Por Antonio Montoya H.
Ha pasado mucha agua bajo el puente desde que
hace ya más de un año y tres meses, en Antioquia, diversas personas en forma
individual, ciudadanos de a pie, que no ejercen la política, iniciaron, sin
conocer a fondo la tramitología, un proceso de firmas para revocar al actual
alcalde de la ciudad de Medellín,
quien contra todo pronóstico, desde el
inicio de su mandato, mostró la verdadera intención que no era propiamente la
de administrar la ciudad y por el contrario utilizó inadecuadamente los
recursos a su disposición.
Basta mencionar el caos generado en EPM, con sus
cambios de junta directiva, el retiro y nombramiento de gerentes, vinculación
de personajes sin conocimiento, sin méritos y sin cumplir requisitos, hasta las
múltiples acciones devastadoras en el Jardín Botánico, Ruta N, las secretarías
de despacho, el abandono de la ciudad y sus calles, el crecimiento desaforado
de los habitantes de la calle, el fortalecimiento de su clan familiar en los
despachos municipales, los contratos, los conflictos con silleteros, con la comunidad
y la mala imagen que genera con sus decisiones en la banca nacional e
internacional.
Todo ello hizo crecer el descontento ciudadano
y los diversos movimientos que se formaron para el proceso revocatoria. Entendieron
que la unidad hace la fuerza y después de varias reuniones se gestó dicho
acuerdo que se denominó el Pacto por Medellín, que logro infundir fe y
confianza en nuestros ciudadanos. Los líderes de esos grupos son Andrés Rodríguez,
Alejandro Posada, Julio Enrique González Villa, Luis Fernando Duque, Yesenia Ramírez,
Luis Alfonso García y otros hombres y mujeres que, con tesón, día a día, han
mantenido viva la llama de la antioqueñidad, el respeto por los valores y
principios que nos rigen y han logrado el objetivo ansiado en su primera etapa
que es la recolección de firmas suficientes para que la revocatoria sea un
hecho y se convoque a votación.
No han sido pocas las batallas que se han
librado y ganado, entre las cuales enumero: a. El Consejo Nacional Electoral
(CNE), b. el propio alcalde, c. los enemigos de la revocatoria en las calles
insultando, arrebatando planillas y asustando a los recolectores, d. las
bodegas que desinforman, e. el presidente, apoyando al alcalde, f. funcionarios
públicos que consideran que no era necesaria la revocatoria, g. las dilaciones
judiciales, h, las tutelas ganadas, en fin, todo un entramado que impedía la
tarea de recolección, pero, esa fuerza arrolladora de la ciudadanía creció hasta
obtener 245 mil firmas, que nos garantizan que se convoque a la votación para
la revocatoria.
Faltan aún pasos importantes para lograr el
máximo objetivo, pero lo que sí podemos afirmar es que hoy existe un deseo
firme, intensó en los ciudadanos por avanzar en el proceso revocatorio lo que
en su momento fue una mera expectativa, se trasformó en una ola fuerte,
poderosa, que atrae y motiva y que con seguridad nos conducirá al triunfo.
Medellín, su gente, su civilidad y educación, ven
con tristeza como en poco más de año y medio la ciudad parece un basurero,
brillan por su ausencia el respeto el orden y la disciplina, extranjeros
burlándose de nosotros paseando a su novia o amiga, como si fuera un animal, lo
cual es inadmisible y la autoridad ahí esperando órdenes del jefe.
Se lograron las firmas, ahora invito a todos
los ciudadanos de Medellín, sin importar raza, sexo, edad o condición que
juntemos nuestras manos y unidos en una sola vos, vamos a las urnas y cambiemos
el rumbo de Medellín, Antioquia y Colombia.