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martes, 20 de febrero de 2024

De cara al porvenir: los grandes segundos de la historia

Pedro Juan González Carvajal
Por Pedro Juan González Carvajal

Dicen algunos, con mucha razón, que la historia la escriben los que ganan y que  dentro de los ganadores, pues los héroes mitológicos, los emperadores, los faraones, los reyes, los conquistadores, los profetas, los presidentes y los líderes de todo tipo son los que sobreviven al inexorable paso del tiempo y que son sus nombres, no los de aquellos que los ayudaron y sostuvieron, y que muchas veces, también los alentaron, defendieron y protegieron, quienes logran sobrevivir al olvido del tiempo y de la historia.

Traeremos de las cenizas del tiempo los nombres de maestros y generales de algunos de los grandes hombres de la humanidad, con la ayuda de Wikipedia.

El principal maestro de Alejandro Magno fue nada menos que Aristóteles, acompañado de Lisímaco.

Lista de generales de Alejandro Magno

Generales de Filipo II

Parmenio, Antípatro de Macedonia, Eumenes de Cardia

Los Somatophylakes
(Guardaespaldas de Alejandro)

Aristonoo (hasta 323 a. C.), Arrhibas (hasta 332 a. C.), Balacro (hasta 333 a. C.), Demetrio (hasta 331 a. C.), Lisímaco (hasta 323 a. C.), Ptolemeo (hijo de Seleuco) - (hasta 333 a. C.), Peitón (hasta 323 a. C.), Hefestión (hasta 324 a. C.), Menes(hasta 330 a. C.), Leonato (hasta 323 a. C.), Pérdicas (hasta 323 a. C.), Ptolomeo I Sóter (hasta 323a. C.), Peucestas (hasta 323 a. C.)

Sátrapas en la
partición de Babilonia

Antípatro de Macedonia (Macedonia & Grecia), Philo (Iliria), Lisímaco de Tracia (Tracia), Leonato (Frigia),·Antígono I (Frigia), Asandro (Caria), Nearco (Licia & Panfilia), Menandre (Lidia), Filotas (Cilicia), Eumenes de Cardia (Capadocia & Paflagonia), Ptolomeo I Sóter (Egipto), Laomedón (Siria), Neoptólemo (Armenia), Peucestas (Babilonia), Arcesilas (Mesopotamia), Peitón (Oriente Medio), Tleptólemo (Persia), Nicanor(2) (Partia), Antigenes (Imperio Elamita), Archón (Pelasgia), Filipo (Hircania), Estasanor (Aria -Afganistán- y Drangiana), Sibyrtios (Aracosia y Gedrosia). Amintas (Bactriana), Escitaeo (Sogdiano)

Sátrapas en el
Pacto de Triparadiso

Antípatro de Macedonia (Macedonia & Grecia), Lisímaco de Tracia (Tracia), Arrhidaeus (Frigia), Antígono (Frigia, Licaonia, Panfilia y Licia), Casandro (Caria), Clito el Blanco (Lidia), Filóxeno (Cilicia) Nicanor(2) (Capadocia & Paflagonia), Ptolomeo I Sóter (Egipto), Laomedón (Siria), Peucestas (Persia), Anfímaco (Mesopotamia), Peitón (Oriente Medio), Tleptólemo (Carmania), Filipo (Partia), Antígenes (Susiana), Seleuco (Babilonia), Estasanor (Bactriana & Sogdiano), Estasandro (Aria & Drangiana) y Sibircio (Arachosia & Gedrosia).

Generales de caballería

Perdicas, Hefestión, Ptolomeo I Sóter, Antígono, Lisímaco de Tracia, Menandre, Leonato, Laomedón, Neoptolemo y Erigio.

Generales de infantería

Meleagro, Crátero, Seleuco, Poliperconte, Antígenes, Ceno, Ptolemeo (hijo de Seleuco) y Filotas

Otros (mando desconocido)

Alcetas, Anfímaco, Amintas, Arcesilas, Archon, Asandro, Clito el Blanco, Clito el Negro, Nearco, Nicanor(1), Nicanor(2), Peitón, Peucestas, Filipo, Philo, Filóxeno, Escitaeo, Sibircio, Estasanor, Estasandro y Tlepólemo.

