viernes, 21 de octubre de 2022

Reflexiones sobre las causas de la hecatombe

Epicteto, el opinador
Por Epicteto, el opinador

Vuelvo a opinar, movido por las inquietudes de mis contertulios, que a cada momento ponen a prueba mi agudeza con sus atinados cuestionamientos.

No se explican, por ejemplo, que un país como el nuestro, con una de las democracias más antiguas del continente, con una opinión mayoritariamente inclinada al pensamiento de derecha y centroderecha según las encuestas, y con un prudente manejo de su economía en las últimas décadas, haya caído en este desbarajuste moral, político, económico y de seguridad en tan solo dos meses del nuevo gobierno.

Buscan la explicación en las postreras causas, cayendo así en un estéril inmediatismo, sin profundizar en los primigenios factores causantes del desastre. A menudo, como es sabido, los árboles impiden ver el bosque.

Sabíamos de antemano lo que acarrearía la llegada de la izquierda radical al poder. Nadie podía llamarse a engaño, pues los propios voceros de esta se encargaron de propalar a los cuatro vientos las reformas que introducirían. Venían con ánimo de venganza, amenazando a todos los que en el pasado han cometido el delito de combatir la violencia o el narcotráfico; plantearon reformas a los impuestos para aumentar el recaudo aunque fuera desestimulando el crecimiento económico; anunciaron su propósito de dinamitar las estructuras de las fuerzas armadas y de la policía, como castigo por su heroica lucha contra el terrorismo y el narcotráfico; se comprometieron con los vándalos, corruptos presos en las cárceles y narcotraficantes a beneficiarlos con la impunidad; conquistaron votos prometiendo expropiaciones a granel y entrega de tierras a sus seguidores; no tuvieron ningún recato en dar a la luz su plan de asaltar los ahorros pensionales de los colombianos.

¿Cómo fue posible, entonces, que semejante despropósito hubiera sido premiado con la mayor votación tanto en la elección de Congreso como en la de presidente?

Cuatro causas surgen de un primer análisis para explicar este monumental descalabro para la sociedad colombiana:

Primera. Las elecciones no las ganó la izquierda en las urnas sino en la Registraduría. Desde hace más de dos años se venían denunciando todos los movimientos efectuados por el Gobierno nacional y las autoridades electorales para favorecer a la izquierda, así como las irregularidades en la contratación de las empresas que efectuarían los escrutinios sin que sus programas pudiesen ser auditados. Los procesos electorales, plagados de irregularidades fueron objeto de numerosas reclamaciones que no fueron atendidas. Tanto el presidente de la República como el registrador, el CNE, la Fiscalía, y la Procuraduría se negaron a lo más obvio, que hubiera sido practicar un reconteo donde existiera sospecha de fraude. Pero todo estaba diseñado para que el triunfo fuera de la extrema izquierda.

Segunda. La compra de votos, origen de la corrupción política que padecemos, se manifestó de manera abrumadora en favor de la candidatura de la izquierda. Aparte del patrocinio gubernamental, conseguido con interpretaciones contrarias a la Constitución y a la Ley, contó el Pacto Histórico con monstruosas sumas que, según múltiples informaciones, provenían del narcotráfico, de la guerrilla de las FARC y del ELN, de sus gobiernos amigos de la izquierda y de las organizaciones internacionales afines al Nuevo Orden Mundial y a la ideología marxista. Ningún otro candidato o grupo político pudo contar con suma siquiera cercana a la de los vencedores.

Tercera. Gran parte de la votación fue obtenida gracias al mensaje demagógico de la izquierda, con el cual vienen engañando a los pueblos desde hace más de un siglo. Prometiendo reparto de tierras, aumento de salarios, congelación o rebaja de servicios públicos, expropiación a las clases oligárquicas, subsidios de todo orden a la población, etc. Desafortunadamente, son muchos los votos determinados por las más bajas pasiones, por la más supina ignorancia o merced al adoctrinamiento marxista de la población estudiantil.

Cuarta. Manifiesta incapacidad de los dirigentes de derecha y centro-derecha. Carecieron de una estrategia seria capaz de llegar al corazón de los ciudadanos.

No tuvieron la necesaria generosidad para unir fuerzas con anticipación para salvar al país, a pesar de que eran de público conocimiento los planes del Foro de Sao Paulo y del Grupo de Puebla para tomarse el poder en Colombia.

Fueron gravemente perjudicados con el rechazo mayoritario del pueblo al gobierno del presidente Duque; su falta de apoyo al partido de gobierno; su condescendencia con las FARC; su falta de autoridad que permitió a la izquierda apoderarse de las calles e incendiar al país; sus insistencia en endeudar al país para cumplir los acuerdos de La Habana sin exigir nada a cambio; su falta de liderazgo para enfrentar el crecimiento de los cultivos ilícitos y el vandalismo; la inoperancia de su gobierno frente a problemas como el endeudamiento público, los altos costos del Estado, la corrupción en la Administración de Justicia; la falta de defensa de la soberanía nacional frente al Tratado de Escazú y al intervencionismo de la ONU y otras entidades en asuntos propios del país; y su absoluta falta de acción para prevenir o contrarrestar los planes intervencionistas del Foro de Sao Paulo y la izquierda internacional en Colombia.

Como decía antes, estas causas inmediatas del calamitoso resultado electoral tienen detrás otros factores que les dan origen y que analizaremos en próxima oportunidad, para no fatigar a los lectores ni volvernos empalagosos.

Me he aventurado a expresar algunas verdades, conocidas de algunos, pero no suficientemente analizadas, pues considero mi deber apartar la ignorancia y no callarme para evitar algún conflicto. En esto sigo sin temor la reflexión de Marco Aurelio:

Es terrible, en efecto, que la ignorancia y la excesiva complacencia sean más poderosas que la sabiduría”[1].



[1] MARCO Aurelio. Meditaciones, Editorial Gredos, 1977, pag. 105