación de una gran fuerza de oposición y reconquista del poder con las siguientes características:

  1. Convocar a los colombianos, sin distingo de credo, ideología política, etnia, clase social, etc., a que trabajemos por un solo objetivo, sin necesidad de que tengan que afiliarse a un nuevo partido. Basta que se comprometan con la recuperación del país en todos los aspectos.
  2. Esa gran fuerza, independiente de los viejos caudillos políticos, deberá comprometerse con la separación de la camarilla petrista del poder y con la reconstrucción del país en un período de 16 años, o sea, 4 períodos presidenciales. Sería una especie de Frente Nacional para la Salvación de Colombia, no elevada a norma constitucional, pero sí pactada por los colectivos que representan a las grandes mayorías involucradas: personal de la salud y pacientes convertidos en dolientes, veteranos de la Fuerza Pública, cotizantes al riesgo de vejez preocupados por la suerte de sus futuras pensiones, pensionados de los sectores público y privado, transportadores, empresarios grandes, medianos y pequeños, sectores afectados con la mala gestión petrista.
  3. Hay que convertir a cada colombiano en un activista. Como en las legiones romanas, si tú empiezas con tus seres más allegados, ya eres un decurión (con menos de 100 contactos) y avanzas hasta convertirte en un centurión (con más de 100 contactos). Tus armas serán el celular y el PC para mantener contacto con tus seguidores. Puedes, por ejemplo, entrar al portal www.alianzareconstruccioncolombia.org y compartirles los textos y noticias que más te gusten y establecer un diálogo virtual con tu grupo. No te exigiremos cuotas ni asistencia a reuniones. Basta con tu trabajo virtual para multiplicar hasta el infinito nuestra fuerza opositora y de resistencia.
  4. No debemos adelantarnos a elegir candidatos a la presidencia cuando ni siquiera sabemos si habrá elecciones, según las pistas que ha dado el guerrillero-presidente que aspira a perpetuarse en el poder. En caso de que las hubiere, debemos preparar nuestras fuerzas desde ahora y, en su momento, tomar libremente la decisión de elegir un aspirante que encarne nuestros principios e ideales. No podemos entregarnos prematuramente a cualquier político que demande nuestros votos.
  5. Creemos firmemente que el candidato, en representación de esta fuerza patriótica, debe conquistar la adhesión de millones de buenos colombianos, convocándolos a participar activamente en una sola tarea: “el milagro económico” para convertir a Colombia en una potencia económica y en el mejor país del mundo para vivir.
  6. La implementación del “milagro económico” incluye propuestas sectoriales en múltiples aspectos como los siguientes:
  • Protección del derecho a la vida y de la institución de la familia.
  • Profunda reforma de la administración de justicia.
  • Restablecimiento del orden y la paz pública:
  • Pena de muerte para crímenes atroces y de lesa humanidad.
  • Seguridad física y jurídica de las personas y sus bienes.
  • Guerra al narcotráfico.
  • Gran revolcón carcelario: castigo, reeducación y reinserción.
  • Erradicación de la corrupción y el despilfarro.
  • Desarrollo acelerado del capitalismo sabio y del "milagro económico":
  • La cultura de la concordia, fraternidad y equidad cristianas.
  • Crecimiento económico y generación de empleo.
  • Agro industrialización estratégica y puertos.
  • Plan decadal inmobiliario Singapur: ciudades integrales reemplazarán los vergonzosos cinturones de miseria.
  • Colombia, la esquina latinoamericana del software, la IA y la banca.
  • Avanzada red de vías fluviales.
  • Derogatoria del pacto de La Habana, no solo por su espurio origen, sino porque incluye obstáculos que impiden el desarrollo del programa del “milagro económico”.
  • Revuelta a la educación.
  • Recuperación de la seguridad social, con la inversa de las reformas pensionales y de salud.
  • Cuidado del medio ambiente, sin que se convierta en freno para el desarrollo.
  • Fortalecimiento de nuestro débil sistema democrático.

viernes, 4 de abril de 2025

Por la bella villa

José Leonardo Rincón, S. J.

Estar en Medellín resulta siempre grato y reconfortante. Lo he hecho a lo largo de mi vida muchas veces, pero también he de decir con orgullo que en tres ocasiones he vivido en la ciudad de la eterna primavera: recién nacido, durante mi noviciado en la Compañía de Jesús, y cuando estuve seis años como rector del Colegio San Ignacio. ¡Inolvidable!

Mucho podría decirse o escribirse sobre esta bella villa, instalada a lo largo y ancho del valle de Aburrá. Cuna de una cultura que ha logrado extraordinarias realizaciones, pero que también ha sufrido la desgracia de quienes dejaron de lado principios y valores ancestrales, y optaron por el camino corto del dinero fácil.

Ciudad de contrastes, se ha convertido en la capital de la montaña. El clima primaveral se ha tornado más cálido por la densidad de la población, el increíble aumento de la movilidad vehicular y la proliferación de torres de edificios, que la convierten en la ciudad donde más del 75 % de su gente vive en propiedad horizontal: toca hacia arriba porque ya no hay cabida hacia los lados.

Llegaba un caleño muy simpático a Medellín, y el paisa, siempre acogedor, le preguntó de dónde venía, a lo que respondió rápido y orgulloso: “¡De la sucursal del cielo!”. El del carriel, casi sin inmutarse, concluyó: “¡Pues bienvenido a la principal!”. Y es que por esta comarca, el amor por la tierra y por sus gentes hace que la autoestima se eleve y el orgullo regional sea manifiesto.

