jueves, 29 de mayo de 2025

Moraleja

Fredy Angarita
Fredy Angarita

No quiero dejar que mayo termine sin recordar el aniversario de muerte del padre de la literatura infantil colombiana: Rafael Pombo (1833–1912).

Autor que, más allá de los cuentos y las rimas, dejó sembradas en generaciones enteras las bases de la imaginación, el humor y la enseñanza moral. Pombo, nacido en una familia conservadora y criolla, bebió de las fuentes del cristianismo, la doctrina moral y la poesía europea. Entre sus influencias más claras están Lord Byron, Víctor Hugo, Lamartine, La Fontaine y por supuesto, Esopo, maestro de las fábulas. Hoy 113 años de su partida, decidí abrir el libro “Fábulas clásicas – Fábulas de Esopo”, que contiene 500 narraciones y busqué la que corresponde al aniversario de Pombo.

“El camello, el elefante y el mono”, una pequeña historia con gran enseñanza:

«Votaban los animales para elegir un rey. El camello y el elefante se pusieron en fila disputándose los sufragios, ya que esperaban ser preferidos sobre los demás gracias a su tamaño y su fuerza.

Pero llegó el mono y los declaró a los dos incapacitados para reinar.

— El camello no sirve, dijo, porque no se encoleriza contra los malhechores, y el elefante tampoco nos sirve porque tendremos que estar temerosos de que nos ataque un marrano, animal a quien teme el elefante.

Moraleja: «La fortaleza más grande, siempre se mide en el punto más débil»

Este relato me dejó pensando: ¿cómo la habría contado Pombo? Así que recurrí a la inteligencia artificial y le pedí que la reescribiera como lo haría nuestro fabulista mayor, con su ritmo, su musicalidad, su ingenio y esa manera tan suya de enseñar sin regañar.

Esto fue lo que surgió:

Elecciones en la selva (al estilo Pombo)

En la selva hubo alboroto:

—¡Vamos ya a elegir un rey!

Todos alzaban sus voces

y el asunto se puso en ley.

El camello, muy ufano,

desfilaba sin sudar:

—Con mi joroba elegante,

¡yo nací para mandar!

Tras él vino el elefante,

con voz gruesa y paso lento:

—¡Soy grandote y poderoso,

y me sobra el fundamento!

Mas del monte, entre las ramas,

bajó el mono, saltarín:

—¡Qué gracioso ver dos bestias

disputándose el festín!

—¿Rey el camello? ¡Qué cuento!

Nunca grita ni reprende;

si ve un ladrón con bananas,

se distrae… y lo defiende.

—¿Y el elefante? ¡Ay madre!

Le teme al marrano flaco…

¡Reinará quien no se asuste

de un gruñido y un zancajo!

Y el mono dio una voltereta,

se peinó con un banano:

—¡El más fuerte es el que piensa

y no el que alardea en vano!

Moraleja:

Si buscas fuerza sincera,

no mires músculo o peso;

quien no enfrenta lo que aterra,

tiene el trono por exceso.

En tiempos donde está de moda revivir grandes voces con ayuda de la IA, ¿por qué no hacerlo también con la de Pombo?

Que su legado no se quede en las estrofas de antaño, sino que siga viva su agudeza, su picardía y esa forma de hablarnos con risa para que aprendamos en serio.

Hoy más que nunca, volvamos a Pombo. Porque el humor educa, y la fábula despierta.

Visita este enlace y encontrarás algunas de sus más importantes creaciones: ver aquí.