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viernes, 6 de septiembre de 2024

Lecciones foráneas

José Leonardo Rincón, S. J.
José Leonardo Rincón, S. J.

En la medida que pasan los años y nos vamos volviendo viejos, aprendemos o, mejor, deberíamos aprender todos los días nuevas lecciones de vida.

Lamentablemente, esa curva de aprendizaje de la humanidad no siempre se aprovecha y asimila. De pronto se conoce, se ha vivido, se ha sufrido en carne ajena, pero nuestra amnesia colectiva, nuestra testarudez, hacen que volvamos a caer en los mismos errores.

Después de la segunda guerra mundial creímos que tal barbarie no se repetiría y no. Sí se ha repetido. Después de la pandemia dijimos que íbamos a ser mejores seres humano y no. No han cambiado mucho las cosas. Después de ver esas dictaduras horrorosas de Hitler, Stalin, por mencionar dos opuestos, creíamos que fascismos y comunismos se superarían y no. Todavía hay quienes se inspiran en ellos para repetir la historia.

Las experiencias fallidas de revoluciones que buscaron un mejor vivir para sus pueblos, se instalaron en el poder, no lo sueltan, pero sus gentes no están mejor que antes después de 60 años en Cuba, 40 en Nicaragua, 20 en Venezuela… ¿Será que hay ingenuos y tontos que crean que esos modelos pueden replicarse en nuestro medio? ¡Ay Dios! Yo pensaría que no faltan.

Esta semana estuve en Lima con mis colegas administradores provinciales de toda Latinoamérica y el Caribe. La primera sesión fue para conocer un poco más el contexto peruano y el invitado fue Francisco Sagasti, el único expresidente de la república que no está en la cárcel, huyendo, sindicado de corrupción o pedido en extradición. Recuerden que Fujimori, Toledo, Humala, Kuczynski, Vizcarra, Merino y Castillo lo están y que Alan Garcia prefirió suicidarse cuando lo iban a poner preso. De entrada, esto ya impacta, porque uno podría juzgar de inestable esta democracia que destituye o cambia sus jefes de Estado con tanta frecuencia. O podría pensarse también que tienen los mecanismos para cambiarlos si no dan la talla.

Pasada la vergonzosa manipulación de los resultados electorales en Venezuela, que puso en evidencia que Maduro es de facto un dictador que se resiste a dejar el poder a las buenas y que prefiere hacer correr ríos de sangre antes que dar un paso al costado, aún a sabiendas de que no cuenta ya con el apoyo popular, sería el colmo nuestro no aprender de estas lecciones foráneas.

Yo no sé si la “derecha”, donde ubican ahora a todos los que no están con este Gobierno, está asustada con las consecuencias de sus indolentes actuaciones por décadas y si ha reflexionado que la cuestión social y la preocupación por un cambio y unas condiciones sociales mejores es solo discurso de la “izquierda”. No sé si esperan más estallidos sociales como los que estamos viendo esta semana y que no es cuestión de las guerrillas o los de izquierda contra la derecha, sino que también puede darse con un gobierno de izquierda que prometió cambios y solo ha decepcionado a la gente. Las necesidades básicas, la justicia social, no necesitan de ideologías, sencillamente se sienten. Y puede venir el Gobierno que venga, pero si está de espaldas a las necesidades del pueblo tendrá garantizada sus revoluciones y protestas. A ver si aprendemos de lo que pasa por fuera y de lo que ya comienza a suceder dentro. El tiempo corre y más que violencia lo que necesitamos es gente inteligente y sensata, líderes con la camiseta puesta de su país, que miren no sus personales intereses sino los de las mayorías a las que deben servir sin mezquindades.

miércoles, 28 de agosto de 2024

La ancianita de SIracusa

Luis Alfonso García Carmona
Luis Alfonso García Carmona

Quiero reproducirles esta antigua historia pues abrigo la esperanza de que su lectura nos permitirá reflexionar con mayor profundidad sobre el calamitoso momento que vive nuestro amado país.

