Por Andrés de
Bedout Jaramillo*
En Colombia las
mayorías decidimos nuestros gobernantes locales, quienes se convierten en los
gobernantes de todos y los que no votamos por ellos tenemos la obligación de
aceptarlos como nuestros gobernantes.
Yo personalmente no
me voy a llenar de amargura, ni de negativismo, ni a perder tiempo pensando en
que llegó el Castro - Chavismo, el comunismo, el socialismo del siglo 21, el
pacto de São Paulo financiado por Soros. Yo no voy a acelerar los trámites ante
las autoridades españolas para lograr su nacionalidad porque ni siquiera los
inicié, teniendo la línea de sangre que me lo permitía.
Yo le creo al
discurso de los nuevos gobernantes, me ha parecido de mano tendida, me ha
parecido que se van a entender muy bien con el presidente Duque, me ha parecido
que la juventud, la inclusión, la tolerancia, el sentido social, el
emprendimiento, la ecología, el transporte público eléctrico, Hidroituango, la
educación, la salud, el empleo, la ayuda a la satisfacción de las necesidades
más apremiantes de los más pobres, la lucha contra la corrupción, la austeridad
y transparencia en el manejo de los escasos recursos estatales, estarán en las
agendas nacionales, departamentales y municipales.
Yo no me voy a
poner a llorar y a morir de la rabia por que ganaron jóvenes, independientes,
que surgieron desde abajo con mucho esfuerzo y hoy nos van a gobernar.
Yo, desde mi
posición de abuelo jubilado, me pongo a disposición para servir en lo que pueda
ser útil, pero tengan en cuenta que tengo compromisos como servidor de Emaus,
caminante por las montañas de Antioquia del grupo de los Jubilosos, integrante
de la tertulia del Sheraton, participante de todos los foros y conferencias a
los que me inviten, cuidador y amigo de mi pequeño nieto, de mi esposa y mis
amigos, visitante permanente de mi anciana y querida madre, mensajero y chofer
de la familia, entre otras ocupaciones. Mejor dicho, no hay nadie tan ocupado
como un jubilado en ejercicio.
Seguiré rezando
todos los días para que nuestros gobernantes no pierdan el norte del interés
general, para que mantengan autocontrolados sus egos, para que le den la
importancia requerida a sus familias, como ejemplo de su importancia como
núcleo de la sociedad, para que no caigan en el desafortunado juego excluyente
y dañino de la polarización que quieren mantener algunos integrantes del Centro
Democrático y de la Colombia Humana, polarización que ya pasó de moda, que ya
no queremos las mayorías. Deseamos es que todos trabajemos en los temas
importantes y urgentes del país, con el ingenio y la verraquera que nos
distingue, un país que entre más lo recorro, a pie, en bicicleta, a caballo, en
carro, más me enamoro de él, porque es absolutamente hermoso y su gente
absolutamente querida y auténtica.
Estoy absolutamente
convencido de que juntos podemos avanzar, no más delincuencia, no más
corrupción, no más abusos a mujeres y niños, que nos distinga la unidad, la
generosidad, la solidaridad, así mejoraremos la calidad de vida y encontráremos
la felicidad.
Así leo yo el
mensaje del pueblo en estas recientes elecciones. Ojalá todos estemos de
acuerdo y ayudemos a nuestros gobernantes, que suponemos no van a ser
inferiores a los retos que enfrentarán, con la valentía, honradez, austeridad y
dedicación que ofrecieron en sus campañas.