martes, 5 de enero de 2021

De cara al porvenir: economía, política e inconsecuencia

Pedro Juan González Carvajal
Por Pedro Juan González Carvajal

La gran mayoría de los economistas serios coinciden en que para poder reactivar o activar la economía en un mundo capitalista, la fórmula a emplear es sencilla: mejorar las condiciones para que se incremente la demanda, lo cual servirá como detonante para generar el momentum del círculo virtuoso donde si hay ingresos hay demanda, si hay demanda hay producción, si hay producción hay utilidades y empleo, si hay utilidades mejora la reinversión o la inversión, si hay empleo mejoran los ingresos por salarios o la capacidad de crédito para seguir consumiendo, y así sucesivamente.

Hasta este punto, casi todos vemos la descripción anterior como más o menos lógica y sobre todo coherente.

Sin embargo, cuando llega el momento de fijar el salario mínimo, parece que a los empresarios se les olvida este esquema y aparece de nuevo el “coco” de que si se suben los salarios, se merma la real capacidad de mantener y generar empleo, lo cual se ha convertido en “un verdadero mito político-académico”, por no decir que en un “mito urbano”.

Con este cuentecito nos traen desde el Frente Nacional, y la capacidad de generar el empleo que se requiere no se ve por ninguna parte, a pesar de tener también a su favor un sistema tributario lleno de excepciones y gobiernos timoratos generosos en subsidios.

Luego discutiremos argumentaciones con respecto a la productividad y la eficiencia.

Si seguimos haciendo más de lo mismo, pues jamás vamos a encontrar resultados distintos.

Ojalá los altos intereses nacionales sean alguna vez considerados como prioritarios y de verdad lleguemos a tener gobernantes con el conocimiento, la voluntad, la capacidad y el carácter para tomar las decisiones que se deben tomar y no aquellas que benefician el sostenimiento de una falsa gobernabilidad.

Pasando a otro tema no menos importante, surge de nuevo la discusión si para la competencia futbolera con resultados positivos se requiere el desarrollo o no de procesos con continuidad.

Para los hinchas del Atlético Nacional es fácil hablar de la bondad de procesos que han sido exitosos como los vividos inicialmente de la mano de Zubeldía y posteriormente de la mano de Maturana y mi muy querido Bolillo Gómez, proceso último que se llevó a la Selección de Mayores también con resultados muy positivos.

Incluso, la obtención de la Copa Libertadores de 2016 fue el resultado de un proceso iniciado en 2011 por el Sachi Escobar, continuado con convicción por los directivos y el profesor Osorio, quienes no sucumbieron a la tentación de hacernos caso a los hinchas y barrer con la nómina que fracasó en la Libertadores de 2012. Y, así, llegaron los seis títulos y la final de la Sudamericana. Finalmente, cuando llegó Reinado Rueda, muy inteligente y pragmáticamente se apoya en la base existente y consolidada, la refuerza con algunos jugadores y elemento de su idea de juego y el resultado fue una Libertadores, una Supercopa Sudamericana y una final de Copa Sudamericana malograda por el triste suceso del Chapecoense.

Sin embargo, la exigencia de la competencia actual no da espera. Llega Guimaraes al América y en un semestre lo saca campeón y renuncia. Llega Juan Cruz Real, también al América y en un semestre lo saca otra vez campeón y anuncia su renuncia. Llega un técnico idóneo, querido por la hinchada, aportante de varios títulos locales, parte del patrimonio nacionalista como el profesor Juan Carlos Osorio y por falta de resultados debe hacerse a un costado.

¿Cuál proceso desarrollaron Guimaraes y Cruz? ¡Pues ninguno! Y así y todo salieron campeones.

Hoy mi muy querido Bolillo llega a dirigir al otro equipo de plaza y en su primera rueda de prensa dice palabra, más palabra menos: “quiero iniciar un proceso a 5 años. Espero que no me echen dentro de un año para poder darle continuidad al proceso”. Lo anterior suena lógico bajo la perspectiva de los procesos, pero irreal e iluso a la luz de la lógica de los resultados.

Los grandes equipos del mundo tienen altibajos y muchas veces son debidos a la salida de técnicos y cuerpos técnicos que trabajan mucho pero no entregan títulos ni campeonatos. Ejemplos como el de Sir Alex Ferguson sirven para confirmar que la excepción hace la regla.

En el caso colombiano, parecería haber una constante: para ser campeón de Colombia no es necesario ningún proceso, basta con una nómina decente y una buena racha en la instancia final, pero los fracasos rotundos de nuestros clubes en los torneos internacionales de los últimos años, sugiere que para ser competitivo en tales torneos hace falta algo más y, posiblemente ese algo sea un proyecto serio y coherente.