“…cuenta Santo Tomás la historia de la anciana de Siracusa que rogaba continuamente por la conservación de la vida del tirano Dionisio, maldecido por todos. Al saberlo, el tirano, sorprendido, la interrogó, respondiéndole la anciana: «Cuando yo era joven teníamos un tirano cruel, cuya muerte deseaba; muerto este le sucedió otro más duro, y también deseé vivamente el final de su dominio; en tercer lugar, empezamos a aguantarte a ti más insoportable que los anteriores. Por tanto, si tú eres removido, otro peor ocupará tu sitio» (Galvao de Sousa, José Pedro, El pensamiento político de Santo Tomás de Aquino).

Dionisio el Viejo gobernó tiránicamente a Siracusa desde el 405 a. C. hasta su muerte en el 367 a. C. Recibió con sorpresa la noticia de que esta pobre mujer no deseaba su muerte a pesar de que se había ganado el rechazo mayoritario de sus gobernados, y era maldecido por todos.

La moraleja de la historia surge del hecho de que desde su juventud la ancianita había sufrido la crueldad de los anteriores gobernantes a quienes había deseado su muerte; pero, cada vez que llegaba uno al poder, este era más insoportable que el anterior. Llegó así a la conclusión de que era mejor no pedir la muerte o remoción de Dionisio, para evitar la llegada de un tirano peor que ocupara su sitio. Y así, resolvió pedir porque Dionisio conservara su vida.

Reconozco en la ancianita de Siracusa una lógica, infantil o ingenua si se quiere, pero acorde con las experiencias vividas consecuencia de los tiranos gobernantes que conoció.

¿Cuántos hay, aún con una mayor preparación que la citada viejita, que actúan sin tener en cuenta para nada lo que les ha correspondido vivir?

¿Cómo es posible que apoyen un candidato de la izquierda radical, movimiento patrocinador de las guerrillas que durante 60 años han causado terror y son responsable de los más crueles crímenes de nuestra historia?

¿Con cuáles argumentos votan por un guerrillero, experto en nada, salvo en asesinar, secuestrar, extorsionar y destruir el patrimonio de la Nación?

¿Cómo se puede olvidar la corrupta y desastrosa gestión de Petro0 y sus secuaces en la alcaldía distrital, para luego entregarle su voto para la Presidencia de la República?

¿Cómo podemos creer que podemos solucionar la crisis del país esperando una unión de los mismos corruptos que han medrado toda la vida del presupuesto y ahora venden su voto al tirano de turno?

¿Con qué fundamento llaman algunos a que respaldemos las instituciones para salir de la crisis?

¿Es que no sabemos en manos de quiénes están esas llamadas “instituciones”, de quién reciben órdenes ni para quienes trabajan?

Creo que estaba más acertada la ancianita de Siracusa que quienes así piensan sacarnos de este profundo averno.

miércoles, 31 de julio de 2024

Señores ya se sabía: la moda es la tiranía de las minorías

Luis Guillermo Echeverri Vélez
Luis Guillermo Echeverri Vélez

La región incendiada y seguimos hablando de una lánguida democracia, de la cual todos abusan como les da la gana, muchos protestan, pero no pasa nada.

Hay que entender que Venezuela y Colombia, aunque tienen diferencias, conforman la misma región, tienen el mismo origen fundacional, son naciones hermanas, comparten una gran frontera donde pasa de todo, sufren exactamente los mismos males, y tienen al comando del Estado gobiernos de truhanes de la misma calaña.

Venezuela ha estado arrasada por el socialismo del siglo XXI por veinticinco años seguidos; allí y aquí, hay territorios totalmente dominados por el narcoterrorismo encabezado por el Cartel de los Soles, las FARC-EP, el ELN, el Tren de Aragua, el Clan del Golfo, y súmenle las mafias de corrupción en los poderes administrativo, legislativo, judicial y en los organismos de control del Estado.

