Por Antonio Montoya H.
En todo grupo social que esté unido y que además sobresale
por el sentido de superación en el logro de objetivos, siempre se percibe que
existe un propósito común, que es el que les da fuerza y coherencia al trabajo
que se realiza. Para cada caso, para cada proyecto, el propósito común puede
variar, pero siempre está presente la unidad del grupo y la perseverancia para obtener
resultados.
En Colombia tenemos un sentimiento de nación, que es el que
podemos diferenciar del concepto de Estado, y que entendemos por él, en un
sentido simple, a “un grupo social delimitado espacialmente bajo el seno del
cual se ejerce el poder político, económico y social”. Por ello aceptamos
que Colombia, nuestro territorio, que linda con dos mares y las naciones de Brasil,
Ecuador, Perú, Venezuela y Panamá, se diferencie de ellos por el propósito, por
el sentido de unidad, por la perseverancia en trabajar unidos y desarrollarnos
por el apoyo de cada uno para que cada región sobresalga. Al final intentamos
que cada parte del territorio prospere y logre superar las dificultades de su
región y así el sentido de nación impere y mantenga su unidad.
Por ello, en mi opinión, es más importante el sentido de
unidad, de propósito común, que el mismo territorio. Como ejemplo puedo decir
que los palestinos y los israelitas, que son grupos humanos unidos por la
historia, la tradición y sus creencias, fueron primero naciones que Estados.
Por lo tanto, hoy en Colombia debemos recuperar ese sentimiento
de unidad, de propósito común, y para iniciar debemos aceptar que no hay lugar,
región o sitio que sea más importante que otro y que cada conciudadano es igual,
independiente de la gran ciudad que habiten o del pequeño lugar de residencia
que tengan. Allí, en cada lugar, podemos tener un sentido de nación, aquello
que nos hace sentir parte de algo, en este caso, de un territorio y de un Estado.
He tenido la oportunidad de recorrer nuestro territorio
tanto la zona del pacifico, como la del atlántico
y desde Nariño hasta la guajira y puedo
afirmar que todas y cada una de las personas con las que comparto se sienten
felices de vivir y haber nacido en Colombia, pero, todas ellas esperan y desean
una mejor presencia del estado en sus territorios y con esos conceptos podrán apreciar ustedes como el sentido de
nación existe, pero imploran presencia del estado, por lo tanto en las regiones
tenemos serios problemas económicos y sociales y debemos resolverlos.
Todo esto me lleva a pensar que es importante que pensemos,
actuemos y cambiemos el modelo de gestión administrativo en nuestra Colombia. Debemos
descentralizar, dar vida a la autonomía regional que implora la región de la
costa y que también añora Antioquia, y así dividamos el país en regiones autónomas,
que tengan más control y decisión de sus ingresos y de sus propios proyectos. No
se trata de separaciones, seguiremos siendo un solo país más descentralizado,
no dependiendo del centralismo que nos ahoga, y así las asambleas
departamentales y los concejos municipales serán más importantes y valiosos en
el desarrollo de cada región. Seguramente será una sola asamblea por región y se
continuará con los concejos municipales.
Aprovecho la oportunidad de dar respuesta a un ciudadano,
amigo mío, por cierto, que me dijo que yo prefería a los antioqueños por encima
de los de las demás regiones, lo cual no es cierto. Así le respondí, porque
tengo conocidos que valoro, aprecio y en general veo el esfuerzo de cada una de
las personas de esas regiones por superarse y eso a mí me llena de emoción. Tienen
mi apoyo, los impulso y quisiera poder hacer más por el mejoramiento de las
condiciones de vida de ellos y sus familias, pero, lo que sí es cierto es que
he logrado la unidad del territorio en muchos aspectos, en el respeto, la
valoración de las características étnicas propias, sus tradiciones y necesidades.
Reconozco la importancia de sus regiones y cómo se le aporta al folclor. Cada
uno de ellos reflejan la sensación de unidad y de sentido de nación, por lo
cual, al final de cuentas, no tengo sino agradecimiento y aprecio por todos
ellos y sus familias.
Todo esto para reafirmar que cada región podrá superarse y
crecer si sus dirigentes trabajan por la región, se crean empresa grandes o
pequeñas, se respetan los dineros públicos y damos mejores condiciones de vida
a nuestros hermanos colombianos.
Los invito a que ese sentimiento de nación, el querer
pertenecer al Estado de Colombia, sea para mejorar, superarnos y pensar en el
bienestar colectivo y no en el personal.
Un Estado autonómico, respetuoso del derecho de las otras
regiones, facilitará el apoyo y trabajo conjunto entre regiones para hacer un país
grande y libre, así tendremos todos un propósito común.