Por: Luis Alfonso García Carmona
Dilapidar tiempo y energías en estériles tareas, mientras
avanza con pasmosa celeridad la difusión e implantación de las funestas
doctrinas que conducen al país inexorablemente a su destrucción, es un lujo que
no podemos permitirnos los colombianos.
No obstante, eso es precisamente lo que viene ocurriendo,
impulsado hábilmente por un régimen centrado en el objetivo de poner en marcha
una revolución en abierta contradicción con la idiosincrasia, las costumbres,
creencias y principios que han modelado la nacionalidad colombiana y dejado
honda huella en su devenir histórico.
En un botafuego permanente contra quienes no comparten
sus dislates se ha convertido el jefe del Estado, olvidando sus roles naturales
de liderar la unidad de sus gobernados y trabajar de manera armónica con todas
las ramas y niveles del poder en busca del bienestar común de los asociados.
Nos ha llevado inconscientemente a una diaria
confrontación para desvirtuar sus falaces, inoportunas y dañinas intervenciones
en los medios virtuales o en sus callejeras apariciones para seguir destilando
odio en lugar de cumplir con los deberes derivados de su investidura.
Columnistas, dirigentes políticos, orientadores de
opinión, analistas de todo género se han visto involucrados en esa vorágine de
comentarios, réplicas y explicaciones sobre las descabelladas alocuciones
presidenciales.
Olvidan tan distinguidos compatriotas que sus inanes
esfuerzos en nada contribuyen a detener la verdadera amenaza que sobre el país
se cierne con paso seguro, pero no tan lento: la conversión de Colombia en un
país esclavo del sistema comunista, totalitario, materialista y criminal, cuya
doctrina inspira al régimen actual y a sus aliados en el gobierno.
Para quienes necesitan refrescar la memoria y para las
grandes mayorías que toda hora reciben un adoctrinamiento sutil a través de los
medios, no dudo en recomendar la lectura de un resumido texto que ha
reproducido el blog La Linterna Azul y pueden encontrar en el siguiente enlace:
Lenin:
números, datos e imágenes de los crímenes del primer dictador comunista – La
Linterna Azul (wordpress.com)
No nos engañemos. Ese es el futuro que espera a los
colombianos si no actuamos ya en la dirección correcta y dejamos de perder el
tiempo en actividades baladíes, como la de dedicarnos a controvertir cada
intervención presidencial, sin proponer acciones efectivas para salir de la
crisis.
No hay otro camino, mis estimados compatriotas, que
derrocar al sátrapa que ocupa indignamente la Presidencia, a través del único
instrumento constitucional vigente, el proceso ante la Comisión de Acusaciones
de la Cámara por violación de los topes de gastos de la campaña.
Pero no termina allí nuestro compromiso para salvar a
Colombia de la maldad y el crimen entronizados en la dirección del Estado:
Debemos ser capaces de convertir ese espontáneo e independiente movimiento de
rechazo que se ha tomado las calles y plazas de las ciudades con el lema de
“Fuera, Petro” en una gran fuerza política que en 2026 llegue al poder para
revertir las infames propuestas revolucionarias de la extrema izquierda y construir
con las mayorías colombianas un país libre, democrático y orientado a
proporcionar el Bien Común, no a favorecer a la delincuencia.