viernes, 22 de enero de 2021

Biden, católico y demócrata

José Leonardo Rincón Contreras
Por José Leonardo Rincón, S. J.*

El 46º presidente de Estados Unidos es también el 2º católico e igualmente demócrata que llega a la Casa Blanca. Hace 60 años fue John F. Kennedy como el más joven, en tanto ahora Biden lo hace como el más longevo. Juró cumplir la Constitución y la Ley, después de asistir devotamente a la eucaristía en la catedral dé Washington y de hacer bendecir su mandato con una plegaria a cargo del jesuita Leo Donovan, amigo de su familia.

El Papa Francisco en su mensaje de felicitación le pidió trabajar por el entendimiento, la reconciliación y la paz en una nación que desde su fundación ha sido inspirada por valores éticos, políticos y religiosos. Lo exhortó, además, a acertar en sus decisiones en la búsqueda de construir una sociedad caracterizada por la auténtica libertad, justicia y respeto de la dignidad y los derechos de todas las personas, especialmente de los pobres, los vulnerables y los sin voz.

A pocas horas de iniciar labores, el nuevo Presidente, entre otras, tomó tres decisiones muy importantes que reversaron las determinadas por su predecesor y que sin duda hicieron eco del llamado pontificio: No a que Estados Unidos construya un muro en la frontera con México; no a que Estados Unidos abandone la Organización Mundial de la Salud; no a que Estados Unidos abandone el Acuerdo de París sobre el cambio climático.

Ya Francisco hace años tuvo su pública diferencia con Trump a propósito de ese nuevo muro de la infamia que pretendía construir. Entonces le dijo que no se debían levantar muros sino tender puentes. Estados Unidos es esencialmente un país de inmigrantes, pero muchos de quienes lograron instalarse allí, arribistas y desclasados, olvidaron sus orígenes de pobres y desterrados y no quieren que otros ahora lo hagan.

Del mismo modo, era un despropósito que el país mayormente aportante de la OMS, en plena pandemia, dejara a la deriva esta institución que ayudó a fundar precisamente para buscar mejores oportunidades de salud pública para todas las naciones del mundo, especialmente las más necesitadas.

Y en la misma dirección, que la nación más poderosa asumiera la actitud negacionista respecto del cambio climático e ignorara deliberadamente este gravísimo problema global era un absurdo exabrupto. Si algo llama la atención la encíclica Laudato sí es precisamente que el mundo es nuestra casa y que la obligación moral que todos tenemos es cuidarlo, protegerlo y hacerlo sostenible.

Ya los críticos y opositores, que los ha tenido desde antes de asumir su cargo, cuestionan si como católico obedecerá al Papa extranjero o a la Constitución que juró defender. No. Obedecerá su conciencia bien formada como demócrata y al hacerlo coincidirá no con los llamados romanos, sino con los principios evangélicos que han orientado siempre a la humanidad por siglos, sin distingos odiosos, sin exclusiones, sin macartizaciones ni polarizaciones, buscando siempre lo mejor para todos. No lo duden. Bienvenido Biden, católico y demócrata.