Por Antonio Montoya H.
Recientemente, en Chile, obtuvo el triunfo en las
elecciones presidenciales el candidato de la izquierda Gabriel Boric,
estudiante de derecho, manifestante en las calles por mucho tiempo, hombre que
no ha ocupado cargo público alguno y sin experiencia empresarial. Así,
representando a la izquierda, quiere cambiar el destino de ese país, resultado
que veremos con el trascurrir de los meses y años siguientes.
Allá se tuvo la experiencia en el año 1970, con un hombre
preparado, médico, intelectual y de izquierda, un soñador que fue candidato a
la presidencia tres veces antes de obtener el triunfo. Hablamos de Salvador
Allende, quien impetuosamente instauró el cambio y se perdió la industria, se
cerraron los hospitales, se encareció el costo de la vida, se abandonó el agro
productor, en fin, en pocos años se dio un golpe de estado y los militares
encabezados por Augusto Pinochet, se tomaron el país. Y se originó una
desbandada de la izquierda por todo el mundo. Pinochet gobernó con mano fuerte,
fue reelegido y luego dejó el poder, pero continuó con el mando del ejército y,
como siempre ocurre, luego de estar muchos años idolatrado por su pueblo, cayó
en desgracia, fue sometido a juicio, perseguido y condenado. Hoy no se reconoce
su trabajo en defensa de la institucionalidad, en la creación de empleo e
industria, se habla del como si fuera ave de mal augurio.
Espero y deseo que no se repita la historia y este
presidente logre mantener el crecimiento y desarrollo de Chile, y termine con
la vandalización de las ciudades, que tanto daño hace a una nación, crisis de
la que fue parte activa.
¿Por qué un país como Chile cae nuevamente en la izquierda?,
es una pregunta difícil de explicar, pero puedo decir que influyó mucho la
pandemia, que generó desempleo, hambre y cierre de empresas, además, también se
debe considerar la caída en las encuestas del presidente Piñeres y la promesa
de una nueva constitución que se está formalizando a través de la constituyente
que allí se aprobó.
Esta enseñanza, deseo traerla a colación en este articulo
porque nosotros, en Colombia, hemos sido gobernados por personajes de izquierda
en Bogotá y Cali, y los mal llamados independientes, en otras ciudades como Medellín
y Pasto, sin olvidar el departamento del Magdalena, con resultados desastrosos
en sus gobiernos, sobre todo en Bogotá y Cali, terrible, sin coherencia
administrativa, despilfarro, empobrecimiento de las ciudades, promoviendo
manifestaciones, cierre de vías, daños a la propiedad. Ellos, así y todo,
quieren gobernar el país, qué esperanza.
Tengan claro y no se les olvide que la izquierda, el
comunismo, llegan al poder para quedarse, entronizarse y no soltarlo sino por
las malas. Cierran Congreso, cambian la Constitución y viene el acabose. Sin
miedo se los digo si llega a ganar lo que representa Gustavo Petro, el país, se
divide, viene el conflicto y se acaba.
También digo sin temor que Antioquia no admite gobiernos
que nos vulneren los derechos, nos acaben con el tejido empresarial, con la
innovación, con el respeto por la propiedad privada, la libertad de movimiento,
la libre expresión, el empleo y el desarrollo social. Puede verse reflejada esa
vocación de liderazgo e independencia en la lucha que se tiene con el proceso
revocatorio para sacar un alcalde que no genera confianza, ni respetabilidad.
Ciudadanos, es hora de reflexionar y pensar con seriedad en
qué país desean vivir, en el que promete y no cumple como el liderado por la
izquierda populista, que no ha generado a través de sus líderes una sola
empresa, no ha generado un solo empleo, porque han vivido de la burocracia, la
misma que desean acabar, la que ellos utilizan para vivir y allí, devengando
como congresistas, sin pagar un solo día de cárcel, los que secuestraron,
mataron, violaron, extorsionaron y que ahora se hacen pasar como demócratas
cubiertos en las sombras de la democracia que ellos mismo combatieron y
quisieron destruir. Es un oscuro futuro el que nos depara Petro y sus secuaces,
Timochenko y su banda de terroristas protegidos por la JEP; vaya país el que
vamos a tener, sin democracia, sin libertades.
Tenemos la opción del otro país en el que vivimos hoy, al
que sin duda alguna hay que hacerle reformas de fondo, quieran o no quieran los
congresistas actuales, en el que la justicia opere, que las cortes sean
independientes y no elegidas por el Congreso, que no existan ternas del
presidente, en fin, donde la rama judicial sea independiente, piense en
Colombia y no en intereses propios, que sea aquella justicia que dé
tranquilidad y confianza.
Que el congreso se disminuya a la mitad, que existan una
serie de requisitos para ser elegido congresista, la sola edad no basta, que
trabajen todo el año, que se castigue la inasistencia, y que estudien y
analicen qué es lo que sirve en miles de leyes que se aprueban sin sentido y no
tienen ningún interés para el ciudadano, es decir, que tengamos menos leyes
pero que sean eficaces se cumplan.
Que tengamos más autonomía en las regiones, administrativa
y fiscal, que el centro no sea Bogotá, sino que las regiones o departamentos
tengan sus propios tributos y de ellos envíen un porcentaje a la capital, pero
no todo, o casi todo, como ocurre hoy, y que las asambleas y concejos sean el
centro del gobierno, fortaleciendo la vida en los municipios.
Hay que estar de acuerdo todos en lo fundamental, que es
que la corrupción tanto pública como privada se extirpe de la mente de
cualquier persona, que el que sea funcionarios públicos es porque quiere servir
al país.
Si hacemos esto y actuamos en orden y disciplina tendremos
un país democrático, respetuoso de la ley y con desarrollo social, un país
donde todos tengamos espacio, y la muerte y la violencia desaparezcan.
Que lo que pasó en Chile, Perú, Nicaragua, Cuba y Venezuela,
y lo que va a suceder en Brasil, no nos asuste, y nosotros tomemos decisiones
contrarias a las impuestas en dichas naciones.