Por: Luis Guillermo Echeverri Vélez
Ponencia
presentada en el foro Sostenibilidad y Transición Energética. Pasos necesarios
para tener un mejor país
Introducción
Quiero agradecer a Hassan Nassar y a
la revista Alternativa por invitarme a este importante foro para plantear ideas
de cómo realizar una transición energética lógica y sensata dentro del contexto
de compatibilidad entre el desarrollo socioeconómico, el calentamiento global y
el cambio climático.
Esta presentación se conceptualiza
desde el punto de vista del sentido común, compaginado con la implantación de
nuevas tecnologías como elemento necesario en todo proceso transformacional.
No soy técnico ni especialista, pero
he tenido la oportunidad de aprender y conocer personalmente la diversidad
colombiana y global, y los procesos relacionados con la materia. Desde el Fondo
Nacional del Café y Proexport-Colombia, tuve como economista agrícola la
posibilidad de hacer unos análisis de todas las regiones y la productividad nacional
como país tropical andino y entender lo que ello significa. Desde el directorio
del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), durante 8 años, pude conocer a
fondo 48 países del mundo y analizar sus realidades geográficas, ambientales, políticas
y sus condiciones de vida socioeconómicas, y después tuve el gran honor de
poder colaborarle al país en la Presidencia de la Junta de Ecopetrol.
En esta ponencia sobre me refiero a varios
ejes fundamentales que tienen que integrarse al hablar de transición energética:
· La
compatibilidad de la convergencia tecnológica con el desarrollo humano cultural
y socioeconómico.
· El cuidado y el
aprovechamiento de la biodiversidad y las forestas tropicales.
· El recurso minero-energético
en todas sus formas, empezando por el manejo hídrico y la debida exploración,
explotación y mitigación ambiental de todo tipo de minerales.
Fundamentos de transición
energética: la experiencia en Ecopetrol
Con miras a poder delinear un plan
responsable de transición energética de corto, mediano y largo plazo para el
grupo empresarial Ecopetrol, que ayudara al país y la región, desde principios
del 2019 analizamos con expertos mundiales todas las variables asociadas al
cambio climático, al calentamiento global y al desarrollo energético.
Lo hicimos en paralelo al desarrollo
de la metodología con la cual iniciamos una transformación integral de todos
los flujos de negocio sujetos de mejora; trabajamos con la administración en una
arquitectura que nos permitiera un proceso de cambio tecnológico innovativo y acelerado
mediante la implantación de sistemas digitales que habilitaron a la empresa a concluir
su transición de ser una petrolera bajo modelos de asociación, a ser un grupo regional
y global de servicios, dedicado a todo el sector energético a partir del 2021 y
con metas claras a 10, 20 y 40 años, que comprendía mejoras críticas en todo el
negocio de hidrocarburos, avances en gas y descarbonización e incursión en
nuevas formas de generación, transporte y distribución energética.
Entendiendo la importancia de la
anticipación a la velocidad del cambio y que el mundo está pasando de la “economía
del conocimiento” a la “economía del comportamiento” (Behavioral
Economics), emprendimos ese proceso de cambio completamente apalancados en una
función tecnológica, para poder hacer mucho más eficiente todo el concepto de
parámetros ESG: (Ambiente, Social y Gobernanza y Administración Corporativos).
Nos apoyamos en todos los aspectos de
la convergencia digital y tecnológica aplicada en tiempo real a la recolección,
proceso y analítica de datos, mediante sistemas de manufactura avanzada y economías
circulares, internet de las cosas, inteligencia artificial, robótica, nanotecnología
y realidad aumentada, lo cual le garantizó al grupo seguridad física,
eficiencia operativa y eficacia financiera, que se vieron reflejadas
inmediatamente en la forma en que logramos navegar la depresión que causó la
pandemia y en los resultados económicos de los años 2021 y 2022.
Así fue como llegamos al concepto metodológico, operativo y administrativo bajo parámetros T.E.S.G. que trabajamos con denominación de SosTecniblidad®.
