De la manera más cínica ha adelantado su
campaña el candidato de la extrema izquierda, con la certeza que siempre lo ha
acompañado de que es un “intocable” que puede burlar la Ley a su antojo.
Que le es lícito calumniar a sus contrincantes
a sabiendas de que sus amigotes en el aparato judicial y en los medios saldrán
en su apoyo.
Que puede pactar alianzas con terroristas,
narcotraficantes, corruptos y extraditables y luego disfrazarlas con el
eufemismo del “perdón social”.
Que le está permitido pasarse por la faja las
normas electorales, como lo ha hecho desde el comienzo de la campaña.
Que puede recibir ofertas de dinero de empresas
financieras que buscan beneficios en su gobierno o acordar con otros
empresarios que paguen directamente gastos de la campaña para no tener que
declararlos ante el CNE.
Que puede contratar impunemente criminales
nacionales o extranjeros como estrategas políticos.
Que puede reunirse, a espaldas de los demás
partidos, con funcionarios de la Registraduría y proveedores del software que
procesará los escrutinios.
Que puede seguir utilizando toda clase de
tretas para seguir ocultando su largo prontuario criminal y el de sus aliados.
En fin, sin haber sido elegido ya se cree con el
omnímodo poder para hacer lo que le venga en gana, llevándose de calle todos
los principios de la moral y la ética, y pasando por encima de los derechos de
los ciudadanos.
¡Pero he aquí que le estalla una demoledora
bomba en el centro mismo de sus criminales maquinaciones!
Llegó a conocimiento de la revista Semana una
serie de videos donde se desenmascara la sucia estrategia utilizada para
perseguir a sus oponentes. Se confirmaron las acusaciones que circulaban sobre
los verdaderos e inconfesables métodos empleados para la toma del poder, por
cualquier medio, lícito o ilícito.
Se vinieron al piso los argumentos con los que
pretendían enlodar al candidato independiente Rodolfo Hernández. Los asesores
de Petro no atinan a justificar lo injustificable. Trataron de descalificar el
origen de la evidencia, se echaron la culpa unos a otros, y están como locos inventando
bulos en sus borreguiles bodegas.
Nos viene a la memoria la renuncia de Nixon
cuando el descubrimiento del “Watergate”, o el cuento del “hacker” utilizado
por Santos para ganar en segunda vuelta a Zuluaga.
No tendrá tiempo ni argumentos este candidato,
apodado Andrés o “el Cacas” dentro de la militancia del M19, para recuperarse
de este tremendo misil que le acaba de explotar en sus narices.
Las gentes buenas de Colombia, que forman una
mayoría aplastante, han perdido toda credibilidad en el engañoso discurso de
odio del candidato del Foro de Sao Paulo. Ya nadie cree en un cambio liderado
por esta banda criminal del Pacto Histórico. Ni mucho menos en sus demenciales
propuestas de acabar con el petróleo y con las represas hidroeléctricas,
robarse los fondos de pensiones, emitir billetes para crear una monstruosa
inflación y aumentar los impuestos para gastar a manos llenas con sus amigos.
También fracasó su intento de dividir el voto
del antipetrismo, promocionando el voto en blanco. Se descubrió su verdadera
intención de perjudicar a Rodolfo Hernández.
Es el comienzo del fin en la ya larga carrera petrista
de embustes, traiciones, crímenes de lesa humanidad, atentados contra la honra
de los demás y de impunes violaciones al ordenamiento legal y a la ética en la
política.
Estamos a las puertas de salvar a Colombia.
Solo falta cumplir el domingo con el deber de votar. ¡Por Colombia, todos
podemos hacer más!