José Leonardo Rincón, S. J.
Hoy
seré breve. Les cuento que el opinómetro lo tengo dañado. Desde ayer tarde y
hoy en la madrugada he intentado arreglarlo, pero ha sido en vano. No arranca. En
general ha funcionado bien y por eso cada ocho días ha fluido con facilidad
pues siempre hay de qué hablar, siempre aparecen temas de coyuntura que dan
para comentar. Pero esta vez nada que funciona. He intentado por aquí y por
allá y nada. Tampoco he querido forzarlo simplemente porque toca, dado que tengo
esta cita semanal con ustedes.
Creo
que alguna otra vez ya me pasó y a los ocho días estaba de vuelta. Hay semanas
en que uno quisiera expresarse sobre diversos temas y sobra materia. Es como un
bosque espeso con abundante follaje temático que inspira. Y otras veces, como
hoy, árido y desértico, seco total en el que no se ocurre nada. Quizás necesite
que me jalen la lengua y chucen el motorcito de la inspiración, quizás sea hora
de parar y no cansarlos con estas ocurrencias semanales. Todo cansa, ¿verdad?
Puede ser nuestro plato favorito o el postre más exquisito, pero servido
rutinariamente puede saturar y cansar.
¿Alguno
quisiera sugerir algo? ¡De pronto alguien verá realizado el milagro: ¡Gracias
Señor por los favores recibidos! Ya era hora de callar a este parlanchín de los
viernes. De pronto algún otro conoce cómo destrabar el mecanismo y sugiera cómo
activar de nuevo el opinómetro. Por lo pronto sigue en revisión y ya veremos en
ocho días si se pudo arreglar o ya cumplió su ciclo.
Finalmente
les cuento que esta semana estuve en Pasto y recordé que fue el director del
Diario del Sur quien hace casi tres décadas me animó a escribir semanalmente en
la página editorial durante dos años y después de un receso de casi doce y
hasta el día de hoy mi amigo Antonio Montoya me conminó a reactivar el aparato
haciéndolo funcionar cada ocho días para su blog de El Pensamiento al Aire. Un
buen ejercicio para no dejar secar el cerebro respecto de la actualidad del
país y las propias experiencias que obliga a pulir redacción y hasta la
ortografía.
Les
contaré cómo me fue.