viernes, 6 de diciembre de 2024

Pobre Colombia

Andrés de Bedout Jaramillo
Andrés de Bedout Jaramillo

No hay derecho a que, a nuestra querida patria, se le haya sometido a tan grandes cantidades de vejámenes y violaciones, como los que hemos tenido en este Gobierno, disque del cambio.

En mis 68 años de vida yo no había visto un grado de corrupción, derroche, irresponsabilidad y odio superior al que estamos viviendo con este Gobierno, que cambió las sendas del progreso y la prosperidad, por las sendas de la destrucción.

Estamos viviendo una tormenta permanente, que parece no tener fin, todos los días se arrecian más las aguas, cuando todos añoramos que llegue la calma.

Pobrecita Colombia, debemos cuidarla y contemplarla, aún más en estos momentos en los que quienes nos desgobiernan, han acelerado el proceso de saqueo, despilfarro y destrucción; están desesperados, como aves de rapiña, arrasando con todo, convencidos de que el poder no es para servir, si no para servirse.

Sigo convencido de que le llegó el momento a los partidos y movimientos políticos para activarse en democracia, recordando que cerca de la mitad de los colombianos dicen no pertenecer a ningún partido ni movimiento político, por el grado de desprestigio en que se encuentran. Precisamente por no estar activos en democracia, sus seguidores no están censados, no están carnetizados, no están definiendo sus candidatos a Cámara y Senado –ojalá en listas únicas–, no están definiendo su precandidato único a presidencia y menos, definiendo su interés en participar en la consulta popular de oposición que deberá decidir el candidato único que se enfrentará al candidato de los movimientos petristas que nos tienen en estas lamentables circunstancias.

Hoy más que nunca, debemos acompañar y respaldar a nuestros gobernantes locales, que desde las regiones están dando la batalla de supervivencia en la peligrosa emergencia que estamos viviendo.

Debemos respaldar a las instituciones, confiados en que lo que nos queda de ellas, será suficiente para atajar, todas las descaradas barbaridades, que día a día se le van ocurriendo a este Gobierno nacional.

Debemos respaldar la valentía investigativa de nuestros periodistas que han destapado muchísimos entramados de corrupción, aprovechando informaciones de valientes colombianos que nos negamos a sucumbir en esta tormenta.

Pedimos al Señor dotar de mucha sabiduría, valentía y responsabilidad, al Consejo Nacional Electoral, a la Comisión de investigaciones y Acusaciones de La Cámara de Representantes y a La Corte Suprema de Justicia, para que aceleren los procesos que podrían destituir al presidente y librarnos de este karma, que nos tiene sumidos en la tristeza, la desesperación y el desánimo, viendo como espectadores aterrados, como se hunde nuestra querida Colombia.

La lista de los males que nos aquejan ya se hace interminable, más cuando todos los días surgen nuevas y penosas situaciones, que empoderan más a la protegida delincuencia, todos los días debilitando más a los colombianos de bien.

Ojalá nuestros senadores y representantes, se pongan la mano en el corazón y entre ellos se vigilen para evitar que unos pocos pícaros sigan llevando la imagen del Congreso a lo más bajo de la percepción de los colombianos. Deben evitar convertirse en cómplices del desastre, oponiéndose a las reformas que tramita este Gobierno actualmente en esta legislatura próxima a concluir, con una cascada de reformas que no auguran nada bueno para esta pobre Colombia.