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lunes, 4 de diciembre de 2023
Editorial: sucesos de la semana
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martes, 3 de octubre de 2023
Voces que no se escuchan
Sigue siendo válida la aseveración tanguera de que “gran poder es el
dinero”, así como la expresión que dice que “se escucha un atronador
silencio”.
Sabiendo que todos sin excepción tenemos intereses y necesidades, y por qué
no lealtades o complicidades, llama la atención lo ocurrido con el Grupo Aval
cuando paga una sanción en el exterior como compensación por haber aceptado la
participación en sobornos alrededor de Odebrecht.
Cada país establece su tipo de justicia lo cual es respetable.
Lo simpático del asunto es que aquí, en el país del Sagrado Corazón, una
aceptación y confirmación pública de que se ha cometido un delito en Colombia
no pase de ser una noticia de tercer nivel mientras que otro tipo de eventos
farandulescos sí copan la atención, el moralismo y la rigurosidad de nuestro
aparato de justicia y de nuestra sociedad.
¿Dónde están las voces de los editorialistas, de las universidades, de la
Iglesia, de la Super Intendencia Financiera y de las voces vivas de la
sociedad?
¿Pasaremos de agache y ni siquiera una sanción social, o una sanción moral
tendrán estos delincuentes de cuello blanco? ¿Los seguiremos tratando como si
fueran personas prestantes?
¿Ese es el ejemplo de cómo hacer negocios? ¿Seguiremos hablando de responsabilidad
social empresarial y de la ética en los negocios?
Ya el Evangelio los catalogaba como “sepulcros blanqueados” o como fariseos.
¿Cuál de estas denominaciones amable lector le gusta más?
Pasando a otro tema donde también el silencio denuncia complicidad, es la
falta de respuesta por parte de la sociedad antioqueña y en especial de la de Medellín
a la propuesta de un candidato a la Alcaldía de que el servicio del Metro sea
gratuito. Nada sería más plausible si fuera viable financieramente hablando. Ni
aun cobrando nuestro Metro ha asegurado su viabilidad financiera, ya que lleva
sobre sus hombros la pesada carga del endeudamiento cuyo plazo y cancelación incluye
posiblemente a otras dos generaciones.
Si lo anterior es una verdad a los cuatro vientos, ¿por qué nadie sale a
controvertir con argumentos sólidos esta propuesta populista y equivocada? Ni
los otros candidatos dicen nada, ni los concejales, ni los diputados, ni los
llamados órganos de control, ni las universidades, ni las organizaciones
sociales, ni los intelectuales, ni los pensadores, ni los editorialistas, ni
los exgerentes del Metro, ni los exalcaldes, ni los exgobernadores… nadie.
Luego no nos quejemos y luego no tratemos de rasgarnos las vestiduras y
mucho menor dizque organicemos revocatorias mal planteadas, cuando ya la leche
esté derramada.
Si este es el espíritu cívico del cual nos enorgullecemos, pues estamos en
la olla.
La solidaridad y el espíritu cívico y la noción de ciudadanía tienen todas
las condiciones de florecimiento en una democracia. El no potenciarlos, el no
desarrollarlos es un grave problema de omisión o de desinterés que va socavando
poco a poco sus cimientos, máxime cuando exhibe una debilidad tan grande como
la nuestra.
Es importante que los medios de comunicación mantengan su independencia.
Antes se decía que eran coaccionados con la pauta publicitaria, pero ahora
resulta que es que sus dueños son los grandes grupos económicos, y entonces
ahí, ya no hay nada qué hacer.
martes, 30 de agosto de 2022
De cara al povenir: hitos de ciudad
Por Pedro Juan González Carvajal*
Medellín ha sido una
ciudad resistente, enjundiosa, testaruda y resiliente como dicen ahora. Hemos
superado dificultades de todo tipo y nos debemos sentir orgullosos por ello. La
historia no debe dejarse a un costado, sino que debe servir como plataforma
para la realización y concreción de nuevos ideales y proyectos.
Es por ello por lo que
quiero traer del recuerdo algunos hechos que en su tiempo fueron significativos
y detonantes para la superación de las circunstancias adversas del momento.
Cuando el Metro, nuestro
proyecto de infraestructura insignia en medio del narcoterrorismo que nos
agobiaba, suspendió obras, el entonces Banco Industrial Colombiano -BIC- se
echó al hombro la frustración, la desazón y el miedo generalizado y comenzó a
realizar ejercicios divulgativos y pedagógicos alrededor de cómo sería la
interacción del ciudadano común, el futuro usuario, con el Metro y nació lo que
hoy se reconoce como “Cultura Metro”.
A esta iniciativa lo
acompañó de cerca la Fundación “Amor por Medellín” y su pegajoso jingle musical,
así como la coincidencia de la obtención de la primera Copa Libertadores para
Colombia por parte del Atlético Nacional.