(1) Hijo de Parmenion; m. 330 a. C. entonces no la misma persona (2)

(2) Sátrapa en la partición de Babilonia, seguramente Nicanor de Estagira

 

El maestro principal de Julio César fue Marco Antonio Gnifon.

Lista de generales de Julio César

Contra todos los pronósticos, la figura imperial de Julio César- el Gran General-, opaca a la gran cantidad de generales a su mando, a excepción clara de Marco Antonio, su segundo incondicional. Otros de sus generales fueron: Lucio Julio César, Marco Licinio Craso, Tito Labieno y Quinto Tulio Cicerón.

Para el imperio romano, la lista de generales es mucho más amplia:

Algunos de los mejores generales de la antigua Roma:

·       Cayo Marius (157-86 aC.) ...

·       Escipión el Africano (236-183 aC.) ...

·       Lucio Cornelio Sila Félix (138-78 aC.) ...

·       Cneo Pompeyo Magno (106-48 aC.) ...

·       Cayo Julio César (100-44 aC.) ...

·       Marco Vipsanio Agripa (63-12 aC.) ...

·       Julio César Germánico​ (15 aC. ...

·       Cneo Julio Agrícola (40-93 dC.)

·       Marco Ulpio Trajano (53-117 dC)

·       Marco Antonio (83-30 dC)

El principal maestro de Napoleón fue Louis Alexander Berthier, quien además lo acompañó en la mayoría de sus campañas.

Lista de mariscales de Napoleón

·       Louis Alexandre Berthier, Príncipe de Neufchâtel y de Wagram, Duque de Valengin (1753–1815). Mariscal del Imperio en 1804

·       Joaquín Murat, Príncipe del Imperio, Gran Duque de Cléveris y Berg, Rey de Nápoles (1767–1815). Mariscal del Imperio en 1804

·       Bon Adrien Jeannot de Moncey, Duque de Conegliano (1754–1842). Mariscal del Imperio en 1804

·       Jean-Baptiste Jourdan, Conde de Jourdan (1762–1833). Mariscal del Imperio en 1804

·       André Masséna, Duque de Rivoli, Príncipe de Essling (1758–1817). Mariscal del Imperio en 1804

·       Pierre François Charles Augereau, Duque de Castiglione (1757–1816). Mariscal del Imperio en 1804

·       Jean Baptiste Jules Bernadotte, Príncipe de Ponte Corvo, Rey de Suecia y Noruega con el nombre de Carlos XIV Juan, (1763–1844). Mariscal del Imperio en 1804

·       Guillaume Marie Anne Brune, Conde de Brune (1763–1815). Mariscal del Imperio en 1804

·       Jean de Dieu Soult, Duque de Dalmacia (1769–1851), Mariscal del Imperio en 1804. Mariscal General de Francia en 1847

·       Jean Lannes, Duque de Montebello (1769–1809), Mariscal del Imperio en 1804

·       Édouard Adolphe Casimir Joseph Mortier, Duque de Treviso (1768–1835). Mariscal del Imperio en 1804

·       Michel Ney, Duque de Elchingen, Príncipe de la Moscova (1769–1815). Mariscal del Imperio en 1804

·       Louis Nicolas Davout, Duque de Auerstädt, Príncipe de Eckmühl (1770–1823). Mariscal del Imperio en 1804

·       Jean-Baptiste Bessières, Duque de Istria (1768–1813). Mariscal del Imperio en 1804

·       François Christophe Kellermann, Duque de Valmy (1737–1820). Mariscal del Imperio en 1804 (honorario)

·       François Joseph Lefebvre, Duque de Danzig (1755–1820). Mariscal del Imperio en 1804 (honorario)

·       Dominique Catherine de Pérignon, Marqués de Grenade (1754–1818). Mariscal del Imperio en 1804 (honorario)

