Andrés de Bedout Jaramillo
Se empezaron a mover las fichas para las
elecciones del 26, hay tres bloques en gestación, dos de oposición y uno de
independientes, diría yo, pero los tres buscan un objetivo común, derrotar a
Petro y su Pacto Histórico, en las próximas elecciones presidenciales y de Congreso.
En la oposición están el bloque del Centro Democrático
y de Cambio Radical, con los siguientes posibles precandidatos: María Fernanda
Cabal, Miguel Uribe, Germán Vargas, Paloma Valencia, José Manuel Restrepo.
En la oposición, pero cada uno por su lado,
diría yo, por el momento: Juan Manuel Galán, Sergio Fajardo, Claudia López,
Enrique Peñalosa, etc.
El tercer bloque, que consideró como
independientes, por tratarse de los liberales, los conservadores y los de la U,
que piensan que el régimen de Petro no es conveniente para el país, por el
momento no han mostrado sus cartas de precandidatos iniciales.
Por otro lado, el Pacto Histórico, anda
buscando consolidar en un solo partido, a todos los movimientos que acompañan
hoy al Gobierno, inclusive, sumando a los liberales, conservadores y de la U,
que han estado acompañando al Gobierno Petro.
Este análisis, a la luz de las últimas
encuestas, nos daría que un 30% apoyaría al Pacto Histórico y un 70% a los
candidatos de los 3 bloques descritos, más otros partidos y movimientos.
Si los tres bloques en gestación, no se unen y
buscan bajo un procedimiento de consulta popular un candidato único, veo
difícil poder superar al candidato único del Pacto Histórico, más los
liberales, conservadores y de la U, que los apoyan.
El riesgo es aún más grande, cuando los temas
de reelección, ampliación de periodos, vía referendo, cumplimiento acuerdos de
paz, decretos de emergencia, etc., siguen gravitando fuertemente en el
ambiente, muy a pesar de las múltiples manifestaciones del ministro Cristo,
tratando de dar tranquilidad a los opositores, gremios y demás colombianos que
conformamos ese 70% de inconformes con este desastroso e irresponsable Gobierno.
Por más que varios ministros quieran dialogar y
hasta concertar, el presidente solo quiere pelear, desacreditar, irrespetar y
sembrar odio, lo que hace que reine la desconfianza y el temor, y más ahora con
la posición cómplice con Venezuela, que solo nos demuestra que la democracia no
es propiamente lo que más le guste a Petro. Sus actos y formas lo hacen súper
propenso y adicto a la dictadura, acompañada de una infinita corrupción, como
la que hemos visto hasta el día de hoy y que seguramente se multiplicará hacia
el futuro, hechos que al parecer pasarán impunes, como está ocurriendo con
múltiples situaciones por todos conocidas.
Que el Señor nos proteja y el Espíritu Santo
ilumine a los líderes y precandidatos de los bloques en gestación, para que
unidos podamos lograr el objetivo común.