Paralelamente se
comenzaron a desarrollar varias iniciativas de todo tipo y alcance. Se comenzó
a jugar fútbol sin árbitros en los barrios para estimular la convivencia pacífica
y se incrementó el número de espacios deportivos. Se impulsó el desarrollo de
la Red de Escuelas de Música en los barrios para invitar a que en vez de un
arma el joven accediera a un instrumento musical. Se inició la gesta de Inexmoda
y Colombia Moda. Se incrementó la inversión en espacios públicos, y apareció la
Red de Bibliotecas de Medellín y el aprovechamiento de infraestructuras
existentes complementándolas con las denominadas UVAS –Unidades de Vida
Articuladas–.
Se instaló “La Gorda” en
el Parque de Berrío y se desarrolló el proyecto estrella alrededor del Museo
Botero como homenaje al gran Maestro con su enorme impacto urbanístico
alrededor de la Plaza Botero.
Lo anterior es solo una
pequeña muestra de realizaciones, hechos que fueron posibles gracias a la
iniciativa y al respaldo de los alcaldes, los concejales, las instituciones de
todo tipo, los empresarios de cada momento y la participación ciudadana.
Es en medio de las
dificultades que se conoce el valor, el carácter, la fortaleza, el compromiso y
la voluntad de los líderes del momento.
Es por eso por lo que no
podemos ser desagradecidos y no podemos olvidar ni dejar de reconocer los
enormes aportes de los grandes hombres y mujeres de la época que no fueron
inferiores a sus retos y supieron mantener la calma en medio de la zozobra y
nunca soltaron el timón.
Una invitación a no cejar
en el empeño de hacer de nuestra ciudad, de nuestro departamento y de nuestro país,
un mejor vividero para las generaciones presentes y futuras.
Recordemos a Gustav Malher
cuando dice: “La tradición es mantener vivo el fuego, no adorar las cenizas”.
martes, 31 de mayo de 2022
De cara al porvenir: bellaquerías al día
Por Pedro Juan González Carvajal*
La palabra bellaco ya poco se usa. Aclaro, la palabra,
porque los bellacos siguen y seguirán existiendo y, posiblemente, van en
aumento. Según el diccionario de la RAE, son sinónimos de bellaco, malo y ruin,
y es ruin quien es vil, bajo y despreciable.
Dos sucesos recientes hicieron volver a mi mente esas
palabras. El primero de esos hechos fue
el ocurrido en el Metro de Medellín con una mujer lactante que con toda naturalidad
alimentaba a su bebé, sentada en uno de los vagones del tren (resaltemos, sí,
que posiblemente alguien atento y educado le había cedido el puesto).
Ese hecho normal, natural y francamente hermoso, ocasionó
una airada queja por parte de un ciudadano posiblemente recién llegado por un
agujero de gusano directamente desde el siglo XII, por la “falta de respeto
a los usuarios del sistema Metro”. Este ciudadano se fue lanza en ristre
contra la madre lactante y contra el Metro por ejecutar la una y permitir la
otra, semejante ofensa a la moral. “…lástima del Metro”, concluyó su
enérgico trino. Pero, por fortuna, la sensatez es escasa, pero existe y hay
quienes la practican y el Metro dio una elegante pero contundente respuesta: “Sí,
una lástima…tu comentario”. Igualmente, tranquiliza y da esperanzas, la
reacción generalizada de solidaridad de la ciudadanía para con la madre
lactante y con el Metro de Medellín.
El otro hecho que refleja dramáticamente lo ruin, lo vil,
lo bajo y lo despreciable que puede llegar a ser el ser humano, es el veto por
parte de unos padres de familia de un prestigioso colegio de Medellín a unas
niñas, por el hecho de ser las hijas del suspendido alcalde de Medellín. Si ese
es el ejemplo que estos padres de familia dan a sus hijos son ellos los que
deben ser proscritos del sistema educativo.
Es impresentable que se ataque a unas niñas y se les
pretenda limitar su derecho a la educación por diferencias ideológicas con sus padres,
aunque se sostenga que es una cuestión de principios. Terribles principios los
que soportan semejante acto de exclusión, discriminación e intolerancia. Llama
la atención que la carta por medio de la cual se hace el reclamo al colegio no
aparezca firmada. Qué peligrosa mezcla: bellacos y taimados. Pero bueno,
seguramente aparecerían firmas como Torquemada, Savonarola y algunos otros
grandes defensores de los principios.
(Entre otras cosas, a veces nos preguntamos por qué existen
tantos resentidos… a lo mejor hay explicaciones).
De nuevo, por fortuna, apareció la sensatez de la Señora
Rectora (así, con mayúsculas) para rechazar con toda verticalidad la carta del
grupo de padres de familia y les recordó que los principios de su colegio se
basan en “valores como el respeto, la tolerancia y las actuaciones
democráticas”.
Y, dejemos así. Podríamos tomar otros ejemplos de grandes
bellaquerías nacionales y mundiales, pero con estos dos basta y sobra para
reconocer que la bellaquería sigue al día.