martes, 14 de junio de 2022

¿La criminalidad al poder?

Luis Alfonso García Carmona
Por Luis Alfonso García Carmona*

Podrás engañar a todos durante algún tiempo; podrás engañar a alguien siempre; pero no podrás engañar siempre a todos. (Abraham Lincoln)

La publicación de comprometedores videos en los que se destapa, por boca de los principales estrategas y asesores de la campaña “petrista”, la inmoralidad y el maléfico cinismo que emplean para llegar al poder nos ha dejado estupefactos.

No se puede caer más bajo ni actuar de manera más vil y rastrera contra la honra y el prestigio de los demás. La capacidad de Petro y sus cómplices para mentir y saltarse las normas legales y las de la decencia no tiene parangón en la historia política de Colombia.

Como advirtió uno de los asesores de esta banda criminal denominada “Pacto Histórico”, si esto llega al conocimiento público estamos perdidos. ¿Con cuál autoridad moral seguirán atacando a su rival, el ingeniero Rodolfo Hernández? ¿Cómo van a ocultar ante la opinión pública su monstruoso plan de tomarse el poder mediante la combinación de todas las formas de lucha, legales e ilegales, como lo aprendieron en la cartilla marxista-leninista?

No tardó el rey de la mentira, el exguerrillero Petro, en atribuir el descubrimiento de su asquerosa estrategia a una infiltración en su campaña, cuando la verdad es que el origen de este monumental escándalo es el arrepentimiento de uno de sus militantes que se sintió imposibilitado moralmente para persistir en tan ignominiosa conducta.

Ya lo dijo el Evangelio: “Cuidado con los profetas falsos; se acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis” (Mt 7, 15-20)

El aprendizaje del candidato de esta cuadrilla delincuencial estuvo signado desde muy joven por el crimen: secuestros, violaciones, asesinatos, magnicidios como el del Palacio de Justicia, actos terroristas. Entendió que para eludir la acción de la Justicia todo vale: Inclusive robarse el expediente del proceso donde fue condenado para poder aspirar al Senado, a la alcaldía de Bogotá y ahora a la Presidencia en contra de un claro mandato legal que impide elegir a quien haya sido condenado. Recordemos que el propósito de la quema del Palacio de Justicia no era otro que el de desaparecer los expedientes que conducirían a la extradición de Pablo Escobar y otros capos de la mafia.

Me resisto a pensar que todavía existan en Colombia millones de compatriotas que crean en el absurdo sartal de mentiras que ha empleado este falso profeta con piel de oveja para conquistar su voto. ¿Será que puede más el odio de clases o el castigo a quienes se han atrevido a desafiar a la guerrilla y a quienes lograron reducir el área sembrada de cocaína?

La abominable estrategia del comunismo, descubierta en los videos que circulan por todos los medios, nos indica a las claras que el objetivo no es otro que llegar al poder y convertir a nuestra querida patria en otro “paraíso bolivariano” como Venezuela, Cuba o Nicaragua. Para alcanzarlo están dispuestos a pasar por encima de todo y de todos. ¿Vamos a permitirlo los colombianos?

Cualquiera que sea el motivo que algunos tengan para abstenerse de votar o para votar en blanco a sabiendas de que dicho voto no tiene ningún efecto legal, me permito señalar que por encima de cualquier razón está la supervivencia de Colombia y el bienestar de los colombianos y de sus hijos. Todas las demás razones deben ceder ante el fin supremo de salvar a Colombia.

Dejemos de creer en los falsos profetas. Basta con mirar su oscuro pasado, sus despreciables aliados y su ignominiosa forma de hacer política.

En este momento en que el país sólo pide tu voto para no convertirse en un estado-prisión bajo el látigo comunista, como el que padecen hace 60 años nuestros hermanos cubanos, no te quedes en casa sin votar. Te convertirías en cómplice de esta irreparable tragedia que no tiene marcha atrás.

Aunque los secuaces del exguerrillero impulsen el voto en blanco, ya sabemos que ellos masivamente votarán por su candidato y lo que pretenden es restar votos a su contrincante. No caigamos en esa infantil treta. Votemos en contra de Petro y su banda de malhechores. El ingeniero Hernández es un hombre probo, bien intencionado, no contaminado por la vieja política y está acompañado de Marelen Castillo, una mujer de origen humilde, pero con una excelente preparación y una vida dedicada a la cátedra universitaria.

La decisión es muy fácil: Votemos masivamente por Colombia y el futuro de nuestros hijos; no entreguemos el país a quienes pretenden destruirlo.