Gracias a un dilecto amigo ha
llegado a mis manos el libro Homo Emoticus de Richard Firth-Godbehere, que
trata de la historia de la humanidad contada a través de las emociones
predominantes en ciertos períodos de tiempo y que impactaban e influían en
ciertas sociedades imperiales particulares.
Aun cuando hay una gran cantidad
y variedad de emociones, se pueden rescatar al menos 6 que permanentemente
están presentes en nuestras vidas: la felicidad, la tristeza, la sorpresa, la
ira, la repugnancia y el temor.
Bajo otra perspectiva, autores
como Maquiavelo se concentran en el miedo, el odio y la esperanza.
Lo cierto es que estas emociones
hacen parte de nuestro equipaje como seres humanos. Alguien dirá que pertenecen
al espíritu, a la interacción de las ondas cerebrales, a los órganos de los
sentidos y a las reacciones que generan en su interacción con la realidad.
Lo cierto es que las emociones y
su impacto moldean el carácter, la personalidad, la forma de ver y de enfrentar
el mundo y la manera de disfrutar o no el llamado “milagro de la vida”.
La capacidad para “administrar”
las emociones y no dejarnos apabullar por ellas, generarían nuestra templanza y
la fortaleza para enfrentar los retos, las vicisitudes, las oportunidades y las
amenazas que se nos presentan en el día a día y el reconocimiento de este
conjunto de realidades estaría soportado en la conciencia.
La racionalidad, la razón, la
objetividad la ecuanimidad, podrían servir de herramientas para poder
sobrevivir con y a pesar de las emociones, sin dejarnos arrastrar por ellas.
La interrelación con otros
humanos genera intersecciones emocionales que determinan nuestro comportamiento
con los otros, con el grupo o con la sociedad en su conjunto.
La historia la han constituido
las ideas, las instituciones y la geopolítica de acuerdo con una de las tantas
aristas con las cuales podemos aproximarnos a ella.
Sin embargo, quienes tiran los
dados son las personas y estas constituyen, cada una, un universo particular
lleno de singularidades e interpretaciones, signados por sus aptitudes físicas
y mentales y sobre todo por sus intereses individuales.
Se habla del estado fiscal, del
estado militar y del estado emocional para poder justificar el uso de la fuerza
y el establecimiento de normas y reglas con las cuales se puedan controlar los
desvíos emocionales de sus miembros de manera individual y colectiva.
Es prudente entonces saber
reconocer en las emociones los detonantes de los distintos comportamientos que
tenemos nosotros los humanos y que expresamos de diferentes formas.
Muchas veces no existe control
sobre las reacciones que se tienen ante ciertos sucesos que estimulan emociones
y generan toda una descarga de energía sobre nuestro comportamiento.
De ahí el esfuerzo necesario por
tratar de conocernos a nosotros mismos, para tratar de minimizar las sorpresas
que nosotros mismos nos damos.
Dice algún pensamiento que “La
ignorancia atrevida, insulta”.
NOTA 1: Está en cartelera
la película Intensamente 2 que puede dar una perspectiva distinta y amable
sobre el tema de las emociones.
NOTA 2: Generaciones
anteriores hablaban coloquialmente del dicho: “Mas duro que la plata al 20” ...
dicho que lamentablemente estamos viviendo hoy en la realidad.