viernes, 19 de julio de 2024

Ladrones muy honestos

José Leonardo Rincón Contreras
José Leonardo Rincón, S. J.

No lo duden, estamos evolucionando como país. Nuestros delincuentes, por ejemplo, cada vez se sofistican más. Había que verlos entrando al estadio de Miami en la final de la Copa América, con boletas falsificadas, otros sin boleta muy orondos y otros metiéndose como salvajes tumbando cercas, saltando muros, mejor dicho… Lo más granado de nuestra delincuencia criolla se dio cita en La Florida, con lo cual evidenció que tuvo para llegar al país del Tío Sam, pero no para pagar la entrada. Claro, si pasaron el Darién podían pasar los controles de seguridad y si entraron a USA sin visa, podrían entrar sin boleta al estadio.

Mientras eso acaecía en los predios cercanos a Disneylandia, en Macondo, nuestros honorables ladrones, haciendo de las suyas como siempre, han esquilmado el erario robándose todo lo que pueden. Bueno, eso siempre lo han hecho y todos lo sabíamos, lo que pasa es que antes no se dejaban pillar y si por mala suerte los agarraban, juraban por toda la corte celestial ser seres angelicales revestidos de inocencia y candor. Hoy día eso ya no importa. Si los descubren, saben muy bien que no va a pasar nada. Unos días de escándalo mediático y después a disfrutar los dolaritos en otras latitudes. A los de malas, casa por cárcel unos meses y después a gozar el fruto de su genial esfuerzo.

Pero la cosa mejora. Antes los agarraban y negaban sistemáticamente tener que ver con el delito.  Hoy, más frescos, viendo cómo fue la suerte de sus refinados predecesores, seguros de que no les va a pasar nada, ya no solo no lo niegan, sino que reconocen sus bellacos actos, cuentan todo ante los medios y aceptan no solo ser ladrones que hurtaron miles de millones de pesos, sino que además hacen el listado completo de las decenas de personajes beneficiarias a quienes sobornaron repartiéndose parte de la marrana. ¿Cómo les parece? No lo duden, estamos ante unos ladrones muy honestos, que dicen la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad, denuncian a sus compañeros y se sienten los chachos del paseo porque saben que aquí no ha pasado nada. Y efectivamente, no va a pasar nada. Quizás se puedan sonrojar al comienzo, pero en realidad están felices y tranquilos. Ya pronto tendrán para disfrutar sus recursos.

La pregunta es, ¿hasta cuándo estaremos así? Nuestros ladrones ya reconocen públicamente su delito, pero el paso que tienen que dar ahora es que devuelvan lo robado. Así debería ser, pero uno ve que la justicia, además de darles su merecido castigo, se empeñe en recuperar los dineros públicos, esos mismos que son del pueblo que pagó impuestos y que ve, impávido, cómo se los robaron. Como esta mala lección se repite y no pasa nada, por eso mismo la gente se anima a robar tan pronto como pueda o le den papaya, así después, con toda honestidad deba confesar que ha sido un ladrón muy decente, muy correcto.