Por Antonio Montoya H.*
El principio de
la justicia es lograr la verdad, fallar en derecho, con pautas dadas a través
de la jurisprudencia, la doctrina y con criterios ciertos. Esa es la justicia
que nos enseñaron en las aulas universitarias, la que obedecía a la sana
interpretación de los hechos para proferir un fallo justo; obviamente una de las
partes podría perder, pero el desarrollo del proceso casi que cantaba ese
veredicto y al juez que lo emitía lo encumbraban sus propios colegas y su
imagen era respetada por la opinión pública, lo cual le permitía subir en la
pirámide judicial. De esta manera muchos de auxiliares de juzgados llegaron a
ser magistrados de tribunales y luego ascendieron a las altas cortes; no era un
proceso corto, era lento y llegar allí era por méritos, no por politiquería
como es hoy.
La Constitución
del 91, politizó la justicia, a la rama judicial, y eso ha traído grandes
perjuicios a la institucionalidad. Es tan cierto que existen magistrados de la
corte pagando penas de prisión por corrupción en sus decisiones, ya fuese por
acción o por omisión, pero siempre, de por medio, está el dinero que los
corrompió. En la rama judicial nos encontramos con hechos que conllevan
procesos contra jueces, fiscales y auxiliares; esto no se veía antes y es por
causa directa de la Constitución del 91, ya que no se eligen por méritos se
designan a dedo y por compromisos adquiridos.
De manera que aquí
se requiere un cambio profundo, estructural, que le devuelva la dignidad a la
justicia y para ello hay que alejarla de la política y de los políticos.
Miren un caso
reciente como es el de la revocatoria: leyes claras, procesos claros, términos
precisos y resulta hoy, que después de un año, se dice que se suspenda el
proceso porque se dijo que se contrató a un abogado por la suma de $1.500
millones, lo cual no fue cierto. Se certificó en ese despacho que nunca se pagó
ese dinero y lo expresó el abogado. Sin prueba alguna, sin soportes, quieren
torpedear un proceso a través de medios judiciales. Esa decisión de cerrar la
investigación desde hace un año, fue planeada, la tenían prevista esos señores
para cuando se presentara la necesidad y esta surge cuando tienen que
certificar la validez de los datos contables, lo que permitiría que el
presidente fije fecha de ir a las urnas para votar si el alcalde continua o se
va. Canallada contra Medellín y los antioqueños, pero se persistirá hasta la
victoria final.
Se han
interpuesto contra el alcalde de marras, demandas penales a título penal por
muchas personas, se le han puesto quejas en Procuraduría, Contraloría, Fiscalía,
es decir, en todas las “ías” y no pasa nada. Entiendo que hay hasta demandas
por temas sexuales y no pasa nada, entonces ¿cómo creer en la pronta y eficaz
justicia? Es la respuesta que los fiscales y jueces nos deberían dar. Qué
remedo de justicia, para unos sí actúa rapidez sustentada en falsedades y para
otros, los procesos son lentos y dilatados en el tiempo.
Las razones
para revocar están, han sido expresadas por el vocero, y a los otros ciudadanos
que tenían la intención de participar les impidieron hablar. Qué equidad,
igualdad y justicia… me río de ellos. Precisamente este sistema judicial es el
que hay que cambiar por un sistema democrático que sea válido, al que no se le
permita darse el lujo de impedir procesos legítimos. Y si el alcalde se cree
tan fuerte, pues demuéstrelo en las urnas y confirme que el pueblo esta con él.
Razones para un
cambio en Colombia son muchas, sí existen. Simplemente las enumero porque se
hablan de ellas y nunca pasa nada por lo que considero nosotros mismos debemos empoderarnos
y actuar; ellas son entre otras:
a. Reforma al Congreso
(disminución de congresistas, menos tiempo de vacaciones, congelar salarios por
algunos años, pagar por asistencia, mayores requisitos para ser congresista) en
fin cosas concretas y no pasa nada.
b. Exigencia de
requisitos para contratar con el Estado y nunca aceptar contratación directa.
c. No pagar
anticipos en los contratos.
d. Que se
emitan fallos en procesos pendientes de corrupción, que son miles y miles, y se
dan en todo el país. Un día de estos enumeraré a muchos de ellos.
e. Que no
exista casa por cárcel para nadie.
f. Que se
cumpla la ley, y no es un pedido, es una exigencia.
g. Que a los
militares se les juzgue con el mismo rasero de la justicia especial.
h. Que los
exguerrilleros se ganen el cargo en elecciones, no regalados y sin pagar
condena alguna.
i. Que los
jueces fallen en justicia, con base en el ordenamiento legal colombiano y no con
base en sus propios criterios.
j. Que los
violadores nunca vuelvan a la calle.
k. Que los
feminicidas, se pudran en una prisión, sin derecho a llamadas, ni visitas.
En fin, todos
tenemos opiniones diversas que enriquezcan estos prioritarios cambios y por
ello los invito a que me escriban y entre todos construyamos el país que
queremos.
Pero, los
invito a que iniciemos el cambio con la revocatoria del alcalde de Medellín.
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