Por Pedro Juan González Carvajal
Seguiré insistiendo hasta la
saciedad, que para que una democracia de verdad exista, debe estar soportada
por unos verdaderos partidos políticos con filosofía, políticas, estructura de
funcionamiento, propuestas y cuadros claramente determinados.
A falta de lo anterior, pues
consolémonos entonces con movimientos o pichones de partidos que, al momento de
la verdad, es poco lo que aportan.
Si adicionalmente habláramos de
una democracia seria y robusta, tendríamos que implementar claros esquemas de
relación gobierno-oposición, lo cual, en nuestro país, todavía es mirado como
algo herético, ya que la política y los políticos, con sus excepciones notorias
como en cualquier actividad humana, viven y sobreviven de los recursos
públicos.
Qué falta hace un verdadero
partido de oposición, de control político y de seguimiento y evaluación de los
resultados que presenta el gobierno de turno, siendo independiente y no mendicante
de las dádivas, los contratos o los cargos burocráticos que hoy se presentan
como “mermelada”, “mantequilla” o “vaselina”, pero que finalmente son una forma
de corruptela institucionalizada donde todos comen y donde todos se quedan
callados, empezando por una ciudadanía inerme y ladina, que también fácilmente
entra a jugar el juego de la anti democracia.
Es lamentable tener que
reconocer que la imagen que hoy se proyecta, es que la principal función hoy
por hoy y desde hace ya varios gobiernos de un ministro de Gobierno o del
Interior, sea comprar votos -por diferentes vías- entre los congresistas para
poder sacar adelante las propuestas del gobierno de turno.
Con poquísimas excepciones
recientes, no ha existido en el Congreso Nacional un dirigente que encarne la
verdadera oposición política, seria, estudiosa, respaldada en realidades, que
le exija, le advierta y ponga al gobierno de turno alerta con respecto a
aquellos manejos o posturas que van en contravía de lo anunciado y lo propuesto
en campaña y plasmado posteriormente en el mal llamado “Plan de Desarrollo”, o
en la manera como enfrenta los hechos y acontecimiento de coyuntura.
Épocas aquellas de Gaitán,
Laureano, Alzate Avendaño, por mencionar solo algunos de la época dorada,
contando con un Robledo o con un Petro en épocas recientes.
Sin embargo, hoy, se nota ese
gran vacío en el Congreso Nacional. Obviamente hay personas bien intencionadas
que defienden a sus respectivos líderes a falta de partidos políticos, y
quienes, en un malentendido ejercicio del empleo del Estatuto de la Oposición,
se han plegado a las estrategias mediáticas tradicionales, y a las redes
sociales para decir cosas, opinar sobre cualquier cosa y muchas veces
vociferando ante la falta de argumentos por falta de conocimiento y falta de
estudio.