Por Andrés de Bedout Jaramillo
Si no queremos ni comunismo, ni socialismo, ni
castro chavismo, nos toca cambiar rápido y trabajar duro.
Los gobiernos
nacionales, departamentales y municipales, entendidos como los poderes
legislativo, ejecutivo y judicial, deben presentar y poner en práctica un plan
de economía de guerra, para encontrar la mayor cantidad de dinero vía ahorros, economía en todo tipo de gastos,
reduciéndose los sueldos altos para que nadie gane más de $15.000.000 de pesos
mensuales, incluido el sector privado, acabar con gastos y vehículos de
representación, pensando en que lo que le ahorremos al Estado puede salvar vidas.
Todos nos debemos convertir en veedores de la buena
y útil disposición de los dineros públicos, desafortunadamente
las costosas entidades de vigilancia y control no han podido y entre todos
tenemos que cuidar los exiguos recursos.
Se debe pagar como salario
mínimo legal vigente la suma de $1.000.000 mensuales; la jornada laboral debe
ser de 40 horas semanales, comprometiéndose los trabajadores a mejor su
productividad, para la sostenibilidad de la medida.
La flexibilidad
laboral para contratos por horas, días, labor, etcétera, debe ser amplia y se
deben flexibilizar y facilitar las posibilidades de despido de los trabajadores que no
quieren trabajar.
Se debe establecer una ruta clara, fácil y rápida de
tributación; entiendo que está construida hace muchos años y se debe poner a
funcionar.
Se debe propender por todos los medios incluir,
ojalá a todos los colombianos, en la formalidad.
Se debe tener un inventario muy claro de las
personas y familias que requieren Sisben, subsidio de desempleo, familias y
jóvenes en acción, etcétera, para que estos recursos lleguen a donde deben
llegar, buscando impedir estar en el sector formal, por ser más cómodo el
sector informal.
Los partidos políticos y las iglesias, especialmente
la nuestra, la católica, deben ser más asistencialistas sociales, formando
roperos, bancos de alimentos, grupos de ayuda en educación, construcción de
caminos, viviendas, etcétera, inclusive impulsar emprendimientos y negocios;
tienen que pasar de ser los intermediarios empleadores del Estado, a verdaderos
trabajadores de sus adherentes, copartidarios y amigos; que usted valla a un
directorio político, a una iglesia y lo atiendan, le ayuden a solucionar su
problema.
La justicia debe ponerse al día, hacer un plan de
choque, no sé si deben ser 20 o 30 jueces por cada 100.000 habitantes, pero
necesitamos pronta y cumplida justicia, para poder descongestionar las cárceles
y buscar mejores condiciones, por lo menos más rehabilitadoras de la gran
cantidad de presos que hay en el país y hacerle frente a la creciente delincuencia.
Seguramente habrá que hacer mucho borrón y cuenta
nueva en muchas materias, que se han convertido en actividades normales,
formales, legales e ilegales, para que puedan llegar a la legalidad, a la
formalidad, generando empleos flexibles pero dignos, mejor dicho, abogados y
economistas deben encontrarle una rápida salida a este crecimiento imparable de
la economía de la informalidad.
El cuidado del agua, del medio ambiente y de la
fauna en general debe ser remunerado, como los guardabosques de otras épocas.
El desarrollo del potencial agropecuario del país
debe obedecer a planes, tipos, épocas, especies y semillas de siembras y
cultivos, mucha capacitación y apoyo para que prime lo orgánico.
Se podría quedar uno acá enumerando mil cosas por
hacer, pero todo depende de la voluntad de cambio y el acelerador que se le
ponga, si no lo hacemos rápido, el terreno estará abonado para la llegada del
comunismo, del socialismo, del castro chavismo y ya será muy tarde reaccionar.
Pienso qué hay que canalizar esfuerzos, muchas
entidades haciendo lo mismo, que podrían unir sinergias para mayores
rendimientos en los mejoramientos de calidad de vida.
Hay que apoyar a este gobierno, pero tiene que ser
mucho más austero, más eficiente.
Que nuestro señor Jesucristo nos ilumine, nos dé las
fuerzas suficientes, el valor y la tranquilidad para enfrentar toda la
problemática y poder evitar la llegada del comunismo, del socialismo y del castro
chavismo. Pero eso sí, esto depende de todos los colombianos, especialmente de los
más poderosos, si es que quieren conservar el poder, si no, lo van a perder.