·       Jean-Mathieu-Philibert Sérurier, Conde de Sérurier (1742–1819). Mariscal del Imperio en 1804 (honorario)

·       Claude Perrin Victor, Duque de Bellune (1764–1841). Mariscal del Imperio en 1807

·       Etienne-Jacques-Joseph MacDonald, Duque de Tarento (1765–1840). Mariscal del Imperio en 1809

·       Nicolas Charles Oudinot, Duque de Reggio (1767–1847). Mariscal del Imperio en 1809

·       Auguste Marmont, Duque de Ragusa (1774–1852). Mariscal del Imperio en 1809

·       Louis Gabriel Suchet, Duque de Albufera (1770–1826). Mariscal del Imperio en 1811

·       Laurent de Gouvion-Saint-Cyr, Marqués de Gouvion-Saint-Cyr (1764–1830). Mariscal del Imperio en 1812

·       Józef Antoni Poniatowski, Príncipe Poniatowski (1763–1813). Mariscal del Imperio en 1813

·       Emmanuel de Grouchy, marqués de Grouchy, (1766–1847). Mariscal del Imperio en 1815

Simón Bolívar tuvo grandes maestros como Andrés Bello, José Antonio Negrete, Guillermo Pelgrón, el padre Andújar, Miguel José Sanz y Simón Rodríguez, quien lo introdujo al movimiento filosófico de aquella época.

Lista de generales de Bolívar

·       General Antonio José de Sucre.

·       General Rafael Urdaneta.

·       General Diego Ibarra.

·       General Pedro Briceño Méndez.

·       General José Antonio Anzoátegui.

·       General Mariano Montilla.

·       General José Francisco Bermúdez.

·       General Justo Briceño.

·       General Francisco de Paula Santander.

·       General José María Córdova.

·       General José Laurencio Silva

·       General Pedro León Torres

·       General Manuel Cedeño

·       General Ambrosio Plaza

·       General Jacinto Lara

·       General Cruz Carrillo

·       General León Febres Cordero

·       General Francisco Esteban Gómez

·       General Daniel O´Leary

·       General Bartolomé Salom

·       General Pedro Zaraza

·       Coronel Juan José Rondón

Como bien puede observarse, este es un inventario mínimo e incompleto de aquellos personajes que soportaron los triunfos y las derrotas de los 4 grandes hombres que hemos traído a colación.

Sin embargo, sin ellos hubiera sido imposible que estos hombres extraordinarios pudieran haber logrado sus proezas.

¡Loor a los grandes segundos!

jueves, 30 de septiembre de 2021

Vigía: la iconoclastia del odio

Coronel John Marulanda (RA)
Por John Marulanda*

Un Bolívar con falencias tácticas pero decidido, solitario en su grandeza, pero bien respaldado por unos coroneles imbuidos en su misión, navegó más que Colón y Vasco de Gama, anduvo 10 veces más que Aníbal, tres más que Napoleón, el doble de Alejandro Magno y fue derrotado en seis de las 472 batallas que peleó.

Historia para un depósito

Con el apoyo de sus amigos ingleses, el caraqueño expulsó a los españoles de estas tierras y gestó la creación de seis naciones en una campaña militar asombrosa: luego de la batalla del Pantano de Vargas, (julio 1819), en donde murieron 300 patriotas, según el comandante español Barreiro, siguieron las de Boyacá (agosto del mismo año) con cerca de 100 bajas; Carabobo en Venezuela (junio 1821) con unas 300 bajas patriotas; Bomboná en el sur de Colombia (abril 1822),con más de 600 bajas; Pichincha en Ecuador (mayo 1822) con 350 bajas patriotas; Junín en Perú (agosto 1824) con unas 150 bajas, y Ayacucho, Perú, (diciembre 1824), con cerca de 1.000 bajas patriotas en combate contra Canterac y De la Serna, dos de los últimos generales españoles expulsados de suelo sudamericano.

