viernes, 8 de noviembre de 2024

¿Queríamos agua?

José Leonardo Rincón, S. J.
José Leonardo Rincón, S. J.

A la naturaleza se le respeta y lo que ha ocurrido es que al sentirnos dueños y señores de todo lo creado no hemos hecho otra cosa que abusar de ella hasta lograr alterar sus ritmos y generar cambios traumáticos, como el climático, que muchos siguen negando con pretendida soberbia. Eso nos está saliendo caro según podemos constatar por las facturas que nos pasa, pero como que no aprendemos.

De las latitudes donde hay estaciones hace años nos vienen contando que los inviernos son cada vez más fríos y los veranos son cada vez más insoportablemente calientes. Son anécdotas que aquí no nos afectan. Que los huracanes del Caribe son cada vez más fuertes y arrasan con todo haciendo estragos, eso es problema de ellos que ya saben que las cosas son así. Que la DANA en Valencia cobró sorpresivamente la vida de más de 200 personas, eso no nos toca y quien les manda no ser precavidos. Que en Bogotá se inundó la Autopista Norte convirtiéndola en río un que dañó decenas de vehículos, eso es culpa de las administraciones locales y constructoras voraces que no debían haber hecho desarrollos urbanísticos sobre los humedales.

Para todo encontramos explicaciones y justificaciones. Los señalamientos de culpabilidad van dirigidos a otros, particularmente a los políticos de turno. Que el Papa lo había advertido… es un romántico ambientalista. Que hay que tener cuidado que el cambio climático es un hecho… esos son los medios sensacionalistas. Pasó la COP16 por aquí cerca, pero a la hora de la verdad pocos, proporcionalmente hablando, le pararon bolas. Veníamos sufriendo una sequía grande por el fenómeno del niño, como lo llamamos, y hacíamos rogativas para que cayera agüita pa mi gente y ahora que llueve a cántaros, La Mojana sucreña se desborda una vez más, los ríos se salen de cauce, las montañas se vienen abajo, entonces decimos que no estábamos preparados para el fenómeno de la niña y que bueno sería que volviera el solecito. ¿Quién entiende esta humanidad nuestra?

¿Queríamos agua? Ahí la tenemos, pero nos quejamos, nunca estamos satisfechos. Que si mucho sol, malo. Que si llueve, malo. Nada nos tiene contentos. Grave. Lo que resulta imperdonable es que siempre estos fenómenos “nos toman por sorpresa”. Con pueriles excusas nos lamentamos: “no estábamos preparados”. Hola, hola, seamos serios. Tan viejos, irresponsables e inmaduros. El colmo. Siempre improvisando, siempre con excusas y pretextos. Nadie se hace responsable. Es nuestra casa común pero como es de todos es de nadie. Mientras no nos saquen de nuestra zona de confort todo se vale… muy triste. No hay derecho. Lo doloroso es que hasta que no nos toque de cerca y no nos afecte de veras, no vamos a aprender. ¡Ojalá no sea tarde!