Apalancados en el extraordinario talento humano existente en Ecopetrol y sus casi 100 compañías y en tecnologías de punta, se logró en pocos meses terminar de implementar y fortalecer con inversiones intensivas, una transformación muy grande que ya había iniciado la empresa desde 2016, pero requería el compromiso de una junta directiva que desde la primera reunión creó un Comité de Tecnología e Innovación, con el fin de respaldar una administración completamente abierta y enfocada al cambio.
Todo esto se plasmó en la estrategia
corporativa del Grupo Empresarial Ecopetrol que se aprobó bajo el nombre de “Plan
Estratégico 2040”.
Hablemos de
cómo se debe abordar plan lógico para Colombia en materia de transición
energética.
¿Qué no podemos
y qué podemos y debemos transformar, y cómo?
Empecemos por decir que todas las
transformaciones y los cambios positivos, a lo largo de la historia de nuestra civilización,
son cambios tecnológicos, y no pertenecen al mundo de la ideología, la retórica
ni de la demagogia propia de la política.
Lo anterior quiere decir que la
transición energética es un objetivo global de largo plazo, un proceso tecnológico
innovativo continuo en el tiempo que requiere mucha inversión económica, y que
sea constante y consistente.
Es un proceso de análisis, planeación,
desarrollo de conocimiento y capacidad humana, digital y científica dedicada a
la adaptación e implementación y compaginación de sistemas innovativos y nuevas
tecnologías.
Entendamos también que hay dos tipos
de cambios: los que nos impone la naturaleza, y aquellos que son producto de
una función de conocimiento científico y tecnológico.
No existen cambios generados por los
humanos que no estén relacionados con la ciencia y la tecnología. Los cambios
fundamentados en ideologías, por lo general, resultan opuestos a los primeros y
definitivamente no pertenecen al mundo especulativo ni a realizades factuales.
El cambio climático tiene dos factores
determinantes: Unos exógenos que pertenecen a las dinámicas de la naturaleza
universal y sobre los cuales no tenemos control los seres humanos. Otros
endógenos que sólo podemos mitigar parcialmente mediante el desarrollo de
nuevas tecnologías, su adopción cultural e implantación económica.
Los exógenos: son aquellos factores
que dependen más de la rotación de la Tierra, de lo que le pase a la galaxia,
de la Luna, del Sol, de en qué punto esté el planeta dentro de unas órbitas
elípticas, de cuál es la inclinación y rotación sobre el mismo eje terrestre,
todo lo cual determina cambios ineludibles que se van dando en periodos mucho
más largos de tiempo, pero que se manifestarán en un momento determinado, de la
misma forma en que hoy sabemos que ocurrió y sigue ocurriendo la transformación
tectónica de planeta.
Los endógenos: son los que están
dentro de la atmósfera y con relación a los cuales, los humanos sensatamente debemos
comprender cómo abordar la transición energética como un proceso en el tiempo que
atienda dos tendencias inevitables: la descarbonización y la electrificación.
Hablar de transición energética es un
proceso complejo y costoso, que para nada se relaciona con el “Abra-cadabra”
del abuso que representa un discurso políticamente correcto sobre ambientalismo.
Se trata de que encontremos nuevas soluciones tecnológicas que compaginen un
proceso gradual de descarbonización, con nuevas formas de proveerle a la
humanidad nuevas soluciones que atiendan una creciente demanda energética,
eléctrica y calórica o alimenticia.
Por tanto, la transición energética
necesariamente depende de que un país tenga los recursos económicos, el talento
humano y la infraestructura para implementar las nuevas soluciones de contar
con esas energías, de forma compaginada con el cuidado del medio ambiente y con
el bienestar y la calidad de vida que nos puede ofrecer esta era del conocimiento.
Esto se complica más en países en vía de desarrollo con las complejidades
presupuestales propias de un ingreso medio.
Tiene que ser un propósito global, no
un tema partidista ni electoral, el propender por no alterar negativamente los
ciclos y las fuerzas de esos factores endógenos que determinan la vida en los pocos
kilómetros que conforman las tres capas de la biósfera.
