viernes, 12 de julio de 2024

Justicia politizada y permisiva con el delito

Luis Alfonso García Carmona
Luis Alfonso García Carmona

Cuando la justicia no es imparcial ni eficiente, deja de ser justicia. Durante el régimen de Petro se han agravado sus endémicos males y han surgido nuevos elementos de preocupación:

a. Desafortunada injerencia del poder político en las decisiones judiciales, que se ha visto plasmada en la persecución judicial contra miembros de la Fuerza Pública y destacados líderes de la oposición, tales como Álvaro Uribe Vélez, Juan Felipe Arias y Luis Alfredo Ramos, entre otros. Se aplica un doble rasero con amigos y aliados de Petro acusados de grave delitos relacionados con tráfico de drogas, vandalismo, corrupción o terrorismo, quienes escapan por cualquier medio de la acción de la justicia. Bastaría con investigar si se adelantan con la celeridad debida las investigaciones por los escándalos protagonizados recientemente por personajes como Benedetti, Velasco, Velásquez, Sarabia, Manzur, Roa, el hermano de Petro, el hijo de Petro, Name, Arias, Leyva, y el propio presidente. Recientemente este intercedió a favor de vándalos de la Primera Línea para que fueran liberados.[1]

b. Tolerancia con el execrable delito de narcotráfico, permitiendo la expansión de cultivo, reduciendo las labores de erradicación y otorgando libertad de acción y protección a los capos de las organizaciones criminales.

c. Usurpación de funciones que llega hasta el punto de que el presidente asevera ser el jefe del fiscal general, quien hace parte de la Rama Judicial.[2]

d. Omisión del Gobierno en sus obligaciones de informar a las autoridades judiciales todos los actos delincuenciales presuntamente cometidos por las guerrillas del ELN y FARC y los vándalos de la Primera Línea, y poner a los sospechosos a disposición de los funcionarios competentes.

e. Falta de respeto del presidente con las Cortes, el Consejo de Estado y el Consejo Nacional Electoral por actuar con independencia de su omnímoda voluntad, que le ha valido reprimendas por parte de tales organismos. Como es apenas obvio, tal situación de desorden en la administración de justicia tiene origen en el incumplimiento de los claros mandatos constitucionales, a saber:

·       “Asegurar la justicia” es uno de los fines propuestos en el preámbulo de nuestra constitución.

·       Artículo 121. “Ninguna autoridad del Estado podrá ejercer funciones distintas de las que le atribuyen la Constitución y la ley.”

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