Por José Leonardo Rincón, S. J.
Mi
amigo Carlos Alejandro me invitó anoche a cine. Le encantan las películas de
terror y quería invitarme a una de las que están en cartelera, pero todas las
boletas estaban ya vendidas de modo que resultamos viendo “Gran turismo”.
Si me hubiera preguntado ¿quieres ir a ver “Gran turismo”? Le hubiese
respondido que no, por poco sugestivo el título, quizás demasiado light. Vaya
sorpresa, resultó excelente, tanto que leyendo ahora el índice de satisfacción de
los espectadores que la vieron está en el 97%, yo con ellos.
Jann Mardenborough es el
protagonista y está basada en la vida real. Así se las cuente, tienen que
verla. Hay acción, hay romance, hay drama, hay suspenso, hay pasión, hay muchas
lecciones para la vida.
Por eso puse el título,
cuando se quiere se puede, porque este muchacho de familia modesta es un
apasionado del Playstation y ha gastado tantas horas jugando carreras de carros
que su padre no solo lo considera un vago, sino que no le ve mayor futuro. Jann,
por su parte, sueña pasar de la virtualidad a la realidad y lo logra, no solo
consiguiendo licencia de la Federación Internacional de Automovilismo sino
llegando al podio de vencedores en Le Mans.
Hay que verla y valorar las lecciones
para la vida que nos deja. Menciono algunas:
* Pasión: como decía Hegel, el filósofo alemán:
nada grande en el mundo se ha hecho sin pasión, hacer con gusto lo que a uno le
encanta.
* Tenacidad: hay que insistir, persistir y nunca
desistir, cuando se tiene un noble propósito en la vida.
* Constancia: porque vence ella lo que la dicha
no alcanza.
* Exigencia: el que quiere azul celeste, que le
cueste.
* Disciplina: una vida ordenada consigue metas
soñadas.
* Convicción, así todos a tu alrededor duden de
ti y de tus capacidades.
* Coraje, porque hay que levantarse rápido
cuando se cae y no darse por vencido.
* Rectitud en el cotidiano proceder, la trampa y
el atajo no son el camino.
Padres de familia y educadores pueden encontrar
en esta película, inspiración. Hay que creer en nuestros jóvenes y apoyarlos en
lo que a ellos contribuye a dar sentido a su vida. Nuestros jóvenes tienen
potencialidades increíbles para ser excelentes, hay que ponerles grandes retos y
desafiarlos a alcanzar grandes metas: el permisivismo y el laxismo no son el
camino. Con el cuento de que esta generación es de cristal, frágil, débil,
vulnerable y que se quiebra solo con mirarlos fijamente, se ha propiciado una
mediocridad galopante, una apatía generalizada, un sinsentido de la vida.
“Gran turismo” muestra el caso de alguien que convencido de lo
suyo evidencia que cuando se quiere se puede. Y esto es una lección de vida
pues nunca es tarde para alcanzar lo que se quiere. Nunca será fácil, no todo
será color de rosa, pero valdrá la pena. Solo se vive una vez.