jueves, 14 de septiembre de 2023

Sin principios ni valores no hay futuro

Luis Alfonso García Carmona
Por: Luis Alfonso García Carmona

Aquí nos hallamos en presencia de ese maquiavelismo impetuoso, irracional, revolucionario, violento y demoníaco, para el que la injusticia sin límites, la violencia sin límites, la mentira y la inmoralidad sin límites, son los medios políticos normales, y que extrae una abominable fuerza de ese carácter ilimitado del mal” (Jacques Maritain)

 

En las sabias palabras de Maritain se sintetiza con precisión la magnitud de la tragedia que vive Colombia desde hace 13 meses.

No obstante, el sistemático trabajo de columnistas y destacados analistas de nuestra política, es tan abrumador el volumen de iniquidades que a diario cometen el Gobierno y sus seguidores contra la estabilidad nacional y contra la dignidad de los gobernados, que la realidad supera con creces la capacidad de diagnóstico. Pasa desapercibido el meollo del asunto, camuflado gracias a la estrategia de distracción orquestada desde la Presidencia del país.

Cabe destacar el meritorio esfuerzo de los veteranos de las fuerzas armadas, algunos representantes del empresariado y activistas independientes de las agrupaciones políticas, que han promovido masivas manifestaciones callejeras de protesta contra la elección y la gestión de quienes asaltaron fraudulentamente el poder. Contrasta esta enhiesta actitud con el servilismo de la clase política que apoya los proyectos gubernamentales a cambio del humillante soborno o se dedica a la búsqueda del poder regional en las próximas elecciones, mientras la revolución comunista se instaura a sus anchas en todo el territorio nacional.

Por fortuna la movilización ha penetrado la mayoritaria opinión de los colombianos, como lo evidencian recientes encuestas que condenan la gestión oficial, especialmente sus intenciones de modificar las normas laborales, el sistema de salud y el de pensiones. Igualmente se ha encauzado la opinión hacia la solución constitucional de que se tramite un juicio político en el Congreso de la República para destituir al elegido presidente debido a que violó protuberantemente los topes de gastos asignados por la Ley a la campaña presidencial.

Aún no comprendemos la razón por la que directivos de partidos que debieran estar en abierta oposición contra este oprobioso régimen, guardan un cómplice silencio y se abstienen de respaldar y promover esta herramienta constitucional otorgada al pueblo para destituir a quienes sean elegidos indignamente para el máximo cargo del Estado.

Hemos reiterado la necesidad de derrocar al presidente por el comprobado vicio presente en su elección. Creemos, asimismo, en la urgente tarea de conformar una gran fuerza capaz de recuperar el poder en 2026 para recatar al país de la destrucción moral y material a la que está sometido por la revolución comunista.

Para contrarrestar lo que Maritain llama la “abominable fuerza de ese carácter ilimitado del mal” no basta con tener buenas intenciones, ni con cambiar un presidente por otro, mientras en el seno de nuestra Nación siga proliferando la ponzoñosa semilla del materialismo marxista que nos desgobierna. Debemos estar revestidos de una coraza de sólidos principios, idóneos para enfrentar y vencer las falacias y engaños de la doctrina marxista-leninista que nos quieren imponer. A modo de ejemplo, y para el estudio de más avezados pensadores que este modesto garrapateador de ideas, presento este decálogo que debiera unir a nuestros compatriotas para dar la batalla cultural contra los enemigos de nuestra identidad:

Primero.- Garantizar el derecho la vida, primordial obligación de cualquier Estado. Gobernar con el propósito de brindar protección a la población en sus vidas e integridad personal. Fortalecer las fuerzas armadas y de policía. Desarticular el terrorismo, los grupos ilegales y las bandas que atentan contra la población.

Segundo.- Propósito de las autoridades debe ser la búsqueda del bien común integral. Se debe velar por el reconocimiento de los derechos primordiales de la persona humana: Que cuente con los medios necesarios para su subsistencia, respeto a su dignidad como persona, derecho a tener y disfrutar de sus bienes.

Tercero.- Implementar un sistema de justicia que decida en forma imparcial y honesta los litigios. Implica una reforma a fondo del aparato judicial para escoger por méritos a los magistrados y que su juzgamiento sea independiente de los intereses políticos. Incluye una modificación de la ley penal para que sea eficaz en la lucha contra el delito, el narcotráfico, la corrupción y el terrorismo.

Cuarto.- Responsabilidad del Estado en el desarrollo económico del país y en la generación de empleo digno para toda la fuerza laboral. Debe reducirse el tamaño y costo del Estado para aplicar sus recursos al fomento del crecimiento, especialmente en el campo y en las ciudades intermedias.

Quinto.- Defender la democracia, respetando las decisiones del pueblo, eliminando el fraude en las elecciones, corrigiendo nuestro sistema electoral para que el país sea dirigido por sus mejores hombre y mujeres. Se implantará la designación de los servidores públicos por méritos y no por recomendaciones políticas.

Sexto.- Proporcionar adecuada asistencia a la población más débil y vulnerable. Protección especial a la vejez, a la niñez, a los marginados de los sectores más olvidados del país, a los nonatos, a los indígenas esclavizados por grupos armados, a los desempleados, a las madres cabeza de familia, a los discapacitados y a quienes se encuentren en estado de extrema pobreza.

Séptimo.- Otorgar especial protección a la familia tradicional, núcleo fundamental de nuestra sociedad. Combatir todo aquello que pretende su destrucción como la ideología de género, el aborto, la difusión del materialismo ateo y marxista en la educación de los hijos.

Octavo.- Respetar el derecho de los padres en la educación de sus hijos. El Estado, como auxiliar en esa tarea, debe proporcionar los medios para que nuestros hijos puedan convertirse en buenos ciudadanos, formados en valores cívicos y espirituales, y con una idónea formación para desempeñarse con éxito en la vida laboral o empresarial.

Noveno.- El Gobierno debe respetar y hacer respetar la soberanía nacional , contra toda indebida intromisión de otros Estados o de organizaciones internacionales en los asuntos internos.

Décimo.- El Gobierno debe ser absolutamente respetuoso del Estado de derecho y actuar conforme a la Constitución y a las Leyes, así como a los preceptos contenidos en el Derecho natural y el Derecho de Gentes.