Todos estos sacrificios se empezaron a reconocer públicamente desde principios del siglo anterior y en 1963 se inauguró el Monumento a los héroes, que recordaba el costo en vidas y sangre de esa proeza que nos parió como naciones soberanas y libres, en lo posible, claro. Y aunque en 2006 el Ministerio de la Cultura lo declaró bien de interés cultural del ámbito nacional, la Alcaldía de Bogotá, argumentando el paso del proyectado Metro, demolió la torre a martillazo limpio con la promesa de un nuevo centro cultural en otra parte de la ciudad, desatendiendo la ley, pues los bienes culturales deben ser protegidos, preservados y restaurados por mandato constitucional.

Como los vándalos de la tal Primera Línea vilipendiaron y pintarrajearon el monumento con grafitis de odio, de rabia, de una nueva historia de caos, pues la mesa estaba servida.

Bolívar, el idolatrado fetiche de la robolución bolivariana, fue evacuado del monumento en andas, a medianoche con todo y montura, y guardado en un depósito ante el riesgo de que algún muchacho ignorante y alucinado lo decapitara. Es un “canalla cobarde, brutal y miserable” dirían esos mozalbetes aprendices de nazis, citando a Marx (1858). No importa que estemos hablando del “el americano más prominente del siglo XIX”, como lo calificó recientemente la BBC de Londres.

Reescribiendo una historia feliz

Este desafuero es una demostración palmaria de la estrategia de la izquierda cuando llega al poder: borrar la memoria histórica vigente y recomponerla según su versión, por aquello de que quien gana es quien escribe la “verdad”.

El reemplazo de la historia oficial empezó de pleno a partir de los acuerdos habaneros. La Comisión de la Verdad oficia, espuriamente, como tribunal inquisitorial velado que en su Santo Oficio proclamará la nueva verdad: esos soldados patriotas que hace 200 años se sacrificaron y sus sucesores de hoy, todos, son culpables. Su memoria será maldita. Los generales y coroneles del Ejército bicentenario de hoy son estigmatizados, los soldados y policías colombianos asesinados por la espalda. La demolición de sus símbolos y monumentos es necesaria.

Y sus sustitutos ya están en camino. El buenazo líder campesino de alias "Monito Jojoy" es un buen alterno; alias "Timochenco" es un paradigma viviente del verdadero espíritu narco revolucionario que creará una nueva patria; alias "Sandra", maternal ella, que jura que los secuestrados tenían una “buena camita” y “buena comidita” en los campos de concentración de su amigo Jojoy, no puede ser mejor opción para la nueva historia.

De la JEP y la Comisión de la Verdad a la condena y de allí al derribamiento de monumentos, que ya se inició ante la indolencia generalizada, mientras se reescriben las cartillas escolares que recitarán las nuevas felices generaciones. En eso vamos.

martes, 7 de septiembre de 2021

De cara al porvenir: Pedro Pascasio Martínez

Pedro Juan González Carvajal
Pedro Juan González Carvajal*

Cuando en Colombia el tema de la corrupción nos abruma, es bueno rescatar del olvido de la historia a un humilde soldado que dio muestras de buen comportamiento en pleno campo de batalla, cuando el líder del bando enemigo trató de sobornarlo para que no lo apresara y lo dejara escapar, acción que, de manera honesta, no realizó.

Pedro Pascasio Martínez Rojas nació en Belén, el 20 de octubre de 1807, y murió allí mismo, el 24 de marzo de 1880. Fue un soldado preadolescente neogranadino que participó en la Campaña Libertadora de la Nueva Granada cuando tenía 11 años. Estuvo en las decisivas batallas del Pantano de Vargas y del Puente de Boyacá, en la cual, luego de la derrota de las tropas realistas, junto a otro soldado conocido como el Negrito José, dio captura al comandante del ejército enemigo, José María Barreiro.

