Félix Alfázar González Mira
Dicen que cuando el país estaba en momentos de
quiebre histórico y vientos turbulentos, el viejo López Pumarejo preguntaba, “¿qué
está pasando en Antioquia?”. Parece que la historia es cíclica, repetitiva,
pero con nuevos protagonistas produciendo los aconteceres que van moldeando las
naciones y las regiones.
Contrasta, de modo radical como la noche al
día, lo que está sucediendo con el Estado nacional en comparación con el
departamento de Antioquia. El bogocentrismo, que recauda el 84% de las rentas
estatales, las derrocha con voracidad de nuevo rico en burocracia innecesaria e
improductiva, gastos suntuosos, nuevos ministerios, nuevas embajadas, viajes al
exterior con acompañamiento sin consideraciones y muchos etcéteras; le sale al
paso a la iniciativa más adelantada de las últimas décadas, construida en la
región de Colombia que más puede aportar al desarrollo cierto de la periferia
nacional y a esta en su conjunto. La región antioqueña, liderada en buena hora
por el gobernador más legitimado de los tiempos de la elección popular
establecida en la Constitución de 1991.
La historia nos enseña que durante la vigencia
de la Constitución de 1863 de Los Estados Unidos de Colombia con sus nueve Estados
Soberanos, el país y particularmente Antioquia dio el salto a la prosperidad al
desatarse de los amarres centralistas que le permitieron crear instituciones de
educación técnica, impulsar procesos que alentaron el desarrollo en materia de
caminos, ferrocarril, minería, agricultura y comercio pasando de ser en el
siglo XVIII “la más atrasada del reino a la más opulenta” como lo
presagió Mon y Velarde.
¡Claro! La nación bajó su recaudo del 92% de
las rentas estatales al 48%, el recaudo municipal pasó del 5% al 22% y el de
los Estados Soberanos se incrementó del 3% al 22%. Eso es precisamente lo que
Antioquia está pensando para beneficio nacional. Que Colombia pase a hacer
parte del 16% del club de naciones autonómicas y federales que más aportan al
producto interno bruto mundial, a la riqueza universal con el 70% de esta y
sacarla de ese 84% del club de países centralistas que reproducen la pobreza
aportando escasamente el 30% de la riqueza universal.
El agitador permanente que tenemos de
presidente nos sale con que “este referendo propuesto lo único que
construiría es más pobreza en la mayor parte de los departamentos de Colombia.
Concentrar los recursos en una región es el mayor acto de egoísmo social que se
puede hacer en la historia de un país…” Pero dos cosas si señala
reconociéndolas: que después de 138 años de centralismo se ha construido
pobreza en la mayor parte de los departamentos del país y que el aporte de
Antioquia es vital para las finanzas nacionales.
Eso es lo que está pensando Antioquia de la
mano de su gobernador Andrés Julián Rendón, que avancemos hacia la Autonomía
fiscal de las regiones de Colombia, con rentas propias recaudadas en el
territorio porque el centralismo fiscal en ejercicio desde el siglo XIX, lo que
ha generado es mayor pobreza, que se reproduce décadas tras décadas en los
departamentos. Y a aquellos con generación de menores rentas, se atenderán con
un fondo común que contempla la idea del referendo, garantizándoles mayores
recursos a los actualmente destinados por el presupuesto de la nación.
Decía el general Rafael Reyes en 1905 que el
país requería, después de salir de la Guerra de los Mil Días, “menos
política y más administración”, más gerencia. Eso está pensando y haciendo
Antioquia. Con el recaudo del 86% de las rentas estatales, la Nación y sus
mandos están en bacanales de derroche a borbotones, despilfarros nunca vistos y
corrupción desbordada en todos los niveles que parecen en piñata infantil
inacabable. Esa en la noche centralista, que en contraste con la alborada que
surge en la región Antioqueña donde se recauda, en conjunto todos los
departamentos, el 4% de las rentas; con recorte del empleo improductivo y
burocrático, austeridad en el gasto, ahorro en funcionamiento, achatamiento del
Estado elefantiásico que genera mayor inversión social, desvío de recursos
hacia el desarrollo, generación de empleo productivo, Estado más fuerte y con
mayor propensión a ocupar la totalidad de su territorio; Andrés Julián Rendón
está dando ejemplo nacional de la cierta y real gerencia pública que interpreta
completamente al país nacional y pone a pensar al país político e introduce el
cuerpo de doctrina en el que se ha formado, para beneficio de las comunidades
abandonadas y relegadas históricamente del presupuesto público, en un ejercicio
de austeridad suprime 17 secretarías, adelgazando el estado burocrático
innecesario e improductivo y generando 69 mil millones de ahorros para
inversión.
¡Claro! A López Pumarejo hace 90 años, como
ahora le asiste la razón, “El meridiano político nacional pasa por
Antioquia”.