jueves, 9 de octubre de 2025

Somos la némesis de los escrúpulos

Fredy Angarita
Fredy Angarita

No sé qué tantas palabras muestran la evolución del lenguaje, seguro existen muchas. Una llamó mi atención al leer a Julio Ramón Ribeyro, en uno de sus cuentos: «Panchito lo acosaba, hasta liquidar todos sus escrúpulos.»[1]

Esa palabra, escrúpulos, resonó en mi mente como algo fuerte, visceral. Por eso, de inmediato busqué en el diccionario y me encontré con un significado que me dejó asombrado: (del latín scrupulus, diminutivo de scrupus, “piedrecilla”, la que se mete en el zapato). Esa incomodidad que molesta al caminar, como la conciencia que incomoda cuando algo no está bien.

No entendía por qué, en mis lecturas, la relacionaba más con el cinismo, el descaro, la desvergüenza, la falta de principios. Eso ya necesitaba más que un diccionario, inmediatamente encendí el computador: no me iba a quedar con la duda.

Me encontré con que, a través de la historia, la palabra ha cambiado en su utilización:

(Latín clásico): incomodidad literal (piedrecilla).

(Uso romano): se usaba en sentido figurado como “inquietud”, “preocupación” o “recelo interior”.

(Español Medieval): Moral/espiritual, remordimiento, duda, preocupación de conciencia

(Edad Moderna): en el buen sentido es actuar bien, cuando no se tiene es actuar sin conciencia, sin reparar en lo correcto o incorrecto.

(Uso actual): Se mantiene el sentido ético y psicológico.

Confirmado el significado con el que la asociaba, descubrí que en Colombia esta palabra se usa con más frecuencia de la que pensaba para señalar actuaciones que no están alienadas con los escrúpulos. Los medios son un buen ejemplo de esto:

El Tiempo: Escrúpulos – Ricardo Silva Romero [2]

El Espectador: Corrupción sin escrúpulos – Pablo Felipe Robledo [3]

El Colombiano: Se robaron equipos del hospital de Caldas, Antioquia [4]

El Universal: De ética y escrúpulos [5]

Semana: David Zuluaga no tuvo escrúpulos [6]

Entonces, ya sabiendo lo que hoy significa escrúpulo, puedo decir que en nuestro país hoy vivimos su némesis por la falta de integridad, la injusticia, la inexistencia de transparencia, la pobre ética vivida, el actuar sin rectitud, entre muchos otros antivalores que sufrimos: la dignidad humana que no se negocia o la rectitud que no se disfraza de debilidad, sino que se entiende como fuerza.

1 comentario:

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