En la noche del 7 de agosto de 1819, luego de la derrota de las tropas españolas en la batalla de Boyacá, el comandante del ejército español José María Barreiro se ocultó junto a otro oficial bajo unas rocas en inmediaciones al río Teatinos. En este lugar fue descubierto por Martínez y su compañero de misión, el Negrito José. El Negrito José sacó de acción al compañero de Barreiro. El oficial sorprendido por la actitud de los niños les ofreció una bolsa con monedas de oro para que lo dejaran huir, pero Pedro Pascasio lo rechazó diciendo: "Ni todo el dinero del mundo podrá comprar la libertad de una nación" y lo llevaron prisionero ante el libertador Simón Bolívar.

Por esta captura fue compensado con la suma de cien pesos y ascendido a sargento por Bolívar. Tras culminar la Guerra de Independencia, fue retirado del ejército y permaneció en Belén a espera de su pensión, que nunca recibió; desempeñó los oficios de leñador y carguero hasta su muerte. En 1880, el Congreso de Colombia por medio de la ley 93 reconoció su hazaña y le asignó una pensión de un peso, la cual recibió en una sola oportunidad.

El tema de la corrupción no es solo un tema de Colombia, sino de todo el planeta.

Sin embargo, lo que nos ocupa es Colombia, y ahí tenemos que ser claros: el proceso de formación que hoy le estamos dando a los niños, a los jóvenes y a los adultos, muy sencillamente no está funcionando.

Y es un problema que nos atañe y nos vincula a todos, desde los padres de familia, la familia, el entorno barrial, el entorno académico, el entorno empresarial y el entorno de lo público.

A grandes males, grandes remedios. Sin entrar a justificar, debemos generar condiciones de vida dignas a las personas en términos de equidad democrática, para que todos tengamos las mismas posibilidades y entonces no estemos propiciando la exclusión, en todas sus formas, y la intolerancia.

En el corto plazo, hay que definir una estrategia correctiva y preventiva: ¿Cárcel?, ¿pena de muerte?, ¿extinción de dominio de todos los bienes?, ¿cadena perpetua?, ¿trabajos forzados por 50 años?, ¿otros?, ¿cuáles?

Todo lo anterior acompañado de una campaña publicitaria y comunicacional invitando a respetar el recurso público y los recursos privados, y a que no seamos delincuentes ni cómplices pasivos o activos.

En el mediano plazo una estrategia de prevención con penalización para todos los vinculados y un reforzamiento de la capacidad efectiva de operación de los órganos de control económicos, legales y políticos.

Establecer un control y seguimiento exhaustivo a todos los contratos estatales de todos los niveles.

Solicitar a los gremios económicos sectoriales y subsectoriales, a las universidades y a las asociaciones profesionales que se vinculen a la campaña nacional contra la corrupción haciendo seguimiento de sus afiliados y egresados, y expulsando y vetando a quien sea declarado culpable, retirándoles además la tarjeta profesional y prohibiéndoles trabajar y contratar con el Estado el resto de la vida.

Al funcionario público, cerrándole las puertas de por vida para trabajar y contratar con el Estado.

En el largo plazo, un proceso educativo-formativo que reivindique el buen comportamiento ciudadano, la honestidad y el respeto por la legalidad y los principios éticos a todos los niveles.

Generar una especie de concurso nacional para que quien como contratista entregue las obras y servicios cumpliendo o bajando el presupuesto asignado y el cronograma establecido, con los máximos de calidad posibles, sea reconocido y exaltado como ejemplo a seguir.

Es una tarea de todos. No nos puede quedar grande la grandeza. Tenemos que comportarnos como seres civilizados. ¿Será mucho pedir?

martes, 28 de mayo de 2019

De cara al porvenir: 200 años de frustraciones


Por Pedro Juan González Carvajal*

Pedro Juan González Carvajal
En el año del Bicentenario, la reflexión debería centrarse en sí hemos aprovechado o no estos 200 años para construir la sociedad que queremos en todos los órdenes, valorar lo alcanzado, y reconocer los fracasos para no volverlos a cometer.