En Venezuela toda esa delincuencia impune la representan Maduro, Padrino, Diosdado y sus secuaces locales e internacionales. Aquí son los narco-partidos los que conducen el Estado, con el nuevo M-19 representado por Gustavo Petro a la cabeza del poder, en abierta unión de hecho con esas mismas inhumanas y violentas organizaciones terroristas, apoyado por un sartal de mamertos criollos e internacionales, y respaldado por una cleptocracia y unos contratistas estatales totalmente corruptos.

Nuestros congresistas y magistrados no se atreven a secundar el pueblo que clama “Fuera Petro”, y eso los convierte en cómplices. Quedó demostrado el pasado 20 de julio, cuando nadie le pidió la renuncia, ni reclamó que se cumpla la ley ante la flagrante ilegitimidad del Gobierno y su confesa asociación para delinquir con buena parte del Congreso, las cortes y criminales de cuello blanco.

Muchos líderes gremiales, de la difunta sociedad civil y los partidos políticos, dicen que quedan dos años, y que la democracia prevalecerá en 2026 porque este es un país con una sólida institucionalidad. Pero, como pasó en Cuba, Nicaragua y Venezuela hace ya varias décadas, la mediocridad, la cobardía y el acomodamiento del liderazgo, es el factor que puede permitir que Colombia pase a ser un totalitarismo de hecho bajo la máscara de una democracia nominal.

¿Para qué nos decimos mentiras? Se expanden el caos económico y la desesperanza social propagada por la inseguridad total, y aquí la moda, bajo amenaza de una explosión de terrorismo urbano, es la imposición tirana de las agendas de las minorías a la gran mayoría.

La historia da cuenta de que los tiranos sólo caen derrocados por la fuerza. Y estamos en manos de tres tipos de bichos políticos y gusanos burocráticos: los lánguidos mamertos voltearepas de siempre; los corruptos que hoy conforman una cleptocracia abierta y generalizada, y los criminales de lesa humanidad indultados por la estupidez y la hipocresía de nuestros políticos que hablan de paz donde no la puede haber.

Aquí se terminó la entereza, la honorabilidad y la justicia. Los principios los vendimos en el bazar de un poder estatal que no respeta el Estado de derecho.

Somos víctimas de permitir la mediocridad mamerta de los “políticamente correctos” que sólo hablan de democracias porque les conviene. Cómplices por permitir la instauración de la cultura mafiosa asociada al narcotráfico y una cleptocracia corrupta y clientelista que sólo multiplicó los problemas que no fuimos capaces de solucionar antes de que aquí también llegara el proyecto revolucionario bolivariano al poder en manos del M-19 y apoyado por el narcoterrorismo en 2022.

La desesperación es el producto de una ruina estatal y de una inseguridad maquilladas e inmanejables que se multiplican frente a una justicia y unas fuerzas armadas castradas mental y físicamente cuando el enemigo de la ley subió al poder de manera ilegítima, y el país político al igual que en 2017 se entregó a un narco comunismo terrorista disfrazado de alianzas políticas democráticas.

Hoy existen todos los elementos para sacar del poder al tirano con careta de presidente electo democráticamente. Pero aquí nadie de los que por obligación tienen que hacerlo, se atreve a proceder conforme a la Constitución y las leyes vigentes.

Si no nos ponemos las pilas ya mismo, anoten bien lo que nos espera por tibios, cobardes, mediocres y cómodos: Un acuerdo nacional entre todo tipo de delincuentes. Una constituyente a la medida del neo estalinismo narcoterrorista, una ley de punto final, y otra elección fraudulenta en 2026.

Lo demás es paja. Moriremos en el narco comunismo y serán otras generaciones, tal vez después del 2050, las que vean cómo, de la ruina total, rebroten la libertad y el orden en estos pueblos que liberó Bolívar y que hoy han resuelto esclavizarse.