José Leonardo Rincón, S. J.
En estos días, a propósito
de una nueva y temprana encuesta de Cifras y Conceptos sobre las preferencias
de la gente de cara a las elecciones presidenciales, en Caracol, hacían la
analogía con una carrera ciclística en la que había un lote de escapados, otros
lotes relativamente cercanos y, como siempre, al final, un pelotón general.
Como en toda competencia
deportiva hay que ser cuidadosos: los que van ganando que no se confíen
demasiado y los que van últimos que no los descuiden, porque de pronto alguno
se escapa y genera sorpresas.
Lo primero que llama la
atención en las cifras de la encuesta es que el 45 %, es decir, casi la mitad
de los encuestados, todavía no se ha definido por alguien. Claro, con más de
100 candidatos en el menú, la cosa no es fácil. Ya lo dije no hace mucho: en mi
vida había visto nunca tal proliferación de generosos patriotas que aspiren a
tamaño reto. Yo no sé qué están imaginando y si tienen las credenciales para
hacerlo y no quisiera concluir que, ante tan caótica gestión en varios
aspectos, cualquiera cree que lo podría hacer mejor. Estos son los pelotones,
entiéndase bien, los que están en el pelotón y que, salvo honrosas excepciones,
no los conocen sino sus más allegados amigos, como Goyeneche (¿se acuerdan del
loquito y eterno candidato aquel que quería pavimentar el río Magdalena y
ponerle una marquesina a Bogotá?).
Los que van adelante,
ojalá no se coman el cuento, no siempre estarán en el podio final.
Coincidencialmente y a Dios gracias, representan nuestras típicas posturas,
izquierda, centro y derecha. Son bien interesantes y habría que ir al fondo de
cada uno para explorar sus programáticas propuestas, el equipo que los acompaña
y si, realmente, en nuestra conciencia, serían la mejor solución para este
descuadernado país. Los de los extremos logran cautivar un buen porcentaje de
electores y como el del centro tienen el reto de convencer a la mitad del país
para que se unan a sus causas: la de los que polarizan y la de los que quieren
algo distinto (yo estoy ahí).
Falta aún mucho pelo pa´l
moño, pero no hay que esperar al final. Como bien dicen los analistas
políticos, las elecciones para el Congreso son estratégicamente claves para
quien resulte elegido. Estos comicios no son menos importantes y hay que elegir
bien. De esos 100 se irá reduciendo el número si todavía queda algo de sensatez
y cordura. Desinflar egos no es fácil y ya hemos visto en diferentes latitudes
las consecuencias de no ceder cuando se debería ceder en aras del bien común. Vamos
a ver si después de dos siglos se repite la patria boba en una nueva versión
recargada, remasterizada, corregida y aumentada, o si hemos evolucionado
alguito en materia de formación en cultura política.
Por lo pronto, arrancó el
partidor electoral y hay que usar la cabeza pues no nos la dieron para
peinárnosla o para llevar una cachucha. ¡Pilas!
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