Para una ilustración general sobre
estos aspectos recomiendo un video en YouTube de “History Channel”, un
programa de dos horas que cuenta la historia de la formación del mundo,
expresada de una forma bastante lógica y didáctica.
¿Cuál debería
ser el plan de transición energética de Colombia y cómo debe engranarse con el
plan de un grupo energético que es el que está llamado a ser el abanderado de
la energía en el país, a 20, 50 y a 100 años?
A mi juicio es algo que tiene que
existir como política de Estado con metas realizables de corto, mediano y largo
plazo, que en lugar de eliminar los ingresos estatales que le permiten una
sostenibilidad energética en el mediano plazo, utilice esos recursos y los
ingresos que generan el petróleo y el carbón para ir haciendo un puente, basado
en gas, que conduzca al crecimiento de generación energética por medio de
formas existentes y de nuevas tecnologías que aún están por desarrollarse e
implementarse a niveles que puedan sustituir lo existente.
Pero aquí ningún político habla de ello
con propiedad, sólo utilizan los conceptos básicos acomodándolos a su propia
conveniencia. Hablan del cambio climático y la transición energética, como
hacen con otras banderas ideológicas minoritarias, como una bandera ideológica
sin respaldo en el mundo real para armar un movimiento o un partido desde el
cual abusan del erario y engañan al elector y al ciudadano.
Y la retórica populista ideológica no
debe ser el camino del cambio en materia de transición energética y menos de la
mitigación del cambio climático. Estos son asuntos que tienen que hacer parte
de un propósito global no de una sola nación. Debemos entender que la huella ambiental
actual de Colombia es simplemente una parte pequeña, tal vez el 0,2% de todo lo
que pasa en el ambiente del planeta, de manera que de poco o nada nos sirven políticos
hablando por todo el mundo de que van a ser los salvadores del cambio climático
y el calentamiento global, cuando nada hacen internamente por combatir aspectos
tan críticos como:
a. La deforestación. Que incluye la
devastación de la biodiversidad, la depredación de especies en vía de
extinción, la contaminante y devastadora minería ilegal no tecnificada y sin
mitigación alguna, la explotación ilegal de maderas duras y los atentados
terroristas a la infraestructura de transporte de hidrocarburos.
b. La
colonización. Muchas
veces forzosa y engañosa de zonas aisladas con propósitos de politiqueros y de
lucro individual o de colectivos legales o ilegales.
c. Los
conceptos de desarrollo indeseado. Como la sustitución de cultivos en
zonas aisladas y donde sólo debe haber selva tropical húmeda o proyectos de
reforestación natural o comercial.
d. La
deforestación para la siembra de cultivos ilícitos. Coca, amapola
y mariguana, su proceso, producción y comercialización de cocaína, heroína y
cannabis como drogas adictivas, que integran toda la cultura social y económica
criminal asociada al narcotráfico y al narcoterrorismo.
Desafortunadamente los políticos en la
civilización actual solo tienen un interés personal en el corto plazo,
representado en sus políticas de gobierno y no en la formación de políticas de
Estado, y ello se relaciona con que el paso por el poder es efímero y carece de
la real determinación y capacidad de implementar transformaciones sostenibles.
Hay tres valores
prioritarios que deben ser políticas de Estado no banderas de campañas ni
simples políticas de un gobierno.
Entonces, ¿qué es lo que hay que
cambiar para recorrer en el tiempo un camino a una transición energética, lógica,
sensata y sostenible?
Primero. Defender la
diversidad y multiplicarla;
Segundo. Defender el
agua que es energía, aprender a manejar el recurso hídrico con tecnología y
multiplicar la producción o transformación energética;
Tercero. Educar, como el
elemento cultural, el valor más importante para que los dos anteriores puedan
sostenerse. Entender que tenemos un gran capital humano, inexplotado, subestimado,
falto de educación.
Como nación debemos concentrarnos en crear
la cultura del mejoramiento ambiental mediante la participación de toda la
ciudadanía en la siembra de árboles y en la reforestación y su cuidado, del aprendizaje
de idiomas, matemáticas, civismo e ingenierías, en lugar de estar enseñando
odio y resentimiento como ha hecho Fecode con la niñez y la juventud.