Cuando Bogotá apenas comienza a otear en el horizonte, después de siete décadas de necesitar un sistema masivo de transporte, Medellín hace treinta disfruta no solo de metro, sino de una "cultura metro", que implica no solo un sistema bien organizado de tren, tranvía, buses, cabinas de cable y hasta escaleras eléctricas, sino principalmente un modo de proceder, un cuidado de lo público y un sentido cívico que comenzó a trabajarse como propósito ciudadano desde 1979, y que cualquier ciudad cosmopolita del mundo ya quisiera tener: espacios impecables, vagones como nuevos.

Aquí la gente todavía saluda en la calle, respeta su turno, hace sentir bien al foráneo y trabaja arduamente por progresar. Claro, ya lo dijimos, no todo ha sido color de rosa. El narcotráfico hizo y sigue haciendo mucho daño, pues envenenó conciencias hasta cancerar la sociedad toda con un tumor que no resulta fácil de extirpar. Males consiguientes, como la corrupción, la trata de personas y otras desgracias donde se permite el “todo vale”, han ido apareciendo y deterioran la positiva imagen que se labró por generaciones enteras.

Con todo, Medellín sigue siendo un vividero muy agradable que bien vale la pena disfrutar. Los hinchas del rojo todavía miran con desconsuelo su dedo índice desgastado sobre la mesa, insistiendo que este año sí, mientras los verdolagas, para pesar de sus detractores, se ratifican como el Rey de Copas.

Hay que seguir viniendo, porque estos aires son saludables y porque grande es el listado de amigos que hay que saludar.

miércoles, 18 de diciembre de 2024

Con lo de la EPS SURA, el Gobierno logró acabar los servicios de salud

Andrés de Bedout Jaramillo
Andrés de Bedout Jaramillo

La solicitud del desmonte ordenado de la EPS SURA, a la Superintendencia de Salud, con todo el profesionalismo y claridad, demostró la imposibilidad de mantener la operación con una UPC insuficiente para atender la salud de los colombianos y más cuando ya se han generado unas pérdidas de más de $400.000 millones de pesos. Queda en el Gobierno nacional la muy grave equivocación en que han incurrido al no realizar siquiera los estudios que permitan los ajustes en la UPC en pro de la sostenibilidad del sistema, escudados en una supuesta corrupción generalizada, que han querido disque mitigar a punta de intervenciones gubernamentales que solo han ayudado a deteriorar en forma más acelerada todos los indicadores de servicio, financieros y jurídicos, y que están llevando al siguiente paso, la liquidación de las EPS intervenidas.

Las intervenciones han demostrado al Gobierno que, con la UPC actual, no es sostenible el sistema, es más, así lo están diciendo a todo pulmón, los agentes interventores designados por el Gobierno nacional, presumo, con algún asomo de así sea un escaso conocimiento en materia de salud y administración.

Lo más triste de todo es que ya llegamos al punto de no retorno, la crisis inducida, logró su objetivo inicial, desmotivar totalmente al sector privado en las inversiones en salud, quebrar EPS e IPS privadas y públicas, forzando a que todo el sistema de salud pase a manos del Estado, con las consecuencias de mala calidad en el servicio. Hemos pasado de una salud que estaba funcionando bastante bien, con un régimen subsidiado que tenía por igual a todos los colombianos, por el deterioro del sistema en general este beneficio solo continuará para los pocos colombianos que además de los aportes obligatorios a salud, puedan pagar planes complementarios y pólizas de salud prepagada.

Personalmente pienso que las entidades de control deberían actuar frente a este perverso, irresponsable y dañino despropósito gubernamental que desafortunadamente logró su cometido y acarreará seguramente multimillonarias demandas contra el Estado colombiano, que nos tocará pagar a todos.

Reconstruir el sistema de salud destruido tardará mínimo, según los expertos, más de 15 años, partiendo de la generación de unas condiciones de seguridad y estabilidad que permitan animar y motivar nuevamente al sector privado en las inversiones en salud, que permitan la rentabilidad que garantice la sostenibilidad del sistema con la calidad y los indicadores que tuvimos hasta hace dos años atrás. Cuando llegó Petro, con su ministra Corcho y luego con su ministro Jaramillo, se empezó a demoler aceleradamente el sistema contributivo que subsidiaba la atención en salud de más del 90% de los colombianos, incluidos, por supuesto, a los más pobres a través del Sisben. Con la insistencia de SURA, que ha sido ejemplo de eficiencia, optimización y calidad en el servicio en el ámbito nacional e internacional, en retirarse, advirtiendo que está en causal de intervención gubernamental y en altísimo riesgo de muy próximo incumplimiento en los pagos de sus obligaciones con proveedores, el sistema de salud construido durante 30 años se termina en Colombia.

No fue necesaria la reforma a la salud para aniquilar el sistema, solo sirvió para mantenernos distraídos, mientras el chu chu chu, hacía carrera, no pagando a las EPS lo adeudado y no ajustando la UPC.

Lo único cierto es que, de salir la reforma como está planteada, se reafirmará la estatización de la salud, como ya está sucediendo, y no se dará ninguna señal que permita animar otra vez la participación de la inversión privada en el sistema de salud colombiano.

Protégenos Señor de las malas intenciones de nuestro nefasto y dañino presidente, que ya acabó con el sistema de salud de los colombianos, tiene en muy malas condiciones a Ecopetrol, empresa soporte económico del país, y ahora quiere seguir con los servicios públicos domiciliarios, a los que ya les ha asestado golpes letales.