Sea lo primero, aceptar que cuando dimos el Grito de Independencia por allá en 1810, no teníamos ninguna propuesta concreta de qué hacer con la presumida independencia alcanzada, y como era obvio, la Monarquía nos cogió con los calzones en la mano, y en medio de 6 años de “Patria Boba”, nos reconquistaron Sámano y Morillo, y nos dejaron peor de como estábamos.

Esto sirvió para que Bolívar iniciara la Campaña Libertadora, respaldada en su propia cosmovisión y después de derrotas y victorias, logramos la tan anhelada Independencia el 7 de agosto de 1819, fecha en la que se hicieron evidentes las posturas divergentes de Bolívar y Santander, de cómo organizar la nueva República, lo que nos impidió tener un proyecto nacional único que nos sirviera de punto de partida, hecho que, entre otras cosas, no ha sido superado hasta el presente.

Otro hecho frustrante es haber tenido en estos 200 años cerca de docena y media de Constituciones Políticas, sin que ninguna haya podido cimentar las bases de convivencia y de ciudadanía que se requieren para poder vivir en comunidad.

El hecho de que hayamos tenido caudillos más que verdaderos líderes, es una circunstancia frustrante y desafortunada.

La pérdida de Panamá y de cerca de 300.000 kilómetros cuadrados de territorio nacional con los vecinos, en este período, producto de la acción, de la omisión o de la corruptela, es otro hecho que no solo resulta frustrante, sino, además, imperdonable.

Nuestra relación consuetudinariamente sumisa hacia los Estados Unidos es otra actitud frustrante y vergonzosa.

El hecho de tener registrados 63 conflictos entre internos y externos en estos 200 años, habla muy mal y por sí solo, de nuestro espíritu pendenciero y proclive al conflicto.

El no haber podido construir en estos 200 años una cultura de la paz, de la tolerancia, de la equidad, de la solidaridad, de la justicia y de la previsión, es un hecho que habla muy mal del inadecuadamente llamado sistema educativo colombiano.

Los varios intentos fallidos por lograr la paz, con todos sus costos colaterales, son una realidad histórica frustrante que nos alerta sobre el futuro del proceso que en la actualidad queremos consolidar.

El haber tratado de integrarnos económica y comercialmente con los vecinos con proyectos incompletos o fallidos como la ALALC, el Pacto Andino, el ALCA, entre otros, es otro elemento de frustración.

La muerte de millones de compatriotas producto de las luchas internas y el asesinato casi sistemático de personajes ilustres, han privado a Colombia de un importante patrimonio humano, llenándonos de rabia, impotencia y frustración.

El aborto del Mundial de Fútbol de 1986, las especulaciones de Belisario con su tradicional retórica y/o verborrea alrededor de la hipotética ciudad llanera de Marandúa, comparable solamente con la Ciudad Atlante, habla a las claras de nuestros sueños fallidos y de cómo una frustración va seguida de otra frustración.

Obras que superan por cronograma a la construcción de las pirámides egipcias como la reconstrucción de los ferrocarriles, el Túnel de la Línea, la carretera Buenaventura-Bogotá, la recuperación de la navegabilidad del río Magdalena, la terminación de la carretera Marginal de la Selva, por solo mencionar algunas, nos hacen incrédulos con respecto a cronogramas y presupuestos que nunca se cumplen y que dejan muy mal paradas a las instituciones de educación superior que venden programas alrededor del diseño y la gerencia de proyectos.

A lo anterior hay que sumarle la corruptela y la corrupción creciente que nos ha acompañado durante toda nuestra vida republicana, haciendo que ya casi la veamos como un hecho normal en el quehacer de la administración de los recursos públicos y privados. ¡Qué gran frustración!

La falta de conciencia geográfica e histórica, el abandono tradicional de la Colombia insular, del Chocó, de la Guajira y de los anteriormente denominados Territorios Nacionales, es otro gran estigma de frustración.

No haber podido erradicar la aftosa, no cuidar el agua, ni los páramos, ni los bosques, ni  las selvas, ni a nuestros niños, es el complemento final de nuestra histórica cadena de frustraciones.

Ojalá este bicentenario nos sirva para reflexionar y para enderezar el rumbo.