martes, 2 de abril de 2024

De cara al porvenir: ¿Quién es el Petro de Petro?

Por Pedro Juan González Carvajal

Pedro Juan González Carvajal

Seguiré insistiendo hasta la saciedad, que para que una democracia de verdad exista, debe estar soportada por unos verdaderos partidos políticos con filosofía, políticas, estructura de funcionamiento, propuestas y cuadros claramente determinados.

A falta de lo anterior, pues consolémonos entonces con movimientos o pichones de partidos que, al momento de la verdad, es poco lo que aportan.

Si adicionalmente habláramos de una democracia seria y robusta, tendríamos que implementar claros esquemas de relación gobierno-oposición, lo cual, en nuestro país, todavía es mirado como algo herético, ya que la política y los políticos, con sus excepciones notorias como en cualquier actividad humana, viven y sobreviven de los recursos públicos.

Qué falta hace un verdadero partido de oposición, de control político y de seguimiento y evaluación de los resultados que presenta el gobierno de turno, siendo independiente y no mendicante de las dádivas, los contratos o los cargos burocráticos que hoy se presentan como “mermelada”, “mantequilla” o “vaselina”, pero que finalmente son una forma de corruptela institucionalizada donde todos comen y donde todos se quedan callados, empezando por una ciudadanía inerme y ladina, que también fácilmente entra a jugar el juego de la anti democracia.

Es lamentable tener que reconocer que la imagen que hoy se proyecta, es que la principal función hoy por hoy y desde hace ya varios gobiernos de un ministro de Gobierno o del Interior, sea comprar votos -por diferentes vías- entre los congresistas para poder sacar adelante las propuestas del gobierno de turno.

Con poquísimas excepciones recientes, no ha existido en el Congreso Nacional un dirigente que encarne la verdadera oposición política, seria, estudiosa, respaldada en realidades, que le exija, le advierta y ponga al gobierno de turno alerta con respecto a aquellos manejos o posturas que van en contravía de lo anunciado y lo propuesto en campaña y plasmado posteriormente en el mal llamado “Plan de Desarrollo”, o en la manera como enfrenta los hechos y acontecimiento de coyuntura.

Épocas aquellas de Gaitán, Laureano, Alzate Avendaño, por mencionar solo algunos de la época dorada, contando con un Robledo o con un Petro en épocas recientes.

Sin embargo, hoy, se nota ese gran vacío en el Congreso Nacional. Obviamente hay personas bien intencionadas que defienden a sus respectivos líderes a falta de partidos políticos, y quienes, en un malentendido ejercicio del empleo del Estatuto de la Oposición, se han plegado a las estrategias mediáticas tradicionales, y a las redes sociales para decir cosas, opinar sobre cualquier cosa y muchas veces vociferando ante la falta de argumentos por falta de conocimiento y falta de estudio.