Debemos dejar de predicar una
transición energética prohibitiva y politizada, hay que enseñarle al ciudadano del
futuro cómo prepararse científica y tecnológicamente, para poder realizar cambios
transformacionales positivos, como el manejo del agua y la generación de
energías limpias.
Además, hay acciones
que no dan espera
Y voy a tratar de terminar esta
intervención, diciendo lo siguiente: en Colombia tenemos que hacer tres cosas:
Primero. Desarrollar
responsable, legal, técnica y eficientemente el potencial minero-energético que
nos dio la naturaleza cuando creó nuestra variada y accidentada geografía.
Si Colombia quiere tener con qué poder
abordar una verdadera transición energética en el tiempo, necesita incentivar y
desarrollar al máximo todo el sector minero-energético, pues es la única fuente
económica de base para poder progresar y poder invertir en que la nación no sólo
proteja, sino que pueda convertirse en un polo de inversión en biodiversidad y energía,
y que pueda multiplicarlas, porque eso es lo que nos dio la naturaleza como
país tropical-andino.
Este no es un país agrícola en
términos comparativos con los subtrópicos o las zonas estacionales, nosotros
somos tropical-andino o montañoso y la agricultura y las forestas de nosotros
se fundamentan en la fotosíntesis y la exuberancia no en la productividad de
cultivos estacionales, por ende es muy limitada y lo seguirá siendo, porque no
hay las tierras tractoréales, porque lo que hay son llanos y fronteras de
suelos deficientes y ácidos en montañas y en las planicies, y porque allá llega
el agua de las épocas de lluvia y destruye todo, o llega una sequía y también
se queda parado todo porque no tenemos los manejos de esos flujos de agua.
Segundo. Crear un
sistema integrado de manejo de aguas.
Entonces, necesitamos un sistema
integrado de manejo de agua y lo que eso valga es financiable en el largo plazo,
pues el mundo entero lo necesita.
Primero, hay que abordar el análisis
de los flujos hídricos del país y mejorar la medición y la predicción meteorológica
y el análisis cuantitativo de todos estos para, sobre esa información y esa
data o ese blue print, empezar a construir un sistema integrado de
manejo de agua que venga del sur al norte, de las cordilleras a las planicies y
a la selva.
Esto implica que haya desarrollo de
una infraestructura que necesita el país para tener un manejo adecuado de los grandes
flujos perdidos de agua que tiene, y aprovechar que no estamos como muchos
otros países o como California llevando del bulto sin agua. Aquí lo que pasa es
que la tenemos en abundancia, pero no la sabemos manejar, no tenemos la menor
idea de cómo manejarla.
Entonces, aquí tendría que haber ya un
sistema integrado de manejo hídrico del país que pueda administrarse en tiempo
real, que integre el cuidado de las cuencas, y ello no quiere decir que no se
haga minería, sino que se realice bien con tecnologías de punta y se deje de
lado ya la doble moral que protege con su silencio la minería ilegal y el daño
ambiental sin mitigación de ninguna naturaleza.
Tercero. Emprender el cuidado
de la biodiversidad.
Mientras deforestemos para sacar
madera, sembrar más coca, para abrir indebidamente fronteras ganaderas, para
acabar con la vida animal y vegetal, y no tengamos identificados con
información satelital en tiempo real toda esa problemática y no contemos con un
verdadero sistema policivo ambiental que sea fuerte, y no empecemos a sellar
territorios de selva tropical húmeda, mientras no emprendamos una política de
Estado a largo plazo bajo el concepto multimodal que hemos llamado “seal the
rainforest”, con tecnología de avanzada y no comprendamos que los polos de
desarrollo, y la agricultura de la seguridad alimentaria deben estar cerca de
los mercados y de la infraestructura de transporte, y que las poblaciones agrícolas
toda la vida han sido nómadas en función de esas oportunidades, seguiremos acribillando
la biodiversidad, sembrando el cultivo que mata y afectando el principal pulmón
de la humanidad que es el sistema andino-amazónico.
