Por Pedro Juan González Carvajal*
Bajo la perspectiva de mis 64 años largos de vida, es
evidente que ese período de tiempo tan significativo para mí, pero tan
insignificante para el universo, ha estado marcado por algunos acontecimientos,
hitos y mojones que han dejado huella a través del tiempo.
Hablo solamente de acontecimientos no personales ni familiares,
sino propios del entorno.
Miro hacia atrás y recuerdo como si fuera hoy la noticia
radial de la muerte del Papa Juan XXIII, del asesinato del presidente Kennedy y
de Martin Luther King. La visita del general Charles de Gaulle durante el
gobierno del presidente Valencia. La muerte de “Sangrenegra”. Las protestas
estudiantiles en Francia, los viajes espaciales y la llegada a la Luna, la
muerte del Che Guevara, el festival de Woodstock, la visita del Papa Pablo VI
en el gobierno de Carlos Lleras, el empate 4 a 4 con la Unión Soviética en el
mundial del 62 y el mundial del 70 con el Brasil del ensueño.
Nuestro Festival de Ancón, las Bienales de Arte de Coltejer.
Los crímenes cometidos por “Carevieja”, Pedro Nel Goéz Tavera y Posadita, y el
secuestro y asesinato de Diego Echavarría Misas, que estremecieron la parroquia.
La llegada de la televisión a color, los Juegos Panamericanos de Cali, las
hazañas del boxeador Bernardo Caraballo, de Pambelé, de Rocky Valdés, de Martín
Emilio “Cochise” Rodríguez, de Álvaro Mejía y de Víctor Mora con sus triunfos
en la maratón de San Silvestre, además de los Juegos Centroamericanos y del Caribe
del año 1978.
El incendio del Edificio de Avianca, el traslado del
Edificio de Cudecom, la demolición del Teatro Junín, la construcción del
edificio Coltejer y las sucesivas ampliaciones del Estadio Atanasio Girardot.
El Frente Nacional, las elecciones enredadas que perdió el general
Rojas Pinilla, la guerrilla, la guerra de Vietnam, los viajes de Nixon a Rusia
y China, y luego su renuncia, las acciones mediáticas del M19, las matanzas de
José Fedor Rey y/o Javier Londoño y la masacre de Tacueyó. La Guerra de las Esmeraldas.
La toma del Palacio de Justicia, la tragedia de Armero, la bonanza marimbera,
las crisis financieras locales, el derrumbamiento del Grupo Grancolombiano y de
don Félix Correa, la primera Copa Libertadores del Atlético Nacional, el
asesinato de Andrés Escobar, las gestas ciclísticas de los “escarabajos”. El
atentado contra el Papa Juan Pablo II. Algunos temblores de tierra que
afectaron entre otras poblaciones a Manizales y a Popayán.
El asesinato de varios candidatos presidenciales, las
bombas en El Espectador y el DAS, la derribada del avión de Avianca, las
primeras extradiciones, la muerte de Pablo Escobar.
Los reinados de belleza de Cartagena, la Feria de las
Flores y los alumbrados navideños, así como la visita a los monumentos en Semana
Santa, las temporadas de zarzuela y de teatro, los primeros Festivales
Internacionales del Tango, el surgimiento de la “nueva ola” con los grandes
baladistas, el boom literario latinoamericano.
La inauguración de la fuente del Parque de Bolívar. El Renault
4, la construcción del Palacio de Exposiciones, la llegada del primer avión
Jumbo al aeropuerto Olaya Herrera, la puesta en funcionamiento de la Avenida Oriental,
la inauguración del Aeropuerto José María Córdoba y la inauguración del Metro
de Medellín, de Teleantioquia, de los Cables, del Edificio Inteligente de EPM,
del Museo de Antioquia y de la Plaza de Botero, y el Premio Nobel de Literatura
para nuestro gran Gabo.
Para mis coetáneos y contemporáneos, es posible que estos
sucesos sean también comunes y que de alguna manera vamos envejeciendo juntos a
medida que nuestro entorno se va transformado y que quienes han sido, ya no
son.