No podemos hablar de biodiversidad
cuando se tumban dos hectáreas de bosque tropical húmedo para sembrar una
hectárea de coca, y cuando deforestamos las cuencas hídricas para sembrar heroína
en la parte alta de las montañas.
Tenemos que entender el valor del trópico
donde una foresta si se deja sola sin la presencia del ser humano se restituye
y empieza a oxigenar nuevamente en 16 meses o tres períodos de lluvias.
Nada tiene que ver eso con hacer una
minería legal y bien hecha y lo mismo pasa con los yacimientos no
convencionales, con la extracción del gas y con todos esos elementos que son
los únicos que nos pueden dar la riqueza para educar esta gente que luego es la
gente que va a evitar que nos convirtamos en nuestro propio hormiguero y que, a
la vez, nos convirtamos en una solución para el planeta, en materia energética
y en materia de manejo hídrico.
Consideraciones
finales
El agua es vida, el agua es energía, y
gracias a ello tenemos la gran riqueza que representa la biodiversidad y una
capacidad única y variada de generación de energías limpias que debemos
financiar en el futuro con los réditos de una juiciosa utilización de la gran
riqueza de recursos no renovables que nos otorgó la naturaleza.
Esos recursos enterrados no sirven
para nada, por el contrario, bien explotados son el puente al desarrollo y a
una sociedad del conocimiento.
Comparen cuánta biodiversidad hay en
un bosque europeo o asiático, con cuánta biodiversidad hay en nuestro bosque
tropical húmedo que es el ombligo y el abdomen del mundo, y verán que Colombia
no solamente está localizado estratégicamente para convertirse en un gran centro
(HUB) energético y de vida, de biodiversidad, de estudio, de ciencia, de
desarrollo, de nuevas tecnologías, de nuevas ideas. Mientras aquí, localmente,
hemos elegido proteger el negocio y la cultura de la cocaína, en los cuales
solo nos darnos bala y nos llenamos de odio, dejándole el país a una parranda
de delincuentes.
Nacimos como una nación minera y
tenemos que poder llegar a ser una verdadera potencia minera que genere los
recursos para que la nación pueda proyectarse hacia el futuro y sobre eso
construir una infraestructura responsable, educar la gente, cuidar el bosque
tropical húmedo, sacar los recursos naturales, hacer el mejor aprovechamiento
para que esa transición que llamamos cambio climático, pueda estar acompañada
de un gran cambio tecnológico y de una nación de avanzada en la era del
conocimiento, en una nación que sea la que lidere todo lo que pase en este
epicentro que cubre el Caribe, Centroamérica, los países andinos, incluso
Brasil, en materia del manejo del territorio y sus recursos, integrado y bien
hecho.
Si no se cuida la biodiversidad y a la
vez se activa el sector minero-energético, si no se cuidan y administran los
flujos hídricos y se genera más energía limpia por todos los métodos habidos y
por haber, si aquí todo sigue sometido a las conveniencias politiqueras, no se
puede llegar a nada diferente a la administración de un empobrecimiento
exponencial que nos llevará a ser miserables sentados en una gran riqueza.
Ecopetrol se dejó con un plan 2040 que
a mi juicio no debe ser tocado y que ya perdió un año en su debida ejecución.
Cerraron los pozos petroleros, dijeron que no a los proyectos de ciclo corto,
yacimientos no convencionales o el mal llamado “fracking”, les mandaron
a los mercados el mensaje de que no van a hacer contratación petrolera hacia el
futuro.
Es decir, en tan solo un año hicieron
todo lo contrario a lo indicado y que venía siendo crítico para el Estado y el
país: dijeron aquí vamos a renunciar a los principales ingresos del Estado, a vivir
en la miseria y no nos vamos a abocar a ser una sociedad de conocimiento
apalancada en los recursos naturales, en la ciencia y la tecnología que hoy en
día tenemos disponible, no vamos a realizar el cuidado de las fuentes hídricas
ni vamos a manejar los flujos de agua, ni vamos a proteger todo lo que
representa la floresta tropical húmeda para el futuro de la civilización.